sábado, 12 de noviembre de 2011

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

TRAS EL DUELO
El 11/11/11 por muchos  largamente esperado, y que para la mayor parte del mundo habrá tenido una significación festiva, en México será recordado como fecha de luto nacional,  por el fallecimiento del Secretario de Gobernación José Francisco Blake Mora y sus colaboradores, al precipitarse el helicóptero en el cual viajaban entre las ciudades de México  y Cuernavaca.
   Acontecimiento significativo para nuestro país;   el paso de los días permitirá se conozcan  las causas que lo provocaron.  Dentro de lo terrible que éste haya sido, pedimos al cielo que se trate de una  situación accidental, y no de alguna suerte de atentado que pudiera desestabilizar a nuestra nación, de por sí muy castigada en estos últimos años.   Sea como fuere, tras el duelo queda, al menos en mi fuero interno,  una serie de reflexiones que hoy quiero compartir.  Ante pérdidas como ésta me juega chanzas la imaginación pensando cómo sería esa última  mañana para cada uno de los siniestrados;   qué planes tendrían para el viernes por la tarde, qué compromisos familiares ese fin de semana.   La fantasía me lleva a imaginar qué tan trivial sería la despedida de sus seres queridos, en la confianza de que volverían a verse unas horas después, o bien cuántos pendientes  habrán dejado en compás de espera para  cumplir “al regreso”.
   Nuestra cultura occidental   padece de un temor descomunal a la muerte.  Lejos de verla como la consecuencia lógica e inevitable de la vida, la enfrentamos como un acontecimiento extraordinario, aún en los casos cuando una prolongada enfermedad nos viene previniendo sobre el próximo y lógico desenlace que habrá de tener.  En el curso de la semana durante el sepelio de una persona mayor comentaba precisamente ese punto con algunas amistades: Curioso cómo nos sorprendemos cuando la muerte se presenta en nuestro entorno, de manera que decimos con una mezcla de incredulidad y asombro: ¿Pero cómo que se murió? 
   Contrario a ello, la filosofía oriental invita a vivir cada día a plenitud, ante la posibilidad de que pudiera ser el último de su  vida.   De esa manera pensar en la muerte los prepara para   vivir la vida con mayor intensidad, y finalmente cuando la muerte llega, no los  encuentra tan faltos de preparación como a nosotros.
   Quienes hemos  experimentado un  problema de salud   tan serio  como para sentir muy de cerca el roce del ángel de la muerte, de cierta manera somos afortunados.   Ese  trance nos ha brindado una nueva perspectiva acerca de la vida y de todo aquello que nos rodea; hemos asimilado a fondo que la muerte puede llegar hoy, o mañana, o dentro de una semana, a arrebatarnos el aliento y truncar todos nuestros planes, de manera que comenzamos, desde ese primer momento crucial,  a vivir  la vida con singular entusiasmo, y a gozar cada momento feliz a la cuadragésima potencia.   En mi caso particular, lejos de caer en la depresión o darme por vencida,  haber identificado dentro de mi persona la condición de perecedera, me ha inyectado ganas de absorber la realidad al máximo.   Tal como lo expresa Julio Derbez en su obra literaria “Itinerario del intruso”, el haber recibido una advertencia nos pone en posibilidades de reestructurar la vida de hoy en adelante, para hacer de ella lo mejor que jamás pudimos haber hecho.
   Ningún dinero compra la inmortalidad; ninguna buena salud es patente de Corso para asegurar que mañana amaneceremos vivos.   Hoy es un buen momento para revisar cómo anda nuestra vida interior, cómo nuestra familia… Qué cosas importantes para nuestros seres queridos hemos ido postergando en la confianza de  que “hay más tiempo que vida”.  Es una excelente oportunidad para aquilatar a las personas que llevamos en nuestro corazón, y poner en orden cualquier pendiente que tengamos para con ellos.
   No está por demás revisar nuestros documentos personales; si no lo tenemos todavía elaborar nuestro testamento, una buena manera de amar a los nuestros por anticipado, y así evitar  los graves conflictos intrafamiliares en torno a un intestado.  Si quiero escribir un libro empiezo hoy; si quiero hacer un viaje lo planifico ya.   No tiene sentido estar  atesorando al extremo un dinero que  de este modo vendrán a gozar personas distintas a  mí cuando yo haya muerto.
   Hoy es buen momento para limpiar la casa y el alma, y  poner en orden nuestros pensamientos.   Excelente oportunidad para levantar el teléfono y hacer aquella llamada que tanto tiene esperando; para expresar nuestros afectos o  regalar  aquello que sabemos hará muy feliz a alguien.
   La entrada del otoño con sus afanes de renovación nos recuerda que nada es permanente ni definitivo, y que en  mudar está la grandeza del crecimiento. Trascienda este luto nacional en una   transformación interna que  enaltezca nuestras vidas, y que ellos descansen en paz.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Casinos
Los ciudadanos censuran acremente la tolerancia oficial respecto a los casinos.
Demandan cese y castigo ejemplar de quienes los autorizan.
Pero son ciudadanos los que llenan los salones de juego día y noche.
No son tahúres profesionales, sino amas de casa, matrimonios, jóvenes.
Todos contentos con que los exploten y despojen de sus ahorros.
Sacrifican por el juego familia, patrimonio, valores y hasta su dignidad.
Si hubiera repudio ciudadano a las casas de apuestas, a ver cuál sobrevivía.
Y si cierran todos los casinos, volverán las loterías y los palenques clandestinos.

