domingo, 18 de enero de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

PASARELA POLÍTICA


Una característica de la Aldea Global tiene qué ver con las apariencias; en la red nos convertimos tanto en compradores o vendedores como en productos, de manera que caemos dentro de los lineamientos de la mercadotecnia para vendernos en línea.

En redes sociales todos tratamos de mostrar nuestro mejor aspecto, y de diversos modos editamos imagen y forma de ser, para aproximarnos al ideal de persona que, suponemos, los demás esperan hallar en la red. Y debido a la gran penetración que tiene la tecnología en nuestra existencia, estas tendencias han invadido otros aspectos de nuestra vida.

Una imagen que hace unos años hubiera provocado escozor, al menos entre los señores, es la publicada hace un par de días por el periódico El Universal en su sección “Estados”, y que muestra a precandidatos varones de Acción Nacional de San Luis Potosí en pleno proceso de exfoliación facial, maquillaje y tratamientos capilares en preparación para sus eventuales presentaciones públicas, como parte de un seminario denominado “Alta Gerencia Electoral”. A ese grado las tendencias actuales marcan el hecho de que se impone el aspecto personal frente a los posibles votantes.

Otro caso que sorprende es el de la joven precandidata del PRI para la gubernatura por Nuevo León, Ivonne Álvarez, quien inició su trayectoria laboral como conductora de televisión y de un tiempo acá milita en las filas del tricolor y es postulada como precandidata al Ejecutivo Estatal. Para el momento político que vive México esperaríamos que los partidos postularan a políticos bien consolidados con una amplia experiencia institucional, para hacer frente a los grandes retos que presenta un puesto de tal magnitud. Sé poco de la actual precandidata, pero su juventud y su perfil laboral no apuestan a favor de que sea la persona idónea para un puesto de tal envergadura.

O sea, partiendo de las millonadas inyectadas a los diversos partidos políticos con motivo de las elecciones 2015 la ciudadanía espera ver que se apliquen de manera seria hacia un diagnóstico puntual de las prioridades que tiene la población en los segmentos más castigados en la actualidad, como son corrupción e impunidad, falta de empleo, bajos salarios, débil infraestructura urbana, riesgos sanitarios e inseguridad.

Yo sé que una imagen bien cuidada tiene su impacto en los votantes, pero lo medular de un candidato, aquello que el país necesita hallar en él está más allá de los aspectos externos de maquillaje, peinado e indumentaria. No es sensato admitir que las campañas políticas se conviertan en pasarelas en las que el candidato con mejor aspecto exterior lleve las de ganar. Ahora recuerdo la controversia que surgió entre López Mateos y Díaz Ordaz durante sus respectivos mandatos. Adolfo López Mateos era un hombre muy atractivo, que no fue el caso de su sucesor inmediato, de manera que se manejaba en diversos círculos que el desempeño político de uno y otro estuvo marcado por el atractivo físico, aunque la historia nos ha indicado que fueron elementos muy ajenos al aspecto externo los que colocaron a uno y otro en el contexto histórico de aquellos años sesenta del siglo pasado.

Nuestro amado México se maneja mucho a partir del pensamiento mágico, algo que conocemos inicia desde la época prehispánica hasta la actualidad. Y a partir de ese pensamiento mágico la mercadotecnia trabaja para presentarnos al personaje más bien parecido, vendiéndonos la idea de que una persona con ese aspecto exterior es garantía de excelente desempeño en un cargo popular. El tiempo nos ha demostrado que no hay tal correlación, y que lo que en realidad llevará al país a mejorar en los aspectos sustantivos no radica ni en la cara, ni en el uso de ropa de marca, como tampoco en el maquillaje o tinte para el cabello.

Aplica igualmente el pensamiento mágico cuando las clases más desprotegidas se vuelcan cada seis años frente a la figura de ese eventual Tlatoani que promete a diestra y siniestra cosas que difícilmente cumple, promesa que se respalda con una torta o un televisor, como elementos simbólicos de lo que se vuelca en el dicho pero que en el hecho rara vez se consolida.

Antes de que el barullo de las campañas electorales nos ensordezca, necesitamos desde ahora dejar muy claro, cada cual para sí, qué esperamos de los candidatos 2015. De igual manera nos corresponde orientar a quienes fácilmente son sorprendidos por promesas o por dádivas de temporada, que el voto es libre y secreto, y que ninguna fuerza del exterior puede coaccionar en manera alguna el sufragio personal.

Duele ver la forma como se dilapidan recursos en estas campañas. Lo que nos toca hacer a los ciudadanos es actuar racionalmente a lo largo de todo el proceso electoral.










No hay comentarios.:

Publicar un comentario