sábado, 25 de diciembre de 2010

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza,


UNO POR UNO
El  difícil 2010 toca a su fin,  en tanto  asoma a la puerta un nuevo período  en el cual comenzar a escribir una historia inédita  a partir  del día primero. Este estreno  lleva a desplegar un abanico de esperanzas que esperamos ver cumplidas, sabiendo que es precisamente  la esperanza es el motor que mantiene en movimiento al ser humano. 
   Lo experimentado en  ocasiones anteriores nos indica que a la vuelta de unas cuantas semanas del nuevo año,  los propósitos personales comienzan a diluirse, y algo parecido sucede con los objetivos ciudadanos que nos planteamos al arrancar enero: La inercia nos lleva a retomar viejos caminos, para  hallarnos en poco tiempo igual o peor que como estábamos antes de  iniciar el año nuevo.
   Para México el cambio es asignatura urgente, puesto que  la violencia nos gana. Dado su origen socio-cultural, la solución  es de tipo educativo, civil y no penal.  Los años que habrá de requerir este proceso transformador representan el gran desafío, pues todo  desarrollo se consolida a través del tiempo; el problema es gigantesco, y de este tamaño habrán de ser los esfuerzos para modificarlo de raíz, requiriendo quizás unos veinte años  observar cambios significativos.  Mal haríamos en sentarnos a esperar que las cosas sucedan por ellas mismas; nos corresponde como sociedad ir desarrollando ese gran objetivo, cada cual desde su pequeña parcela, hasta lograr la meta.  Es un asunto grave que no admite interrupciones de uno a otro sexenio; se trata del  patrimonio de diversas generaciones, y lo que un  gobierno inicia a favor de la educación, su  sucesor tiene obligación moral de continuar. Revisar sí, adecuar sí, pero definitivamente  despojarnos de esa  perniciosa costumbre  del borrón y cuenta nueva cada seis años cuando un flamante Tlatoani llega al poder.
   En la vida personal de cada  cual  nos corresponde comenzar a  cambiar las cosas al compás de “uno por uno”.  Los grandes cambios inician  mediante pequeñas acciones, y de esta manera nos corresponde cambiar un gesto arisco por una actitud empática; una palabra lesiva por una respuesta neutralizadora; un pensamiento negativo por uno que otorgue el beneficio de la duda a los demás.  No hablamos de  transformaciones  radicales de tajo,  no nos referimos a las acciones exageradamente publicitadas que tantas veces quedan en eso, en simples peroratas.  Se trata de  acciones cotidianas de cada uno de nosotros, comenzando  en el hogar, para seguir entre vecinos o compañeros de trabajo.  Pequeños gestos al ir conduciendo, al hacer fila,  obsequiando esa pequeña cortesía que nada nos cuesta y mucho  logra a favor del ambiente.
    Nuestro país comenzará a cambiar cuando yo deje atrás mi ego hipersensible y comience a tratar a quienes me rodean como yo quisiera ser tratado.   La amabilidad no tiene garantía de  ser correspondida de inmediato; muy probablemente yo sea gentil la primera vez, sin recibir algo similar a cambio.  Seré gentil una segunda vez y  quizás tampoco sea gratificado.  Vuelvo a ser gentil una  tercera…y sólo a la vuelta del tiempo se irá gestando un cambio, que  vendrá a manifestarse más adelante, y no precisamente en beneficio directo mío sino de un tercero.
   Al ritmo de uno por uno, partiendo de mi amor propio, cuando  me amo lo suficiente como para ser tolerante con aquél que  responde mi gesto amable con uno hostil. A pesar de su aparente enojo yo sigo contento con la vida, puesto que encuentro  suficientes motivos para sentirme de ese modo.  Él por su parte ha de tener una  existencia difícil,  no consigue  permitirse otro tipo de emociones, pero aún cuando no  lo manifieste, mi actitud amable hará lo suyo en aquella persona, y   de alguna manera el saldo de su vida  será más positivo por mi intervención.
   Uno por uno contentos con la vida, visualizando los escollos como nuevos desafíos a la imaginación y a la voluntad. Uno por uno contagiando a otros la armonía que albergamos en nuestro interior; sin desánimo, sin cejar en  nuestros intentos, simplemente porque es la actitud que de manera natural nos inspira la vida misma.
   Para el 2011 ir cambiando uno por uno: Entre  enfocarnos a lo negativo o lo positivo, ser positivos.  Entre el enojo y la alegría, ser alegres.  Entre el desánimo y el entusiasmo optar por este último.   Con el suficiente amor propio para no requerir gratificaciones del exterior para sentirnos  contentos;   todo es cuestión de enfoque y un poco de  perseverancia para conservar  esa actitud frente a la vida.
   Nuestro México está enfermo en su entramado interpersonal, la violencia amenaza como un terrible cáncer social,  y se  requiere con urgencia  de un tratamiento profundo de raíz.  Comencemos el largo camino a nuestros pies, al compás de uno por uno.  ¡Feliz año nuevo!