VIDEO: Enseñar con el ejemplo

El 12 de noviembre se celebra en México desde 1979 el Día del Libro. Si queremos una ciudadanía pensante que resuelva los grandes problemas del país, trabajemos por una infancia lectora: El mejor camino para lograrlo es el ejemplo.

CONTRATEXTO: DUROS CONTRASTES, de mi autoría.

En mi país  de vez en cuando hay muertos de primer mundo, a los que se dispensan rancios protocolos y grandes condolencias.  En su funeral se vierten lágrimas finas como diamantes; su memoria se inmortaliza  en mausoleos labrados en bronce y mármol.
 Del otro lado de la calle  todos los días hay muertos que sólo existen en  el grito sin eco de sus madres, en esa  desesperación que las consume. Nadie más los reconoce, son muertos que no alcanzaron ni cuerpo ni  fosa; su  memoria  es polvo que vuelve lodo las lágrimas de  aquéllos que los lloran en silencio.



VIDEO: The beauty of polinization

Las imágenes por ellas mismas nos hablan de los prodigios de la naturaleza; de una perfección que en justicia no podemos atribuir a la mera casualidad.

TEXTO DE MANUEL ARTURO GONZÁLEZ


Alguna vez escuché a Martín Valverde decir que el amor era “una decisión”.  Esta definición me gustó porque en parte le quitaba la parte  “cursi” y femenino que muchas veces hace que los varones le saquemos la vuelta. 
Pero esta definición me ayudaba a entender muchas acciones que son tan contrarias a la vista del mundo actual.
Una decisión como ésta trasciende de lo que siento y quiero,  y  atraviesa las diferentes etapas de la vida.  Me ayuda a entender el desinterés y altruismo que se asocia al amor.
El amor es una calle de un solo sentido,  cuando se logra ver así, se eliminan muchas frustraciones asociadas con una definición menos perfecta.
El amor es la clave del éxito, porque al amar algo con esta definición que nos propone San Pablo, no hay fuerza que nos desanime y a su vez es la fuente que nos alimenta a seguir sin parar hasta lograr lo que se desea.
“Ama… y haz lo que quieras” escribió por ahí otro gran pensador, sugiriendo que si tu plan de vida está gobernado por el amor, el éxito es la consecuencia natural.
Saludos y que tengan una excelente semana…Manuel Arturo



