domingo, 5 de enero de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

¿SE VALDRÁ  SOÑAR?
Mi hijo Amaury está por terminar su licenciatura en Biotecnología Genómica en la UANL; en este último año ha estado analizando qué opciones existen para él una vez que termine su carrera.   Desde  la secundaria se visualizaba a sí mismo como un  catedrático de tiempo completo en alguna universidad nacional, enfrascado en investigaciones  de beneficio para su país,  particularmente en lo relativo a la biorremediación.
   Desde pequeño ha demostrado ser de decisiones firmes y bien fundamentadas.  Cuando estaba por terminar preparatoria se dio a la tarea de conocer diversas opciones de la propia Biotecnología,  y en esa exploración fuimos a parar al laboratorio de la Dra. Refugio Rodríguez, directora de la unidad de Biotecnología del CINVESTAV,  donde tuvo el privilegio de   recibir de parte de ella una amplia ilustración sobre el método que diseñó para descontaminar cinco hectáreas de terreno en la Delegación Miguel Hidalgo del Distrito Federal, sobre las que  se construyó el Parque Bicentenario que funciona como un parque ecológico desde el 2010.
   Luego de aquella clase magistral que la amable investigadora llevó a cabo en su cubículo del laboratorio, mi hijo confirmó en definitiva que  aquello era lo suyo, y aquí está, casi diez semestres después, tratando de avizorar su futuro inmediato.
   Su sueño de ser investigador de tiempo completo se topa con un problema práctico: Los investigadores de tiempo completo no viven de manera muy desahogada; la mayoría de los catedráticos  que le han dado clase tienen una actividad adicional que les permita cubrir de manera satisfactoria sus necesidades familiares, pero en fin, él es un joven organizado que sabrá sortear esas dificultades en su momento.  Sin embargo la reciente noticia que acaba de darse a conocer en los últimos días del 2013 es preocupante, viene un serio recorte en el presupuesto del Sistema Nacional de Investigadores, lo que de una u otra forma vendrá a repercutir en los bolsillos de los investigadores de las diversas disciplinas en todo el país.
   En lo personal me inquieta que el actual gobierno  federal no parezca estar tomando  muy en cuenta lo relativo a investigación científica y al arte.  México ha tenido importantes aportaciones a la ciencia mundial, de lo cual tenemos diversos ejemplos como puede ser el Dr. Mario Molina, premio Nobel de Química en 1995; el Dr. René Drucker Colín, catedrático de la UNAM con sus investigaciones con relación al mecanismo de producción de  la enfermedad de Parkinson, o el Dr. Ignacio Chávez padre (+), eminente cardiólogo a quien consultaban especialistas internacionales.   Claro, la lista sería interminable, pues a lo largo y ancho de los laboratorios de diversos institutos y  universidades corre la savia formadora de nuevos conocimientos que ayudan al desarrollo de un mundo mejor.
   ¿Irá a ser necesario entonces que mi hijo comience a considerar partir al extranjero para trabajar con la pasión con que él quiere hacerlo, sin pasar penurias económicas…? ¿O se trata de que ingrese a las filas de los profesionales mal pagados  dispuestos a dar todo por una causa, aunque  deban pagar el precio  de una mala calidad de vida…?
   Entendemos que hay asuntos urgentes por resolver, pero haríamos mal en perder de vista los logros a largo plazo por resolver los de plazo inmediato.  Las artes son un excelente camino para atraer a los jóvenes, para ocuparlos en un quehacer que les aleje de las calles, pero si vamos a  recortar presupuesto a las mismas, los jóvenes van a seguir en las calles.
   De igual manera, las ciencias son un camino largo de avances lentos, pero son el único camino que ha llevado a ciencias como la Medicina, como la Ecología o como las Ingenierías a grandes logros.  Fue a través de un camino lento, de ensayo-error, en los cuales la clave no es adivinar a la primera, sino acertar en definitiva, a través de la paciente observación y la cuidadosa experimentación.
   Si la actual planeación económica está  partiendo del supuesto de que las ciencias salen sobrando, tendremos qué estar pagando las consecuencias de ello en el mediano y largo plazo.  Ya lo hemos vivido con PEMEX, se han erogado fuertes sumas de dinero en importar productos refinados, simplemente porque nosotros no nos dimos a la tarea de diseñar procesos de refinación de nuestro propio petróleo.
   Nunca dejaré de animar a mi hijo a alcanzar sus propios sueños, y a devolver al país lo que  éste le ha dado en materia de educación, pero Amaury tiene derecho a una vida tranquila en lo económico, que le permita concentrar toda su atención en aquello que le apasiona, la investigación de laboratorio.  

