domingo, 28 de abril de 2013

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD?
 Hay eventos que nos cimbran, que nos dejan pensando por un buen tiempo, aunque, tratándose de noticias aplica esa regla de que el acontecimiento más terrible habrá perdido impacto mediático  a los quince días.
   A estas fechas siguen apareciendo detalles que tienen qué ver con el atentado perpetrado con ocasión del Maratón de Boston; se cuelan fotografías, testimonios, historias de vida.  Salen a relucir heroicidades que  quizás no habríamos conocido si no fuera a través de los medios.   Los afectados de manera directa  continúan escribiendo con sangre y dolor una página de su historia personal… En fin, el tema da para más todavía.
   Hay dos anécdotas que llamaron mi atención, tienen qué ver con contenidos televisivos relacionados con lo acontecido: Una serie de dibujos animados para adultos sacó una semana antes del atentado un capítulo en el que ocurre algo muy similar a lo que pasaría unos días después.  Además la serie televisiva recién estrenada “Hannibal”, basada en la novela “Dragón Rojo” de Harris, decidió eliminar un capítulo antes de lanzarlo al aire.  Este presentaba la historia de unos niños controlados mentalmente por fuerzas ajenas para asesinar a otros menores…
   Desde que  puedo recordar he sentido fascinación por la palabra escrita, de modo tal que podría pasarme horas enteras tratando de enderezar vericuetos verbales, o buscando el significado último de una palabra.  Me recuerdo en primaria frente a dos términos a la vez divertidos y que se prestaban a confusión: “Casualidad y causalidad”.  Justo ahora cuando estaba por preparar esta colaboración se presentaron ambos vocablos ante mí para invitarme a tomarlos como eje central del escrito, algo que no tiene desperdicio.
   Frente a tragedias como la de Boston solemos manejarnos partiendo de la “casualidad”, es muy cómodo hacerlo, pues nos deja libres de culpas en todos sentidos.  Nos exime de responsabilidad frente a lo acontecido, en tanto nos libera de las cargas morales derivadas de hacer un señalamiento.  De esta manera, lo  acontecido es una mera casualidad, un capítulo que el tiempo se encargará de borrar, y ya.
   ¿Pero qué tal  si visualizamos este evento, como muchos otros que suceden, partiendo de la “causalidad”?  Bien podríamos comenzar a considerar que entre todos como sociedad hemos construido un sistema de valores acomodaticio, laxo y evanescente, que abandona la escena cuando así conviene.  Nos seduce la palabra “libertad”, de manera que estamos más que dispuestos a otorgarla a todos: Libertad para pensar, libertad para creer, libertad para hablar, y libertad para actuar.  No queremos meternos en  problemas con los demás, así que ¡viva la vida! De este modo dejo que cada uno haga lo que le plazca, mientras no sea en el patio de mi casa.
   ¿Nuestros niños quieren ver “tele” o navegar en Internet todo el día? ¡Adelante! Y claro, como adultos “buena onda” les tenemos absoluta confianza a los enanos de diez u once años, y no vamos a andar invadiendo su intimidad para checar qué están viendo en su computadora personal o en su celular.  ¡Claro que no!
  Y como queremos ganar el concurso del papá o la mamá más “cool” de la escuela, jamás se  nos ocurriría la peregrina idea de entrometernos en las vidas de los hijos para investigar quiénes son sus amigos, a qué se dedican sus padres ni cosa parecida.  ¡Eso sería ponerlos en ridículo frente a sus cuates!
   Y así no hay conflicto.  Ellos hacen lo que quieren, y nosotros tenemos la libertad de  atender lo nuestro, claro, a todas luces más importante que las cosas de chamacos.
   ¿Casualidad o causalidad? Como padres o educadores estamos manejando la suposición de que el niño tiene criterio para saber qué le conviene.  Y en cuestión de faltas decimos que una no es ninguna, y nos volvemos complacientes, y dormimos rico, y vemos la novela, o nos vamos de paseo con los amigos…     
   ¿Casualidad o causalidad?  El adolescente --“obvio”, decimos- sabe cuidarse frente a las niñas.  Ya le hablaron de esas cosas  en la escuela, con que  sepa protegerse no hay problema. Y claro, a la hora cuando falla el conocimiento o el látex, nadie está dispuesto a hacerse responsable, pues eso no estaba previsto en el manual.
   ¿Casualidad o causalidad? Jovencitos que manejan como desesperados, que organizan "arrancones", que prueban droga… Hacemos como que no vemos, y afirmamos con cierta complicidad: “Son jóvenes,  es normal que prueben”.  Que nuestro buen Dios nos libre del amargo momento de tragarnos nuestras palabras en el hospital o en la morgue.
   ¿Casualidad o causalidad? Niños que queman gatos, jóvenes que organizan peleas de perros, adultos que asesinan a la primera de cambios, sin revelar remordimiento alguno…
   “Casualidad o causalidad”: Cambiar de lugar dos modestas letras resulta en palabras tangencialmente opuestas, capaces de sacudir al mundo.  

