FRENTE AL ESPEJO
Heme aquí frente al espejo, emprendiendo una nueva etapa del
camino. Nadie podrá determinar cuánto
tiempo durará. Lo que sí, es que hoy lo inicio
con la disposición de hacer de este período –corto o largo—lo mejor.
Terminó un año de importantes desafíos. Muchos compañeros fueron abandonando el
camino, lo que a ratos mermó nuestro entusiasmo
por seguir adelante.
Hubo momentos de gran incertidumbre, en los cuales llegamos
a dudar cumplir con nuestra tarea de vida.
Pero aquí estamos al final de ese lapso, para contarlo.
Frente al espejo valoro lo que hice bien y lo que hice
mal. Reconozco que hubo decisiones que
pudieron ser mejor tomadas. En fin, así
es la vida, del ensayo y del error aprendemos.
Doy gracias al cielo por esos amigos auténticos que han
estado allí en todo momento. Los
valientes que no dudan en manifestar su parecer de frente, evitando el hábito
ocioso de hablar a espaldas de otros.
Ha habido grandes oportunidades de crecimiento. Tantas veces disfrazadas de retos, quizá hasta dolorosos, a través de los cuales he tenido ocasión de aprender cosas
nuevas.
Me veo al espejo y me pregunto cuántas veces actué en una
forma equívoca o egoísta, cuando pude haberlo hecho de mejor manera. Cuántas veces dominó en mí la soberbia para
que, alejándome de la humildad, me haya privado de asimilar lecciones
enriquecedoras.
Frente a mi propia imagen lamento esas horas
desperdiciadas. El tiempo que dejé pasar
a lo tonto, cuando, aprovechándolo, pude haber conseguido una vida mejor.
En este período aprendí también que de todo ser humano se
adquieren enseñanzas, aun de quienes parecen actuar en nuestra contra.
La naturaleza ha sido pródiga en lecciones, a cada momento,
en todo espacio, desde el amanecer hasta el ocaso. De ellas he desperdiciado una gran cantidad,
desde mi molicie. Olvidé que no se
necesitan grandes maestros para aprender a sacar provecho de la vida. Es más bien la disposición para hacerlo, la
que nos va encauzando.
Este inicio de año empezaré por mí: Por los pensamientos que
albergo, porque ellos dan forma a mis ideas, y éstas a mis acciones.
Mantenerme con disciplina a lo largo del año; evitar los
vacíos ociosos donde la depresión hace nicho.
Llenar mi mundo con pensamientos alegres. Ser felices no implica la ausencia de
problemas, sino la capacidad de lidiar con ellos de manera entusiasta.
Este nuevo período de tiempo me propongo levantarme cada
mañana con una actitud renovadora.
Habrá que recordar que el propio ánimo es el cincel que
modela nuestra actitud.
Vivamos conscientes de que cada uno es responsable de
sus actos. Que la propia no es una carga mayor que la
que llevan los demás.
Frente a las condiciones de riesgo sanitario, atender a la
ciencia y desoír a aquellos que buscan meter ruido para inquietar al mundo.
Manejar nuestro cuerpo como si fuera un templo de
sabiduría. Alimentarlo con nutrimentos
espirituales y físicos que le ayuden a aumentar su esplendor.
Alojar dentro de éste elementos positivos y enriquecedores. Ser capaces, más
delante, de compartirlos al mundo.
Aprendamos a cuidar nuestra casa, el planeta. Prodiguemos para él cuidados amorosos que
redunden en las mejores condiciones de vida para todos.
Planteemos a nuestra mente y a nuestro corazón nuevos retos
cada día. Que la noche no nos sorprenda sin
haber adquirido un nuevo conocimiento, una habilidad que antes no poseíamos, y
que hoy nos armoniza más con el entorno.
Enfoquémonos a hallar siempre una razón superior a nosotros
mismos para orientar nuestros empeños.
¡Hay tanto, tanto qué aprender! Lo que menos se vale es
sentir aburrimiento, en un mundo tan generoso para compartirnos.
Sea este 2022 un año de aprovechamiento en todos sentidos,
comenzando por el espiritual.
Sea tiempo de altos
propósitos por cumplir y de enorme agradecimiento por lo que se tiene.
Sea ocasión de esforzarnos, de poner ese punto extra capaz
de mejorar la realidad para todos.
Permitamos que sea un período para aquilatar lo que se
recibe y aumentar lo que se da. Que,
finalmente, en dar y recibir la humanidad crece.
Aprendamos a valorar nuestras circunstancias personales como
una plataforma de despegue para nuestros sueños.
Y, sobre todo, no olvidemos, cada mañana, evaluarnos frente
al espejo antes de salir de casa, en la disposición de ir a trabajar aquellos
aspectos que necesitan ser modificados.
La vida es la mejor tarea que nos toca cumplir sobre el
planeta.
¡Feliz año nuevo!