   Las cosas no son claras ahora.  En su momento espero no tener que darle el mal consejo de que busque alcanzar sus sueños allende la frontera.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Juguetes
Mi amigo Ernesto se propuso mexicanizar los regalos navideños de sus hijos.
Nada de tablets o videojuegos que los emboten y los conviertan en robots paralíticos.
En el mercado, les compró baleros, yoyos, trompos y canicas.  Más pelotas y guantes.
La mañana de Navidad lo despertaron las carcajadas infinitas junto al árbol.
¡Qué buena onda, pa! Estas cosas están cañón, pero no traen instructivo.
No traen tablero para jugar, ni hallamos dónde colocarles las pilas.
Para Reyes, Ernesto cambió estrategia: les compró tablets y videojuegos.
jvillega@rocketmail.com

"Carta en el primer año de mi hija" por Luis Felipe Lomelí

Cada año nos enseña algo, Alicia. Y este año nos recordó que todo puede estar peor, siempre. Sé que suena terrorífico lo que estoy diciendo y seguro también te dirán que hay que ser positivos y tener esperanza. Por supuesto. Pero aunque seamos alegres y tengamos mucha esperanza en un mundo mejor,  tampoco hay que olvidar que todo aquello que damos por sentado puede desaparecer si no lo cuidamos, si no trabajamos por mantenerlo. 
   Obviamente, conservar y mejorar lo que tenemos es un trabajo de todos. Pero hay que empezar por uno mismo. 
En primer lugar, sabiendo que no es gratis, que puede desaparecer. Porque así evitamos caer en la tentación de creer cosas como “es que nada puede salir peor” o “cualquier opción da lo mismo”. Te parecerá curioso, pero la gente que llega a esas conclusiones es gente grande, con muchos años: como tus papás. Y es gente de cualquier lugar del mundo. En España, por ejemplo, pensaron eso, ganó el Partido Popular y ahora ven los españoles que no sólo su situación económica sigue igual o peor, sino que también han perdido muchos de los derechos ciudadanos que ya tenían, derechos por los que habían luchado por más de un siglo e, incluso, se cierne sobre ellos la amenaza de volver a las prácticas de uno de los regímenes más atroces que han vivido en su historia moderna. 
   En segundo lugar es muy importante no acostumbrarse a una vida confortable. Mejor aún: no creer que mantener ese confort es lo único y lo más importante. En Estados Unidos, por ejemplo, donde su sociedad ha resaltado por defender la libertad individual y la propiedad privada, ahora ven cómo esos mismos derechos individuales han desaparecido tal vez por muchos años y, si antes era un delito federal que alguien leyera tu correspondencia, ahora es una práctica común del mismo gobierno y, a quienes lo han acusado, ahora los persiguen como criminales. A esta gente grande que permitió eso, le dijeron que era “por su bien”, “por su seguridad”, y se lo creyeron. 
En tercer lugar, hay que tener muy claro que los políticos, los presidentes, diputados, senadores y demás, no son tus papás. Aunque te hablen con frases muy similares a las que usamos nosotros, Alicia, no son nosotros. Te dirán, como dije, “es por tu bien”, como cuando te insistimos en que te tienes que acabar tu papilla. Te dirán, “es por tu seguridad”, como cuando te decimos “a la boca no”. Te dirán que “los resultados son a largo plazo” o que “eso servirá para el progreso de México”, como cuando te digamos, imitando a tus abuelos y bisabuelos, “cuando crezcas lo entenderás” o “después me lo vas a agradecer”. Pero no, ellos no son tus papás, ellos no te conocen ni te quieren ni les importas, simplemente utilizan el lenguaje paternal porque saben que todos recordamos a nuestros padres diciéndonos las mismas cosas. Y funciona, funciona para conseguir lo que ellos quieren. 
   En cuarto lugar,  sabiendo quién eres y de dónde vienes. Lo más seguro es que cuando entres al kínder y comiences tus estudios fuera de casa, continúe esta moda de hacerte creer que sólo lo que es “divertido” vale la pena. No les hagas mucho caso, Alicia. Hay cosas que son divertidas y son fantásticas pero hay otras que no son divertidas pero son necesarias, esenciales. Por ejemplo, si quieres ser genetista, te tendrás que memorizar los ciclos del lactato y del ácido cítrico y no, no será tan divertido como ir a bailar: pero ir a bailar no te hará genetista. Y habrá que dejar de ir a pachanguear algunas veces para ponerse a estudiar. De forma similar, defender tus derechos tampoco será especialmente divertido y tendrás que renunciar a otras actividades que sí lo sean, pero será necesario, esencial, no sólo para que mejore tu calidad de vida y la de tu sociedad sino para que ésta no empeore como nos pasó este año. 
