domingo, 16 de diciembre de 2012

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza




EL OCASO DE UN FARO
 Homenaje a la memoria de  Don Carlos Ramírez Valdés

En la historia personal de cada uno hay momentos afortunados cuando alguien se cruza en el camino para marcar nuestra vida en forma definitiva.

Tal es mi caso con relación al Doctor Carlos Ramírez Valdés, quien falleciera justo esta semana, en lo que para muchos de nosotros constituye una gran pérdida.

Mis primeras impresiones del que ahora despido como un gran maestro y entrañable amigo, no fueron precisamente las mejores. Perteneció a la generación de mis padres, de manera que mediaba entre él y yo una significativa diferencia de edades.

Durante los años de preparatoria Chacha, mi hermana por elección, y yo, acostumbrábamos ir al hospital del Centro Médico de Torreón. Ambas teníamos el deseo de estudiar Medicina, de manera que la entrada al hospital con sus grandes misterios que se desvelaban de formas algunas veces mágicas y otras dolorosamente crudas, sirvió para que ambas reafirmáramos nuestra vocación.

Fue así como atestigüé el primer parto, la primera cesárea, y también la primera muerte, cuando la Medicina ya no tiene más que ofrecer.

Aquella actividad sabatina se volvió obligatoria por disciplina personal de ambas, la que además nos permitió seguir de manera muy cercana el desempeño de grandes maestros de la Medicina lagunera, entre los que recuerdo con especial cariño a los doctores César Del Bosque, Joaquín Del Valle, Gregorio Ramírez Valdés, Heriberto Méndez Pérez, Germán Madero y Alfonso Garibay, quienes junto a otros muchos galenos establecieron las bases del quehacer médico en la Laguna.

De aquella época la primera impresión que conservo del Dr. Carlos Ramírez fue, yendo Chacha y yo enfundadas en nuestras batas blancas, nos topamos de frente con él. Acto seguido comenta con cierto sarcasmo que para qué nos disfrazábamos.

Mi siguiente experiencia fue ya como catedrático en la materia de Fisiología para la cual también, muy a su estilo, nos estimuló a estudiar. La clase se impartía a las siete de la mañana en el cuarto piso de la facultad, y no era infrecuente que al que llegaba más apresurado, y por ende más corto de respiración fuera al primero al que le preguntara la clase.

Así fue mi querido maestro como catedrático de Medicina y de Odontología de la UAdeC en Torreón, labor que desempeñaba colateralmente a su actividad al frente del departamento de Anatomía Patológica en la Clínica 16 del IMSS. Allá por 1976 lo invitaron a ocupar la Jefatura de Enseñanza, para lo cual acudió a capacitarse en Docencia e Investigación a la ciudad de México, al desaparecido Centro Médico Nacional del IMSS (ahora Centro Médico Siglo XXI).

A su regreso las cosas fueron muy distintas. Se había roto el arquetipo del maestro duro.

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Hace unos días, cuando me llegó la noticia de que se hallaba grave, de inmediato vino a mi mente la imagen de un faro, misma que me ha acompañado durante este tiempo. Y a partir del momento cuando supe que había partido, aquel faro de mi imaginación apagó su luz luego de una última vuelta a la redonda.

Mi querido maestro en su labor docente fue ese incansable faro que aceptó desde un inicio su misión, a sabiendas de que para poder proyectar la luz en la oscuridad, había que guardar cierta distancia de las naves.

Su labor fue permanente. Mantuvo en todo momento el cuidado de sus lámparas para no privar de auxilio a quien pudiera necesitarlo en las entrañas de la noche.

De esta manera un faro vive y muere, callado, pudiera decirse que con cierto grado de aislamiento, pero sabiendo que es ésta la única manera de cumplir con su misión.

Con su modo muy peculiar de ser, que no en pocas ocasiones generó rispideces, fue un profesional de excelencia, como patólogo, como catedrático y como jefe de Enseñanza.

¡Vaya! Como amigo es de esos pocos que se cuentan con los dedos de una mano.

Todavía recuerdo este pasado Día del Médico cuando llamé a su casa para felicitarlo, me notificaron que había ido un rato a trabajar a su Laboratorio. Así de admirable era mi maestro.

Su luz fue disminuyendo progresivamente, pero ello no obstó para que permaneciera activo hasta el último momento.

