domingo, 25 de noviembre de 2018

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

¿Y COMO  QUÉ COMPRAMOS?
Me encuentro parada en un momento histórico muy singular en tiempo y espacio.   Habito en una zona aledaña a la nación norteamericana, a la cual en estos días  se aproximan diversos grupos de centroamericanos propuestos a cruzar la frontera de cualquier manera.
      La norteamericana es una nación multicultural que acaba de celebrar con una cena el Día de Acción de Gracias, en conmemoración de la primera cena que llevaron a cabo en el nuevo continente, colonos venidos de Inglaterra.  A la mañana siguiente a la celebración  se lleva a cabo en aquel país lo que se conoce como “viernes negro”, en el cual grandes volúmenes de mercancía se ofrecen a precio de remate, algo similar a los “soldés” franceses,  que permiten a los comercios deshacerse de mercancías de temporada, ofreciéndola a precio de costo.  En nuestro país, para no desentonar, desde hace algunos años se lleva a cabo la campaña denominada “El buen fin”, que intenta imitar a su contraparte norteamericana.   Simultáneamente a todo esta ebullición comercial, inicia la FIL Guadalajara, una de las Ferias del Libro más importantes del mundo.
     Como Perseidas llega a mi mente infinidad de ideas.  La primera que logro atrapar y revisar, es la que tiene que ver con nuestra actitud como consumidores, para preguntar cuántos de esos objetos que ahora se compran con particular fruición, en  un par de meses habrán pasado a formar parte de la legión de objetos abandonados en algún rincón de la casa.  Y para dentro de un año,   habremos olvidado que alguna vez existieron, o saldrán dentro de una caja rumbo a un bazar de beneficencia.
     Mis hijos no han tenido la mamá más organizada en lo económico, aun así, no soy proclive a caer bajo la seducción de las baratas.   Hay asuntos que debí haber manejado con más inteligencia o más arrojo y no lo hice,   pese a ello  hemos sobrevivido y aquí estamos, sin que nos haya faltado nada de lo esencial para salir adelante.  Ahora bien, caer bajo los influjos de una etiqueta que dice “medio precio”, y comprar algo que simplemente no se necesita, es dañar la economía familiar de manera irracional.  
     El caso más paradigmático de los viernes negros lo conocí  de labios de una valiente persona que  se lanzó a una tienda de autoservicio norteamericana en una ocasión como esta.  Halló a una señora vaciando todo el anaquel de muñecas Barbie en su carrito de compras.  Cuando la persona que  acompañaba a dicha dama  le preguntó qué pensaba hacer con tanta muñeca, su respuesta fue “pues quién sabe, pero es que están muy baratas”.
     Con relación a la FIL Guadalajara viene una reflexión muy personal.   Andar entre aquellos pasillos que a ratos se antojan interminables,  y ver la cantidad de visitantes de todas edades y condiciones sociales  que atienden la invitación a leer, es más que estimulante.   La lectura se cuela  entre muchas otras formas de entretenimiento para decir “aquí estoy”, lo que renueva la esperanza que muchos albergamos, de conformar una ciudadanía  capaz de informarse antes de tomar  las decisiones más importantes para México.
     Vayamos, pues, tras aquellos libros que representen un reto de crecimiento.   Las lecturas que nos dan todo resuelto difícilmente permiten a la imaginación volar y a la creatividad expandirse.  Necesitamos aproximarnos a los autores iluminadores, o sea, no los que nos dicen por dónde irnos, sino  aquellos que nos muestran la multiplicidad de caminos sí, pero sobre todo los que nos enseñan los alcances  de nuestro andar.
     Vayamos tras el libro que nos sorprende.  Tras el que nos saca de nuestra zona de confort para lanzarnos al vacío, de modo que tengamos que abrir las alas para no estrellarnos.  Así aprenderemos a volar. Echemos mano de esas lecturas que nos obligan a revisar dónde estamos y hacia dónde vamos, en el escenario que el autor ha montado para nuestros ojos.
     Un buen  libro es como una seda tersa que acaricia,  sobre la cual pasamos nuestros dedos  suavemente, sin problemas.  Un libro escrito de manera descuidada en su sintaxis y en su ortografía es, en cambio,   como un tejido burdo cuyos accidentes no nos permiten atrapar el sentido último de lo que el autor quiso decir.
     Hagamos de nuestras compras una herramienta de crecimiento inteligente. Que el dinero destinado  constituya una inversión en nuestra vida.   Que aquello que vamos a adquirir responda afirmativamente a la pregunta: ¿Lo necesito?  Y así respecto a los libros, se vale actuar por corazonada, sí, pero atender la orientación de algún experto puede facilitarnos conseguir la mejor lectura.
     Es un reto hacer buenas compras. Ojalá que cada peso gastado sea un peso invertido, y que a través de la lectura se invierta de la mejor manera.

CUADROS URBANOS por María del Carmen Maqueo Garza


LAS FLORES DEL MAL
Du vice maternel trainant l'hérédité
Et toutes les hideurs de la fécondité!
Charles Boudelaire.