COSAS NUESTRAS de Jorge Villegas, Diciembre 21, 2010

Paz
Algo tiene la Navidad que serena los espíritus y alienta la tregua entre adversarios.
Para la mitad de la humanidad es la celebración más aglutinadora.
Al grado de no reparar muchos en que se trata de una fiesta religiosa.
Por unos días la fe se impone a la razón; manda el corazón sobre la mente.
Aceptamos las historias prodigiosas sobre estrellas, coros de ángeles y sabios de Oriente.
Para una humanidad descreída, materialista, es escape a un mundo perfecto.
No importa si la comercializan; igual hacen con el Niño, con la Madre, con la Amistad.
Importa purgar el alma y darnos la mano en paz, una vez al año.
jvillega@rocketmail.com

LOS CUATRO SENTIDOS

Las verdaderas limitaciones del ser humano no son precisamente físicas. Sigan los preparativos para una celebración original, una fiesta preparada por los hijos para sus padres.

LOS HIJOS EN EL TIEMPO

El Médico de Familia inglés, Ronald Gibson, comenzó una conferencia sobre conflicto generacional, citando cuatro frases:
  1) "Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos."
2) "Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país, si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible."
3) "Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos."
4) "Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura."
    Después de enunciar las cuatro citas, el Doctor Gibson, observaba como gran parte de la concurrencia aprobaba cada una de las frases. Aguardó unos instantes a que se acallaran los murmullos de la gente comentando lo expresado y entonces reveló el origen de las frases, diciendo:
   La primera frase es de Sócrates (470 - 399 A .C.);
   La segunda es de Hesíodo ( 720 A .C.);
   La tercera es de un sacerdote ( 2.000 A .C.);
   La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia (actual Bagdad) y con más de 4.000 años de existencia;
   Y ante la perplejidad de los asistentes, concluyó diciéndoles:
    Señoras Madres y Señores Padres de familia:
   RELÁJENSE, QUE LA COSA SIEMPRE HA SIDO ASÍ...

EL UNIVERSO: MACRO Y MICRO-COSMOS

¡Qué maravilla es hallar la tecnología como una herramienta que nos permite dimensionarnos en el universo a través del tiempo y del espacio. Este video dura casi nueve minutos, pero créanme que vale la pena invertirlos en verlo. ¡Que lo disfruten!

