domingo, 19 de febrero de 2012

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

LA LEY “DOCTOR HOUSE”
En el curso de la semana encontré información que no me sorprendió en absoluto, una investigación periodística señala que familias que habían emigrado de Monterrey hacia los Estados Unidos a causa de la inseguridad, a la vuelta de dos a tres años regresaron a su ciudad de origen, donde están sus raíces y sus muertos.  Lo que va de la mano con otro descubrimiento reciente: Nos hemos colocado entre los países más felices del mundo, aún en medio de la guerra en contra del narcotráfico y su incontable estela de desgracias (que no Estela de la Luz, ésa es otra historia).   La corrupción hace de las suyas permeando instituciones en los tres niveles,  e iniciamos el 2012 padeciendo el síndrome transexenal: La Auditoría Superior de la Federación señala nueve mil irregularidades en la Cuenta Pública 2010, en un momento cuando poco puede hacerse para subsanarlas, en tanto un alud de funcionarios se van de sabático  en busca de “hueso”:   Escenario magistralmente descrito   –hay que reconocerlo— por Elba Esther Gordillo,  a quien la revista “Sin Embargo” en su edición de febrero 16 atribuye una frase maravillosa: “Nada avanza en política con excepción de los proyectos personales”.
   Dentro de estas singularidades nuestras, en octubre del 2011 la Cámara de Diputados emitió una propuesta de ley denominada  “Ley de Controversias Derivadas de la Atención Médica”, firmada por los diputados Heladio Verver del PRD, Miguel Antonio Osuna Millán del PAN, y Antonio Benítez Lucho del PRI.   Ésta  propone la desaparición de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED)  para integrar una Comisión de Quejas con incontables atribuciones que favorecen en todo al usuario de los servicios médicos,  satanizando al profesional de la salud, aún en casos cuando la supuesta mala atención haya obedecido a factores ajenos a la pericia o a la voluntad del médico tratante, con multas estratosféricas, a pagarse en un plazo no mayor de cinco días.
   Leer dicha iniciativa  me llevó a imaginar que los  diputados comisionados han de ser fans de “Doctor House” y lo tomaron como parámetro.  Entonces, partiendo de los poderes adivinatorios de House, único capaz de  diagnosticar la enfermedad más rara del mundo por telepatía,  el médico de la vida real que no  esté a su altura  habrá firmado su sentencia de muerte, lo que  se antoja un  absurdo total.
   El ser humano no es perfecto, nunca lo ha sido y nunca lo será.  Todos procuramos  hacer lo que hacemos de la mejor manera, en este tenor el médico procura otorgar una atención de calidad, oportuna y certera, mas ello no lo vuelve infalible. No hay mecánicos infalibles, no hay cocineros infalibles, no hay abogados infalibles, no hay empresarios infalibles, no hay prelados infalibles, no hay mamás infalibles…  por tanto podemos concluir sin temor a equivocarnos, que no hay médicos infalibles. ¡Ah! Pero  se pretende que el médico haga todo perfecto y a la primera.
   La pérdida de la salud de un ser humano conlleva dolor físico, angustia e incertidumbre;  genera sentimientos encontrados, tanto en el paciente como en sus familiares. De primera intención se albergan expectativas que bien podrían estar muy alejadas de la realidad; es  parte del proceso de duelo que la enfermedad desencadena, proceso que conforme se  atraviesa llevará a nuevas etapas hasta llegar a la aceptación de una condición permanente de pérdida, y en el mejor de los casos a la resolución del quebranto de salud. 
    ¿Qué sucede entonces cuando aparece una enfermedad que por sí misma es incurable? ¿Qué cuando  un padecimiento crónico avanza?  ¿Qué cuando un embarazo no culmina en el nacimiento ideal? ¿Todo ello es atribuible a la actuación del médico? ¿Acaso pueden fincarse responsabilidades por  asuntos que no guardan relación con su desempeño profesional?... Y cuando la institución no proveyó del recurso necesario para la atención, ¿tomamos también  al médico de chivo expiatorio?...
   Con base en lo que observamos en  estos tiempos la suspicacia asoma, tal es mi  sentir frente a una iniciativa que se antoja transexenal y populista. El usuario de los servicios médicos presenta una queja y ésta se integra de entrada, con base en  la inconformidad del quejoso, sin mediar ningún criterio técnico-médico.  Entonces, si el enfermo o sus familiares están iniciando un duelo, y se hallan instalados en la negación total, y por ello son incapaces de aceptar que una enfermedad por sí misma  derive en complicaciones o incluso  en la muerte, y  necesitan hallar dónde descargar frustración y dolor, y eligen la figura del médico para proyectar su enojo: ¿El estado va a  concederles la razón así como así, tomando al galeno  como   Judas para darle de palos?
   Quiero creer en la cándida buena intención de los diputados, sin embargo las palabras de la maestra   no dejan de  sonar en mi cabeza…

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Soldados
A los soldados los veíamos en los desfiles y en los desastres.
Salían de los cuarteles por excepción y con objetivo específico.
No imaginábamos que un día los veríamos en nuestro barrio.
Que pasarían con ametralladora montada en el capacete de una granadera.
Con arma en mano para defendernos ante los delincuentes.
Como último baluarte para no perder nuestras ciudades y nuestra vida.
En días de confusión y traiciones, ellos apuestan por México.
Por eso los reconocemos en el Día del Ejército.
jvillega@rocketmail.com

OBRA DEL DR. ATL por Alberto Ruy Sánchez. Desde la revista Sin Embargo

CON ESTOS BUEYES: Por Rosaura Barahona.


