martes, 13 de julio de 2010

CARENCIA AFECTIVA: Leticia Thompson


La carencia afectiva es un mal que afecta
a todos los rangos de edad, culturas y clases sociales.
Es peor que la gripe, que viene y se va,
o un mal que mata de inmediato.
Es un mal que consume a las personas despacito.
La indiferencia de la sociedad actual de cara a los
problemas del mundo,
hace que las personas se sientan
solas y carentes.
Preferimos cerrar los ojos a lo que pasa
a nuestro alrededor (e incluso fuera de él)
que enfrentar la realidad de la vida de los demás,
con sus problemas.
Existen cada vez más personas solitarias cuanto más
crece la población.
Las personas tienen sed de amor.
El problema es que rara vez quieren ser fuente.
Y en ese engranaje hay mucha gente infeliz.
Entonces se corre de un lado para el otro,
algunos intentan encontrar compensación a nivel profesional,

otros en religiones, creencias y sectas.
Internet también hace parte de ese mundo.
Aquí se buscan amores,
amistades y certezas de que algo existe todavía,

capaz de compensar la falta de afecto.

Más que hablar, necesitamos vivir.
El día que las personas comprendan que
la solución está dentro de ellas mismas,
entonces el mundo tendrá una oportunidad para salir de este caos.

Si quieres ser amado, ¡Ama!
¿Quieres recibir una sonrisa? ¡Sonríe!
¿Quieres recibir e-mails? ¡Manda!
¿Quieres cariño?
Da ternura hasta no aguantar más.
¿Quieres atención? ¡Sé atento!

Tal vez no funcione de inmediato.
Es un remedio que necesita de tiempo para
comenzar a surtir efecto.
Pero, cuando estés curado interiormente,
vas a ser otra persona,
de forma tal que será imposible no recibir
en retorno la felicidad que repartiste.


Tenemos la costumbre de querer comprar todo.
Pero muchas cosas en la vida necesitamos plantarlas,
cuidarlas y cosechar con nuestras propias manos.
No todo se vende y se compra, y el afecto es
parte de esas raras cosas.
Vivamos de manera que podamos ser los
primeros en dar afecto, amor, atención.
Seamos los antídotos del odio y de la indiferencia.
Todo lo que venga después, será compensación.
Estaremos contribuyendo así para una
sociedad más humana,
más justa y más equilibrada. 








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domingo, 11 de julio de 2010

Diego Huerta Photographer: The day that color didn't exist / El día que no tuvimos color


 Una serie muy original de fotografías del paso de Alex por Monterrey, que parten de la desgracia que hoy todos conocemos para llevarnos de la mano a palpar la grandiosidad del espíritu humano que se impone ante cualquier condición adversa del exterior.


   Al final de la serie de fotografías vienen los nombres de las ONG y los números de cuentas bancarias a las cuales  pueden hacerse donativos en favor de los damnificados neolonenses.   Así como ellos se han hecho presentes cuando en otras partes del país ha habido contingencias qué lamentar, así nos toca ahora a nosotros acudir con nuestras aportaciones, partiendo de la regla de oro: "No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a tí."


   Seamos generosos: Es de elemental justicia social hacerlo.

Diego Huerta Photographer: The day that color didn't exist / El día que no tuvimos color