    ¿Y quién eres y de dónde vienes, Alicia? Quién eres lo tendrás de descubrir tú, pero te puedo contar un poco de dónde vienes. Naciste en una de las pocas familias privilegiadas de este país que tienen casa propia (chiquita, tal vez, como ya lo descubrirás cuando empieces a correr de un lado a otro, pero es una casa) y carrito (ahí donde te duermes felizmente viendo pasar las luces de los arbotantes); es un Chevy, tal vez te dirán luego que es un carro de nacos, que somos pobres. No les hagas caso, somos parte de ese mínimo porcentaje de mexicanos que vivimos con más de cuatro salarios mínimos al mes. En esta ciudad, en Puebla, aquí donde naciste, más de la mitad de la población gana menos de dos salarios mínimos. Por supuesto, hay gente mucho más rica: millonarios y multimillonarios. Pero si sólo te comparas con ellos, no sólo vas a perder la perspectiva de dónde estás sino que también es muy probable que te pongas muy triste y te sientas desafortunada, incluso puedes volverte rencorosa. Peor aún, y ése es el punto de esta carta, vas a pensar que no puedes estar peor. Y sí se puede. 
   Ahora somos privilegiados, Alicia, somos fresas, muy fresas. Y llegar a esto les costó su trabajito a tus padres. Tu mamá ya te contará su vida. Yo te puedo decir que a tu papi le tocó pasar hambre y frío y no tener casa. Hambre de no comer cosa alguna en un día entero y no saber si iba a comer algo al día siguiente, o al otro, o al otro, o la próxima semana. Frío de esperar a que saliera el sol para calentarse un poco y no saber si al día siguiente iba a ser lo mismo o iba a estar peor o, por fin, iba a conseguir un techo donde dormir. También estuvo a punto de morir de una diarrea, así nomás, porque algo le cayó mal a la pancita y no tenía para la medicina. Es horrible saber que te puedes morir de una enfermedad, no sólo curable, sino extremadamente común y pasajera si tienes el dinero. Pero, por supuesto, tu papá tuvo mucha suerte y hartos amigos que lo ayudaron muchísimo, un chingo, y le dieron de comer varias veces, le regalaron ropa y cobijas, le dieron posada e, incluso, lo llevaron al hospital y le pagaron sus medicinas.
    Eso es una maravilla, Alicia, hay gente muy buena en este mundo que te puede ayudar cuando las cosas salen muy mal. Pero también es bueno que sepas quién eres y de dónde vienes para que veas todas las posibilidades que tienes tú para ayudar a los otros, para que conozcas aquello que cambiaron los que te precedieron. Por ejemplo, tus bisabuelos y tatarabuelos estuvieron en la Revolución Mexicana y arriesgaron su vida para que nosotros tuviéramos derechos laborales. Tus bisabuelas fueron sufraguistas y por eso tu mamá puede votar cuando hay elecciones. Tus abuelos tomaron las calles para que hubiera libertad de culto y la democracia fuera un hecho y, sí, más de una vez fueron encarcelados nomás por repartir volantes de un partido de oposición. Sin embargo, por desgracia, en los últimos años y más aún en éste, se han venido dando una serie de cambios que llaman “reformas” y van eliminando los logros de tus abuelos, bisabuelas y tatarabuelos. No los hemos podido parar, tal vez porque pensamos que era imposible volver al pasado (aquí o en España o en Estados Unidos o en buena parte del mundo), porque pensamos que no podíamos estar peor. 
   Siempre se puede. Lo bueno es que a tus papás y a su generación ya les va quedando claro, Alicia, porque vuelve el miedo de una devaluación económica de ésas que dejaron con nada a tus abuelos. Ya vamos cayendo en cuenta de que hay que estar al pendiente y leer historia para defender nuestros derechos y luchar por mejores condiciones sociales. Por mi lado, para que tú no pases hambre, ni frío, ni exista el riesgo de que mueras de una diarrea. Para, como dice la canción de Jara, “que nadie escupa sangre pa’ que otro viva mejor”. 

