domingo, 17 de agosto de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

DESDE “EL TORITO”
El próximo septiembre cumple once años de haberse implementado el programa “Conduce sin alcohol”, mejor conocido como “Alcoholímetro” en la ciudad de México, modelo que se ha reproducido en las grandes urbes así como en los diversos puntos turísticos del país, y ha servido de modelo para varios países sudamericanos.
Leía con atención un estudio de la encuestadora Parametría que arroja interesantes cifras con respecto a accidentes automovilísticos provocados por conductores bajo los influjos de alcohol u otras drogas; en verdad es impactante la forma espectacular en que se han abatido las cifras de percances ocasionados por individuos intoxicados.
Y claro, ha surgido de forma paralela el anecdotario de los políticos como “el Niño Verde”, las “ladies” y los “gentlemen” que han vociferado y amenazado, exhibiéndose de manera grosera en redes sociales, cuando son sancionados por  la autoridad  correspondiente.  Y algún daño colateral ha tenido que pagarse por daños, en ocasiones mortales, provocados por aquellos individuos que pretenden escabullirse a la brava del módulo del alcoholímetro, causando lesiones o muerte, ya a terceros, ya a su misma persona.
Posiblemente haya algún dato que se me escapa, pero hasta donde sé, luego de once años, es el único programa en todo México del que no ha habido menciones de corrupción. Repito, pudiera haber excepciones, pero a diferencia de tantos y tantos programas que se han implementado en el territorio nacional, y que de una  y mil maneras han resultado contaminados por la corrupción, este programa ha sido muy afortunado en su desarrollo, lo que debe de llenarnos de orgullo a todos los mexicanos, y ¡vaya que si nos hace falta sentirnos orgullosos de lo que produce el país!, algo que últimamente no alcanzamos a sentir con la intensidad con que lo sentíamos tiempo atrás.
Con relación a las medidas de seguridad vial, como  respecto a muchas otras normas ciudadanas, en ocasiones hacemos como que cumplimos, pero nada más.  En esta franja fronteriza resulta cómico, aunque pueda encerrar además grandes tragedias, observar cómo mexicanos y méxico-americanos, en cuanto cruzan la guardarraya, desabrochan su cinturón de seguridad, lo que indica que en el lado norteamericano lo utilizan, no por el beneficio que la sujeción representa, sino por el temor a la sanción económica.  Otro error muy característico es llevar a los niños pequeños fuera del asiento especial para ellos, y más grave aún, llevarlos cargados sobre el regazo, entre el volante y el cuerpo del conductor.
De igual manera observamos conductores controlando el volante con una mano, pues con la otra sujetan el celular a través del cual van hablando.  Y claro, aparte de la pérdida de atención que implica hacer dos cosas a la vez (conducir y atender a una conversación), el riesgo aumenta cuando además de esas dos actividades utilizamos una mano para sostener el aparato, en lugar de usar un dispositivo de manos libres.
Pero volviendo al alcohol y el volante, los datos de Parametría son por demás interesantes: Las lesiones provocadas por accidentes viales son la octava causa de muerte en el mundo, y la primera entre jóvenes menores entre 15 y 29 años. En la ciudad de México ha disminuido en un 30% la tasa de accidentes automovilísticos por conductores alcoholizados, y un 70% las muertes por esta causa, pero aun así se tiene el dato de que en el 2011 en el 60% de los casos de accidentes automovilísticos, el responsable iba conduciendo bajo los efectos del alcohol.
Las sanciones en nuestro país son más benévolas que en otros países, y para evitarlas se han diseñado estrategias como “conductor designado”, o las nuevas por parte de la iniciativa privada, que son los servicios de conductor contratado.  El contratante llega a su fiesta, y a la salida su propio vehículo es manejado por un conductor que él contrató en una agencia, y que llega al evento en bicicleta.
En medio de este mal tan nuestro llamado “corrupción”, habrá qué estudiar con detenimiento el programa de “Conduce sin alcohol” para desentrañar las causas de su éxito luego de once años de iniciado.   Recientemente una conocida tuvo que pasar la prueba del alcoholímetro, y me relató asombrada la forma tan amable, respetuosa y apegada a la norma con que se comportaron todos los elementos del módulo, desde que le pidieron que descendiera de su automóvil, hasta que regresó a él después de pasar la prueba.   Cuando aparejada a la autoridad formal hay autoridad moral, como fue el caso vivido por esta persona, la ley se cumple y punto.