Reflexión de Mari Patxi Ayerra


LA ENFERMEDAD: DEL QUEJIDO AL ENCUENTRO
 Voy a hablar de mis adentros, de cómo vivir la enfermedad.
 Todos estamos tocados de enfermedad, sobre todo pasando de la juventud. Está mi enfermedad y la de los otros, la de los otros es la que nos hace sufrir más, porque mi enfermedad me la manejo yo mejor.
 Cuando llega la enfermedad a la vida de uno, te descoloca, te rompe todos los planes, pone enfermos a los de alrededor, toda la familia está enferma de desasosiego, de preocupación. Notas que eres aguafiestas, que no das la talla, no puedes llevar una agenda, necesitas armarte de paciencia.
 Notas que no es lo mismo cuando se vive solo que cuando se vive con Dios. Con Él es mucho más fácil. Con Dios la vida es diferente.
 Para tener una comunicación íntima con El, que sanee, hacen falta tiempos de silencio total. La enfermedad te echa el freno a las carreras de la vida y te obliga a tener más tiempo para uno, y eso supone más tiempos para el encuentro con Dios.
 Vivir la enfermedad, el deterioro, acompañado por El, es todo más fácil. Dinamiza mis recursos personales, no me pone en contacto con el problema, sino que me pone en contacto con la solución.
 Puedo estar dándome pena, pero la autocompasión no genera salud. Tener nostalgia de cómo estábamos antes, no es sano, porque siempre estaremos peor, envejecer es obligatorio.
 A mí la enfermedad me ha hecho crecer, porque vivida la enfermedad con Dios, lo pequeño se hace grande y lo grande pequeño. Soy importante no por lo que hago sino por lo que soy.
 La calidad de mi vida es según la calidad de mis encuentros con las personas con las que voy viviendo la vida. Me hago más sensible a su ternura. Es impresionante ver la ternura de la gente en una situación trágica: luego decimos que somos malos, pero ¡como es la gente de buena!
 La actitud de no comunicar una enfermedad para no dar dolor a los otros, les priva a los otros de la capacidad de cuidarte, y sufrir contigo. Con mi enfermedad mi familia y amigos han aprendido a desarrollar más la ternura.
 No hay que guardarse las cosas, el cariño que no digas hoy, caduca. La enfermedad te hace perder el sentido del ridículo y tengo que saborear el cariño de los otros.
 Vivir la vida en plural es el secreto de la felicidad. Somos personas habitadas, no estamos solos. Dios es el que queda cuando todos se van, por eso hay que saber disfrutar de su compañía.
 Y hay que tener también sentido del humor, es una cualidad del amor. En vez de enrollarme en mi mismo como un yo-yo, me voy a lanzar a la vida, a querer, y así mi vida tiene sentido.
 Si le dejo a la enfermedad que me gane la partida hago una historia de egocentrismo, si intento estar contenta, tengo dolor pero no sufrimiento. El sufrimiento es la resistencia a lo que ocurre. Cuando lo aceptas dejas de sufrir.
 Cuando me despierta el dolor, me gusta hacer un recorrido mental por las cárceles, las prostitutas, y noto como que Dios me vuelve el corazón universal y se me vuelve lo mío pequeño. Le digo: Señor, cámbiame mi corazón de piedra por uno de carne que palpite por los otros.
 También en el dolor del otro, estar contento ayuda más. Lo importante es ocuparse, hacer lo mejor para la otra persona, captar lo que necesita, pero luego no llevártelo puesto.
 Me siento valiosa cuando invito a mi casa, pero dejarme invitar, me cuesta, pero tengo que dejar de hacer cosas. Son momentos de recibir. Aceptar la debilidad. Cuanto más débil yo, Dios se hace más fuerte en mí.
 Dios hace brotar con la enfermedad lo mejor de mí, tengo una capacidad secreta de sentido del humor, madura la ternura. Esta vulnerabilidad me hace misericordiosa.
 He tenido que estar enferma para encontrar los tesoros que tengo en mi interior. Vamos tan corriendo que no los encontramos. La enfermedad es una llamada también a la interioridad. Deja el mundo de fuera, deja ya de correr. Es una llamada a vivir para dentro.
