EL MUNDO DE KRISTOFFER
Kristoffer
Von Hassel, residente de San Diego, California, acaba de ser reconocido por Microsoft como
un investigador especialista en el
sistema de seguridad de Xbox, después de que logró acceder a la cuenta que
utiliza su padre, sin tener la contraseña de acceso, poniendo de manifiesto una
falla en el sistema operativo, que vulneraba la seguridad de este juego en
línea. ¿Lo singular del caso…?
Kristoffer tiene cinco años, y asiste al Jardín de Niños.
Quien dude que cosas como esta puedan
suceder, es porque no ha medido los
alcances de la mente de nuestros niños y jóvenes que, como dice el refrán
popular, nacen “con el chip integrado”.
Aun para quienes, de alguna manera tratamos de estar al día con las
innovaciones tecnológicas, hechos como el ocurrido con este pequeño no dejan de
asombrarnos. Un niño aborda la tecnología como un juego, todo lo
contrario a lo que sucede con los adultos, quienes anteponemos prejuicios,
temores y resistencias, y tantas veces
nos paralizamos frente a un elemento novedoso, privándonos con ello de conocer y disfrutar sus
beneficios.
El tercer milenio está produciendo niños con
sofisticadas habilidades para manejar y dominar la tecnología, aunque por otra
parte se están incubando problemas sociales que apuntan a ser preocupantes. El uso de TIC desde la primera infancia
priva al pequeño del roce social que facilita a futuro las relaciones interpersonales;
es de lo más común encontrar un grupo de adultos con un pequeño que apenas si camina, que se entretiene con un teléfono
celular. Mientras los preescolares o
escolares de antes jugábamos al aire
libre, en calles o parques públicos, corríamos y formábamos grupos, los
actuales tienden mucho más a la vida sedentaria y al aislamiento, con pantallas
y teclados como única compañía.
En mis tiempos de infancia las familias solían estar formadas
por papá, mamá, y cuatro o más hijos, no siendo infrecuente que se contaran
hasta diez en una familia. Otros
elementos importantes eran los abuelos, la tía soltera, o los primos, que
venían a ampliar el círculo de
convivencia del pequeño. Los tiempos
actuales han dado lugar a un importante número de familias monoparentales, con
uno o dos hijos, y sin el beneficio de la familia ampliada. Las distancias no permiten una mayor
convivencia con parientes más allá de la
familia nuclear, lo que contribuye otro tanto al aislamiento del chico.
Es difícil determinar en este momento los cambios
sociales que provocarán en el futuro las
actuales condiciones de vida de nuestros niños.
Lo que sí es evidente es que se han ido perdiendo valores y costumbres
que prevalecían hasta hace tres o cuatro lustros.
Hace
unos cuantos días conducía por una avenida con la vía libre, pero tuve que
frenar intempestivamente, pues una joven de unos dieciocho años se atravesó
frente a mí, sin hacer alto. Mi manejo a la defensiva me salvó, como ha
sucedido otras veces, de lo que habría terminado
en una fuerte colisión. Sin embargo lo
que quiero señalar es esto: el gesto en la cara de la imprudente conductora fue
de burla, como diciendo “mira lo que te
he obligado a hacer”, como anotándose un punto a su favor.
Dentro de la brecha generacional que existe entre ella y yo, es evidente que ella
no pensó en que su carro habría sido el más dañado, y que ella, o el propietario
del vehículo, hubiera tenido que
responder por los daños ocasionados a ambas unidades, y probablemente además
por las lesiones que pudiera haber provocado en mi pasajero y mi persona. El pensamiento que a mí me hace conducir a la
defensiva, quedó visto que en ella no
opera, y no dudo que además sea una
chica que, de ribete, acostumbre textear
mientras conduce.
La persona madura, entendemos, es aquella
que actúa de manera libre siguiendo normas
de conducta que garanticen el bienestar
colectivo; su conducta, junto con la de sus semejantes, da lugar a una ética social que finalmente salvaguarda la
integridad del grupo humano. ¿Pero qué sucede cuando en su desarrollo como
persona están fallando elementos que le llevarían a esa madurez? ¿Será la
tecnología capaz de sustituir los modelos paterno y materno, para contribuir de modo favorable en su desarrollo
emocional?...
La libertad, si me permiten invocar un lugar
común, no es liberarse de, sino liberarse para. Contrario a actuar sujetos por factores
externos que nos restringen, la libertad
es la condición interna que nos mueve a actuar
de forma auténtica, agradable y única,
pero sin ir en contra del
bienestar colectivo. Es hacer lo que quiero hacer, porque así lo decido,
aunque siempre cuidando de no violentar
los derechos de otros.
¿Qué mundo
le espera a Kristoffer en el 2050? Está
en nosotros, hoy, determinarlo.