#YO TAMBIÉN SOY
AGUIRRE
En esta ocasión tocó al doctor Gustavo Aguirre Castro,
anestesiólogo de Los Cabos, BCS. Dentro de su especialidad maneja
medicamentos que, aparte del uso médico,
pueden asociarse a adicciones. Entre
ellos el fentanilo intravenoso para uso hospitalario que, por otro camino se
elabora de manera artesanal en polvo o pastillas para venta ilegal. Para medicamentos como el fentanilo
intravenoso, generalmente utilizado como sedante, la COFEPRIS emite y actualiza
guías para la compra, resguardo y utilización en recintos hospitalarios. En lo particular en algunas ocasiones,
durante procedimientos endoscópicos a mi persona, he recibido fentanilo, y heme
aquí, sin ningún viso de adicción al producto.
Ello se debe a que simple y sencillamente son presentaciones con un uso muy específico como
sedante o inductor de anestesia. Para surtirlo la legislación exige al médico
solicitante receta de un recetario
registrado ante COFEPRIS que incluye código de barras. Ergo: Una receta de este
tipo no aplica al fentanilo en polvo o en tabletas, traficado por el crimen
organizado.
Por un lado, la pandemia con el consecuente cierre de
laboratorios farmacéuticos y por el otro, el irracional control que autoridades
del orden público ejercen para el manejo de medicamentos denominados
“controlados”, ha propiciado un desabasto importante para la compra de ciertas
claves farmacológicas. Entiendo, de este
modo, que el doctor Aguirre, en su afán de tener lo necesario para atender pacientes en su práctica privada, haya
localizado un proveedor foráneo al cual envió la receta debidamente requisitada,
luego de lo que, vía mensajería llegó a
su domicilio particular lo solicitado, siempre amparado por la receta que él
mismo expidió. Medicamentos de este tipo
no pueden ser enviados o recibidos por paquetería sin el debido apego a las
normas de COFEPRIS.
¿Qué sucedió con el médico?... En algún punto de la cadena
alguien notificó a la FGR del tránsito de este producto, y así, sin más, en
cuanto el envío estuvo en el domicilio del profesional, autoridades de la FGR le
cayeron encima con todo, catearon su domicilio familiar para luego
clausurarlo. El médico no está de
momento detenido, pero con esta forma arbitraria de actuar no dudo que pese
sobre él alguna denuncia relativa al caso.
El gobierno en los últimos 5 años viene actuando, en
diversas diligencias, de manera poco informada. Con su lema de prevención de
los malos manejos ha puesto fin a instituciones y fideicomisos que resultaban
de gran beneficio para la población. En
el combate al narcotráfico yo en lo personal, como fronteriza, durante viajes
de regreso del interior del país he padecido en varias ocasiones, no uno ni dos
episodios en que a los ciudadanos casi nos exprimen en busca de productos
ilegales. Alguna vez un uniformado me
obligó a vaciar mi bolso de mano e ir mostrando, uno por uno, los objetos que
llevaba en su interior. En tanto
seguimos viendo que, por el patio de atrás, drogas de uso ilegal continúan
fluyendo por toneladas, cruzando territorios y puertos de la nación. Por cierto, la DEA acaba de presentar un
informe en el que afirma que el Cartel de Sinaloa es el grupo criminal más
extendido a nivel mundial, con 26,000 miembros activos; le sigue el Cartel Jalisco Nueva Generación con 19,000
miembros ocupados en el trasiego, venta y distribución de drogas, además de
otras actividades ilícitas como el secuestro, extorsión y tráfico de
personas. No sé si en su desesperación o
como fachada, las autoridades pretenden justificarse apretando el pescuezo
a ciudadanos ajenos a dichos grupos
criminales.
Hay dos casos muy cercanos a mí: Mujeres en la mediana edad
con problema de artritis reumatoide. Uno
de los componentes más terribles de dicha enfermedad es el dolor; tal vez junto
con el cáncer sea una de las condiciones médicas que obligan al uso de
analgésicos potentes. ¿Pero qué
sucede? Sucede que en estos últimos años
no consiguen el surtimiento de dichos fármacos ni a nivel institucional ni a
nivel privado. No pueden adquirirlos en
el extranjero, por razones obvias, y no existen equivalentes con ese nivel de
potencia para calmar el dolor. Su alivio
se encuentra estancado por una legislación ambigua y poco clara, y por la falta
de efectividad de las instancias oficiales para combatir en serio a los
narcotraficantes. Resulta más fácil
criminalizar y bloquear el uso legalizado, que entrarle a la verdadera
corrupción, esa que sigue permitiendo que se fabrique y se venda droga ilícita,
que llega a ser mortal en los adictos.
En tanto el citrato de fentanilo (de uso médico) se sataniza.
#Yo también soy Aguirre.
Vaya un llamado de atención a nuestras autoridades para encauzar sus afanes
persecutorios a los criminales.