Por estos días, cuando muchos mexicanos creen que ninguno de los tres candidatos da para ser Presidente de la República, a menudo escuchamos decir que votaremos "por el menos malo" porque "con estos bueyes tenemos que arar".
Lo que casi nunca nos preguntamos es con qué bueyes tendrán que arar ellos. ¿Somos nosotros, los votantes y ciudadanos, reses fuertes, sanas, bien alimentadas, capaces de hacer nuestra tarea de la mejor manera posible para permitir que el arador are bien?

¿O somos unas reses flacuchas, medio muertas de hambre, secas como la sequía agobiante, incapaces de sostener el arado con la fuerza y la firmeza necesarias para abrir surcos profundos en donde se pueda sembrar?

¿O somos reses desalentadas por haber hecho tantos surcos inútiles? En algunos se sembraron semillas sólo para tomar la foto y los demás surcos quedaron abandonados porque el arador debía presentar, en el siguiente pueblo, los nuevos arados prometidos en su campaña, mismos que fueron llevados de villa en villa, de aldea en aldea y de pueblo en pueblo ¡otra vez para la foto! y desaparecieron. No interesaba arar ni sembrar mejor, sino dejar constancia de que hicieron lo que no hicieron.

¿O pertenecemos a la nueva generación de reses conscientes de que sin nuestra colaboración será casi imposible abrir surcos, sembrar o cosechar y, por lo mismo, estamos dispuestas a jalar parejo, siempre y cuando queden atrás, por lo menos, algunos vicios del pasado?

¿Con cuáles de esos bueyes deberá arar el próximo arador? Ese solo cambio de perspectiva nos obliga a repensar las cosas.

¿Está realmente flaca la caballada de políticos actuales (no me refiero sólo a los candidatos) o sólo nos lo parece porque las reses estamos gordas y queremos volver a pastar con tranquilidad sin que nadie nos moleste? Después de todo, para eso los elegimos, para que hagan todo por nosotros y arreglen nuestros males.

Para aclarar el ejemplo, podemos hacer un ejercicio que resultará interesante. Dividamos una hoja blanca en dos partes y pongamos del lado izquierdo las formas de corrupción gubernamental o pública que no sólo nos molestan, sino nos dañan y desangran.

Después, pongamos en la columna de la derecha las formas de corrupción ciudadana que nos molestan cuando las practican otros, pero no cuando las practicamos nosotros porque nos justificamos de mil maneras por hacerlo.

¿Qué lista resultaría más larga? ¿Cuál es más dañina? ¿Están vinculadas? ¿Qué necesitamos para acabar con cualquiera de las formas de corrupción señaladas en una u otra columna?

Y podía seguir el ejercicio en otra hoja y poner en la primera columna qué tan preparados están algunos políticos para gobernar y, en la segunda, qué tan preparados estamos nosotros para entender nuestro papel de gobernados.

Cuando me acusan de ser agresiva porque digo algunas cosas de manera muy directa, les recuerdo que si estamos luchando por mantenernos a flote en el pantano, no tenemos tiempo de andar con rodeos verbales ni de ser delicados y usar sutilezas para ver si los demás entienden lo que tratamos de decir.

Sólo el lenguaje (externo o interno) puede mostrarnos descarnadamente lo que somos. Por eso si, a manera de examen de conciencia, completáramos la siguiente idea, nos asustaríamos del resultado.

Soy corrupto porque:Doy una mordida para evitar las molestias de sacar mi auto del corralón...

Copio en mis exámenes y trabajos académicos...

Exploto a mi sirvienta...

No cumplo las especificaciones ofrecidas en mi licitación y bajo la calidad de los materiales al construir las casas comprometidas...

Pido exámenes médicos innecesarios porque estoy de acuerdo con determinados laboratorios y recibo una comisión por cada paciente enviado...

A mis trabajadores de la obra no les doy los aperos necesarios para su seguridad y tampoco los inscribo en el Seguro Social, a menos que un inspector lo descubra (y no pueda comprar al inspector)...

Sin tener necesidad, pido becas a la SEP para mis hijos que viven como reyes. Mi chofer va a recogerlos frente a cientos de niños que sin becas no podrán estudiar jamás...

¿Le seguimos?

En efecto, con estos bueyes tenemos que arar, pero esos bueyes también deberán arar con nosotros.
rosaurabster@gmail.com



Tomada del periódico EL NORTE de Monterrey, con permiso de la autora.

JAZZ: Dream a little dream of me. Quinteto de Joan Chamorro y solista Andrea Motis.

¿Quién dijo que la juventud y la buena música están peleadas?... ¡Escuchen este conjunto de jazz!

Novísimo y brevísimo diccionario gastronómico (L - Z)

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SINFONÍA DEL MUNDO ANIMAL: Segundo movimiento