 Podemos vivirlo como un fracaso porque no somos productivos, estamos en un mundo en que sólo se valora lo productivo, pero estando en casa estás generando, como genera un bebé, risas y ternuras alrededor.
 El tiempo de enfermedad es un tiempo para abandonarte en Dios, es como si te llevaran en una moto, te agarras y te tienes que inclinar con las curvas porque si no te llevas un morrón, pues igual te tienes que inclinar por la vida, dejar que lo que pasa, pase, no resistirse.
 La pena es malísima, y el miedo también. ¿Miedo a qué? A que te mueras, a que te lleven a un psiquiátrico… bueno, pues tendremos que tener la humildad suficiente para dejarnos cuidar con sencillez. Irá llegando el deterioro y cuanto más triunfadores somos, más nos cuesta aceptar el deterioro.
 La enfermedad me hace vivir en zigzag, un día vivo bien y otro mal. Es bueno que salgamos de casa por la mañana bien amados, habiendo tenido mi ratito con Dios. Y si estamos enfermos, dejemos a los otros salir de casa, que noten que les necesitamos y que son importantes para nosotros.
 Pero hay gente que niega la enfermedad, que te pregunta cómo estás pero se responden ellos mismos sin dejar que tú te expreses. El enfermo también necesita que se le escuche. El enfermo está asustado y necesita contarlo. Lo mejor que podemos hacer en la vida es acompañarnos unos a otros, y facilitarnos el camino.
 Da más gusto decir que se está sano, que cuando estás mal. Qué pena das a los que les asusta la enfermedad y se esconden. En la escuela deberíamos aprender inteligencia emocional para manejar los enfados, la enfermedad y la muerte.
 Esta temporada pasada he tenido momentos de pérdida de memoria, amnesia reciente. Y esto me asustaba mucho, si se me estropea el cuerpo, tengo la mente, pero si se me estropea la mente…, yo tengo a Dios en la mente. Pero cuando no sepa yo quién es El, ya se acordará Él de mí, y lo que pase estará en sus manos.
 Si vivo de verdad desde dentro, sabiendo que soy una mujer habitada, Él me invita a vivir en armonía con la vida, aunque mi vida se deteriore. Mi misión es querer, y he nacido para querer, y puedo querer todos los días de mi vida, despierta y dormida.
 Siento que Dios me libera de mis autocompasiones, me invita a sentirme más plena, a sentirme plenamente feliz, que tenga vida en abundancia, en la enfermedad también. Que sepa dar como un adulto y recibir como una niña, saborear más el presente. Tengo que habituar mi cuerpo dolorido a la armonía interior.
 A mis hijos les decía que si pierdo la cabeza no se desesperen que me lleven donde sea, que sepan que vivo más en conexión con Dios. Quiero que mis hijos vivan así, siendo compasivos y agradecidos. El dejarme cuidar me ayuda más a vivir el estilo de Jesús. Vivir más la vida y la muerte, hasta que me encuentre en la camilla al lado de Él.
 Las personas somos presente y memoria (de ayer y mañana). Si vivo en el presente vivo bien, pero la memoria me da nostalgia y me quita energía. Tengo que frenar la memoria del ayer y del mañana y vivir el presente. Aprender a vivir así con inteligencia emocional y sentido del humor.
 Ya teníamos amores de antes, pero noto que con los años mi historia de amor con Dios va siendo cada vez más fuerte y dinamizadora, me apasiona para querer y gozar. Antes era más pequeña y la enfermedad ha sido como una jugada maestra de Él para hacerse más hueco.
 A veces me enfado con Él, pero poco, me enfado más por cosas como el Tsunami o por cosas que leo en el periódico, por cómo les duele la vida a los otros, no por mí. Yo tengo una vida preciosa porque vivo mi enfermedad con Dios, ¡qué pena los que no viven la vida con el Dios de la vida!

