domingo, 14 de diciembre de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

¿QUÉ ESCENARIO ESCOGES?
La humanidad se divide en dos mitades: La de quienes aman el calor y en  invierno se deprimen, y quienes parecemos revivir en la medida en que las temperaturas van bajando y los días se acortan.  Es de este modo como las fiestas decembrinas, que celebramos con frío en el hemisferio norte, para algunos son motivo de tristeza, mientras que otros nos cargamos de energía a lo largo de la temporada.
Para la depresión invernal se han postulado muy diversas teorías, una buena parte de ellas tiene qué ver con la intensidad de la luz y sus efectos en la liberación de neurotransmisores, en tanto la otra  habla de esa melancolía que surge cuando recordamos a aquellos seres queridos que se nos han adelantado, cuya ausencia se patentiza más en esta temporada.
Lo anterior tiene mucho qué ver con la forma como enfrentamos la muerte en occidente.   Vamos avanzando por la vida y teniendo más edad, pero invariablemente nos comportamos como si la muerte nunca nos fuera a tocar a nosotros.   Son momentos contados, el fallecimiento de una persona cercana, o una situación que nos pone de manera personal en peligro de muerte, cuando cobramos plena conciencia de que como seres vivos, invariablemente tendremos un término de nuestra vida en el planeta, por más que pretendamos sacarle la vuelta.
Si partimos de la aceptación de la realidad de nuestra propia finitud, tendremos ocasión de disfrutar más cada día de vida, a partir de la consigna de que no hay segundas ediciones, y que lo que hoy desaprovechamos, no vuelve a repetirse de igual manera más delante.   Y por otra parte, al menos es mi caso, en ocasiones como la Navidad y el Año Nuevo tenemos la oportunidad de evocar momentos que pasamos con esos seres queridos que hoy ya no están con nosotros.  A partir de esa misma condición perecedera, las vivencias que tuvimos a su lado adquieren un cariz especial, que nos permite atesorarlas como dulces memorias.
En ocasiones es alguna tonada, un objeto de la colección de figuras navideñas, o algún aroma en la cocina, que nos transportan  como por magia a algún momento vivido años atrás con una de esas personas que hoy ya no están con nosotros.   La convivencia familiar  nos permite evocar juntos esas memorias, ensancharlas, enriquecerlas y profundizarlas, y así  transmitirlas a nuestros hijos como parte del patrimonio familiar intangible.
La receta de la abuela, o el sazón de  mamá…esa canción que cantaba con tanto gusto el padre, o el hermano, y que hoy lo trae nuestra memoria hasta colocarlo entre nosotros… son los momentos que vencen las barreras del tiempo y de la ausencia para enriquecer la convivencia familiar.
Sabemos que la depresión no se resuelve con decirle a la persona que la padece que ya no se deprima, pero con toda seguridad sí se ahonda cuando agregamos elementos satélite que vienen a reforzar ese sentimiento de tristeza inacabable.   La voluntad no es  suficiente para hacerla a un lado, pero en definitiva sí contribuye para evitar que nuevos elementos se sumen a la depresión para acrecentarla.
Un cambio de actitud mucho favorece: Si dejamos de recordar al ser querido que murió por su muerte, y comenzamos a recordarlo por lo mucho que nos regaló  en vida.
Si vamos enfocando las ausencias haciendo recuento de las bendiciones que recibimos.
Si nos ubicamos en pensar que ahora, como adultos, tenemos los elementos suficientes para construir un escenario a nuestro gusto, algo por lo que somos muy afortunados.
Si en vez de pretender inútilmente regresar a ese pasado que ya no existe,  comenzamos a vivir con toda la intensidad lo único real, que es el presente.
Si en vez de llorar los amigos que ya partieron, levantamos el teléfono y llamamos a aquel amigo que hemos dejado de ver; si invitamos a tomar un café a esa otra amiga, o  nos lanzamos a ampliar nuestro círculo de amistades.
Si en lugar de lamentar lo que no tenemos, o para lo que no nos alcanza el dinero, comenzamos a dar gracias al cielo por lo que sí tenemos, y de eso –mucho o poco—que nos pertenece, nos regalamos la dicha de compartir con el que no tiene.
¿Qué pasa en nuestro interior si dejamos de sentirnos víctimas y comenzamos a actuar como los directores de la historia de  nuestra propia vida?
Propongámonos ser esa persona con la que a todos les gusta convivir.  Desechemos el traje gris y harapiento, y vistamos al espíritu con  nuestras mejores ropas.
Nadie más va a venir a hacer por nosotros lo que nosotros mismos no queremos hacer para beneficio propio.

