domingo, 10 de noviembre de 2013

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

LÓGICA APLICADA
Gran parte de los problemas que enfrentamos hoy en día a nivel mundial tienen qué ver con el consumismo.  
   Hemos creado una sociedad en la cual lo que se tiene y lo que se compra está por encima de lo que se es y lo que se hace.  Una sociedad que valora más a un individuo por su cuenta bancaria que por su potencial creador.
   Nos hemos dejado llevar por la moda de utilizar productos de marca, por aparentar frente a otros, aún si detrás de ello y dentro de nosotros hay un gran vacío.
   Los niños han aprendido que en aparatos electrónicos la nueva versión se coloca de inmediato por encima de la versión antigua, así haya entre ambas diferencia de meses.  Y que el grupo los va a aceptar en la medida en que posean lo mejor.
   Hemos vuelto la convivencia en una pasarela de vanidades, y hemos adiestrado a nuestros hijos a convertirse en esclavos de la misma.
   Como adultos competimos frente a otros adultos a través de los logros de los hijos.  Sacrificamos sus juegos de infancia en un afán de competitividad extremo.
   No nos extrañe entonces, que a la vuelta de los años se hallen frustrados, queriendo recuperar el tiempo robado.
   Hemos creado un sistema de mentiras elegantes, de cuellos blancos, de maquillajes, y sin dudarlo  acaso, hemos enseñado a los chiquillos a moldearse a él.
   Nos deslumbra el dinero, el “glamour”, los viajes alrededor del mundo; aún cuando  estén pagados por el dinero más sucio.
   Y luego nos alarma que los jovencitos de doce y trece comiencen a consumir alcohol o drogas, cuando los hemos sembrado en un  ambiente en el cual ser auténtico está prohibido.
   Montamos para ellos un escenario con un nivel alarmante de genitalidad, y más delante nos espantamos porque la chiquilla de trece está embarazada.
   Hemos creado  un mundo de incongruencias en el cual lo que se dice y lo que se hace rara vez coinciden;  donde lo que parece contar es el discurso bien dicho, que convenza y gane aplausos.
   Forjamos un país donde unos cuantos tienen cada vez más dinero y poder, mientras la gran mayoría avanzan hacia la pobreza, y su único desfogue ante la presión social es maldecir.  Un país donde el resentimiento crece a niveles francamente peligrosos.
   Vemos el problema a gran escala y cerramos los ojos, pero poco o nada hacemos por comenzar a solucionarlo en la pequeña escala, desde nuestra parcela personal.       Continuamos tratando de burlar la ley cada vez que hay oportunidad de hacerlo; evadimos cumplir nuestras responsabilidades ciudadanas, y si alguien nos lo señala, desviamos su mirada  hacia otros que infringen la ley más que nosotros.
   Enseñamos a nuestros hijos a sacar ventaja, a transar, a asumir  con simpatía estas pequeñas desviaciones, cual “pecata minuta”.  Al fin, qué tanto es tantito.
   Tan simple como tirar basura.  Si cada uno de nosotros tira al suelo un papel cada día, pronto tendremos un país completamente sucio.  No se trata de contratar más personal para el aseo público, sino de educarnos  todos para no ensuciar.
   Algo parecido sucede con la contaminación del agua, del aire.  Pocas veces medimos el alcance que tiene el acumulado que alcanzamos todos los mexicanos en conjunto.
   El maltrato animal es otro buen ejemplo de insensibilidad ciudadana.  Compramos mascotas bebés; cuando crecen y estorban las echamos a la calle, además de que no las esterilizamos… La “solución” es sacrificarlas.  ¿Con qué lección se quedan nuestros niños?
   Por lo pronto aprenden que los seres vivos se tratan como cosas, y que como cosas se tienen en la medida en que sea cómodo hacerlo, y que cuando ya no es cómodo se desechan, y que no importa qué pase con ellas.  ¿Y así esperamos que ellos  desarrollen niveles de sensibilidad ciudadana?...
   De igual moda entre nosotros: Tan común que es en cualquier crucero ver al automovilista que se cruza teniendo luz roja, o aquél que sin necesitarlo ocupa un cajón de discapacitados.  Si cuestionamos a este último –algo que  cuando tengo oportunidad acostumbro hacer--, nos exponemos a ser ignorados o agredidos.  ¡Ah! Pero el día cuando en realidad ellos necesiten ese cajón y lo hallen ocupado, ¡arderá Troya!