 

RICKY MARTIN

Precioso video navideño para este domingo de convivencia familiar:

domingo, 19 de diciembre de 2010

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

UNA NAVIDAD DISTINTA
Es tiempo de Navidad: El ambiente se va impregnando de música, colorido y aromas que desafían la imaginación.   La magia propia de la temporada  imprime un brillo especial a los ojos de los pequeños quienes observan atentos los muñecos  con movimiento que exhibe alguna casa comercial; el reflejo multicolor de los aparadores se proyecta jugueteando en sus pupilas como sobre un claro espejo.  Niños y viejos dejan volar la imaginación frente al Nacimiento presentado en niveles,  en tanto siguen divertidos el trayecto de pastores y reyes con rumbo a Belén.  Al centro en el portal, María y José flanquean una cuna rústica que permanece  vacía hasta la noche del veinticuatro; al fondo el buey y la mula se preparan para calentar con su vaho al recién nacido, en tanto los diversos pasajes bíblicos se despliegan a lo largo y ancho del amplio escenario donde conviven el musgo, el papel pintado; las figuras de barro, y las luces navideñas de importación.  Por acá el pozo con su aguadora; más allá  las dunas de Egipto, y entre una y otra el lago  con superficie de espejo, sobre el cual se extiende un puñado de cisnes de barro pintado en vivos colores.
   Diciembre: Tiempo cuando damos permiso a  nuestro niño interno para venir a curiosear. La de este 2010 es una Navidad que ansiamos ver llegar luego de doce meses muy dificultosos; habrá miles de hogares enlutados por la muerte de uno o varios seres queridos, a los que una guerra sin cuartel ha arrebatado de forma inmisericorde.  Por otra parte las dificultades económicas que no son pocas, amenazan con robar parte del encanto festivo  de la temporada. De alguna manera las circunstancias externas llaman a replantear la fiesta en nuestras vidas, y en cierto modo volver entonces al origen mismo de la celebración, a  lo que ocurrió hace más de dos mil años, el nacimiento de un rey que vino al mundo en la mayor de las pobrezas, para que  ningún desposeído pudiera sentir que él estaba por encima de sus propias  carencias.
   Una Navidad distinta: Dejemos de lado el consumismo que tanto mal viene haciendo al mundo, y comencemos a inventarnos un gozo sencillo desde el corazón.  Que la medida de nuestro amor no se ubique en la cartera sino en lo auténtico y original de nuestra dádiva, particularmente esos pequeños actos de generosidad que podemos  obsequiar a quienes nos rodean.  Curiosamente en esta vida, lo más  valioso es lo que  menos  costo tiene en el mercado. Somos bombardeados por intereses ajenos al corazón que nos orientan en el sentido de comprar para ser, o comprar para amar.  Cada uno de nosotros vale mucho como para dejarse tasar en dígitos, cuando nuestro potencial es tan grande como ancho el universo.
   Una Navidad distinta: Tiempo de contar nuestras bendiciones y ser agradecidos con Dios, de la manera como cada uno lo conciba.   Desde el primer latido que en  aquel bendito santuario se desprendió de nuestro cuerpo en formación, la vida es una secuencia de pequeños milagros demasiado perfectos como para atribuirlos a la  mera casualidad.
   No es una simpleza dar gracias por la vida, por la luz,  por el agua,  por las especies vivas que nos proporcionan compañía y sustento.   Todo lo contrario, reconocer cada uno de estos elementos como regalos del cielo representa encontrar nuestra justa dimensión dentro del tiempo y del espacio.   ¡De qué fácil manera nos gana la soberbia hasta hacernos sentir que somos origen y destino de todo lo que orbita en derredor nuestro!  ¡Tanta nuestra pequeñez, que no alcanzamos, ni parados de puntas, a asomarnos por la ventana del universo,   ver más allá, y entonces asumir con justeza que no somos más que granos de arena en la inmensa playa de los tiempos!
   Una Navidad distinta: Tiempo de dar gracias al cielo por nuestros seres amados: Por los que siguen entre nosotros e inmerecidamente nos hacen sentir especiales; por quienes se han adelantado en la ruta  espiritual,  y hoy comparten de una manera nueva ese gozo que nos  invade y alegra en esta temporada.
   Tiempo de romper el círculo  personal, crecer,  expandirnos,  y posar nuestros sentidos en las necesidades de los demás.  Descubrir poco a poco que cuando restamos importancia a nuestras propias cosas y anclamos la atención más allá, la vida se vuelve  ciertamente interesante,  y  cualquier carga se torna llevadera.
   Una Navidad distinta, plena en el sentido último del amor.  Tiempo para compartir, más que lo que tenemos, lo que somos.  Más que buenos deseos, pequeñas gentilezas. Sea, primero nuestro corazón y luego nuestro hogar, ese portal sencillo donde  venga a nacer el amor más grande, ese amor salvífico  que hoy tanto necesita nuestro mundo para volver a creer, para  recomenzar.  

COSAS NUESTRAS de Jorge Villegas: Diciembre 15, 2010

Posadas
Embriáguese si quiere, si no puede evitarlo, pero por favor no la llame "posada".
La tradicional posada mexicana era una fiesta popular, religiosa, con un poco de sano jolgorio.
Lo importante era salir en familia a peregrinar y cantar villancicos.
Romper piñata, rezar un poco y luego cenar las viandas elaboradas en el barrio.
Las de ahora son borracheras con bailongo hasta que el cuerpo aguante.
Son noches de muerte en pleitos y accidentes mortales por conducir ebrios.
Los medios llevan la cuenta, no de las bendiciones sino de los muertos en las posadas.
De esos desfiguros, ¿también vamos a culpar al crimen organizado?
jvillega@rocketmail.com

JINGLE BELLS LUMINOSO

Origen de la canción: Noche de paz



Hallazgo del Museo: Stille Nacht de Salzburgo: Recientemente encontramos un facsímil de la canción ''Noche de paz'' para dos voces y guitara con letra de Joseph Mohr, melodía de Franz Xaver Gruber, fechada el año 1816.

