domingo, 1 de diciembre de 2013

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

EL VERDADERO SENTIDO
El nivel de violencia  alcanzado en el estado de Michoacán es alarmante. Fausto Vallejo pretende que su  dicho de que “todo está bien” se imponga sobre los cruentos hechos que han  condicionado una concentración extraordinaria de fuerzas castrenses en la entidad.  Si ello resulta preocupante para todo el país, no quiero imaginar cómo se hallarán las familias que habitan  esas tierras en constante pugna entre el crimen organizado, los frentes ciudadanos y los elementos del orden.
   Una de las últimas noticias apunta en el sentido de que la nueva “empresa” del crimen organizado tiene qué ver con el aguacate; sabemos que desde tiempo atrás estos grupos efectúan cobro “de derechos” por la recolección, transporte y venta de aguacate, entre otros productos agrícolas propios del estado.  Sin embargo el que  se halla llegado a esta inusual confrontación ha de tener otra explicación más profunda, posiblemente relacionada con el puerto de Lázaro Cárdenas, principal puerta de entrada de componentes para la elaboración de drogas semisintéticas, provenientes de China. 
   Ello mueve a la reflexión con respecto a los alcances que tiene el mercado mundial en muy diversos órdenes.  El recién concluido “viernes negro” es otra muestra de lo mismo; hubo casos de amenazas, batallas campales, extravíos de menores,  y muertes que tienen qué ver con esta locura comercial cuya consigna es “comprar, comprar, comprar”.  A través de algunos videos podemos atestiguar el modo tan riesgoso como padres de familia acudieron con sus hijos de brazos a los centros comerciales, exponiéndolos a daños  hasta mortales en aquellas aglomeraciones en las cuales lo único que falta por completo es la cordura.
   Otro caso más que tiene qué ver con el consumo desmedido de un producto: Tuve oportunidad de ver un documental del Dicovery acerca del daño que está provocando a la población de tiburones blancos la recolecta masiva de aletas de esta especie en peligro de extinción para  venderse a precios estratosféricos en el comercio oriental.  Las imágenes tomadas de manera subrepticia dentro de  esas embarcaciones  tiburoneras dan cuenta del modo como atrapan al tiburón, le cortan la aleta prácticamente seccionándolo en dos, para luego regresarlo al mar de un golpe, estando todavía vivo.
   Estos tres ejemplos son algunos de entre muchos otros que tienen qué ver con la masificación de operaciones para la obtención de productos en el mercado.  En los tres casos van implícitos daños –de reales a potenciales—para muchos seres vivos, escenario movido por oscuras fuerzas cuyo objetivo primordial es la obtención de dinero.
   Ahora que viene diciembre es un buen momento para un pequeño examen de conciencia.  Antes de salir a realizar nuestras compras, preguntémonos si realmente está justificada la compra que pensamos llevar a cabo, y si finalmente adquirir aquel producto no pone en riesgo nuestra salud, nuestra vida, la economía familiar, el medio ambiente o el estado del planeta.   Con los elementos de conocimiento con que contamos actualmente, lo menos que nos corresponde hacer es llevar a cabo compras planeadas, con cálculo de costo-beneficio, y previsión de resultados.
   Necesitamos despertar y darnos cuenta de que el mercado siempre va a estar ofreciendo la última actualización de cada producto que maneja, pero que no por ello estamos obligados a  renovar nuestros dispositivos electrónicos tres o cuatro veces por año,  para traer con nosotros el último grito de la moda.   Hacerlo así habla de conceder poco valor a nuestro dinero, y por otra parte de sentir que valemos en función de lo que tengamos, y no por nuestra  valía última como personas.
   Cuidemos de que nuestros hijos no caigan en esa espiral consumista.   ¡Cuántas veces la adquisición de un producto “de marca” para satisfacer el capricho del hijo, puede condicionar un desbalance de la economía familiar!  Más allá de darle el gusto, fomentar ese tipo de consumo lleva al chico al concepto –nuevamente—de que él se posiciona frente a los demás acorde con lo que posee, y no conforme a lo que es como persona.
   Las fiestas decembrinas giran en torno al nacimiento de Dios hecho hombre, del amor más grande que ha habido sobre la tierra.  Seamos congruentes con la  celebración llevando a cabo unas festividades tranquilas, familiares, sensatas, que no pongan en riesgo ningún elemento de nuestro entorno.   La idea es convivir con los seres queridos, compartir un momento, y estar en condiciones de iniciar un año sin tantos sobresaltos.  
   Se trata de exaltar el amor y la amistad entre los seres humanos, y no el estar atacándonos, embistiéndonos, empujándonos, amenazándonos y lastimándonos los unos a los otros en los diversos lugares públicos.

   Y por cierto, no olvidemos incluir en nuestra lista a los que menos tienen, el anciano, la familia marginal, el huérfano, con un par de guantes, una despensa, un juguete…. 