Tomado con autorización expresa de su autor, de la revista digital SINEMBARGO.MX http://www.sinembargo.mx/opinion/01-01-2014/20356#comment-79646 el 2/1/2014
Sobre el autor: Estudió Física pero se decantó por la todología no especializada: una maestría en ecología por acá, un doctorado en filosofía por allá, un poquito de tianguero y otro de valet parking. Ha publicado los libros de cuentos Todos santos de California y Ella sigue de viaje, la novela Cuaderno de flores, el ensayo El ambientalismo y el libro de texto Naturaleza y sociedad. Es Premio Nacional de Bellas Artes y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Se le considera el autor del cuento más corto en lengua hispana: El emigrante -¿Olvida usted algo? –Ojalá.

"El niño del tambor" a capella. Grupo Pentatonix.

"Atrapado en mi propio mundo" por Chico Sanchez (1a de 2 partes)

Chico Sanchez, buen amigo, activo colaborador  de este blog, es un artista español de gran sensibilidad radicado en México, cuya pasión es  capturar la realidad del mundo que le rodea, a través de la lente como a través de la palabra escrita, oficio éste último que ejerce con particular destreza, aunque él mismo no se anima a reconocerlo.
En esta ocasión nos comparte su sentir al regreso de un viaje por su país natal en el cual fue a descubrir que algunos de sus malos augurios del ayer, se convierten hoy en lacerantes realidades.
He aquí la primera de dos partes.  
Por cuestión de espacio no he podido incluir todas las fotografías; pueden visitar esta obra completa en la siguiente URL: 

Prado del Rey, en la Sierra de Cádiz, Andalucía, España.
Foto © Chico Sánchez - Derechos Reservados
Mi pueblo, como supongo que muchos pueblos, resultó ser una excelente caricatura de lo que ha sido para España su viaje turbulento al "primer mundo", que llaman Europa. Mi primer recuerdo, aún muy joven, de la llegada del "progreso" fue cuando cerraron el cine para poner un banco, con esto, creo que sobran explicaciones.

También recuerdo que cuando llegó Europa se arrancaron miles árboles, muchos de ellos olivos centenarios, los ataques indiscriminados al medioambiente aún continúan. Casi todos los árboles frutales que había en las calles cercanas a mi casa, los amascos de mi puerta, los morales. Todo se mandó arrancar.

El siguiente "avance" que llego a mi pueblo fue que cada uno ahora tenía su coche, su automóvil, el cual usaban para trasladarse desde su casa al trabajo, que está, algunas veces, a 500 metros. ¡Incluso menos! Y si el cine se convirtió en banco: ¿Cómo no habría de convertirse la plaza en un estacionamiento privado? El pueblo se quedó sin plaza durante unos años. Si señor, otro gran "avance".
El cierre del cine y la apertura del banco fue la primera señal del"primermundismo" y"desarrollo". Un signo claro de lo que sería el destino de sus habitantes: la deuda. 