Ojalá que las instituciones, y los programas, y los servidores públicos funcionen de manera tal que nos sintamos orgullosos de tenerlos y obligados a respetarlos.  ¿Cómo ven, lo promovemos como ciudadanos…?

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Alcohol
Cuando celebramos una boda en el jardín de nuestra casa no servimos alcohol.
Explicamos que, por convicción, no avalábamos el consumo de bebidas embriagantes.
Recibimos advertencias de que la fiesta se iba a venir abajo, víctima de la abstinencia.
El jolgorio, sin embargo fue alegre, lleno de bromas y con los comensales sin ganas de retirarse.
Es un mito, alentado por la publicidad que el alcohol es elemento social obligado.
A los jóvenes principalmente hay que desalcoholizar su vida social.
Porque el alcoholismo ya es un problema para los muchachos y hasta para los niños.
jvillega@rocketmail.com

José Almeida: Un pediatra sin limitaciones.

Gracias, Malenita, por compartir.

Poesía del célebre Margarito Ledesma.

Víctor: Muchas gracias por compartir este texto tan divertido.
PLEITO DE COBIJAS
Pues hoy amaneció la novedá
de que Don Juan, el tio de Las Clavijas,
tuvo un tremendo pleito de cobijas
con su mujer, la güera Soledá.
Dicen que se acostaron muy temprano,
porque desde la tarde ya hacía frío,
sin que hubieran tenido ningún lío
y los dos de un humor bastante ufano.
Mas parece que, ya en la madrugada.
don Juan quiso voltiarse de ladito,
y jaló las cobijas un tantito,
y dejó a la mujer descobijada.
Doña Chole, al sentirse en ese plan,
trato de remediar la situación,
y les dió a las cobijas un jalón
y, sin querer, descobijó a don Juan.
Y don Juan, todavía medio dormido,
sin saber ni la causa ni el origen,
gritó con fuerte voz " ¡ No descobijen ! ",
y jaló el cobertor y echó un bramido.
Y doña Soledá, muy asustada,
entre dormida aún y entre despierta,
sintió que la dejaban descubierta
y le dió otro jalón a la frezada.
Mas don Juan, a su vez muy sorprendido
y todavía entre sueños y algo inerte,
les dió a las tilmas un jalón tan fuerte
que también doña Chole dió un bramido.
Y, como eran así dos voluntades
que jalaban con rumbos diferentes,
llegaron a ponerse tan renuentes
que de una colcha hicieron tres mitades.
Lo peor es que, al estarse jaloniando,
a oscuras y enojados de ribete,
no dejaron de darse algún moquete,
y dicen que ya se andan divursiando.
Mas la culpa de tales asonadas
y de tales disgustos cobijeros,
la tienen los demontres de obrajeros
por hacer tan angostas las frezadas.
¡ Ojalá que el Gobierno les exija
tejer unas frezadas competentes
que tapen bien las dormidas gentes
y eviten esos pleitos de cobijas !
NOTA: Como don Matías el frezadero es mucho mi amigo, no quise mentarlo personalmente en el argumento de mi poesía para que no fuera a darse por aludido y a quererse ofender; pero la verdad es que todos los frezaderos, sin zafar a mi amigo don Matías, hacen unas cobijas tan angostas que con tantito que uno se voltié descobija al otro, y con más razón si los dos son algo gordos y a ambos dos les gusta jalar parejo.
Sería bueno que los susodichos frezaderos pensaran un poco y hicieran las cosas de otro modo, pues ¿cómo consideran que con una cobija de vara y media de ancha, y hasta de una vara y dos tercias, van a cobijarse bien dos personas, y menos estando dormidas las dos? Porque todavía estando despiertas es más fácil, pues con prudenciar un poco una de ellas y quedarse descobijado toda la santa noche, mientras el otro se dedica a roncar muy bien tapado, o con agarrar otra cobija y taparse por cuerda separada, todo está arreglado; pero, estando dormidas las dos, ¿qué quieren ustedes que haga una gente privada y embebecida por el sueño? Precisamente de allí viene ese dicho tan conocido y que hasta parece un evangelio chiquito, que tanto usa la gente y que dice: “No jalen que descobijan”.
Yo creo que el Gobierno debiera dar una orden fuerte para que las cobijas sean siquiera de tres varas de ancho las más menos, sin perjuicio de dejar aucción para que puedan hacerse otras más anchas, pues muy bien se echa de ver que, ya con vara y media por persona, es más difícil taparse y, además, queda un mediano margen para que cuelgue a cada lado del catre, como sobrecama o caido, para un caso de emergencia.
Hora que también hay que convenir que el Gobierno no puede estar en todo y ponerle remedio a todo, pues el otro día andaba aquí un gringo tan gordo que ha de haber sido de la Panzagonia, pues tenía una panza como cinco veces la de Pancho Álvarez el cantor, y que ni con una cobija de seis varas de ancho se hubiera alcanzado a tapar él solo, contimás con otra persona. Así es que allí si ni modo de exigirle nada al Gobierno, pues con todo y la orden fuerte el hombre se hubiera quedado descobijado y con más de media barriga de fuera.
Por eso en ciertas ocasiones es mejor quedarse callado y no decir nada.
OTRA NOTA: Pancho el Secretario del Juzgado fue el que me aconsejó que en la nota anterior pusiera eso de taparse o cobijarse “por cuerda separada”, pues dijo que eso se usa mucho en los Juzgados y que así se entiende bien lo que quiero decir en dicha NOTA.