VIDEO: Poesía por el Día del Cartero

Nostalgia: Sonidos que extraño de mi infancia, y más los extraño porque ya no hay quién los emita: El silbato musical del afilador; la dulce música del organillero, o el agudo silbato del cartero que a mis quince ponía a girar todas mis emociones a mil por hora, tratando de  adivinar si por fin  llegaría   la tan esperada carta...

domingo, 6 de noviembre de 2011

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

DE UNA VEZ POR TODAS
Nuestro México a últimas fechas viene escalando posiciones.  Los Panamericanos nos han  hecho recordar que no todo está perdido, y que la fuerza de voluntad se impone por encima de todo inconveniente  para triunfar.   En lo personal me siento feliz por los resultados, y espero con igual entusiasmo lo que vaya a obtenerse en los juegos paralímpicos que están por iniciar.
   Por otra parte, ha trascendido que se retomará la prohibición de comida chatarra en las escuelas.  Doloroso, en el rubro alimentario  nuestro país también escala posiciones, tanto en obesidad como en diabetes en población pediátrica.   Las iniciativas propuestas al principio quedaron en poca cosa, los productores hicieron empaques más pequeños, y el niño en vez de uno compra dos.  En los centros escolares se colocaron posters que decían “No a la comida chatarra”, justo en el área donde venden la comida chatarra, y todo fue algo así como una engañifa, que solamente vino a  castigar más la economía doméstica.
   Ahora se  retoman estrategias.  No quiero ser ave de mal agüero, pero mientras sigan atacándose los problemas como se vienen atacando, los resultados  serán malos. Para un ejemplo tenemos la lucha contra el narcotráfico, que nos está colocando en el concierto internacional entre los países más peligrosos del mundo.
   En el curso de la semana acudí a  solicitar un acta de nacimiento.  Toda una vida creyendo que mi nombre era María del Carmen, y ¡oh sorpresa! al tratar de obtener la firma electrónica en el SAT  resultó que era Ma. Del Carmen.  Siguieron trámites, pagos  y espera…. Hace unos días me fue entregado el papel oficial que dice que yo soy yo; una gran cosa, porque ya me estaba enfilando rumbo al diván del psicoanalista con un conflicto de identidad.
   Pero no divaguemos con estos asuntos de la burocracia con los que nacemos, vivimos y morimos en nuestro amado país.  Mientras esperaba mi turno en el Registro Civil  para solicitar una nueva y esta vez liberadora acta de nacimiento; a unos lugares de mí  estaba un padre de familia con su hijo de aproximadamente tres años emitiendo un ruido que en ese momento   descubrí que es característico, con muy honrosas excepciones, de todo niño mexicano de tres años, en cualquier lugar, llámese sala de espera, terminal camionera, atrio de iglesia, salón cívico, plaza de armas, centro comercial, o casa de su abuelita. Ese ruido característico provocado por la bolsa de celofán  donde vienen frituras, galletas o pastelillos que el niño engulle con singular fruición, acompañados del correspondiente “juguito”, refresco de frutas o de cola, con o sin gas, preferentemente de color rojo, que pone al niño pinto de cara, manos y ropa.
   En esta oportunidad cuando la espera me dio oportunidad de cavilar, bullía en mi interior la pregunta que me hubiera encantado hacer al joven padre: “¿Qué desayunó en casa el niño?”, para tratar de entender su entusiasmo alimentario  de las once de la mañana, y su frustración cuando en un momento dado la abertura de la bolsa  resultó muy pequeña para sacar los fritos a la velocidad deseada, asunto que el padre atendió de inmediato, peleándose con el celofán de manera tan aparatosa, que pasó por mi mente el mal pensamiento de que la bolsa se desgarrara, el contenido se volcara al suelo, y la tragedia  resultara en mayúsculo problema para el niño, el padre, las tres secretarias, y los que esperábamos nuestro turno  para ser atendidos.   Afortunadamente sólo un fritito cayó al suelo, y el padre rápidamente lo levantó y lanzó al exterior, posiblemente temiendo que el niño se abalanzara sobre aquella partícula y acabara en el hospital.
   Entonces volvemos al punto.  ¿Qué medidas planean emprender esta vez para disminuir el consumo de comida chatarra?... ¿Acaso se va a resolver con estigmatizar al gordito de la clase,  sin ir al fondo de las verdaderas causas del problema?...
   Va siendo momento de hacer bien las cosas y emprender un proceso educativo enfocado a los padres.  Habrá que revisar  con ellos  qué desayuna, come y cena el niño, y concientizarlos  de que no es sano que en cualquier lugar y a cualquier hora el niño esté consumiendo  fritos o galletas.   Que es una conducta que a la larga cobra la factura.  Que posiblemente los padres le compran el antojo para tenerlo quieto, pero que de ese modo están generando un hábito nocivo.  Que un adulto que se come una bolsa de fritos antes de la comida no pierde el apetito, pero que esa misma bolsa de fritos en un niño sacia su hambre, y lógico, se negará a comer a la mesa.
   Los problemas del país demandan soluciones de fondo, serias, basadas en evidencia.  Ya basta de planear con mentalidad televisiva, para ganar popularidad.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Fracasos
Steve Jobs, el genial cofundador de Apple, identificaba tres momentos cruciales en su vida.
Uno fue fracasar en la Universidad, a cuya carrera no le halló sentido.
Otro, cuando lo cesaron en su propia empresa y quedó desempleado.  El tercero fue cuando le detectaron cáncer y le dieron pocos meses de vida.
En la universidad, como quiera aprendió la tipografía que haría famosa a la Macintosh.
Cesado, creo Pixar, la hoy exitosa compañía cinematográfica.
El cáncer lo enseñó a diseñar su agenda: Vivir cada día como si fuera el último.
De los "fracasos" surgió el más genial y exitoso inventor de nuestra era.

