sábado, 31 de diciembre de 2011

Credo por la paz por Pedro Ferriz, de su columna El búho no ha muerto

Deseo pensar que luego del presente compartido, habremos de entrar en un largo proceso de: armonía, paz, regreso a la esencia de la felicidad... ¡sabiduría!




Reflexionando sobre este tiempo de la natividad de Jesús, recordé otros idos de mi vida. No sólo de la mía, sino de muchos que vivieron junto conmigo, una hermosa etapa de concordia, decencia, esperanza y buena voluntad. Conceptos que aparecen como piezas de museo de lo que el hombre fue hace sólo unas cuantas décadas. El deterioro se ha dado vertiginosamente. No sólo así, sino que tal vez, de manera inadvertida. De un corto tiempo al presente, todos los mensajes que difunden gobiernos, medios de comunicación, instituciones oficiales y no oficiales, no son de otra cosa que malas noticias: muerte, robo, agresiones... violencia de mil formas que, sumadas, acaban expresándose como energía negativa, que luego es asimilada individualmente y replicada en todas direcciones. Pareciera como si todo lo que antes funcionaba, dejara de hacerlo. Como si lo hecho por el hombre, estuviera pasando por zonas turbulentas que marcan un necesario cambio de aquello que sirvió y súbitamente ha dejado de hacerlo.
A juzgar por el curso del presente, estamos obligados a extrapolar y entonces ver el mundo que nos espera. Si la inmediatez del mensaje ha globalizado todos estos disvalores... ¿Estaremos en el diseño de una especie de purgatorio terrenal? ¿Es la vida para sufrirse? ¿Resulta irremediable encaminarnos hacia la autodestrucción? Pandemias, crisis financieras, desempleo, deterioro ambiental, adicciones, mercado negro, bandas criminales, corrupción, desconfianza... ausencia de fe.
El tiempo se acorta y no rinde. Queremos hacer más de aquello que nos permite el reloj. No hay pausa para la reflexión. Tampoco para lo bello. Ya nadie ve al cielo. No hay emoción por lo sublime. Todo es ambición, acumulación... concentración. Si las etapas del desarrollo humano pasaron por un largo periodo agrícola, luego industrial. Hoy se multiplica el conocimiento, que al tenerlo tan a la mano, lo hemosobviado. ¿Cuál tendría que ser el siguiente escalón humano... o serátropiezo?
Como ya sé que uno de los temas dominantes de 2012, serán los mayasen sus predicciones finalistas, me he avocado a intentar razonar su mensaje.
¿Qué les he aprendido?
Su calendario, no es como el nuestro. Es infinitamente más amplio. Midelo cotidiano pero también ciclos planetarios y galácticos. Es decir, mientras que en el mundo occidental se pensaba en una Tierra plana y estática, los astrónomos mayas tenían conceptos como el cero, elinfinito, la Vía Láctea, la translación solar alrededor del centro de la galaxia, el magnetismo de los cuerpos celestes, la intensidad en la actividad solar. Distancias astronómicas y lapsos para transitarlas. Su “cuenta larga” que va de agosto de 3114 a. C. al 21 de diciembre de 2012 d. C., “...entonces el Sol entrará en alineamiento directo con el ecuador de la Vía Láctea”, es decir, que el Sistema Solar (nuestro vecindario) estará viendo su parte más luminosa.
Los mayas nunca hablan del final de los tiempos. Marcan la terminación de un modo vibratorio de nuestra casa, la Tierra, para entrar en otra velocidad magnética que la anime. Sé que nadie ve el magnetismo. Al no ver, nada nos importa. No existe. ¡Yo veo la tele, mas no me importacómo me llega su señal!
Si sentimos que el tiempo transcurre más rápido, es por la relación de nuestras células con el pulso de la Tierra (Resonancia de Schumann) que se está acelerando. Schumann, constató en 1952 que la Tierra está rodeada de un campo electromagnético poderoso que se forma entre el suelo y la parte inferior de la ionosfera situada 100 km encima de nosotros. Ese campo resonaba a 7.83 pulsaciones por segundo. Como un marcapasos, responsable del equilibrio de la biosfera, condición común a todas las formas de vida. También se sabe que todos los vertebrados y nuestro cerebro, vibrábamos en 7.83 hertzios. Eso ha cambiado. El tiempo se ha estado acelerando y continuará haciéndolo, en la medida en que nos aproximemos al momento crítico del cambio dimensional. El pulso de la Tierra, ahora está en 12 hz. y tendrá todavía que elevarse a 13. Imaginen que la Tierra dejara de rotar. ¿Cambiaría algo? Pues lo mismo con el magnetismo. Entraremos en una zona de la galaxia en la que el magnetismo se verá drásticamente alterado. ¿Cambiará algo entonces?
Deseo —por el bien de todos— pensar que luego del presente compartido, habremos de entrar en un largo proceso de: armonía, paz, regreso a la esencia de la felicidad... ¡sabiduría!
Será un ciclo de evolución de la conciencia. Ciclo de trascendencia y convivencia. Justo lo que pensé factible cuando niño. Que con sólo ver a los ojos de otra persona, gozaría la dicha de su confianza, por el resto de la vida. La suya y la mía. A través de algo tan en desuso... como elamor.
www.revoluciondelintelecto.com
Los mayas llegaron como se fueron. Una civilización que tuvo el tino de advertir, cuando fue casi inadvertida.