En nosotros está la libre elección; las opciones nos están esperando.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Posadas
Nos encanta afirmar que la de las posadas es una bella tradición mexicana.
El peregrinar por la calle con cánticos navideños y cargando la figura de la Sagrada Familia, pidiendo posada durante ocho días hasta la Nochebuena.
Se cuentan también las golosinas, las colaciones, los tamales, los buñuelos y el ponche--quizá con un piquete clandestino.
Todo eso es la tradición, pero no tiene nada que ver con las posadas contemporáneas, que no son sino borrachera y comedera, pleitos y accidentes provocados por el alcohol.
En el súper no promocionan las figuras ni los adornos, el negocio es ofrecer vinos y más vinos con descuento.
Los cuerpos de socorro ya saben que estas madrugadas correrá la sangre y se armarán los pleitos entre los peregrinos.
Habría que volver de verdad a las posadas tradicionales.  Una fiesta de vecinos, de familia, de niños, aunque sea con ponche con piquete clandestino.
jvillega@rocketmail.com

100 años de maquillaje

Este video es más disfrutable por mujeres de más de cuatro décadas de vida, pues nosotras podemos decir con emocióhn: "!Yo recuerdo esa moda, y esa, y esa...!"

Para reír un rato: Escenario familiar con la llegada del primero, segundo y tercer hijo.


1er bebé: Las mujeres empiezan a usar ropa de maternidad tan pronto como el ginecólogo confirma el embarazo.
2do bebé: Usan su ropa común tanto tiempo como sea posible.
3er bebé: Su ropa de maternidad es  su ropa común.
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 Preparación para el nacimiento:
1er bebé: Practican las respiraciones religiosamente.
2do bebé: Ni se molestan en las respiraciones porque recuerdan que la última vez sirvieron de muy poco.
3er bebé: Piden una epidural desde el octavo mes.
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 La Ropa:
1er bebé: Lavan la ropa del bebé después de comprada, la coordinan por color y la doblan en la cómoda del bebé.
2do bebé: Se aseguran de que la ropa esté limpia y sólo desechan las que nos se pudieron desmanchar.
3er bebé: Los niños pueden usar rosa, ¿verdad? está de moda...es lo bueno de estos tiempos.
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Preocupaciones:
1er bebé: Al primer signo de ruido, quejido o mueca se levantan como resortes a ver al bebé.
2do bebé: Levantan al bebé sólo cuando sus chillidos amenazan con despertar al niño mayor.
3er bebé: Entrenan a su hijo de 3 años para que le de vueltas en la carriola cuando chille el huerco.
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Chupón:
1er bebé: Si se cae el chupón al suelo, lo guardan hasta que llegan a su casa para lavarlo y hervirlo.
2do bebé: Cuando el chupón se cae al suelo, lo enjuagan con jugo de la mamila del bebé y se lo dan.
3er bebé: Lo limpian con su playera o de plano así se lo vuelven a meter en la boca, bajo el principio de que “un poco de mugre refuerza las defensas”
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 Pañales:
1er bebé: Cambian el pañal de su bebé cada hora, lo necesite o no.
2do bebé: Cambian el pañal de su bebé cada dos o tres horas, si es necesario.
3er bebé: Tratan de cambiar su pañal antes de que otros se quejen del olor, o cuando ven que “aquello” ha escurrido  hasta las rodillas.
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Actividades
1er bebé: Llevan a su bebé al gimnasio de bebés, a la estimulación temprana, a la terapia de masajes de bebés.
2do bebé: Llevan a su bebé al gimnasio de bebés.
3er bebé: Llevan a su bebé al supermercado y a la tintorería, a las clases, partidos, piñatas o un sin fin de actividades de los hermanos mayores.
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Salidas:
1er bebé: La primera vez que dejan al bebé con niñera, llaman 5 veces para ver si está bien.
2do bebé: Antes de salir, se aseguran de darle un número a la niñera donde puede encontrarlos.
3er bebé: Le dejan instrucciones a la niñera de que les llame solo si ve sangre.
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 En Casa:
1er bebé: Pasan la mayor parte de cada día admirándolo.
2do bebé: Pasan algo de cada día asegurándose de que su primer niño no esté apretando, picoteando o pegándole al bebé.
3er bebé: Pasan un poco de tiempo cada día tratando de esconderse de sus hijos.
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Fotografías:
1er bebé: Desde el primer ultrasonido hasta el nacimiento una por semana, y luego al ritmo de una foto por hora hasta el año de edad.
2º bebé: Foto del eco, al nacimiento y una vez por mes.
3er bebé: Le piden al compadre que tome su primer fotografía, pues el celular se quedó sin carga.  Nada más.
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Tragado de Monedas:
1er bebé: Cuando su primer hijo se traga una moneda, corren al hospital y exigen rayos X. y cirujano pediatra
2do bebé: Cuando su segundo hijo se traga una moneda, cuidadosamente esperan a ver que salga por vía natural.
3er bebé: Cuando su tercer hijo se traga una moneda, se lo descuentan de su domingo. 