VIDEO: Caballos al galope

Los seres amados que se han adelantado  dejan parte de su ser en cada uno de nosotros; sus gustos, sus amores, sus pasiones.  Así recuerdo hoy a Melita, mi madre, y su fascinación por los caballos al galope. Ante una vista tal tomaba su block de dibujo, o cualquier papel que tuviera a la mano,  y comenzaba a plasmar   unos bocetos que en su sencillez parecían cobrar vida propia y abandonar la prisión del papel. Hoy, a través de este video, la recuerdo con especial cariño.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

No siempre ocurre lo que esperábamos, no siempre las cosas se resuelvan de la manera como lo habíamos contemplado, no nos salen como lo planeamos o nos lo habían pintado.
  A veces nuestras expectativas son tan altas que no damos crédito a lo que nos esta sucediendo; ya sentíamos que habíamos pasado el peor trance y que encontrábamos la salida a la luz, cuando nos vemos otra vez en un largo túnel que parece no tener fin.
   Estábamos preparados para una tregua en la ardua lucha en la que la vida nos había posicionado y de nuevo nos vemos forzados a enfrentar enemigos que creíamos derrotados. Invadidos por el miedo, la depresión, agotados los recursos de fe y esperanza que sentíamos haber invertido en nuestra gran empresa contra la adversidad, otra vez estamos en medio del combate y sintiendo que no es justo, que no es posible, y que esta vez ya es demasiado.
   Debíamos volver a casa a continuar la vida, y se nos dice que no hay tregua y que quizá ahora viene algo todavía mas difícil de enfrentar. Desgarrada el alma, hecha trizas la voluntad, tendremos que echar mano de lo que ni nosotros mismos imaginamos poseer. 
   A renovar las fuerzas, el espíritu, a llenar las arcas de nuevo de esperanzas, a buscar voluntad valiéndonos de incentivos como la familia y el cariño de nuestra gente. El sabernos queridos y necesarios es quizá la mejor forma de volvernos a incorporar, a ponernos de nuevo en pie de lucha.    Tenemos vida, momentáneamente maltrecha, pero vida al fín, y podemos de nuevo salir victoriosos, tenemos como humanos la capacidad de reinventarnos, de renovarnos, de sacar fuerzas de flaqueza, tenemos la fe, muchos de nosotros en Dios, otros en la vida misma y si la fe mueve montañas, así mismo moverá a nuestra alma haciéndola levantarse para continuar la vida, esta vida que si no nos ha sido siempre fácil, es todavía promesa de muchas cosas bellas por vivir. 
   Toma un minuto, recupera fuerzas y vámonos al siguiente round, ¡esta pelea seguro la ganas por K.O"

Los chicos de las botellas interpretan a Michael Jackson

Gracias, Roberto, por esta interesante sugerencia.