TALLER DE FOTOGRAFÍA PARA CIEGOS de CHICO SÁNCHEZ

Consejos para un joven que quiere ser cronista Alberto Salcedo Ramos

Si no eres porfiado, olvídalo. Te dirán que no hay espacio, ni dinero, ni lectores. En vez de perder tiempo quejándote, pon el trasero en la silla como proponía Balzac. Y cuando empieces a trabajar escucha el consejo de Katherine Anne Porter: no te enredes en asuntos ajenos a tu vocación. A un narrador lo único que debe importarle es contar la historia. 
Una historia buena y bien contada posiblemente le interesará a algún editor. Pero nadie te lo garantiza. En caso de que no la publiquen, al menos te quedará una crónica terminada. Guárdala como un tesoro: podría motivarte a hacer otra. Si dejas de escribir cuando los editores te cierran las puertas, tal vez mereces que te las cierren. 


Aunque tengas un trabajo de tiempo completo en un periódico o manejes un camión de carga, debes escribir. Ninguna excusa es válida. Si solo atiendes los llamados del estómago, ¿para qué seguimos hablando? 


Cree en los temas que te impulsen a escribir. Ya lo dijo Mailer: cuando un tema atrape tu atención no lo sometas a la duda. 


Puedes escribir sobre lo que quieras: un asaltante de caminos, las enaguas de tu abuela, el escolta del presidente, la caspa de Tarzán, lo triste, lo folclórico, lo trágico, el frío, el calor, la levadura del pan francés o la máquina de afeitar de Einstein. Pero por favor no aburras al lector. Escribir crónicas es narrar, narrar es seducir. Los buenos contadores de historias convierten el verbo narrar en sinónimo de encoñar. Son como don Vito Corleone: le hacen al lector una oferta que no puede rechazar. 


Confieso que me producen alergia las historias que lo reducen todo al blanco y al negro. Desconfío de las moralejas y por eso no leo fábulas, o las abandono a tiempo para que el lobo viva tranquilo después de comerse a Caperucita Roja y el dueño de la gallina de los huevos de oro pueda sacrificarla sin remordimientos.


Algunos pretenden escribir mientras bailan una cumbiamba o asisten a un partido de fútbol. Pero el trabajo es una cosa y el recreo otra. Concéntrate en tu oficio. Si no le dedicas al texto toda tu atención, posiblemente el lector tampoco lo hará. 


Estar aislado es duro, te lo advierto, en especial cuando escribes historias de largo aliento. Sabes cuándo comienzas pero no cuándo terminas. En cierta ocasión me sentí tan oprimido por el encierro que consideré como mi gran utopía salir a pagar el recibo del teléfono. Luego están las dificultades propias del oficio: en una jornada solo alcanzas a precisar un adjetivo, y al día siguiente lo borras porque ya no te gusta. Acuérdate de Dorothy Parker: “Odio escribir, pero amo haber escrito”. 


Si cuidas la escritura, si no te conformas con juntar las palabras de cualquier manera, lo más seguro es que tiendas a bloquearte. Bloquearse es un gaje del oficio. Indica que asumes el trabajo en serio. Sal a la calle a renovarte. Tomar distancia también es una forma de escribir. 


Si eres de los reporteros que no leen más que noticias, declárate perdido. Hay que tener buenos referentes en el oficio. Solo al oír las voces de los maestros –Talese, Capote, Hemingway– y mirar el mundo con curiosidad genuina aprenderás a encontrar tu propia voz. 


Por mucho que ciertos reporteros y editores ortodoxos renieguen de la crónica, tú tienes que creer. La crónica le pone rostro y alma a la noticia para atender a un tipo de lector que no solo quiere atragantarse de datos. Algunos suponen que las verdades que no destapan una olla podrida son indignas de ser publicadas. En un continente saturado de corrupción siempre será apreciada la figura del higienista que fumiga las alimañas. Sin embargo, me temo que la verdad no se encuentra solamente regando plaguicidas o frecuentando los manteles de los poderosos, sino también prestándole atención a la gente común y corriente, aquella que, por desdicha, solo existe para la gran prensa en la medida en que muere o mata.
Tomado de: http://www.elmalpensante.com

OMA: Ópera Navideña desde el Aereopuerto Mariano Escobedo, en Nuevo León.