domingo, 18 de julio de 2010

CONTRALUZ Julio 18, 2010


CELEBREMOS, ENTONCES...
María del Carmen Maqueo Garza
Luego de los acontecimientos de estas últimas semanas me viene a la mente esa expresión del evangelio de Mateo: "A cada día baste su propio mal". Cada uno de los días de la semana pasada tuvo lo suyo posterior a las inundaciones en la región, y el avionazo donde perdieron la vida ocho personas muy significativas para nosotros. Al inicio de esta semana se especulaba, y ahora se comenta en los diversos círculos sobre los cambios en el gabinete presidencial. Analistas políticos de sobrada experiencia coinciden en señalar que Felipe Calderón busca rodearse de incondicionales más que de funcionarios diestros en el manejo de los asuntos nacionales, lo que apunta hacia un gobierno fallido.
De las cosas que no parecen sufrir cambio alguno son los preparativos para celebrar el Centenario/Bicentenario. A muchos ha sorprendido el gasto que Sudáfrica hizo con motivo del Mundial de Futbol; me atrevo a afirmar que nosotros no nos quedamos atrás en cuanto a dispendio para una fiesta muy de primer mundo, en un país que no tiene resuelta la cobertura de necesidades de orden elemental, como la infraestructura urbana; recursos para el campo; salud; escolaridad; empleo, y seguridad pública. Estamos empezando a hacer sonar los bombos y los platillos (y en un descuido las vuvuzuelas) para anunciar fiestas ostentosas, cuando hay personas que han perdido hasta lo último a raíz de la crecida, y en estos momentos no tienen ni siquiera agua potable.
En las postrimerías de su gestión como secretario de gobernación Fernando Gómez Mont aseguró que no había recursos del FONDEN para apoyar a las regiones devastadas por el temporal. Beatriz Paredes elevó una enérgica protesta al respecto, criticando los dispendios que se vienen haciendo en publicidad por parte del ejecutivo, hasta el absurdo (digo yo) para un gobierno que tal parece que se propuso ser el más mediático de la historia.
Por un momento se me antoja comparar a nuestro país con una familia, en la cual cada uno de sus miembros tiene planes y proyectos individuales ambiciosos. Supongamos que uno de ellos se ha propuesto viajar por el mundo este verano; el otro va a comprar una mansión, y un tercero piensa tomar un curso costosísimo en la NASA. Imaginemos entonces que uno más de los miembros de esa familia sufre un grave accidente, ¿Sería lógico que ninguno de los hermanos volteara a verlo siquiera? ¿O que cualquiera de los arriba mencionados externara que no tiene manera de ayudarlo?...
Así me parece en ratos este asunto del Bicentenario; un festejo desde un principio muy dispendioso, el cual se mantiene inalterado conforme al plan inicial, cuando el país enfrenta crecientes dificultades tanto en zonas urbanas como rurales. Problemas de desempleo; deficiencias en la atención médica; baja escolaridad…Una ciudadanía que se ha convertido en rehén de las fuerzas del mal, asentada en una infraestructura urbana con grandes deficiencias, con asentamientos irregulares en zonas de riesgo que en cualquier crecida de los ríos se vuelven mortales. En el plan original aprobado por el Congreso se consideraron 1,700 obras, con un presupuesto en principio de alrededor de 1,500 millones de pesos, que al mes de julio del 2010 ha crecido hasta casi duplicarse, alcanzando una cifra actual de 2,900 millones de pesos, según afirma José Manuel Villalpando, coordinador ejecutivo de los programas para festejar el Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución.
Una situación de emergencia nos obliga a todos a hacer una reflexión al margen de nuestros deseos personales o sueños guajiros. Ciertamente van a pasar cien años para que se presente la oportunidad de otra gran celebración, y ninguno de nosotros va a estar aquí para presenciarlo; es una lástima, pero las urgencias del momento nos obligan a un rediseño del presupuesto. Como ocurriría en cualquier otra emergencia es menester revisar los diversos rubros y priorizar; dejar de lado todo aquello que no sea de primera necesidad, como serían las obras de embellecimiento urbano y las celebraciones a todo lujo, para dar asistencia a aquellos ciudadanos que lo han perdido todo. Descartar las fanfarrias para meter las manos en el lodo y comenzar a levantar casas-habitación, y recomponer vialidades y puentes. No descansar hasta que México sea esa nación justa y grandiosa por la que nuestros antecesores dieron la vida en las dos grandes gestas heróicas que se conmemoran este año.
Celebremos entonces de manera sensata, sencilla, congruente con nuestra realidad. Celebremos haciendo justicia de obra en cada centímetro del suelo nacional, no nada más en el discurso político. Celebremos con lo que es en verdad nuestro, lo más preciado que tenemos, con nuestra gente, con su derecho a una vida digna.

COSAS NUESTRAS: Jorge Villegas. 17 de julio, 2010

Improvisados
En cualquier tiempo es asunto serio gobernar un país como México.
En el momento actual, sin embargo, demanda talentos extraordinarios.
Es seria la polarización política; peor  la violencia del crimen organizado.
Por eso no entendemos la decisión del Presidente en Gobernación.
Es el cargo que alguna vez desempeñó gente de la talla de Reyes Heroles o Gutiérrez Barrios.
Pero Calderón designa a quien fue regidor y ahora era secretario de un gobierno estatal.
Y en Economía, designa al exdirector mundial de una empresa que quebró estrepitosamente.
Ajustando los términos, podemos hablar ya de un gobierno fallido, el de Calderón.

PRECIOSO COMERCIAL SOBRE SEGURIDAD VIAL

Amigos: Si esto no nos mueve: ¿Habrá entonces algo que pueda lograrlo?...


DON JERÓNIMO LUNA: EL ÚLTIMO SARAPERO DE SALTILLO

En junio del 2008 se inauguró el Museo del Sarape, en el primer cuadro de la ciudad de Saltillo, a corta distancia del Museo de las Aves.
Ubicado en un antiguo inmueble colonial, a través de sus diversas salas da cuenta de la técnica para la elaboración de esta prenda típica mexicana.
En la parte que da a la calle el museo alberga una tienda en donde pueden adquirirse textiles, así como productos alimentarios típicos de Saltillo. Además la escuela de la que en su fase de proyecto hace mención Don Jerónimo, y que para fortuna nuestra como coahuilenses, ya está funcionando.

TEATRO: Diversión para todos