domingo, 20 de junio de 2021

POESÍA de María del Carmen Maqueo Garza

 


Los padres de las memorias son los amorosos, los cálidos, aquellos que nos envuelven con un gran abrazo para acallar nuestros temores de niños.

Son los héroes capaces de cualquier proeza.  Los que igual espantan una araña como aplacan  los temores que provocan los sueños nocturnos.

Son los grandes hombres que descienden del pedestal en que los tenemos, para volar una cometa cualquier tarde de domingo.

Son los padres que perdonan hoy, para mañana, una vez que haya pasado lo grave del asunto, nos aleccionan para futuro.

Esos padres siempre humanos, que gozan  la convivencia con los hijos, son los que hoy recordamos y bendecimos,. Y agradecemos a la vida por ellos.

Sabemos hallarlos ahí, en esos sitios cotidianos, simples y divertidos donde solíamos buscar mariposas, o chapulines, o perseguíamos un rayo del sol dentro del agua.

Ese padre con el que aprendimos a lanzar piedras en la superficie del agua para hacer ondas, o junto a quien probamos platos exóticos para horror de mamá.

Éstos son los padres que hoy evocamos con ternura, como queriendo regresar el tiempo, o emprender un viaje hacia esa dimensión desde donde --sé-- nos miran.

Baste formar sensaciones con las palabras; recrear imágenes; invocar destellos del ayer, y elevar al cielo una oración en su memoria.

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

PAPÁ ENTRE LÍNEAS

En estas últimas semanas vi en Netflix la serie biográfica sobre Isabel Allende. Me pareció que está  basada en la narrativa de dos de sus obras clave: “La casa de los espíritus” y “Paula”.  Atestigüé de manera más directa detalles de su vida que ya había venido esbozando en sus primeras obras que, a diferencia de las que escribió en su segunda etapa literaria, estaban habitadas por la propia autora.  De las obras publicadas durante el siglo pasado, quizá a excepción de “El Plan Infinito”, todas plantean un cuestionamiento vital que ella misma trata de resolver.  Después de la publicación de “Retrato en sepia” en el año 2000, la autora se va despegando de su  tesis personal para explorar otras facetas del alma humana.  Queda muy claro en toda su obra cómo está marcada por la figura ausente del padre, y cómo su duda de si buscarlo o no, es el motor que mueve su narrativa.

La ausencia del padre ya sea física o emocional, ha marcado el rumbo de muchas de las grandes obras literarias.  A través de diversos autores  hallamos reflejada esta realidad, quizá propia o quizás ajena, y se nos plantean alternativas para sacar adelante ese problema. “Serafín”, un tierno cuento de Ignacio Solares nos pone en los zapatos de un pequeño proveniente del medio rural que se lanza a la gran ciudad en búsqueda de su padre.  Asimilamos cómo ese pequeño es capaz de perdonar la indiferencia paterna con tal de satisfacer su hondo deseo de estar a su lado.  Me recuerda un poco el inicio de Pedro Páramo con las palabras de Juan Preciado: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vive mi padre, un tal Pedro Páramo”. 

   Tenemos, por otro lado, la obra de Kafka: “Carta al padre”, o la hermosa epístola de Alfonso Reyes: “Oración del 9 de febrero”, un exordio en el que habla a su padre con un amor y una ternura, que sólo él podría haber utilizado.  En fechas más recientes están las obras de Héctor Aguilar Camín, Gonzalo Celorio y Rafael Pérez Gay, entre otros, lanzando una mirada retrospectiva a la figura del padre, para señalar algunas de sus fallas, pero finalmente reconciliándose en forma total con la figura del progenitor.  Capítulo aparte es la poesía, de la que quiero resaltar en particular el inicio de la que dedica Jaime Sabines a la muerte de su padre:

“Padre mío, señor mío, hermano mío, /amigo de mi alma, tierno y fuerte, /saca tu cuerpo viejo, viejo mío, /saca tu cuerpo de la muerte.”

Regresando a la prosa: Yo diría que la diferencia entre un libro de autoayuda y una obra literaria formal, es que el primero nos entrega recetas de cocina, y la segunda nos seduce hacia el propio descubrimiento, mediante imágenes, sensaciones, emociones.  Nos llama a explorar a través de atmósferas, a meternos en la historia narrada para encontrar la realidad que el autor nos presenta y contrastarla con la propia, o bien enriquecer la realidad personal con la que se lee entre líneas.  El libro de autoayuda nos indica por dónde irnos y la narrativa literaria  nos propone caminos. Finalmente, al leer una novela o un cuento, nosotros como lectores somos coautores de la obra.  Aún más, si leemos una novela hoy y volvemos a leerla en uno o en cinco años, la lectura va a ser muy distinta, dependiendo de nuestra realidad personal en ese momento.

En literatura, como en la realidad cotidiana, el arquetipo de la madre, con limitadas excepciones, es el del amor incondicional capaz de perdonar todo.  Por su parte el amor paterno suele ser de entrada más condicionado.  El padre es más distante en sus afectos, en ciertos casos llega a ser hasta violento.  Cuando lo conocemos como un personaje literario, somos capaces de aprender una lección para nuestra propia vida.  Entre más humano y contradictorio se nos presente, más lo sentimos cercano a nuestra propia condición humana y empatamos la realidad propia con la que el autor busca presentar.