   Las matemáticas no fallan, y aquí y en China dos más dos son cuatro.  En la medida en que mantengamos nuestras actitudes como hasta ahora, no va a ocurrir ningún cambio, ni en nuestra familia, ni en el grupo social, ni en el país.   En tanto no comencemos a recoger las piezas del suelo, para tratar de armar de nueva cuenta el rompecabezas, nada va a componerse por arte de magia.  Bien lo dijo Einstein: “No podemos aspirar a resolver los problemas utilizando el mismo tipo de pensamiento que utilizamos para crearlos”. 

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Vacuna
En la cartilla infantil de vacunación deben incluir la vacuna contra el materialismo.
Para evitar a tiempo convertir a los hijos en consumistas voraces, sin llenadera.
Menguarles el apetito por nuevo celular, por tablet, por el videojuego novedoso.
Activarles su conciencia social con un poco de servicio comunitario.
Acercarlos a una iglesia, a un club de niños exploradores.
Ir con ellos a limpiar la plaza, a alimentar a una familia más pobre.
Nada del otro mundo, el mínimo para calificar como personas integrales.
Por ahí empiezan las soluciones para un país que se ve tan atascado en su camino.
jvillega@rocketmail.com

TEORÍA DEL ÁTOMO: Cátedra impartida por Cantinflas


Gracias, Benito, por compartir.

AGUA MALA: Texto inspirado en la tragedia de Lázaro Martínez en La Pintada

Él no puede...
No puede creer que todo aquello haya sucedido.
La lluvia arreciaba desde hacía  un par de noches.  En cuanto despuntó la mañana él y  José  comenzaron a dar  vueltas hasta el  borde  de la hondonada para medir el nivel del agua.
   - ¿Cómo ves hermano?-- Aunque la diferencia de edad entre ambos era muy poca, Lázaro siempre había sentido por José un particular respeto. Tras  la muerte del padre de ambos, se fue volviendo  un experto en predecir cuándo llovería, o calcular año con año qué convendría sembrar  para la  temporada.
   Después de la última vuelta, cuando caía la tarde, Lázaro regresó a la casa preocupado, con una turbulencia en el corazón.  Como cada noche la oscuridad que invadía el caserío de La Pintada parecía engullir al pueblo  a ambos lados de la cañada.  En un rincón del  humilde jacal una  flama  tenía el encanto cotidiano de romper  la oscuridad.  Frente a la imagen de bulto de San Isidro bailoteaba  la  lengua anaranjada  dibujando mil reflejos multicolores sobre las paredes  del pequeño vaso de vidrio, algo que momentáneamente tranquilizó a Lázaro.
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 José llegó por él cuando los primeros rayos del sol comenzaban a perfilarse tras los cerros.  No había dejado de llover en toda la noche, y ahora parecía que la tormenta finalmente  les daría  una tregua, aunque José no se mostró muy convencido de que esto  fuera a suceder.  La  precipitación de las últimas horas los obligaba a evaluar qué era más conveniente,  si seguir allí o emprender la marcha sierra adentro.
   A esa hora el frío calaba muy hondo, y con las prisas esta vez no hubo oportunidad de calentar una taza de café, como acostumbraba a hacer cada mañana.
   Apenas iban llegando al otro lado del pueblo cuando un terrible estruendo  rompió el silencio de aquellas tempranas horas, como si el cielo se partiera en dos.   Ni uno ni otro lograron identificar con certeza de qué se trataba, y fue más por reflejo que corrieron hacia el punto de donde  aquel estrépito provino, seguido en cuestión de segundos de un creciente murmullo  de agua que corre.
   Lázaro jamás podría haberse preparado para lo que vieron sus ojos.  En el justo instante cuando dio la vuelta al final de la barda de la escuela, sintió como si  la misma muerte le saliera al encuentro de forma intempestiva  clavando fijamente su mirada desde el fondo de sus dos cuencas vacías.  ¡Su casa ya no estaba! El cerro se había desgajado, llevando con él todo el caserío.  En el tiempo que los hermanos demoraron en aproximarse al otro lado de la hondonada, la fuerza de la corriente había disminuido, pero en su superficie no alcanzaba a distinguirse otra cosa que no fueran unas cuantas ramas flotando.
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Él no puede...
   No puede creer que todo aquello haya sucedido.
   El muro de la iglesia parecía ser la única referencia que había quedado.   La cruz de la entrada  permanecía inclinada, como mirando con dolor  la tierra arcillosa que, con tanta humedad, al pisarla provocaba  la sensación de hundirse en una masa reblandecida y pegajosa. Desesperado comenzó a excavar con ambas manos tratando de encontrar quién sabe qué cosa.  Su hermano trataba de contener su agitación, pero Lázaro parecía no escucharlo, como embotado, pues ni el dolor provocado cuando  las uñas  fueron desprendiéndose a pedazos al  toparse con  tierra más firme, lo hizo detenerse.  Así, con las manos sangrantes siguió escarbando como topo, hasta terminar cubierto de lodo desde la cachucha azul de "Levy" hasta los  pies, imagen que en otras circunstancias hubiera resultado  cómica.
   No puede irse de allí, su figura parece anclada a la tierra.  El agotamiento invadió su cuerpo; para esa hora una multitud de vecinos se habían aproximado al lugar; los gritos y los llantos de los recién llegados se confundían con los estertores de la corriente furiosa, para ir a romperse   de cuando en cuando contra aquel sordo murmullo del fondo. Igual que él, nadie puede creer que esa parte del pueblo ya no exista, arrastrada por la corriente, y lo peor de todo, que haya ido a parar quién sabe a dónde.
   Cuando el cuerpo del ser amado queda insepulto, como sombra en la noche el dolor de la muerte sigue a sus deudos, que nunca terminan de llorarlo.
   Lázaro permanece sentado sobre el lodo rojizo, o tal vez se haya vuelto uno con la arcilla y la roca, inmóvil como estatua junto a aquel pedazo de tierra que alguna vez fue su casa. En su pasmo se niega a entender que todas sus memorias han sido arrancadas de cuajo para siempre jamás...
   ...Dicen que fue el agua con su fuerza.  Dicen que fue el agua mala.