Por otro lado, gastar uno o dos euros diarios en gasolina para ir a lugares que estan quinientos metros de tu casa no es inteligente, pero eso trajo la modernidad, si no gastas lo poco que tienes no eres nadie. Así es como parece funcionar el asunto.

La tristeza de ver tantos árboles arrancados me hizo escribir dos poemas en 1999, en el Noticiero Pradense, una publicación anual. Se titulaban asi: Las obras de la sociedad. Siglo XX y El Mundo

Escribir estos poemas me llevó a escuchar durante mucho tiempo una palabra: pesimismo. A partir de ese momento fui reconocido como pesismista de carrera. -Muy bonitas tus poesías, pero muy pesimistas-Muy bien escrito, hijo, pero un poco pesimista. Tantas veces oí que todo iba en buen camino y que con optimismo lo podríamos arreglar todo, que casi me lo acabo creyendo. Pero las cosas suceden y recogemos lo que sembramos. Ser optimista o pesimista no soluciona tu problema, son simplemente excusas para no reconocerlo. Y si no reconoces un problema: ¿Cómo lo solucionas?
 Me hubiera gustado mucho equivocarme, pero lo que predecían mis poesías se ha cumplido. La crisis llegó, y no sólo a España sino a todo el mundo. Todavía hay gente que hoy, quince años después, aún no se ha dado cuenta de que algo anda mal.
Mis textos avisando de una crisis ecológica hicieron que mucha gente me llamara loco. Y creo que tenían razón: intentar salvar al mundo que no quiere salvarse es, sin duda, una locura. 

Decía Albert Einstein que la cosa más bella que podemos experimentar es lo misterioso. Es la fuente de todo arte y ciencia verdaderos. Pues bien estos dos poemas son para mí sólo eso: un misterio.

continuará...

Canción de las campanas para 12 cellos: The piano guys.

"Fliz cmple" Texto de Darío Kullock


Mi hija cumplía quince años y le organizamos la fiesta en un salón para que invitara a todos sus amigos. Esa noche, a medida que iban llegando, se acomodaban en el lugar asignado y enseguida abrían sus celulares y se ponían a conversar por medio de mensajes de texto, o a jugar con esos aparatitos maravillosos entre mensaje y mensaje.
Era muy tierno verlos concentrados cada uno en la pantalla de sus sobrios y negros aparatos, como especificaba la invitación “elegante sport y celulares negros”. Qué grandes están todos, pensar que los conozco desde que hablaban entre ellos. Todavía les recuerdo la voz, algunos no me creen que cuando eran chicos hablaban y se miraban a los ojos. Yo no los corregía, claro; “ya van a crecer y van a aprender solos a no hablar”, pensaba.
Cuando llegó el momento del baile, cada uno conectó los auriculares a su celular, eligió la carpeta de canciones que más le gustaba y entró a la pista. Daba la sensación de que todos estaban bailando el mismo tema. La entrada de mi hija fue apoteótica, exultante de emoción. Sus amigos se desesperaban por ser los primeros en hacerle llegar su texto de felicitaciones, moviendo a toda velocidad sus pulgares. Algunos, los más previsores, ya tenían el mensaje preparado y lo único que debían hacer era apretar “ok”. El teléfono de mi hija no paraba de vibrar y como era imposible leerlos todos, guardó algunos para más tarde. Me acerqué a ella y sin darme cuenta le dije:
- Feliz cumpleaños, hijita.
Ella me miró horrorizada y se apartó de mí. Preocupada, fui tras ella y le pregunté si le pasaba algo, si había hecho algo que la incomodara. Tomó el celular y me mandó un mensaje de texto:
- M kres avrgnzar frnte a ms amgs? Hcme fvor, pra q stn ls tlfnos?
No tuve más remedio que abrir el mío y mandarle mis felicitaciones
- prdon, fliz cmplños, hjta. T am. Mama.
Fue el cumpleaños perfecto. Cómo pasa el tiempo, qué vieja estoy, pensar que casi le doy un beso.