CONTRALUZ, Julio 11, 2010



AL FILO DEL LLANTO


María del Carmen Maqueo Garza

Hoy me topo de frente con la muerte, veo su cara chata frente a la mía.  Como ha sucedido en ocasiones anteriores, por un momento la tengo tan cerca que  percibo sus estertores como cavernas en mi oído y se  me eriza la piel.   Estoy sumida en mi dolor, quiero conseguir la valentía para ponerlo de lado y lanzar mi mirada más allá, hacia el horizonte; arrancarme las penas del momento, y hablar sobre la vida.
Un puñado de ciudadanos responsables fue sorprendido por la muerte en el cumplimiento de una labor social, así como así, en un segundo.  Ellos tuvieron la partida de los privilegiados, no sufrieron en el trance.  El dolor cae a marejadas sobre sus seres queridos tomados por sorpresa, hay padres; hijos; hermanos; parejas; amigos…Hoy nos hallamos todos y cada uno con el corazón socavado por la ausencia, por el nunca jamás que se instala muy dentro y que en este momento parece más vasto que el océano mismo…. Pero hay que hablar de la vida, por lo menos es lo que ellos hubieran querido, lo sé.
Bien dice el viejo refrán que llegamos a este mundo llorando mientras que otros gozan, y que es en verdad afortunado aquél que parte en gozo mientras otros le  lloran.  Este fue el caso de ocho hombres buenos, cada uno dispuesto a aportar lo mejor de sí mismo para lidiar con los daños  que la naturaleza implacable estaba generando.  Habiéndose arrancado molicies, egoísmos y hasta el  propio resguardo se lanzaron sin pensarlo dos veces, a seguir trabajando por los demás.  En estas condiciones  sobrevino la tragedia.
¿Por qué suceden eventos tan terribles  a personas tan buenas?... No lograremos abarcarlo con nuestra mente ni desmenuzarlo a partir de nuestro duelo personal; habrá entonces que depositarlo dentro de nuestro corazón para asumirlo con profunda fe, poquito a poco, así como las cucharadas de luna que recomienda el gran poeta.
Los conocimos a todos: A algunos por su gestión pública; con otros y sus familias nos une una profunda amistad.  A todos los lloramos; lamentamos su juventud y todo aquello que ha quedado trunco, huérfano, aquello que ya no lograron realizar…
Desde la perspectiva que da el dolor es difícil apartar la vista de esas flores que hoy nos confirman que han partido para siempre. Sin embargo es momento de sacudirnos las penas para retomar la vida; tratar de entender de una vez por todas, que para el hombre recto la existencia terrenal es sólo el prólogo a la gran obra, un prólogo que tratamos de escribir con la mejor pluma, la de nuestros actos congruentes.
Entonces  recordémoslos,  traigamos a la memoria sus rostros, sus risas, sus palabras, pero sobre todo mantengamos vivo ese  legado de amor que dejan a su partida.  Al evocarlos no hablemos de los proyectos que alguno de ellos planeaba  realizar; hablemos de las obras que terminó, de las vidas que tocó a través de su generosidad.
…No hablemos de los momentos difíciles que pasó; del daño recibido a cambio de su mejor empeño.  Hablemos del modo como logró sobreponerse a esos contratiempos con alegría, con  entusiasmo, y la esperanza puesta en cada recodo del camino.
Tal parece que no  hemos entendido que la vida es una ruta interior que se emprende a través del espíritu; hay quien lo comprende y lo ejercita, y termina pronto su sagrada misión de ser persona.  Hay quienes pasamos muchos años más con las manos metidas en los bolsillos, sin  terminar de asimilarlo.
Hoy lloramos a quienes partieron sin decir adiós; el cielo permita que ese llanto nos limpie la conciencia para comenzar a ver con otros ojos  lo que es en verdad trascendente.
El ser material se somete a los rigores de la naturaleza, en tanto el ser espiritual emprende desde este puerto mortal ese   viaje al que toda alma buena aspira.
¡Qué modo tan afortunado de levar anclas de cara al cielo, sin hacer olas, sin alharaca, con la misma sencillez que tuvieron sus actos generosos en esta vida!  Parten ligeros como niños,  dejan la pompa y el duelo para quienes aún no hemos comprendido la verdad última, y caemos pasmados ante la pérdida.
Un hombre hace camino, deja huella, no con sus palabras sino con su actuar gentil y su ruta callada, como queriendo pasar desapercibido.   La fuerza de su paso va dibujando sobre el suelo las memorias que habrán de ayudar a quien viene detrás a no perder el rumbo.
Una flor y una oración para ellos: Con su muerte nos dan una última lección que a todos nos corresponde cincelar en el alma: La vida es sólo un ensayo para la gran fiesta.