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Dureza
En la civilización norteamericana no hay "almuerzo gratis".
Se espera que todo mundo estudie, trabaje, desquite su comodidad.
Hay migrantes que nunca se acostumbran a esa rigurosa meritrocracia.
Aún disfrutando los bienes del país, cultivan resentimientos.
Como los jóvenes que colocaron las bombas en el Maratón de Boston.
Gozaban de las oportunidades, pero se resentían por su origen remoto.
El resentmiento del migrante explica lo de Boston y otras masacres.
Los norteamericanos deben analizar su sistema de vida, humanizarlo.
jvillega@rocketmail.com

Obra de MAKSIM MRVICA autor e intérprete croata: Claudine para piano, sintetizador y orquesta de cámara.

HIJO DEL PLANETA: Teresa de Calcuta


Cuando te encuentres sereno y contento
en cualquier lugar del mundo.
Cuando todo lugar sea tu país.
Cuando no teniendo nada
sientas que lo tienes todo.
Cuando en la opulencia luzcas humilde.
Cuando puedas devolver el mal por bien
sin importar a quien,
y veas a tu hermano en cada ser.
Cuando apliques que amar
es solo dar y dar
sin importar otra cosa que  solo dar.
Cuando indiferente avances
entre aquellos que te insultan,
y en el silencio otorgues tu perdón.
Cuando nadie pueda herirte
ni por nada has de afligirte...
Cuando a quien te odie tu le des amor.
Cuando ejerzas la inocencia con conciencia.
Cuando busques el saber
así como buscas el pan.
Cuando ames todo sin pasión ni posesión,
cuando la realidad se imponga por sobre la ilusión.
Cuando sepas aliviar
las penas de quienes sufren,
y tus labios digan solo la verdad.
Cuando hagas del deber un placer,
y el placer no sea más para ti un deber.
Cuando vivas el presente como lo único urgente.
Cuando la Bondad sea tu voluntad.
Cuando el egoísmo ceda al altruismo.
Cuando la impureza, ceda ante la pureza y la virtud...
Entonces serás un hombre, serás una mujer,
serás un ser que alcanzó la humanidad.
Serás un hijo del planeta.
Serás un ser que alcanzó la humanidad.

LUNA CRECIENTE por Alberto Ruy

CANTO A MÍ MISMO de Walt Whitman.

Carpe Diem! Aprovecha el día,
No dejes que termine sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.


No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar al mundo.
Porque pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.
Somos seres humanos llenos de pasión.


La vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña,
nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.
Aunque el viento sopla en contra, la poderosa obra continúa,
tú puedes aportar una estrofa.


No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños
puede ser libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores, el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes. Huye.


«Emito mi alarido por los techos de este mundo»
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples,
se puede hacer poesía bella sobre las pequeñas cosas.
No traiciones tus creencias.


Todos necesitamos aceptación.
Pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta el pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.


Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea
con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron,
de nuestros «poetas muertos»,
te ayudarán a caminar por la vida.


La sociedad de hoy somos nosotros,
«los poetas vivos»,
no permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas. 


"Carpe diem quam minimum credula postero".


Gracias, Víctor por tu aporte.

ALBERTA, CANADÁ y sus bellezas.

Gracias, Carolina por compartir.