domingo, 7 de abril de 2024

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 “Necesitamos más gente que crea en el poder empático de la literatura”, sentencia el novelista lagunero  Vicente Alfonso.  Rescaté este concepto de una sesión de taller que impartió hace un par de semanas.  De gran vigencia a quince días de celebrar el Día del Libro, en un escenario de terrorismo político, más marcado  en regiones asoladas por el crimen organizado.

México ha sido una tierra colorida, tanto por sus paisajes, su oferta gastronómica y artesanal, y sus tradiciones orales.  Todo ello da cuenta de la forma tan peculiar como se desbordan las emociones en el alma de los ciudadanos de las distintas regiones del país.   Vayamos  a  tiempos de la Revolución para recordar cómo los participantes, para unos héroes, para otros matones, fueron encauzando el movimiento revolucionario que vino a terminar en 1917, con la promulgación de la Carta Magna que nos rige.  Esa violencia, a ratos desmedida, tenía una razón de ser, valga la expresión.

Hoy en día el clima de violencia se ha exacerbado, pero además se ha distorsionado.  Siempre, desde que la tradición oral y luego escrita lo ha documentado, ha existido la violencia.  Muchas ocasiones difícil de entender, como era el caso de la eugenesia practicada entre los griegos, que eliminaba a recién nacidos con cualquier defecto físico aparente, hasta los sacrificios humanos rituales  entre pueblos prehispánicos de Mesoamérica. Prácticas que hoy nos resultan deleznables, pero de manera paradójica hemos normalizado otras como el aborto inducido.

Al margen de lo antes mencionado, la violencia campea, en ocasiones en la intimidad familiar y otras tantas en sitios públicos.  Lamentable decirlo, a ratos se convierte en arma de ataque frente a un contratiempo.  Porque me viste feo o porque sonaste el claxon detrás de mí, me adjudico el derecho para acabar con tu vida, así de sencillo.

A dos meses de las elecciones la ciudadanía siente temor.  Hay una variedad de terrorismo político que inclina o frena las campañas de diversos candidatos; muchos se bajan del proceso, otros valientes deciden continuar, bajo el resguardo de fuerzas del orden.  No me atrevo a imaginar que sus familiares estén muy tranquilos mientras el postulante que contiende ande fuera de casa.

El que está por terminar ha sido un sexenio en el que abiertamente se ha promovido la polarización.  Tanto así, que ha dividido familias y grupos de amigos en facciones, defendiendo cada parte su propia postura.  En nada ha beneficiado a la concordia y paz social, sino todo lo contrario.  Cada uno se planta en su postura rígida e inamovible y así vamos, como cactáceas en el desierto, aislados y amenazando con nuestras espinas a quien externe una postura contraria.

El proceso social que nos ha llevado hasta donde hoy estamos, sometidos a un terrorismo electoral como nunca habíamos visto, me lleva a descubrir que la urgente convención de ideas no se va a lograr mediante el diálogo, o tal vez podría lograrse, pero en un plazo significativamente mayor que las escasas semanas que faltan para el 2 de junio.  Tal vez, entonces, habrá que ser cuidadosos en salvaguardar la integridad, tanto propia como de los nuestros, pero valientes en salir a ejercer nuestro sufragio.  Y en un plazo mediato, buscar soluciones que permitan limar esas actitudes radicales que hoy nos contraponen.

Vicente Alfonso lo ha dicho de la forma más clara posible: La lectura conduce hacia la paz social.  Si, a través de una historia yo me aproximo a personajes que en la vida real me generan odio y repulsión, si me meto dentro de su piel buscando abarcar su propia realidad, es muy probable que, al interactuar con personajes reales con el mismo perfil, yo baje la guardia y comience a procurar puentes de comunicación.  Claro, hay que decirlo, este proceso de fomento a la lectura será eficiente en la medida en que involucre más y más lectores a lo largo de un período mayor de tiempo.  Es una fórmula que funciona, quizás la única que tenemos ahora, de modo que hay que probarla.

Viene el Día del Libro, a celebrarse el próximo 23 de abril.   Salgamos a los foros que solemos  visitar bajo la consigna de invitar a la lectura de la mejor manera posible: Leyendo y narrando nuestra experiencia lectora.  Regalemos un libro por una ocasión especial, o aun sin que la haya, nada más porque sí.  Preguntemos a los libreros qué obra nos recomiendan.  Fomentemos el hábito lector en nuestros niños  y jóvenes.

Tenemos hoy en día nuestra propia Ítaca, escarpada pero buena criadora de hombres, tal como se describe la isla jónica original en los cantos de la Odisea.  Corresponde a cada uno de nosotros, ciudadanos reflexivos, buscar alternativas sociales que nos permitan avanzar como nación.  Aquí les dejo la mía.  Se vale añadir propuestas.

CARTÓN DE LUY

 


Música y naturaleza: Suite No. 1 para cello de J.S. Bach. Interpreta Yo-Yo Ma

POESÍA de Arturo Rivas Sáinz

Y al arrojar los pétalos
de la estrujada rosa,
volaron de tus manos
mil palomas
ingrávidas
y rojas
y húmedas
y temblonas,
con alas
como hojas
escarlata
que parecieran plétora de plumas
pringadas de luciérnagas de grana.

CHARLA CON EL DR. LOZANO DÍEZ: ¿Cómo enfrentar la crisis silenciosa de autoestima?

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Hay ocasiones en que las cosas dan un viraje inesperado, de una situación que inicia siendo algo placentero, que realizas con ánimo de agradar, de ofrecer una muestra de afecto, termina en un desencuentro en el que salen lastimadas las personas involucradas.

Definitivamente, la comunicación humana tiene tantas variables que la pueden afectar, que en el transcurso de una plática se puede tergiversar el propósito de la palabra, y si esto se realiza a través de mensajes, sin poder recurrir a la expresión gestual, al tono de voz, a la posibilidad de tener fluidez en la conversación, hace todavía más factible el que termine habiendo malentendidos.

Si resulta difícil hacernos entender en una comunicación presencial, mucho más lo es a través de mensajes, sobre todo cuando ni siquiera estamos totalmente atentos a ello, si no que uno y otro participantes muy probablemente están dirigiendo la atención en forma alternativa hacia otra cosa.

Cuesta trabajo comprender, cómo resultó de un propósito de buena voluntad, un enfrentamiento en el que no se logra encontrar conciliar los sentimientos y por el contrario, se termina sintiendo una tristeza por no haber sabido manifestar correctamente las emociones, por obtener resultados totalmente opuestos a lo planeado, que revestía un carácter de amor, de fraternidad.

Así, sin más, relaciones afectivas se dañan, sin que haya siquiera una causa que lo justifique.

Aprender a ser prudentes, a guardar silencio, a no insistir en llegar a obtener una respuesta, donde nuestro cuestionamiento no está siendo comprendido, a percibir cuando la comunicación está perdiendo el sentido que intentábamos darle y no llegar a un desenlace que solo deja tristeza y desconcierto.

A mi edad, no sé si este aprendizaje sea posible, he sido etiquetada como "intensa", cualidad o defecto según el contexto en que lo sea, pero definitivamente siempre intensa de buena intención, aunque a veces los resultados sean inesperados y contrarios totalmente a mi propósito,

Esto finalmente, resulta ser una confesión, la penitencia nadie se afane en señalarla, en el pecado, llevo la penitencia.

Alcanzar la luna: Tierno video animado