EL DRAGÓN
Nadie podría negar que México es un país
mágico. Desde tiempos prehispánicos
todas nuestras actividades se han caracterizado por estar imbuidas de una dosis
de magia que las vuelve únicas. En
cualquier escenario hay elementos mágicos en la naturaleza, patrimonios
arquitectónicos, leyendas, gastronomía, música y danza, y por supuesto en toda su artesanía,
capaz de convertir un pedazo de hojalata y un par de cordeles en cualquier cosa que su creador quiera, un
personaje, una mariposa que remonta el vuelo.
Dentro de
la Herbolaria mexicana sorprende la manera como, para cuando los
conquistadores españoles arribaron a nuestro continente, los pueblos de origen
poseían el dominio en el manejo de infinidad de plantas propias de la región; conocían su
forma de cultivo, la temporada del año cuando debía llevarse a cabo la siembra
y la cosecha, así como el modo de uso para fines culinarios y curativos de las distintas
partes de la planta, y el modo de preparación de hojas, flores y raíces, así
como los eventuales efectos medicinales
o indeseables de su uso. Entre otros
historiadores, Fray Bernardino de Sahagún dio cuenta de lo avanzado de la
Medicina Tradicional de los pueblos de origen, como quedó asentado en su
tratado: Historia General de las Cosas en la Nueva España, recopilación en doce volúmenes que comenzó a escribir a
partir de 1529, año cuando llega a estas tierras, mismo que da cuenta de la
forma de vida de los pueblos originales a lo largo de los 61 años que Sahagún
vivió en este continente hasta su muerte.
El pensamiento mágico ha ocupado grandes obras de
la literatura del siglo veinte, a la vez que ha quedado plasmado en diversos
textiles, murales y música tradicional. Para ejemplo de textiles tenemos los de
San Pedro Amuzgos o los de la zona del Istmo de Tehuantepec, en el estado de
Oaxaca, a través de cuyas figuras pequeñas o grandes, finas o llamativas, la
bordadora encierra de una forma única todos
los cuentos que han de ser contados más delante por hijos y nietos.
Hace
algunas semanas tuve oportunidad de visitar el pueblo mágico denominado Zacatlán
de las Manzanas, en la sierra norte del estado de Puebla, el cual es conocido
por dos razones: Ahí se encuentra una importante fábrica de relojes
monumentales “Centenario” de la familia
Olvera, que sigue funcionando para la fabricación y reparación de relojes de
gran calado, además de la industria de
preparados de fruta, en particular manzana, para la elaboración de vinos
suaves, sidra, mermeladas y dulces. La iglesia
de la Asunción, anexa al ex convento franciscano de aquel pueblo tiene una
leyenda muy particular, a su llegada los monjes sometían a los nativos con la historia de un dragón que vivía en un gran
sótano construido debajo de la nave lateral única. Si los oriundos no mantenían contento al
dragón llevándole viandas y dinero, éste atacaría a todos los habitantes hasta
destruir la población. De hecho, uno de
los relojes artesanales del Museo de Relojería Alberto Olvera, que resultó
triunfador en un concurso de relojería,
incluye la figura de un dragón en recuerdo a esta leyenda.
A últimas fechas, digamos en los últimos setenta
años, ha surgido un nuevo tipo de magia, que se manifiesta de muy diversas maneras,
la mayor parte de ellas en torno a figuras públicas, predominantemente en el
terreno de la política. Esta magia
prodigiosa ha permitido que durante los períodos electorales haya individuos
que reviven o que se teletransportan para votar en dos sitios a la vez; en
algunos penales de alta seguridad se construyen túneles monumentales durante
varios meses sin levantar polvo ni ruido
alguno; hay cadáveres como el de Amado Carrillo, que se momifican en 24
horas desafiando toda ley conocida de la naturaleza; otros tantos desaparecen y
no vuelve a saberse de ellos… Tenemos personas, como la sobrina de EPN que
ingresan a la nómina oficial como “pasantes” con un sueldo mensual equivalente
al de un ejecutivo “senior” de una
empresa privada, mientras que otros pasantes de Medicina o de Enfermería
virtualmente se juegan la vida haciendo su servicio social en zonas rurales,
por un salario modesto, y sin que hasta ahora haya habido un respaldo real para
garantizarles seguridad personal o laboral, ni por parte de las universidades,
ni por parte del Sector Salud…
De la magia que ha puesto a bailar mojigangas
veracruzanas, o que ha dado vuelo a la imaginación de niños y adultos en las figuras de originales alebrijes
mexiquenses queremos más, queremos mucha… pero de esta magia tramposa que se
burla de todos nosotros ya estamos hartos.
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