CONTANDO ESTRELLAS
En lo personal, estar conmigo misma, lejos de ser un
tiempo angustiante que busque evitar, representa
una excelente oportunidad para observar, cuestionar y tratar de entender
situaciones que se hallan más allá de mi
entorno.
Así fue
como, hace un par de días, durante los veinte minutos que tuve que esperar
haciendo línea a bordo de mi vehículo, aproveché para encender la radio
mientras llevaba a cabo una serie de
anotaciones en mi agenda. Llamó
poderosamente mi atención una balada que hasta ahora que busco en la red descubro
cómo se llama, sin embargo en ese momento lo que me atrapó fue su letra.
Lleva por título “Counting stars”,
del álbum “Native”, de un grupo llamado “One Republic”.
El
estribillo repetía con insistencia: “Everything that kills me makes me feel
alive.” (Todo lo que me mata me hace sentir vivo). Comencé a tomar nota de varias
partes de la canción como:”I feel so wrong doing the right thing.” (Me siento tan mal haciendo lo que debo hacer)
“Everything that drowns me makes me wanna fly.”
(Todo lo que me ahoga me hace querer volar) Para terminar con: “Feel something so right by doing the wrong
thing. Feel something so wrong by doing
the right thing.”(Sentir que algo está tan bien cuando se hace lo incorrecto. Sentir que algo está tan mal cuando se hace
lo correcto.)
En fin,
como no conocía ni la balada, ni al grupo, fue hasta después cuando pude buscar información
en la red. En el primer momento me
recordó a “Lucy in the sky” cuando fue estrenada por los Beatles, y que tanto
se consideró como una apología al uso de sustancias alucinógenas.
Fue así
como revisé algunos blogs juveniles en los cuales viene la letra seguida de un
espacio para que los visitantes escriban
su propia interpretación sobre lo que el grupo quiso decir. Me impactó el nivel de depresión y de muerte
que reflejan muchos de los escritos de
estos chavos.
En el
mejor de los casos la canción en su conjunto pudiera ser una crítica al sistema
capitalista y al consumismo: “I´ve praying hard. Said no more counting dollars, we’ll be counting stars” (He estado
orando intensamente. Me dije, ya
no contaremos dólares, contaremos estrellas).
Sin
embargo ese primer texto que me atrapó resultó por demás significativo: “Todo
lo que me mata me hace sentir vivo.” Me
dio luz sobre tantas conductas de nuestra juventud cuyo común denominador es la
adrenalina, y que está detrás de tantos actos temerarios que ponen en riesgo su vida o la de los demás. Como si la existencia tuviera tan poco valor, que ha de
procurarse cualquier cosa que permita esos diez minutos de adrenalina que la
doten de un significado, de una razón de
ser, aunque sea lo último que se haga sobre el planeta.
Esa
necesidad de un estímulo que lleve a sentir que hay vida en el cuerpo guarda
cierta relación con el afán de
genitalidad en boga, y que en lo personal hallo tan contradictorio. Es absurdo descubrir que todo lo que los
productores tienen para ofrecer es una escena de sexo burdo, en unos tiempos
tan increíbles donde hay tanto qué presentar, más allá de un primitivo
apareamiento.
Pero en
fin, volviendo a la canción que dio origen a esta columna. ¡Cuánta desolación traduce su letra, y más la
que se encuentra en las interpretaciones que los propios chavos hacen de la
misma! Cómo nos ha faltado a los adultos
presentar a las nuevas generaciones un mundo interesante, divertido, original y
desafiante, en el cual la consecución de los propios sueños
se considere un apetecible modo
de crecimiento interior.
Quizás en
nuestros afanes por allanar el camino a las nuevas generaciones hemos montado un
escenario tan plano para ellos, que simplemente no lo encuentran atractivo. A las primeras de cambio se fastidian, se crispan cuando las cosas no salen bien, y
terminan por aislarse.
Algo es
cierto, jamás debemos de perder la esperanza.
Dentro de aquellas expresiones sombrías de la canción se lee entre
líneas el deseo de un mundo más
estimulante, por el que valga la pena echarle muchas ganas y luchar. Quizá ni el mismo joven entienda de entrada
qué es lo que sucede, aunque con un poco de introspección él mismo va a descubrir que ese fastidio frente a la vida nace
de su íntimo deseo por existir en un mundo capaz de provocar más satisfacción.
Los
chavos están componiendo, musicalizando, interpretando, cantando y analizando
una balada que los representa. Nos están
permitiendo a nosotros saber cómo se
sienten; están pidiendo un mundo más
rico en significados y en sentido. ¿Los
dejamos colgados de la brocha, y que se vayan con su música a otra parte?...