domingo, 24 de abril de 2022

Cambia tu mente, cambia tu vida | Margarita Pasos | TEDxManagua

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

EDUCAR PARA LA VIDA

Durante casi dos semanas seguimos el caso de Debanhi, chica de 18 años desaparecida en Nuevo León. Ahora sabemos que ha muerto.

Nos unimos al dolor de sus padres quienes, desde el primer momento se movilizaron en su búsqueda, asidos a la esperanza de hallarla con vida, y que todo lo sucedido se recordara como un mal sueño. Ahora nos volvemos a unir en su dolor, en su orfandad de padres y en su desesperación de que las investigaciones no se hubieran hecho de otra forma, para asegurar un mejor resultado. Posiblemente quedará para siempre en el aire la duda de por qué la chica procedió como lo hizo, tal vez sin medir el riesgo en el que se estaba poniendo.

Todo ello nos lleva a reflexionar; es un punto de inflexión que obliga a revisar el estado de la educación en México. No me refiero solamente a la educación formal, que de hecho tiene sus grandes y lamentables deficiencias. Hablo desde la educación en el hogar, con enfoque particular en lo que ahora se considera fundamental: El desarrollo de la inteligencia emocional.

Resultaría ocioso afirmar que antes las cosas eran mejores. En honor a la verdad sí hay que decir que eran distintas, sobre todo en lo relativo al manejo del tiempo. La carencia de distractores como hoy tenemos en abundancia, permitía a los hijos y hermanos mantener una mayor relación. Los hijos iban asimilando de los padres estrategias para la vida, desde las más sencillas hasta las más complicadas. Digamos, en la cocina se aprendía a elegir la fruta y la verdura, cuánta comprar de acuerdo con su caducidad y cómo preparar los platillos. De entrada parece absurdo, pero en realidad eran clases de economía familiar. Aprendíamos a hacer durar la ropa mediante zurcidos, aplicaciones y rebastillado. También a cómo lavar una prenda o quitar una mancha de acuerdo con la sustancia y el material. Yo recuerdo, con indulgencia, mis primeras lavadoras en secundaria. Con toda la ilusión del mundo me fui a un internado de chicas en la ciudad de Monterrey; la mayoría de las compañeras eran de Saltillo, y salían el fin de semana a su casa. Yo me quedaba en el colegio y aprovechaba para lavar mi ropa. Resulta que de niña nunca aprendí a hacerlo, y las primeras cargas me quedaron espantosas, hasta que una monjita que fue mi dulce guía en esos años, me llamó aparte con toda la paciencia del mundo para decirme: “Te voy a enseñar a lavar tu ropita”. Y así dejé de oler a pantano.

Al margen de las prácticas domésticas propiamente dichas, la educación en el hogar debe enseñar a los niños el manejo de sus emociones. Bien dice Don José María Toro, educador español, a propósito del sistema educativo: "De qué sirve que un niño sepa colocar Neptuno en el Universo si no sabe dónde poner sus celos, su rabia o su tristeza".

Lamentable el caso de Debanhi. Sería del todo inmoral juzgar si sus decisiones precipitaron el lamentable final que tuvo su vida. No sabemos qué sucedió en realidad entre ella y las amigas, o qué pasó por su mente, o cuál fue el papel del conductor de taxi en todo esto. Lo que sí habrá que extraer de ello, es que el manejo de sus emociones no le garantizó un término seguro. Y así lo vemos, aunque en menor escala, día con día, la forma como nuestras propias emociones nos juegan chueco en la toma de decisiones, y en ocasiones nos dejamos llevar de manera impulsiva, hacia caminos que no habrán de ser los idóneos.

Liliana Blum, novelista duranguense quien aborda la violencia en sus distintas manifestaciones, acaba de publicar en estos días una nueva novela que promete mucho: “El extraño caso de Lenny Goleman”. Habla sobre el acoso escolar y la forma en que ese hostigamiento puede llevar a un chico a tomar decisiones irreversibles en su vida. He tenido oportunidad de conocer de cerca el trabajo de Liliana; algunos le critican la crudeza de su prosa, abordando temas que son problemas sociales de actualidad. Yo la admiro por eso mismo, porque a través de su narrativa Liliana nos permite entender el núcleo del problema que lleva a sus personajes a emprender conductas aberrantes al límite, pero sin caer en el amarillismo sanguinario tan en boga hoy en día.

Con las limitantes del caso, la educación en estos tiempos obliga a incluir temas relacionados con la inteligencia emocional. A reforzar la propia autoestima. Aprender en casa y fortalecer en la escuela el adecuado manejo de la ira, el rechazo o la agresión. Que todo niño descubra sus propias herramientas para salir adelante en cada situación que le plantee la vida.

DEP Debanhi. Sirva su tragedia como siembra de semillas de esperanza para nuestros niños y jóvenes. Que todos entendamos que el papel fundamental de la educación es enseñar a nuestros chicos cómo timonear la nave de su propia vida.

POESÍA de María del Carmen Maqueo Garza





INOMINADA

Te quiero viva, con la alegre libertad del viento.

Quiero escuchar tu voz, tu risa cascada en lo más alto,

exorcizando las penas de los tristes.

Te quiero viva, libre de gozar tus momentos,

tus amigos, tus amores…

Que seas tú y sólo tú quien defina su destino propio

a salvo de las sombras de la muerte.

Te quiero viva hoy y mañana, y pasado mañana,

de día o de noche, sola, acompañada,

con tu fragancia fresca y tu risa clara,

con tu mirada franca y tu paso firme.

Así te quiero, dueña de tu vida,

del rumbo que eliges bajo el rayo del sol

o a la luz de la luna,

para hacer realidad tus propios sueños.

Así te quiero: Viva y feliz

plasmando ilusiones, a salvo de las sombras

de los feroces demonios sanguinarios, amos de la noche.


CARTÓN DE LUY a propósito del Día del libro

 


Cortometraje animado: "Destino" por el equipo de animación "Destiny"

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



Dame vida siempre la oportunidad de encontrarme en la mirada de un niño, de recrearme en su sonrisa, con su ingenuidad, con la sensibilidad a flor de piel que deja manifestarse sin censura alguna.

Dame vida la oportunidad de escuchar el llanto de un bebé y reconocer el porqué del mismo. Que no me pierda en la adultez y con ella la tolerancia a su natural insensatez, que no juzgue la irreverencia que en ellos es permitida, y a veces hasta deseada cuando rompe las fronteras de la edad y deja la entrada a ese magia del corazón de un niño. Juego, llanto, travesura, torbellinos de emociones, inspiración, aliento de vida.

Dame vida siempre la inigualable sensación de sentir el afecto humano más genuino que puedo hallar en este mundo, el cariño de los niños.

"La fuente" de Grandjany: Interpreta la arpista Alisa Sadikova