Hoy, Día del Padre es una excelente oportunidad para aproximarnos a la figura de éste con el corazón en la mano.  Alejarnos de los clichés, de los lugares comunes, y poner a hablar a nuestro yo más íntimo.  Como el pequeño Serafín, aprender a perdonar al padre con la mayor profundidad.  O con la intensidad con que sugiere García Márquez en el inicio de “Cien años de soledad”, su obra más conocida: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Nótese cómo en la novela es clave la figura del padre, que se hace presente en los momentos más importantes de la vida de sus personajes.

Bien dice Mario Benedetti, mi poeta de cabecera: “Lean mucho, lean todo […] Lean historias […] Lean libros nuevos, viejos, prestados. Leer educa, salva, abre, acompaña.  Leer libera”.

Uziya Tzadok canta Shema Ysrael5 - עוזיה צדוק שר שמ5

Se pueden colocar y traducir subtítulos, que terminan a la mitad del video. Por la calidad de la música y la emoción que despierta este canto, siento que vale la pena, pese a los inconvenientes de la traducción. Espero que lo disfruten.

POESÍA de Ingrid Bringas, ganadora del Premio Intnl. de Poesía G. Owen 2021

El hogar está tan lejos del hogar

Salí temprano – a visitar a mi padre
sus ojos tenían el silencio – le dije
y la voz de sus ojos era más honda que todas las cosas
un pájaro se acercó a la ventana
miró con sus ojos raudos la cama que no era cama
el hogar que no era hogar
quise entonces posar mi mano en la rama de su cuerpo
yo balbuceaba en un silencio de luz
sobre un piso blanco
un aroma a lejía
un olor a muerte en todas partes y el sol quemaba
era verano, el hogar para morir está tan lejos de la muerte de mi padre.

Tomado de https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/como-unico-secreto/

 

La Historia de Manuel Gallardo, empresario exitoso

Agradezco a mi querido Ernesto este maravilloso aporte

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Dicen que todos los cambios son buenos, pero también dicen que no cambies camino por vereda. Queda claro que la decisión de que cambios hagas en tu vida es la que define si éstos serán buenos o no.

Cuando se ha bregado en tiempos de adversidad, cuando se ha hecho una costumbre reencontrarse con la felicidad, a pesar de que esté escondida debajo de una piedra, uno no tiene miedo a los cambios. Pueden no resultar como se esperaba, porque nuestras expectativas, cuando menos las mías, generalmente son positivas y altas, en cuanto a lo que espero de la gente y de los resultados de mi esfuerzo por consolidar un cambio.

Puede ser que te encuentres con hostilidad, algo que no estaba en tu mapa sentimental, que sea resultado quizá de tu forma de actuar, o de la interpretación que se le dé a ésta, o por tu forma de pensar, o por ambas, pero la vida te da oportunidad de que implementes una y más estrategias para lidiar con ello, espero nadie tenga que hacerse experto en este tema, yo tengo poca experiencia.
Acostumbrada decía a reencontrarme una y otra vez con la felicidad, me dejo guiar por mi intuición, que si bien a veces me ha fallado, generalmente me guía hacia donde hay afecto, me aísla de resentimientos, me permite ser digna y tener el orgullo suficiente, más no caer en la soberbia, buscar el equilibrio entre éste y la humildad para aceptar mis errores, que no son pocos, para perdonármelos y así mismo perdonar los ajenos.

He sido siempre afortunada en el amor, en todas sus manifestaciones, he sabido del desamor también, pero en mi balance siempre termino teniendo saldo a favor.

Sé que seguiré siéndolo, y en esos afectos anclo mi esperanza de no sucumbir ante la hostilidad, de dirimir las causas, de hacerme cargo de mi responsabilidad ante lo que haya generado tal animadversión.

He perdido el miedo a la soledad, y sé compartir con ella buena parte de mis días, hasta creo que en ella he podido apreciar más lo que la vida tan generosamente me ha brindado.

He dado un giro a mi vida que no tenía contemplado, mi brújula me ha guiado a donde sé estaré abrigada, como lo estuve antes por cariño añejo, por esa red de amor que se ha ido tejiendo y manteniendo a pesar de la distancia, a pesar de la geografía, sin que el tiempo la dañe, sino por el contrario le dé mayor sostén.

Dispuesta a recibir lo que a bien tenga cada quien en ofrecerme y a dar lo que de mi demanden, en la medida que me sea posible.

Cambia, todo cambia, y con ello va implícito el desprenderse de algo y recibir algo distinto. conservaré sin embargo por siempre en mi corazón y en mi mente, hasta donde ésta lo permita mis afectos, que van conmigo siendo carga preciada, que no pesa, por el contrario aligera mi paso, que me consuela, que es incentivo para desafiar retos y no dejar que decaiga mi fuerza vital, que me dará alas para volar cuando mis pies ya no puedan sostener mi marcha.




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