domingo, 23 de febrero de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

¿Y EL NIÑO, QUÉ….?
Nuestro planeta es, sin lugar a dudas, un ente en continuo cambio.  El tiempo parece transcurrir a una velocidad cada vez mayor, y partiendo de los medios de comunicación tecnológica, nos   vamos transformando en una sociedad global que comparte cada vez más aspectos y condiciones, sin barreras.  Entonces,  de manera paradójica, en la  medida en que nuestras sociedades crecen, más que diversificarse, se unifican, y patrones y conductas sociales de un hemisferio se van reproduciendo en el hemisferio contrario.
   En cuestión de la sexualidad humana, desde la aparición de la píldora anticonceptiva a mediados del siglo pasado, hasta la actualidad, se ha avanzado  a grandes zancadas.   Con el recurso de la tecnología de punta, en este milenio los embarazos son objeto de prevención; interrupción; conservación, y  manipulación genética, entre otras posibilidades,  algunas de ellas al margen de los fundamentales aspectos bioéticos.
   Con relación a la identidad sexual, a la fecha existe en muchos países un marco jurídico que defiende los derechos de que tienen los homosexuales para manifestar públicamente su orientación sexual sin el riesgo de ser sancionados.  En México comienza a darse el concepto de “leyes de convivencia” que conceden a la pareja homosexual, desde el punto de vista jurídico, los mismos derechos y prerrogativas que habían sido exclusivos de los matrimonios tradicionales.  Esta semana se anunció la modificación a la ley del Seguro Social que concederá a la pareja homosexual de un asegurado derecho a atención médica y prestaciones previstas en la Ley del Seguro Social.
   Ahora bien, otro punto que  se halla en la mesa de discusión es el derecho de las parejas del mismo sexo a adoptar.   Hasta la fecha las parejas homosexuales con hijos, o bien los consiguieron mediante un proceso de fertilización   con la participación de una tercera persona, o quedó registrado como hijo de uno solo de ellos como soltero, ya fuera biológico o adoptivo.  Pero la opción de registrar a un menor como hijo adoptivo de dos hombres o de dos mujeres, es lo que está a discusión.
   Como en toda iniciativa de ley, surgen voces a favor y en contra.  Desde quienes enarbolan la bandera de los Derechos Humanos para decir que un individuo ha de hacer valer todos sus derechos, al margen de su orientación sexual, hasta quienes alegan que la homosexualidad es una conducta anómala que debe abordarse como tal, y frente a la cual no deben desplegarse opciones legales como la adopción.
    Mi opinión muy personal, como pediatra, va en otro sentido.  Independientemente de cualquier otro argumento, se está vendiendo la idea de que el niño va a estar mucho mejor en un hogar que en un orfanatorio, lo que en el caso de parejas homosexuales pudiera quizá ser cierto dentro de sociedades con otro tipo de mentalidad, como las europeas, pero  que no es en absoluto el caso de la nuestra.
   El problema de la discriminación a grupos vulnerables ha alcanzado dimensiones insospechadas en nuestro país.   En el origen del acto de discriminar hay, o bien  desconocimiento, u hondos prejuicios.  Suele discriminarse al que es distinto a la gran mayoría, y frente al que, antes que tratar de entender, simplemente se opta por rechazar y marginar.
   Se discrimina al chaparrito, al gordito, al que usa lentes.  Se discrimina al niño discapacitado, al indígena, al  que tiene un padre o una madre con estigmas sociales.  Se discrimina al que muestra dificultades para adaptarse al grupo; al que luce en desventaja, y que  en opinión de los líderes no merece unirse al mismo.
   Partiendo de esta realidad que existe a lo largo y ancho del territorio nacional, y que es palpable en todos los estratos sociales, en escuelas públicas y colegios privados, no es difícil imaginar qué va a ser de un pequeño adoptado por una pareja del mismo sexo, en una sociedad como la nuestra.   Independientemente de lo que  implica no contar con los modelos tradicionales de “papá” y “mamá” como tales, lo que por su parte no deja de hacer suponer problemas de identidad sexual y de adaptación social para el pequeño.
   Muy bonito el discurso de la tolerancia, y los derechos de los homosexuales, y la amplitud de criterios, y las legislaciones… Pero, ¿y el hijo…? ¿Tenemos los adultos el derecho de convertirlo en  conejillo de Indias desde hoy hasta el día cuando se consiga un cambio de óptica en toda la sociedad? ¿Tenemos derecho a someter a ese niño a calificativos, insultos, rechazos y señalamientos, en razón de la orientación sexual de sus padres?