"Noche de paz": Podríamos evocar la historia de esta canción como un cuento de hadas, pero la realidad es muy distinta, habla de miseria, de marginación y enfermedades, aunque algunas veces habla también de vidas colmadas de sorpresas y de milagros.

Hace más de 200 años, el 11 de diciembre de 1792, existió un niño pobre. Era el tercer hijo de Anna Schoiber, una costurera que remendaba y fabricaba calcetines. Su padre era un soldado llamado Joseph Mohr que dio su nombre al hijo antes de desertar y desaparecer, dejando en la miseria a la familia.

Las autoridades de Salzburgo consideraron que tres hijos ilegítimos eran demasiado. Anna Schoiber fue condenada a pagar una multa de 9 florines. En aquella época un buey costaba 12 florines, se puede comprender entonces  que la pobre costurera nunca hubiera reunido tanto dinero. ¡Tenía que pagar con la cárcel! Joseph Wohlmuth, un hombre dispuesto a pagar la multa a condición de que pudiera ser el padrino del pequeño Joseph, pero como Wohlmuth era el verdugo de la ciudad de Salzburgo y por consecuencia le estaba prohibido entrar en una iglesia, para el bautizo del niño mandó a su cocinera para reemplazarlo en la ceremonia. Así comenzó la difícil existencia del niño Joseph Mohr, sin padre, en la miseria con su madre y sus dos hermanos,  y con un padrino que era verdugo. La familia vivía cerca del Monte de los Capuchinos en un apartamento invadido por la humedad. Esta situación fue el origen de la tuberculosis de Joseph. En estas condiciones tan precarias, en el Salzburgo de comienzos del siglo XVIII, era imposible prever un futuro positivo para un niño que ni siquiera tuvo la posibilidad de aprender un oficio. Muchas veces, sentado en la escalera de la casa, Joseph pensaba cantando en voz alta.

Un maestro del coro de la catedral de Salzburgo descubrió aquella voz y convenció a la madre para que su hijo pudiera entrar a la cantoría de la Catedral. Se abrían así las puertas para el comienzo de una vida nueva, pero una gota de amargura transformó aquella felicidad.  En los registros de la escuela, Joseph Mohr fue declarado huérfano; se pensaba que la inhumana medida convenía a su protección porque los hijos de madre soltera eran inadmisibles en cualquier lugar, por lo que  Joseph se vió obligado a negar a su madre, incluso  cuando la veía pasar en la calle.

No obstante, a los 7 años de edad, Joseph pudo cursar en Salzburgo la escuela preparatoria, luego el bachillerato. Tocaba violín y cantaba en el coro de la Iglesia de San Pedro. En 1810 encontramos a Joseph Mohr estudiando filosofía y preparándose para el sacerdocio, y un año más tarde entraría al seminario. El 15 de julio de 1815, en ceremonia solemne en el Domo de Salzburgo, Joseph recibió las sagradas órdenes. Increíble la trayectoria de este niño pobre de Salzburgo  desde una cuna llena de privaciones hasta la condición de sacerdote letrado y aceptado por la iglesia. Poco tiempo después de la ceremonia de ordenación, con sentimientos dispares, supo que tenía que presentarse para ocupar el cargo de vicario en Mariapfarr pequeña aldea situada a cuatro jornadas de Salzburg, precisamente el lugar donde había nacido su padre. Joseph presentía que en Mariapfarr se encontraría con algunos parientes y que se vería obligado a salir de su anonimato como huérfano. El pueblo estaba situado a más de 1000 metros de altitud y sólo en verano era accesible por un puerto en las montañas.

Joseph visitó aquellos lugares perdidos entre las montañas. Las largas marchas por los bosques y prados alpinos, el aire puro y la vida sencilla y sana, hicieron desparecer casi por completo sus dolencias pulmonares. Joseph Mohr conoció en Mariapfarr a su abuelo,  un anciano conocedor de todas las tradiciones y de la vida de los campesinos de la región. Nadie interrogó a Joseph sobre sus orígenes, todos lo aceptaron como cura y nieto del viejo Mohr.

