domingo, 21 de septiembre de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

PARA MUESTRA UN BOTÓN
Como cada año, viene a la mente de todos los mexicanos el sismo de 1985 que derruyó parte de la obra urbana de la ciudad de México, incluyendo vías de comunicación, el multifamiliar Juárez, hospitales de alta especialidad, y el hotel Regis, entre muchos otros que se consideraban a prueba de sismos.  
De igual manera viene a nuestra memoria el espíritu de solidaridad que invadió a México hasta más allá de sus fronteras.  En la propia capital comenzaron a organizarse los ciudadanos en labores de rescate y salvaguarda; se integraron cuadrillas que inspeccionaron inmuebles, salvaron vidas, y alcanzaron tal maestría en ello, que más delante integraron el escuadrón de los “topos”, que hasta la fecha  apoya en desastres naturales alrededor del mundo con grandes resultados.
En esta frontera coahuilense, con estudiantes de una institución educativa en la cual laboraba en esos años, organizamos un centro de acopio, y la respuesta de la población a ambos lados de la frontera no se hizo esperar.   Ciudadanos y empresas  hicieron donativos en especie, y logramos recabar cuatro toneladas de alimentos, medicamentos y ropa, gracias a la cadena humana que integraron los propios alumnos para la recaudación, inspección, clasificación y empaque de los donativos.   Y de esta misma forma se entretejieron historias a lo largo y ancho del territorio nacional, hasta hacer sentir a nuestros hermanos capitalinos que no estaban solos.
Ahora cuando se cumplen 29 años de aquel trágico evento se viven los primeros días de un meteoro destructor que asoló el estado de Baja California Sur.   Las escenas que se han transmitido desde aquellos polos turísticos, actualmente devastados, resultan terribles.  Muchos edificios sucumbieron al fenómeno natural, siendo graves los daños en la zona hotelera, pero aún más grave, mucho más, es el fenómeno social que se generó a las pocas horas de ocurrido el ciclón: La rapiña en todas sus formas, como una orgía de sangre dentro de la cual sus participantes no dejaron nada en pie.
A través de Internet pudimos observar plazas comerciales totalmente devastadas, tiendas en las que ni siquiera los anaqueles se libraron de ser robados.  Historias que hablan de que una tienda de las grandes cadenas que fue totalmente saqueada, la vaciaron de electrodomésticos, videojuegos, centro de cómputo, y hasta con los contenidos de  la caja fuerte arrasaron…
Lo primero y más fácil es suponer que fueron grupos de delincuentes los que hicieron esto, pero las imágenes no dejan mentir, se observan familias enteras, incluidos menores de edad, ocupados en llenar carritos de mandado hasta el tope con productos que nada tenían que ver con la subsistencia básica después de un meteoro.   Y los encargados del orden municipal, o no hicieron nada, o aprovecharon la oferta y también le entraron al saqueo.
El gobierno federal responde enviando militares y elementos de la gendarmería a restablecer el caos.  Sin embargo sería un grave error visualizar el problema como de seguridad nada más, cuando hay elementos muy profundos que lo explican, y que de no atenderlos volverán a manifestarse una y otra vez, en diversos escenarios.
Me sorprende la forma como se maneja la mayor parte de países de la Unión Europea; ante todo privilegian el respeto por el derecho ajeno.  Derecho a una vida tranquila, productiva; derecho a la seguridad, y salvaguarda de la propiedad.  Hay países que pagan casi un 40% de sus ingresos en impuestos, pero los impuestos trabajan en todos los órdenes, sin excepción.  Hay orden, limpieza, urbanización, salud, educación, cultura y comodidad.  El transporte es de primera, impecable, y todos respetan las reglas del mismo.
México emprende reformas que no quedan claras, que los especialistas consideran  orientadas hacia una mayor recaudación sin transparencia ni rendición de cuentas, y ahora van sobre los causantes menores, hasta el que vende  paletas en la esquina.   Vemos la forma grosera como las grandes empresas y muchos políticos incumplen  con total impunidad, contaminan, destruyen y saquean las arcas, y por supuesto que seguirán haciéndolo, cuando no hay sanción alguna a su proceder.
¿Y así queremos que el pueblo esté contento…? ¿Y que se sienta feliz de ser fiscalizado hasta por el kilogramo de tortillas que compra…? Hay malestar, hay inconformidad, hay rebeldía, estados de ánimo que se lanzan en contra de lo más próximo y menos blindado, la clase trabajadora.  A los de la punta de la pirámide no alcanzan ni a verlos.

Para muestra un botón: Esta vez fue en Los Cabos tras Odile, al rato será en la cuadra de en seguida, o en nuestro propio domicilio. Más vale que autoridades y ciudadanos lo entendamos así, y actuemos en consecuencia.  Por lo pronto, a apoyar a los damnificados.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Poder ciudadano
Fueron los peores terremotos en la historia de la Ciudad de México.
Todavía nos espanta el recuerdo de miles de muertos y la destrucción de edificios.
La pérdida de los archivos federales que equivocadamente estaban en los últimos pisos de las dependencias.
Pero dentro de la amarga noche surgió algo positivo y trascendente ante un gobierno paralizado e incompetente, los ciudadanos se pusieron en acción.
Fueron ellos los que dirigieron el tránsito, organizaron el salvamento de vecinos atrapados.
Ese movimiento colectivo resolvió problemas y  y abrió posibilidades desconocidas.  Los ciudadanos no volverían a sus casas a vivir esperando acciones del gobierno.
Las organizaciones "provisionales" se convirtieron en movimientos políticos que cambiaron la historia de México.
jvillega@rocketmail.com

Les Luthiers cantan "Añoralgia"

Lo que duele no es el dolor: Texto de Risto Mejíde


“Lo que duele no es el dolor. El dolor es sólo una consecuencia. El efecto secundario de algo que nos hizo sufrir y que todavía hoy sigue haciéndolo. Me gustaría que esto que tanto duele fuese lo que me aplasta el pecho y me araña las vísceras y el corazón. Esto que se puede paliar poco a poco, con consejos, amigos, medicamentos, horas, sobremesas y tazas de té. Pero algo me dice que no. Que lo que duele no es el dolor.


Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es la ausencia. El hueco que deja alguien que ya no está. Echar de menos con contrato indefinido. Y saber que quería llevársela y se la ha llevado, que ya está, que le han ganado la vida esas malditas seis letras que no pienso volver a juntar en mi boca nunca más.


Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es conocer un vivo menos. Borrar su número del móvil. Tener que frenarme cuando la iba a llamar y recordarme a mí mismo que ya no puedo, que un día pude, que lo hice menos de lo que debía y que ya nadie podrá.


Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es recoger los pedazos de quien se queda. No saber consolar a quien más quieres en este mundo. Tratar de estirarle los labios. Con una broma, un chascarrillo, una tontería. Fracasar.


Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es la distancia. Este saberse lejos de ti, este llevarte conmigo, ese llevarme contigo y aún así, ser incapaces de llevarnos más. Haber caído con nuestro mayor triunfo. Haber sucumbido ante nuestro mayor logro. Lo mejor que habremos hecho en nuestra vida. Algún día él nos lo explicará.


Lo que duele no es el dolor. Lo que duele es no saber volverlo a intentar. Matar el nervio y dejar que se desangre la encía. Hablarlo tantas veces y acabarlas todas en ese silencio de punto final. Darnos por imposible. Constatar nuestra propia incompetencia. Seguir doliéndonos. Seguir mal.


Lo que duele no es el dolor. Es todo lo que dejamos atrás. El remolque desbocado de los recuerdos que nos perseguía al mismo ritmo y velocidad. Ahora sólo sabemos que le ha fallado el enganche, los frenos, y no tenemos ni idea de en qué momento nos va a atropellar. Ni con qué.


Lo que duele no es ni siquiera llorar. Lo que duele es tener tantas razones para tener que hacerlo. Es esta maldita sequía de lágrimas. Es el miedo a quedarse solo y en pareja. Y esta cochina culpabilidad.


Lo que duele no es que la gente opine. Es que lo haga como quien habla del tiempo, alegremente y buscando de todo, menos ayudar. Que nos den consejos que no hemos pedido. Que inventen razones. Qué sabrán ellos. Qué sabrán.


Lo que duele no es el dolor.


Porque el dolor es esto que me viene aquí y ahora.


Lo que más duele es todo lo que vendrá.”


Risto Mejíde
Gracias, Moisés por compartir.

VIDEO: Más allá de las apariencias.

Los prejuicios son como barrotes de una prisión en la que nosotros mismos elegimos encerrarnos.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

LA RESPUESTA ESTÁ EN EL VIENTO
Texto publicado originalmente el pasado 19 de septiembre en el muro de la autora.
Hoy aniversario número 29 del terrible sismo que estremeció no solo al DF donde ocurrió, sino a todo México, y podría decirse al mundo entero. 
De todo ello, siempre queda en mi memoria y en mi corazón, la respuesta solidaria de la gente, que sin importarle su propia vida se arriesgó para salvar otros. 
La tragedia fue un escenario donde la calidad humana de nuestra gente salió a flote, al rescate de lo que el devastador fenómeno natural había dejado aún con vida. 
A 29 años de distancia somos testigos de la respuesta que ahora tienen los habitantes de Baja California Sur ante la catástrofe que ha provocado el huracán Odile. ¿Hablamos entonces de mexicanos que por ser distantes son distintos? ¿...de una descomposición social que ha llevado a nuestra gente a mostrar la parte más miserable del ser humano? ¿Qué ha ocurrido en este tiempo? Ahora resulta más destructora que un huracán o un sismo, la naturaleza humana que ha perdido la capacidad de solidarizarse, de ayudar al prójimo, de hacer frente común ante la desgracia. ¿Estamos en pleno desarrollo?, ¿...a esto le favorecerán las reformas?
¿Se puede pensar en recuperar valores?¿Le ha importado a alguien esta deformación que ha sufrido la moral del mexicano que hace de la impunidad y el abuso una nueva ley? Me pregunto si esta enfermedad es curable, si podemos vacunar para proteger a las nuevas generaciones, si esto ya es epidemia que se ha propagado por todo el país sin que hayamos hecho nada para impedirlo. sino al contrario permitiendo los mecanismos de transmisión. ¿Por donde empezar? -decía mi amiga Marcela. Respuesta que al parecer nadie tiene por ahora. Será que como dice la canción de Bob Dylan, la respuesta está en el viento,..¡pero no en este que nos azota a los mexicanos desde hace tiempo como continuo huracán de corrupción! 


Cachorros de chita: Promesa de perpetuación de la especie

Este video que acaba de comenzar a circular, muestra dos cachorritas de chita que han llegado al santuario para la vida salvaje del zoológico de San Diego, California. Sabemos que idealmente deberían de estar en su propio hábitat, en el continente africano, pero a la velocidad con que se viene atentando contra la vida animal en aquellas tierras, vemos este rescate bajo otra óptica, la de salvaguardar la especie de su extinción total.