COSAS NUESTRAS: Jorge Villegas, Julio 9, 2010

Ciclo
México vive la fantasía de que todo su territorio es Cuernavaca.
O sea, tierra de eterna primavera, sin tiempos extremosos o calamidades naturales.
Por eso los mexicanos levantan viviendas en medio de los cauces de los ríos.
Tapan las cañadas, se cuelgan de cerros y montañas precariamente.
Cuando tiembla, cuando llegan las aguas, todo se viene abajo.
Gastamos en rescates y en reposiciones lo que debíamos invertir en prevenir.
Pronto nos olvidamos del daño en vidas y en patrimonios.
Volvemos a edificar en donde mismo, con los mismos riesgos.  Y vuelve el ciclo.
jvillega@rocketmail.com

PLUMAS JÓVENES: Desde Tijuana, Jousin Palafox.


SOBREVIVIENDO SIN "FACEBOOK"

"¿A poco no tienes Facebook?" -me preguntan continuamente. No, tengo Myspace y hace más de un año que no lo reviso. Cuando consideré la idea de obtener mi cuenta, comenzó a sonar Twitter y gracias a eso se me quitaron las ganas.

Medio mundo habla de la granja de esta red social en donde puedes cosechar zanahorias, fresas, flores o tener gallinas, caballos, elefantes, borregos y cuanta cosa peluda puedas canjear por tus puntos o peor aún comprar con dinero de verdad usando tu tarjeta de crédito. Y me pregunto, ¿para qué quiero tantos animales virtuales?, si ya tengo a Melo (mi gato), Mikima (gata de mi hermana, Cayuco), a Yoja (perrita que rescaté de un contenedor de basura hace 8 años) a Timoteo (perico que originalmente se llamaba Tarcicio, pero siempre que le preguntabas su nombre insistía en llamarse "Timoteíto" y nadie entiende por qué) y cómo olvidar a Siboney y Sinatra (dos peces beta, que en paz descansen). Animales de verdad que me han dado mil historias que contar. Mas debo confesar que ninguno vive conmigo, sino en casa de mis padres, pues no tengo tiempo de cuidarlos gracias a mis clases en la universidad, el despacho, la asesoría que doy en el STIRT, mi turno en cabina y ahora mis clases de Judo.

Algunos insisten en que me pierdo de muchas cosas al no estar en esta maravillosa red social que conecta a las personas con amigos perdidos de la secundaria o prepa y en diferentes rincones del mundo. Siendo objetivo, mis amigos más distantes viven en la India o Australia y si los extraño les mando un correo que regularmente contestan. Por lo tanto no me hace falta para contactar amigos lejanos. De hecho, hace un año por error formatee mi celular y todos mis teléfonos con un "click" desaparecieron. Quería darme contra la pared, pero una vez que se me pasó el coraje pensé que no importaba que yo hubiese perdido todo mi directorio, pues los "verdaderos amigos" aun tendrían mi número y cuando se acordaran de mí, eventualmente me marcarían. Y así fue, pues en 2009 recuperé 52 teléfonos de amistades que se extrañaron por mi falta de comunicación, gracias a lo cual pude darme cuenta que no es con el número, sino con el corazón que se llama. En este sentido, mis verdaderos amigos saben mi celular y los íntimos conocen hasta mi casa, por si algún día me necesitan o extrañan. No requiero del Facebook para saber de mis amigos, a ellos los veo en cumpleaños, bodas y fechas especiales. Continuamente platicamos por horas al calor de una taza de café, pero café de verdad no del "coffee shop" de internet.

Otros dicen que con esta red social puedes platicar con mucha gente interesante y no dudo que sea cierto, pero la mayoría de las conversaciones tienen el siguiente formato: "Hello como stas?" "Bien y tu?" "Tambien, k asiendo?" "Nada aki conectado un rato y tu?" "Igual checando mis coments que están bn piratas, jejeje ntc" "Orale lol, gusto verte!" Y este guion impersonal, frívolo y monótono es el mismo con casi cada contacto. Ahora que si la persona aun no te conoce, lo primero que querrá saber es tu edad, sexo y ubicación, para ver si no representas una pérdida de tiempo en su búsqueda de amor, compañía o algo más intenso y fugaz.