6 de Nov. VIDEO: Alfeñiques de Alejandro Canela, desde Toluca, Edo. de México.

SINFONÍA DEL MUNDO ANIMAL: Danza de amor, 2a parte.

TODO ES SEGÚN LO DICTE TU CORAZÓN: Texto anónimo

Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo a la entrada del pueblo.
Un día, un joven se le acercó y le preguntó:
"Yo nunca he venido por estos lugares, ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?"
El anciano le respondió con otra pregunta: "¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes?"
"Egoístas y malvados, por eso me he sentido contento de haber salido de allá"
"Así son los habitantes de esta ciudad", le respondió el anciano.
Un poco después, otro joven se acercó al anciano y le hizo la misma pregunta: "Voy llegando a este lugar, ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?"
El anciano, de nuevo, le contestó con la misma pregunta:
"¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?"
"Eran buenos, generosos, hospitalarios, honestos, trabajadores. Tenía tantos amigos, que me ha costado mucho separarme de ellos"
"También los habitantes de esta ciudad son así", respondió el anciano.
Un hombre que había llevado a sus animales a tomar agua al pozo y que había escuchado la conversación, en cuanto el joven se alejó le dijo al anciano: "¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta hecha por dos personas?"
"Mira" – le respondió – "Cada uno lleva el universo en su corazón. Quién no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí. En cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad, encontrará también aquí amigos leales y fieles. Porque las personas son lo que encuentran en sí mismas, ellas siempre encuentran lo que esperan encontrar".
Texto anónimo.

JULIO CORTÁZAR: INSTRUCCIONES PARA LLORAR

INSTRUCCIONES PARA LLORAR.
Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del Estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.
Llegado el llanto, se tapará  con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños lloraran con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

LA CATRINA con Carmen Aristegui: Segunda parte

Como lo prometimos, viene la segunda parte de la entrevista de Carmen Aristegui con la Maestra Sandoval, quien caracteriza a La Catrina cada noviembre, desde hace veinticinco años.