VIVIR CON PASIÓN
Resulta increíble el peso que tienen las palabras. Una sola de ellas, como la palanca de
Arquímedes, es capaz de mover al mundo.
Desde que el hombre adquirió conciencia de sí mismo, surgió
el lenguaje. Gutural en un inicio,
evolucionó hasta diversificarse, alcanzar la forma escrita y hermosearse. La lengua castellana es muy vasta en
significados; en otras lenguas una misma
palabra tiene varias acepciones; en castellano sobreabundan los términos para
designar una misma cosa. Somos muy ricos
en patrimonio lingüístico.
De forma lamentable, nuestro lenguaje pierde brillo conforme se extienden los medios de
comunicación. Simplificamos los términos utilizados para expresarnos y
terminamos migrando hacia el empobrecimiento de nuestro hermoso idioma.
A partir del estudio de la inteligencia emocional, el
lenguaje cobra un peso específico. Cada
palabra utilizada, en particular cuando nos dirigimos a los niños, tiene un
efecto que puede durar toda la vida.
Entre los adultos no deja de tener su impacto: estar lanzando o
recibiendo términos peyorativos, termina por dañar la autoestima. Tal vez resulta menos frecuente que haya un
enfrentamiento oral de forma directa, aunque sí, este encierro obligado nos ha
vuelto más irritables, y no es tan raro que alguien tenga un exabrupto en lugares
públicos. Sin embargo, es mucho más
frecuente atacar a través de redes sociales, en donde, parapetados por el
anonimato, surge la ocasión de atacar de un modo más violento.
La palabra es capaz de seducir, convencer e impulsar. La palabra convoca, organiza y emprende. La palabra da pie a la pasión, entendida
esta última como el anhelo vehemente por emprender algo que se desea alcanzar,
y por lo que se está dispuesto a empeñar tiempo, esfuerzo y entusiasmo. Ejemplos de vidas vividas con pasión hay
muchas, de hombres y mujeres que han transformado al mundo.
En el marco de la contingencia tengo la impresión de que
media humanidad viene albergando sentimientos de desesperación y angustia,
mientras que la otra mitad se ha propuesto hacer de este tiempo uno destinado a
desarrollar un proyecto personal con pasión.
Acabo de ver un ejemplo maravilloso, Tito Charly es un hombre de la
tercera edad que vive en Monterrey. Él complementaba sus ingresos trabajando como
empacador en una tienda de autoservicio, pero con motivo de su edad, fue enviado
a casa. Él contactó algunos productores
de materia prima locales, y decidió elaborar sus propios productos alimentarios
y ponerlos a la venta. Se anuncia
mediante su propio canal de YouTube, en el cual ofrece videos de preparación de
alimentos utilizando sus productos. Me
pareció una forma muy original y creativa de hacer de los obstáculos, ventanas
de oportunidad. Imagino que en su mente la palabra fue algo así como
“¡Adelante, tú puedes!”.
Tal vez si abrevamos más seguido del lenguaje, nos vamos a
encontrar herramientas maravillosas para sentirnos mejor y crear un ambiente
agradable. Si regalamos palabras
estimulantes a quienes comparten con nosotros el tiempo de encierro, generaremos
reacciones más positivas que si nos la pasamos mirándonos unos a otros con cara
de fastidio. Cuando utilizamos las
redes sociales para comunicar un mensaje alentador, vamos a obtener uno
similar. Por cierto, la misma regla
aplica para mensajes de otro tipo; se cumple aquello que dice que lo que das
recibes.
En redes sociales aparece el efecto “bola de nieve”. Alguien dice algo no muy gentil contra otro,
y el otro responde. A partir de ese
momento comienzan a integrarse bandos contrarios, los unos atacan, los otros
responden, progresivamente subiendo de tono las denostaciones, y al rato ya se
están dando hasta con el árbol
genealógico, por algo que, si analizamos, comenzó de modo muy simple.
Es buen tiempo para revisar lo que tenemos. Como ya se habrá hecho con el guardarropa, los
libros y los discos, es buen momento para revisar qué palabras albergamos en la
mente y el corazón. Cuál es aquella que
primero se viene a nuestra lengua o a nuestros dedos en la pantalla, cuando
reaccionamos. Cuál es el peso específico
de cada una. Asomándonos al fondo del
ropero verbal, ¿por qué utilizamos las que utilizamos? ¿cómo nos hace sentir su
uso? ¿conviene renovar parte de ellas?
Así como ocurre en la moda con las novedades de temporada, ¿por qué no probar
cómo nos sentimos utilizando otras palabras? Tal vez nos descubramos abriendo
nuevas puertas, de cuya existencia no estábamos enterados.
Los libros son maravillosas plataformas de despegue para nuestra exploración. Provocan estados de ánimo únicos y revelaciones sorprendentes. Solemos olvidar que la felicidad es una opción muy personal; cada cual decide si la toma o la deja. Las palabras ayudan a alcanzarla.