Sinceramente no ataco ni critico a los que aman su cuenta en alguna red social o aquellos que cuidan vehementemente sus cosechan y animales virtuales, sólo digo que valoro más el contacto directo, el sonido de la voz de otro ser humano y la conversación con sentido. No tengo granja pero hace unos días me compré a "Sarajuana", una plantita cactácea que hoy vive en mi cuarto y me hace cosquillas en los dedos con sus espinitas. Por eso creo que no tengo cuenta en Facebook ni tendré, porque dedico más tiempo a hacer citas en cines y cafés, además tengo muchos animales de verdad y una pequeña sábila para regar. 
Jousin Palafox Silva, graduado de la Licenciatura en Derecho de la UABC, escritor y conductor de radio en Tijuana.www.jousinpalafox.com jousinpalafox@hotmail.com



ARIAS DE ÓPERA EN LA CENTRAL CAMIONERA DE TIJUANA.

FALLECIÓ FRANCISCO JOSÉ AMPARÁN


(Octubre 23, 1957-Julio 4, 2010)

Escritor y periodista coahuilense. Catedrático del ITESM, Campus Laguna, en la ciudad de Torreón. Tallerista de larga trayectoria; colaborador de Aleph, Brecha, Dosfilos, El Cuento, Finisterre, La Parda Grulla  y Tierra Adentro. Durante su trayectoria como escritor se hizo acreedor a diversos premios y estímulos de creación; entre sus obras premiadas están: El silencio cayendo. Sonata en ocre y azul. La luna y otros testigos. Cantos de acción a distancia. Cómo gane la guerra. Publicó además: Nos llamarán a todos || Las once y sereno. Variaciones sobre un rayo de sol (colectivo)|| Cantos de acción a distancia, || Los siete pecados capitales (colectivo)|| Las noches de Walpurgis (y otras ondas), || Es otra la felicidad|| Tríptico gótico|| La metáfora del poder|| Algunos crímenes norteños|| Otras caras del paraíso|| Crónica para Hellen, || Cómo gané la guerra. Cultivó ampliamente la novela policíaca.

   Le sobreviven su esposa Mirna Hernández y su hija Constanza. Sin embargo deja huella en el corazón de todos aquellos que tuvieron oportunidad de convivir y compartir con él, particularmente sus alumnos.

   Una muestra de su estilo literario muy propio está impreso en el siguiente texto que acompaña un vitral colocado en el cuarto piso del CITE, del ITESM Campus Laguna, obra de Gabriel Montaña Trías, inaugurado en la primavera del 2005:


Los Cuatro Elementos

Al principio fue el Caos: así lo describen casi todos los libros primordiales. En el inicio fue el desorden, la turbulencia, un vórtice en el que se confundían los elementos primigenios: aire, tierra, agua y fuego.

Luego éstos fueron tomando el lugar asignado por el Cosmos, encontrando la ubicación que los hiciera precisos, desarrollando las funciones que les permitieran ser creadores, conservadores y destructores: lo que ocurre con todo.

El acomodo permitió la vida y el cambio, la muerte y el renacimiento, la floración y la decrepitud.

El Universo se volvió inmensamente diverso y se organizó de acuerdo a reglas maravillosamente sofisticadas y simples: F= ma, E = mc2, c2 =a2 +b2.

Los elementos primigenios se combinaron para bailar al son de una música cósmica que resuena en todas las cosas, visibles o invisibles, vivas o inanimadas, virus o quásares.

Y el hombre, desde que empezó a ser hombre, ha tratado de encontrar esa melodía, descifrar los ritmos ocultos, identificar las notas cosmogónicas que le permitan entender tan magníficos sonidos.

Para ello han construido observatorios y satélites, bibliotecas y laboratorios: salas del concierto celestial, en donde se interpreta ( en todos los sentidos de la palabra) el soberbio concierto de la Creación.

Estás en una de esas salas. Aguza el oído, indaga, busca e investiga y escucharás la música de las esferas, y como te murmuran al oído sus secretos el aire, el agua, la tierra y el fuego.

MIS VITAMINAS: La Luna de Jaime Sabines


La luna
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es  mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.