Planeé pasar a saludar a una querida amiga que había sufrido un quebranto de salud. Para llevarle un ramo, acudí a una de varias florerías que desde hace años se ubican en una de las principales arterias de la ciudad. De las dos que quedaban contiguas frente al sitio donde me estacioné,  pensé en llegar a la segunda --más surtida-- sin embargo desde la parte exterior de la primera, una joven mujer me insistió en pasar a  ese local.  A sus pies se hallaba sentada una niña pequeña que debe estar dando sus primeros pasos, por lo pronto gateaba.  Finalmente acepté entrar a ese  local,   en cuya parte posterior  se hallaban  unas diez tinas de plástico  que un hombre  joven --tal vez esposo de la mujer-- se ocupaba de llenar con agua.  Supuse que estarían esperando el camión que trae la materia prima para sus arreglos florales. Tuve que caminar con precaución, pues  el suelo se hallaba  mojado y  resbaladizo.
     En compañía de la mujer pude seleccionar algunas blancas y amarillas para confeccionar un ramillete para mi amiga.  Tuve oportunidad de observarla mientras iba de acá para allá para tomar las flores, el follaje y el papel celofán para envolverlas. Su abdomen correspondía al de un avanzado estado de gestación.  Ya para retirarme no pude evitar recomendarle que tuviera mucho cuidado, porque fácilmente podía resbalar y precipitar su parto.  Su respuesta la  calificaría de  indiferente; el mensaje que capté fue algo así como;  "Si, ¿y luego?" Tal vez ella esté muy acostumbrada a caminar sobre suelo mojado, y con su actitud  me decía que no me preocupara, que no iba a pasar nada malo... No lo sé.
     Aún sorprendida por su manera de reaccionar ante mi recomendación,  pagué y me encaminé al exterior.  Fue en ese momento cuando regresó a mi esfera de percepción la pequeña niña del principio, seguía sentada en la banqueta, totalmente sola. Durante   ese tiempo, mientras su mamá vendía flores y su papá llenaba las tinas de agua, permaneció sola en la vía pública, a merced de tantos peligros.  A pesar de estar a pocos pasos de la cuneta, la pequeña no había intentado cruzar la avenida, tampoco había sido levantada por algún personaje turbio de esos que roban niños y ocupan titulares periodísticos.  Seguía allí, expuesta a todos  los riesgos reales e imaginarios que una madre  concibe, o que suponemos  puede concebir... Fue entonces que entendí la indiferencia de la joven mujer frente a su hijo nonato...
     Como dijera Boudelaire en su magistral fragmento intitulado ¨Correspondencias¨, que habla de  esa herencia que se viene arrastrando... A lo que yo agregaría que es herencia que difícilmente va a atender consejos, o a cambiar en el período de una vida... Por ello es mejor volverla poesía.

Música en pañales: Lyonya Shilovsky interpreta a Offenbach


Agradezco a mi amiga Ginette por tan acertada sugerencia.

Poesía de Eduardo Langagne

Niño leyendo

Cuando leo me asomo a una ventana
y veo lo que pasó mientras nacía.
En el libro yo encuentro
lo que había soñado.
Por sus páginas sé qué hicieron otros
y puedo imaginar lo que vendrá.
En un libro
me encuentro con la gente y la saludo.
Al  leer
se abre una puerta enorme y luminosa
y están todas las cosas,
todos los sueños,
todo el tiempo.

Agradezco a Carlos su amable sugerencia.

Tenemos que vernos más: Video motivacional

Lucila: Una aportación muy sensible. Gracias.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


El pasado, ese tiempo que queda atrás y al cual no podremos regresar por ninguna máquina del tiempo, ese que solo queda al alcance de la memoria, tan limitada como ésta sea,  constituirá lo que podamos recuperar de él. 

Sin importar lo bueno o malo que haya sido, el pasado no debiera convertirse en lastre que impida avanzar. El perdón a las ofensas ajenas y a nosotros mismos por los errores cometidos, es la clave para cerrar círculos, para reiniciar una nueva etapa, donde iniciemos el día valorando lo que hemos podido rescatar de nosotros mismos, y con la intención de engrandecerlo. Sin fantasmas, sin llevar en nuestro equipaje lo que nos quedó pendiente, lo que no logramos y consideramos fue un fracaso, y que irremediablemente forma parte de lo que hoy somos, tanto o más como lo que podemos considerar fueron aciertos.

Todo lo que vivimos, tuvo que suceder, y no hay auxilio del hubiera para poderlo mejorar. El presente es tiempo de acciones propositivas, de encaminar nuestra voluntad y fortalezas hacia lograr el equilibrio espiritual que nos lleve a encontrar en la bondad la clave de la felicidad. 

Ayer fuimos, tiempo pasado no modificable.  Hoy somos con toda la oportunidad de ser cada día y tan solo por este día la mejor versión de nosotros mismos. A partir de hoy y tan solo por hoy viajo ligero, mi conciencia y mi corazón en sintonía, no cargo culpas ni propias ni ajenas, no hay en mi alma espacio para reproches ni enmiendas extemporáneas. Antes de que el tiempo deje atrás mi presente, dedico mi energía vital a convertirlo en un tiempo digno de ser recordado.

El conejo desastroso y el topo berrinchudo