En su parroquia Joseph vivió una Navidad extraordinaria; durante sus estudios había asistido a fiestas solemnes y frías que no habían llegado hasta su corazón. En Mariapfarr se dio cuenta de que con instrumentos sencillos de cuerdas  y con canciones populares,  se pueden conseguir fiestas alegres y profundas que invaden los corazones de calor y caridad. Es posible que  en aquella atmósfera, tan diferente a la de la Catedral de Salzburgo, naciera  la primera semilla de la poesía y canción "Noche de paz".

Aquella Nochebuena, cuando todos los fieles salieron de la iglesia, los ayudantes de la misa encendieron con las velas del pesebre las linternas para iluminar los largos senderos que conducían a la casas. "Noche silenciosa y santa. Todos duermen. Sólo velan los santos padres. Gracioso niño de cabellera rizada, duerme en la paz celestial," así comienza la primera estrofa de la poesía que escribió Joseph Mohr. Recientemente encontramos en Salzburgo un facsímil de la canción "Noche de paz" para dos voces y guitara con letra de Joseph Mohr, melodía de Franz Xaver Gruber y fecha del año 1816. Joseph Mohr mostró su carácter humanitario, pero una vez más cayó enfermo de los pulmones. Después de un tiempo de convalecencia en Salzburgo, Joseph se dio cuenta de que ya no era posible vivir en las montañas. Como vicario encontró, una nueva parroquia, 20 km al norte de Salzburgo, en las orillas del río Salzach, en el pueblo de Oberndorf. Allí conoció maestro Franz Xaver Gruber, organista, y músico. Los dos amigos comenzaron a hacer música en la iglesia y en la casa. Joseph Mohr sintió gran felicidad, cuando volvió a encontrar el río y los bosques de su juventud. Era muy aceptado entre los fieles, pero el cura del pueblo, sintió celos por los éxitos espirituales de su joven ayudante. Descubrió su origen de hijo ilegítimo y comenzó a amargar su vida.
   Se aproximaba la Navidad de 1818. El maestro y amigo, Franz Xaver Gruber, trató de lograr la reconciliación entre el cura y Joseph organizando una velada navideña; Joseph buscó los versos de la poesía navideña de Maríapfarr, y los dos amigos la compusieron. Así, el 25 de diciembre de 1818, nació el villancico que hoy se canta en todo el mundo, en todas las lenguas: "Noche de paz". Joseph Mohr murió el 4 de diciembre de 1848, tan pobre como había llegado al mundo; había gastado su dinero en la fundación de una escuela para hijos de los pobres de su parroquia.
Traducido por Peter Schuler
Schilf, Hanno: Joseph Mohr. Manuskript. "Stille-Nacht-Museum", Salzburgo.



José Feliciano

REFLEXIÓN: Por Gabriel Rubio


La Mano del Padre
Para Cuando te Preguntas ¿Dónde Está Dios?
 
La Mano del Padre Celeste no es invisible;
siente el aire en que te mueves...
con ella dirige el aliento que nos hace estar vivos.
Está en la sonrisa de la gente y en el seno de las plantas,
en las flores que a diario renacen;
gracias al noble jardinero que cuida su existencia.
 
La Mano del Padre es quien riega la semilla y hace fecunda a la tierra.
La Mano del Padre se estrecha, fría; en las heladas del invierno,
ardiente; en el cálido viento del verano.
Con ella equilibra el baile infinito de los astros...
¿Acaso no ves las estrellas y el sol a diario?
 
La Mano del Padre pasea las nubes, orienta los cauces;
la Mano del Padre une y restaura cada una de tus células cuando se hieren.
Ella traza el vuelo de de aves e insectos,
ella pinta los dorados atardeceres con que suspiras.
 
La Mano del Padre no es invisible;
la tienes tan cerca que sus huellas digitales
se han mezclado con tus facciones.


Lic.Gabriel Rubio Badillo. Artículo original de 1994.
Publicado para Icono noviembre 2010.
Asociación de Psicología Humanista. Freedom.
México - Costa Rica - USA. Dirección General.
Tel. (833) 364 15 93. Móvil: 127 81 69.
* Gracias por descargar el archivo adjunto y por compartir este correo.

ORIGEN DE POSADAS NAVIDEÑAS: Sn. Agustín de Acolman