"Dar las gracias": Traducción de Juan López, tomado de You Tube

15 Cosas a las que debes renunciar para ser feliz: Del libro "Usted puede sanar su vida" de Louise Hay

# 1. Renuncia a tu necesidad de tener siempre la razón.
Muchos de nosotros que no podemos soportar la idea de estar equivocados. Al querer tener siempre la razón, tomamos el riesgo de acabar con grandes relaciones o causar una gran cantidad de estrés y dolor, para nosotros y para los demás. Simplemente no vale la pena. Cada vez que sientas la necesidad “urgente” de tener una pelea sobre quién tiene razón y quién está equivocado, hazte esta pregunta: “¿Prefiero tener razón, o prefiero ser amable?” ¿Qué diferencia va a haber? ¿Es tu ego realmente tan grande como para no poder evitarlo?

# 2. Renuncia a tu necesidad de control.
Debes estar dispuesto a renunciar a su necesidad de controlar siempre todo lo que le sucede a ti y alrededor tuyo – las situaciones, eventos, personas, etc... Ya sea que se trate de  seres queridos, compañeros de trabajo, o simplemente un extraño que te encuentras en la calle.
Permite que todo y todos sean tal y como son y verás cuánto mejor te hacen sentir.

# 3. Renuncia a la culpa.
Renuncia a tu necesidad de culpar a otros por lo que tienen o no tienen, por lo que sientes o lo que no sientes. Deja de desperdiciar tus cualidades y empieza a tomar la responsabilidad de tu vida.

# 4. Renuncia a tu diálogo interno de auto-derrota.
¿Cuántas personas están haciéndose daño a ellos mismos debido a su mentalidad negativa, contaminada y repetitiva? No creas todo lo que tu mente te está diciendo, especialmente si es negativo y contraproducente. Tú puedes ser mejor que eso.

# 5. Renuncia a las creencias que te limitan
Sobre lo que puedes o no puedes hacer, sobre lo que es posible o imposible. A partir de ahora, no permitas que tus creencias te limiten y te mantengan atrapado en el lugar equivocado. Abre la mente y experimenta.

# 6. Renuncia a quejarte.
Renuncia a la constante necesidad de quejarte de tantas, tantas, tantas cosas; personas, situaciones, o acontecimientos que te ponen infeliz, triste y deprimido. Nadie puede hacerte infeliz, ninguna situación puede hacerte sentir triste a menos que tú lo permitas. No es la situación que desencadena estos sentimientos en ti, sino la forma en la que eliges afrontarlo. Nunca subestimes el poder del pensamiento positivo.