   En este momento nuestra sociedad no está en condiciones de garantizar que una legislación como ésta  favorezca el bienestar emocional  del niño.  No se vale andar haciendo experimentos, en aras de los derechos de los adultos. 

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Minucias
Con un alambre largo y dos botecitos improvisaban un "teléfono".
La conversación infantil se reducía a "Te oigo bien,.  ¿Y tú me oyes?".
La invención obedecía, no a necesidad de comunicación sino al ocio de niños.
Aquel telefonito evolucionó a las portentosas redes sociales.
Ahora pueden comunicarse a remotas distancias, en tiempo real y hasta con imágenes.
Pero como aquellos niños, el asunto es si tienen algo que comunicarse.
Muchos se extravían en las minucias de qué comieron o si les salió un granito.
jvillega@rocketmail.com

Valiente mensaje de Leopoldo López en defensa de Venezuela.

Joven idealista, esposo, padre de dos pequeños, que lejos de hundirse en la molicie de la indiferencia, se lanza a la defensa de su país. Es aprehendido, pero no por ello acallado. Las esperanzas de nuestros hermanos venezolanos están sostenidas por la fuerza de sus palabras, para lograr el cambio tan necesario para aquel país hermano.

Artículo sobre la dependencia a drogas por José Carlos García Fajardo


DE EXPERIENCIA ÍNTIMA A FENÓMENO SOCIAL
La confusión en el análisis de las causas y los efectos de las drogas nos debe impedir caer en simplificaciones como que "a las personas de orden no les pasa nada", o "si acabamos con los narcotraficantes, se termina el problema de la droga".
Algunos padres que padecen ese azote en su familia y algunos políticos arremeten contra las libertades conseguidas haciéndolas responsables de los males e ignoran su parte de responsabilidad en algunos aspectos del problema.
Si no fuera la droga sería el consumismo u otras formas de alienación mediante dependencias para paliar las verdaderas causas de ese rechazo de la sociedad, de la familia y de sí mismos que significa la pérdida de la autoestima, de la dignidad y de las señas de identidad.
Nadie es obligado a consumir drogas sino que es la falta de valores y de un sentido para el vivir lo que lleva a la autodestrucción. Porque podemos disponer de heroína, de coca, de marihuana o de hachís y no por eso las consumiremos.
En la familia, en los centros de formación y en el propio ambiente están las causas que es preciso considerar. Ya nadie está a salvo de ver a un ser querido hundirse en la droga cuando fallan los resortes éticos y culturales. ¿Por qué algunos jóvenes se convierten en drogodependientes? ¿Todo el que alguna vez consumió alguna droga se ha convertido en drogadicto? En muchas ONG abundan los ejemplos que confirman lo contrario: dadle a un joven un sentido para su vida, despertad su autoestima, aceptadlo en su realidad, integradlo y haced que se sienta necesario, ayudadle a transformar los criterios que lo han deformado y veréis cómo descubre la alegría de vivir.
Una de las principales causas de la huida de la realidad por medio de las drogas es la inseguridad, el miedo y la no aceptación de sí mismo, comenzando por el propio cuerpo. Es preciso que los expertos dialoguen con los pacientes y con sus familias para una terapia que se dirija a las fuentes y no sólo a los efectos o a los instrumentos de los que se sirven para su huida de una sociedad que no les gusta y en la que se encuentran desplazados y se autoexcluyen.
El ser humano que no se acepta y se ama, no puede desarrollar una autoestima que le haga responsable y libre para vivir con coherencia.
Publicado originalmente por el autor en Centro de Colaboraciones Solidarias (CSS) el 23/06/2000

VIDEO: En algún lugar de Noruega abunda la sensibilidad social.

Probablemente el cielo sea así, un lugar donde abunde el genuino interés por otros, libre de mezquindades, donde haya respeto, bondad y nobleza del alma. Quizá haya lugares en la tierra con un desarrollo tal, que ya habrán alcanzado estas condiciones, en los que niños, viejos y animales viven felices, sin el temor de ser dañados...

Poesía de Antonio Machado, a 75 años de su muerte.

HE ANDADO MUCHOS CAMINOS

He andado muchos caminos
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra.

Y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja.

Y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino,
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y un día como tantos,
descansan bajo la tierra.

Pavana Titanio: Interpretan The Piano Guys (David Guetta/Faure)