Este texto fue inspirado por una fotografía de Bernardino Hernández,  publicada por AP.  Traté de contactarlo solicitando su autorización para publicarla junto con mi texto, perohasta hoy no  he tenido respuesta de su parte, por lo que no  me animé a incluirla.  Agradezco a Chico Sánchez su generoso apoyo  para contactar a Bernardino Hernández

KRISTIAN BEZUIDENHOUT interpreta la Fantasía para piano en Re menor, K 397

Kristian Bezuidenhout está considerado como uno de los mejores, si no es que el mejor, intérprete de la obra pianística de Mozart. Este fin de semana está presentándose en un concierto único en el Museo del Louvre, en París. El programa está integrado por dos sonatas de Mozart, la sonata en Fa mayor K 332, y la sonata en Si bemol mayor K 333, y de Beethoven la sonata en Do menor Op 13, llamada "Patética". A propósito de la obra de Mozart, aquí esta Fantasía.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



¿Hasta donde creemos lo que decimos pensar?

¿Hasta donde llega la congruencia entre decir y ser?

A diario repetimos frases trilladas intentando hacer creer y convencernos a nosotros mismos de que los valores existen y los vivimos.

El dinero no es lo más importante. La belleza interior es la que importa. Es mejor dar que recibir. La amistad es invaluable...

Buscamos frases inspiradoras que compartimos en nuestros muros, hablamos con nuestros hijos sobre ellas, nos taladran el cerebro en conferencias, libros, los menos socorridos, en las redes sociales.

Aparecen en nuestra vida, ¡suenan tan bien! ¡llegan al corazón! De memoria las sabemos, pero el mundo ha avanzado en sentido contrario, los verdaderos ídolos son personas que con poco esfuerzo logran fortunas, los artistas plásticos que surgen de la nada, los deportistas profesionales que son negociables y que amasan fortunas exorbitantes, a diferencia de grandes personalidades de la ciencia y del arte, del verdadero arte que muy pocos reconocemos.

La cirugía estética es ya casi algo obligado a lo que recurrimos para mejorar la autoestima, ¿el espíritu?... no, ése con verse dentro del envase perfecto no requiere más.

La Madre Teresa habrá sido un ser maravilloso, pero Beyoncé o Lady Gaga tienen mucho más influencia sobre nuestra juventud.

Pregunta a un joven sobre quiénes han sido premios Nobel, qué jóvenes mexicanos han ganado concursos mundiales de ciencia, arte o tecnología, no habrá respuestas, pero puedes preguntarle vida y obra de los jugadores de fútbol, nuestros modelos a seguir, nuestros héroes nacionales.

Los valores se hicieron para vivirlos no sólo para hacer uso de ellos en frases huecas, que entran por nuestros oídos , por nuestros ojos, pero nunca hacen nido en nuestro corazón.

Congruencia en el decir y hacer para convencer.

La ambición, la vanidad, lo superfluo, lo material nos han marcado el destino, requerimos un reencuentro con los valores reales de la vida que han quedado en el fondo de este mar de superficialidad.

EL CANTO DE LAS DUNAS

Dicen los estudiosos que el tono del sonido que se percibe cuando el viento roza la superficie de las dunas, está dado por el grosor de la arena. Al escuchar este video me pregunté si algunos instrumentos orientales se diseñarían teniendo como base este canto de la tierra.