# 7. Abandona el lujo de criticar.
Renuncia a la necesidad de criticar las cosas, hechos o personas que son diferentes a ti. Todos somos diferentes, pero a la vez semejantes. Todos queremos ser felices, todos queremos amar y ser amados y todos queremos ser comprendidos. Todos queremos algo, y ese algo es deseado por todos nosotros.

# 8. Renuncia a tu necesidad de impresionar a los demás.
Deja de intentar ser algo que no eres solo para hacer que otros te acepten. No funciona de esta manera. En el momento en que dejas de intentar ser algo que no eres, es cuando te quitas todas la máscaras, es el momento en que te aceptas realmente a ti mismo y desde luego encontrarás personas que se sentirán atraídas por ti, sin esfuerzo.

# 9. Renuncia a tu resistencia al cambio.
El cambio es bueno, te ayudará a moverte de A hacia B. El cambio te ayudará a hacer mejoras en tu vida y también en la vida de los que te rodean. ¡No te opongas! sigue tu camino y acepta el cambio.

# 10. Renuncia a las etiquetas.
Deja de etiquetar esas cosas, personas o eventos a las cuales no entiendes y  ves como raras o diferentes, e intenta poco a poco abrir tu mente. La mente solo funciona cuando está abierta.

# 11. Renuncia a tus miedos.
El miedo es sólo una ilusión, no existe, uno mismo lo crea. Todo está en tu mente. Corrige el interior, y el exterior se pondrá en su lugar.

# 12. Abandona las excusas.
Empaquétalas  y diles que están despedidas. Tu ya no las necesitas. Muchas veces nos limitamos debido a la gran cantidad de excusas que utilizamos. En lugar de crecer y trabajar en la mejora de nosotros mismos y de nuestras vidas, nos quedamos atascados, nos mentimos a nosotros mismos, utilizando todo tipo de excusas; excusas que el 99,9% de las veces ni siquiera son reales.

# 13. Abandona el pasado.
Lo sé, lo sé, es muy difícil. Sobre todo cuando el pasado se ve mucho mejor que el presente, y el futuro parece tan aterrador, pero hay que tener en cuenta el hecho de que el momento presente es todo lo que tienes y todo lo que siempre tendrás. El pasado que ahora estás anhelando y estás soñando, fue ignorado por ti cuando era tu presente. Deja de engañarte a ti mismo. Colócate en el  presente en todo lo que haces y disfruta de la vida. Después de todo la vida es un viaje, no un destino. Ten una visión clara para el futuro, prepárate, pero siempre está presente en el ahora.

# 14. Abandona el apego.
Este es un concepto que, para la mayoría de nosotros es tan difícil de entender y tengo que decir que fue para mí también y todavía lo es, pero no es algo imposible. Consigues ser mejor y mejor con el tiempo y la práctica. En el momento de desprenderse de todas las cosas, y eso no significa que renuncias a tu amor por ellas, porque el amor y el apego no tienen nada que ver entre sí; el apego viene de un lugar de miedo, mientras que el amor… bueno, el verdadero amor es puro, amable, y solidario, donde hay amor no puede haber miedo, y por eso, el apego y el amor no pueden coexistir... entonces  te vuelves tan tranquilo, tan tolerante, tan amable y tan sereno que  llegas a un lugar donde serás capaz de entender todas las cosas sin mayor esfuerzo. Un estado más allá de las palabras.

# 15. Renuncia a vivir tu vida con base en las expectativas de otras personas.
Demasiadas personas están viviendo una vida que no es la que deberían estar viviendo. Ellos viven sus vidas de acuerdo a lo que otros piensan que es mejor para ellos, viven sus vidas de acuerdo a lo que sus padres, sus amigos, sus enemigos y sus maestros, su gobierno y los medios piensan que es mejor para ellos. Ignoran su voz interior, esa llamada interior. Están tan ocupados con agradar a todo el mundo y cumplir las expectativas de otras personas, que pierden el control sobre sus vidas. Se olvidan de lo que los hace feliz, lo que quieren, lo que necesitan…. y, finalmente, se olvidan de ellos mismos. Tú tienes una vida, en este momento, por lo que la debes vivir, apropiarte de ella, y sobre todo no dejar que las opiniones de otras personas te distraigan de tu camino.

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