domingo, 14 de octubre de 2018

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

EL ALTO COSTO DE LA IMPUNIDAD
En la trama de cualquier película  norteamericana que trate sobre delincuentes, en el momento en que los protagonistas buscan escapar de la ley, planean huir hacia México.  Nuestro amado país es el puerto al que acceden sin mayor problema, o en caso de que  hubiere algún obstáculo, siempre hallarán la manera de sortearlo. El sistema nos ha llevado a proyectar al mundo la idea de que en México “todo se puede”.
     Con tristeza debo reconocer que este concepto no está tan alejado de la realidad.  La impunidad es el gancho al hígado que nos recetamos los mexicanos en el día a día, cada vez que nos topamos con noticias que anuncian que “por faltas al debido proceso” no se somete a juicio a un homicida confeso, o se deja en libertad a un gran estafador.  En la esfera moral la impunidad resulta un elemento  desesperanzador.  Alguna vez preguntaba a una  abogada, que por mucho tiempo trabajó dentro del Poder Judicial, si aquello de proteger la identidad de los presuntos delincuentes obedece a una regulación de ley.  Ella me indicaba que no –al menos  para Coahuila-- lo que vuelve absurdo entonces, que al delincuente se le cubran los ojos y no se publique su apellido, en tanto los datos de la víctima se exponen con sobrada abundancia: Fulanito de tal, que vive en las calles de tal esquina con tal, en la colonia tal… y además se publica la fotografía del afectado, incluso –en ocasiones—aun cuando este sea menor de edad.
     Ante  conductas así,  los ciudadanos nos preguntamos de qué lado está la justicia en nuestro país, si acaso actúa  para cobijar delincuentes a costa de someter a un riesgo aún mayor a las víctimas. Nos provoca malestar saber que nuestros impuestos se apliquen de esta manera; nos enoja que los encargados de una detención sigan sin conocer el debido proceso, de manera que un juez termine por declarar inválida la misma.  Hallamos terrible imaginar que los participantes en los procedimientos de aplicación de  justicia tengan un precio, por cierto, no tan elevado como supondríamos… De manera colateral hay otra faceta que no se evidencia a primera vista, pero que resulta igual de dolorosa.
     En la ciudad de Monterrey se colapsó una gran estructura, cobrando la vida de ocho obreros de la construcción, según el último parte de los cuerpos de rescate urbano.  Luego de ocurrido el accidente se puso  al descubierto que esta constructora no tenía permiso para emprender la obra; que en un par de ocasiones se le había negado, pero  aun así, seguía trabajando. Asombroso, habiendo casos en los que un ciudadano decide erigir una barda dentro de su propiedad, y antes de que acabe de levantar el primer castillo  le cae la autoridad para verificar permisos de todo orden.  En casos como el de Monterrey pareciera que comienza el “juego de la bolita”.  Las autoridades dirán que los constructores actuaron sin acatar la suspensión decretada, suspicaces como somos, llegamos a suponer que haya existido un arreglo “en lo oscurito” entre autoridad y dueños de la constructora. Claro, ambas partes lo negarán.  Y más delante aparecerán los presuntos responsables amparados (si es que aparecen, ahí tenemos el caso del Rebsamen).  Y en que la bolita sube y baja, pasa el tiempo y se consolida la impunidad. Cuando mucho, tal vez opten por encarcelar al “maistro” de obra, para evitar que se diga que no actuaron. 
     Hay al menos ocho familias desechas en lo moral y probablemente en lo económico, pues –otra vez la maldita suspicacia mía--, si la constructora actuaba al margen de la ley, ¿cómo podría tener  a los trabajadores inscritos en el Seguro Social?...
     Queremos creer que el gobierno de López Obrador busca  mostrar una cara  humana y que tendrá la sensibilidad para acercarse  al ciudadano que cuenta con menos voz. Sin embargo hay momentos cuando yo en lo particular lo dudo, ya sucedió en el estado de San Luis Potosí, el  rechazo que la ciudadanía mostró por el delegado estatal que AMLO pretende imponer, fue acallado con un “no me importa” por  parte del presidente electo.
     Cerramos con lo que ya hemos comentado en ocasiones previas.  Resulta ocioso señalar con dedo flamígero irregularidades que ocurren más allá de nuestro entorno personal, si dicho señalamiento no se acompaña de acciones propias en la esfera inmediata.  Cuando soborno a la autoridad; cuando consigo mediante un arreglo económico aquello que por norma no se puede.  Cuando actúo anteponiendo mi beneficio personal a la aplicación general de la ley, sin tomar en cuenta las potenciales consecuencias, nada mejora.
     El alto costo de la impunidad no solo se mide en términos de pesos y centavos, sino en cuanto a respeto, dignidad y justicia social. Ahí está  el cambio que queremos empezar a ver.