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Cambio
¿Cuántos celulares ha tenido usted en los últimos diez años?
¿Cuál enciclopedia tiene usted, en papel, que se mantenga actualizada?
¿Podría diferenciar cada una de las casi cien carreras universitarias que se ofrecen?
Cambian a velocidad de vértigo la suma de conocimientos, la tecnología, las especialidades.
A los hijos de este siglo, por todo eso, ya no los podemos educar con sistemas tradicionales.
La escuela hace lo que puede, si la dejan, para mantener al día su enseñanza.
Pero el aprendizaje está en todo lo demás: En los diplomados, la lectura, los idiomas, los viajes.
El título es solo el boleto de entrada a la aventura fascinante que es el mundo; el del futuro que ya llegó.
jvillega@rocketmail.com

A QUÉ EQUIVALEN 2,000 CALORÍAS

Importante información para las vacaciones.

LA EDAD por José Saramago

¿Que cuántos años tengo?
- ¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido...
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo
otros "que estoy en el apogeo".
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen por qué decir:
¡Estás muy joven, no lo lograrás!...
¡Estás muy viejo/a, ya no podrás!...
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
y otras... es un remanso de paz, como el atardecer en la playa..
¿Qué cuántos años tengo?

No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados,
mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas...

¡Valen mucho más que eso!
¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!
Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero,
pues llevo conmigo la experiencia adquirida
y la fuerza de mis anhelos
¿Qué cuántos años tengo?
¡Eso!... ¿A quién le importa?

Tengo los años necesarios para perder ya el miedo
y hacer lo que quiero y siento!!.
Qué importa cuántos años tengo.
o cuántos espero, si con los años que tengo,
¡¡aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!!

José Saramago

LA MALETA MEXICANA: Exposición fotográfica de la Guerra Civil Española

Para quienes vayan a vacacionar en la ciudad de México, interesante propuesta.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Día tras día los padres tenemos la tarea de educar a nuestros hijos.
Desde que nacen y sin límite de tiempo , no importa que estemos conscientes de que ya son adultos, los padres siempre sentimos que hay algo que corregir o reafirmar.
Nos quejamos de lo cansado que es repetir todos los días las mismas retahílas, sermonear, determinar límites, infundir valores, buenos modales, pero nos quedamos con la inercia de hacerlo y para desgracia de nuestros hijos ya no paramos.
Muchas de las veces nos sentimos defraudados, vemos sus cuartos con ropa tirada, sus llegadas tarde, cuando mil veces les decimos la hora de entrada a casa, respuestas groseras, pareciera que son refractarios a nuestras palabras.
Entonces nos sentimos defraudados, incapaces,¡no hemos sabido educarlos!
los que ya hemos recorrido una buena parte de este camino, queda claro que nuestro esfuerzo no es estéril, quizá no de resultados inmediatos pero toda la información que vamos imprimiendo en el cerebro de nuestros hijos ahí queda, que una vez que cese la interferencia de la inmadurez de la niñez, bendita inmadurez que se acompaña de una plasticidad cerebral invaluable para asimilar conductas y conocimientos innumerables... la descarga hormonal del adolescente que le convierte en un ente con idioma y comportamiento diferente y no por ello indeseable porque es entonces cuando se gestan en nuestros hijos muchas de sus aptitudes ,de su personalidad , indispensable el tránsito por ella con sus tintes de rebeldía e irreverencia.
Toda esa información decía que les hemos ido haciendo llegar a través de la palabra,reforzada por nuestra congruencia en el actuar, tarde que temprano se harán evidentes.
En ocasiones solo falta un incentivo o una situación que los ponga a prueba para darnos cuenta de que nuestro esfuerzo no ha sido en vano.
No sintamos como padres que estamos trabajando para hacer hijos ejemplares, para que nos halaguen el oído con comentarios sobre lo bueno que son nuestros hijos, que lo hacemos para responder a nuestras necesidades o para cumplir sueños propios que no concluimos.
No es ningún sacrificio, educar a nuestros hijos y darles las herramientas materiales y espirituales que necesitan no es mas que nuestra obligación, si ser padres nos resulta difícil , acordémonos que ser hijo tampoco es nada fácil, son muchas veces conejillos de Indias con los que hacemos nuestros ensayos sobre como ser padres.
Yo les digo siempre a mis hijos cuando se me quedan viendo como diciéndome,"me exiges demasiado":
"Yo no le pido peras al olmo, yo sembré peras". 
que no desesperemos, sembramos para el futuro, para el de nuestros hijos y la mejor recompensa no es que nos lo agradezcan, es verlos responder como peras al reclamo de la vida.

NAVIDAD Concierto de Navidad coN Andrea Bocelli 1a parte

A partir de hoy comenzamos a publicar cada domingo una serie de videos de un concierto navideño de Andrea Bocelli.