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza


VICTORIA
          Con especial cariño para JMM
Vuelven  tus pasos a un sendero
que ya habías andado. Reinicias
el viaje doloroso que marcó tu  ayer.
     Bajo un sol recalcitrante que horada
la piel, penetra  y fluye.
Fuego que avanza  por las venas
para tatuar el tiempo.
     Esta vez algo es distinto,
el camino viene a ti.  Sale a tu encuentro,
extiende sus brazos, te rodea.
Corresponde
hollar  --tus pies desnudos--
una vez más el suelo
paso a paso.
Singular desafío, candente fraga.
     Al final del día
habrás de renacer
--como  sabes hacerlo—,
vencedor,  inquebrantable,
la corona de olivo
          triunfal
laureando tu victoria.

Adopciones asombrosas

Esta es la historia de una venadita abandonada por su mamá por tener una pata lastimada. Es adoptada y rehabilitada  por un hombre y sus perros, para --finalmente-- ser reintegrada a su habitat natural.

Reflexión acerca del dolor


Una serpiente entró en un taller de carpintería, y al arrastrarse, pasó por encima de una sierra y quedó ligeramente herida. En un acto reflejo mordió la sierra, y  al hacerlo quedó gravemente herida en la boca. Entonces, sin entender lo que estaba sucediendo y pensando que la sierra estaba atacándola a ella, decidió rodear la herramienta metálica para sofocarla con todo su cuerpo exprimiéndola con todas sus fuerzas, pero terminó asesinándose ella misma.
A veces reaccionamos con ira para herir a aquellos que nos han perjudicado, pero a fin de cuentas  nos percatamos de que nos estamos lastimando a nosotros mismos.

En la vida a veces es mejor ignorar situaciones, ignorar a ciertas personas,  sus comportamientos, sus palabras.

A veces es mejor no reaccionar para no sufrir consecuencias que a veces pueden ser perjudiciales.

Pudiera ser que  reaccionamos con ira para herir a aquellos que nos han perjudicado, pero al final del día nos damos cuenta de que nos estamos lastimando a nosotros mismos.

Un cambio en la percepción de la realidad puede marcar una importante diferencia entre dolor y sufrimiento.

Tomado de la red.

Charla motivacional: La historia de Jaime

Agradezco a Eleen su hermosa sugerencia.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Si de algo no me he arrepentido es de confiar en la gente, y no precisamente porque más de una vez no hayan defraudado mi confianza, sino porque en el balance de mi vida, la confianza me ha permitido autenticidad en mis relaciones interpersonales, sin tener que fingir o tener prejuicios sobre las personas. Cuando alguien siente que te inspira confianza, en mi experiencia, se siente más responsable de ser sincero, honesto contigo. Es mucho más fácil descubrir entonces la personalidad real de las personas, que si uno actuara con reservas, con recelo.
     Confiar es darle pasaporte al otro para entrar en tu vida, allá él si hace buen uso de él, o si finalmente nos hace lamentarnos de ello. Nosotros habremos actuado de buena fe, y quizá con ello le habremos dado una oportunidad que si con nosotros desperdició, le servirá para una futura ocasión.
     Nunca olvidaré a una jovencita que entró a trabajar a mi casa, y a la que descubrí usando unos aretes de mi propiedad, a los pocos días de estar trabajando conmigo. Su inocencia al no esconderse de mí para lucirlos, me hizo saber que no había en ella premeditación, sino solo un impulso de una joven que carecía de todo, pero en quien definitivamente no había malicia. Tan solo le pedí los regresara, solo una vez negó que fueran míos, pero dos días después los puso en su lugar.
     Ese fin de semana se fue a su casa. Regresó el lunes, y yo la recibí sin reclamo alguno. Le dí confianza de permanecer en mi casa, y tuvimos una relación por 4 años, en los cuales solo recibimos de ella agradecimiento, y cariño. Hasta la fecha, aunque ella vive lejos, seguimos en contacto y me siento orgullosa de lo que ha logrado con su esfuerzo.
     Nunca me he arrepentido de dar confianza, creo que la gente por mal que haya correspondido siempre habrá de conservar dentro de ella esa vivencia y quizá un día le agrade tanto a sensación de revivirla, que quiera ser digna de que se repita.
     La confianza me ha permitido descubrir gente valiosa, me ha dejado la tranquilidad de no haberle ni haberme negado la oportunidad de convivir con ellos, de hacerles saber que la confianza es la llave que abre el camino al corazón, y hace al que confía libres de prejuicio, y al que la inspira responsable de responder con la dignidad y la honestidad que se espera de él.

Magia, diversión y música