Se ha ido su ser físico. Me duele entender que ya no escucharé su voz, ni podremos compartir temas que nos apasionaban. Pero de algo estoy segura, su partida deja un gran legado de conocimiento y de disciplina, pues tocó muchas, muchas vidas.

A su muerte queda un gran vacío entre aquellos que tuvimos la fortuna de conocerlo como alguien cercano al corazón.

Descanse en paz mi querido maestro. Quedan sus huellas entre nosotros como testimonio vivo que no ha de extinguirse.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

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Hay cristianos que necesitan lucir sayal, cilicio y crucifijo.
Otros, más sobrios tienen que cargar permanentemente la Biblia bajo el brazo.
Están como el que redactó un anuncio para su negocio.
"Se vende pescado fresco y barato", decía su anuncio, que consultó a un publicista.
El consultado le dijo que eliminara lo de "se vende", no modo que lo regales.
¿"Fresco y barato"? Nadie espera que vendas pescado podrido o caro.
Con una última plumada tachó el resto: ¿"Pescado"? Con el olor basta.
Igual que oler a cristiano, no disfrazarse.
jvillega@rocketmail.com

LA ESTRELLA DE BELÉN: Animación con sombras

REFLEXIÓN NAVIDEÑA por el Dr. Douglas Umbría, desde Venezuela.


Llega La Navidad:
Para algunos, un tiempo de descanso. Para otros, momentos de inquietud: salen a la luz tensiones y problemas que uno, a veces, puede ocultar gracias al trabajo. Para los cristianos, un momento de fiesta: ¡nace el Salvador!
Jesús sigue siendo Hombre en el cielo: cada Navidad "recuerda" que es su "cumpleaños". Ese día (lo hace todos los días, pero también en Navidad) mirará al mundo con cariño inmenso. Buscará, como hace más de 2000 años, a la oveja perdida. Pensará en su pueblo, en su raza, en quienes viven en Tierra Santa entre odios tristes, angustias profundas, lágrimas por los fallecidos y los ausentes.
Mirará el corazón de cada hombre, de cada mujer, para mendigar algo de cariño.
Más aún, para ofrecer su Amor, para derramar bálsamos de ternura, para vendar heridas profundas, para animar buenos deseos que no acaban de hacerse realidad.
Nos mirará también a nosotros, con nuestra historia, con nuestras penas, con nuestras esperanzas, con nuestras angustias, con nuestra generosidad.
Querrá decirnos que sintió frío porque quería calentar nuestro corazón egoísta, que pasó sed porque venía a darnos agua viva, que conocerá el hambre porque se convertirá en el Pan que se inmola por el mundo.
Entre las postales o los mensajes que nos lleguen durante estos días, el más importante viene del Corazón de Cristo.
Nos invita a abrir el Evangelio, a descubrir que los pobres son llamados al banquete, a recordar que el pecador no es condenado, a vivir en la alegría profunda del perdón divino.
Nos buscará, aunque tenga que pasar entre abrojos, para tomarnos sobre sus hombros, para llevarnos nuevamente a casa, para sentarnos en un banquete eterno.
Llega la Navidad. La invitación de Dios descansa sobre nuestra mesa de trabajo o en lo más profundo de nuestro espíritu hambriento de esperanzas.
Es una invitación sencilla y perfumada, amable y sugestiva, bondadosa y humilde. Como todo lo que viene de Dios, que abraza a los que se hacen como niños, a los que viven con la sencillez propia de quienes se sienten muy amados

PINTANDO EMOCIONES: Video de Chico Sánchez

En esta oportunidad Chico Sánchez nos regala una experiencia altamente sensorial que tiene que ver con formas, colores y contacto con la piel, barrera física entre humanos.
 No se olviden visitar la interesante página de Chico donde hallarán videos muy interesantes y de gran calidad profesional: http://www.chicosanchez.com/

VIDA DESPUÉS DEL PARTO: Anónimo


En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro:
- ¿Tú crees en la vida después del parto?
- Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde.
- ¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?
- No lo sé pero seguramente... habrá más luz que aquí. Tal vez camin
emos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.
- ¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida después del parto está excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.
- Pues yo creo que debe haber algo. Y tal vez sea sólo un poco distinto a lo que estamos acostumbrados a tener aquí.
- Pero nadie ha vuelto nunca del más allá, después del parto. El parto es el final de la vida. Y a fin de cuentas, la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad que no lleva a nada.
- Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del parto, pero seguro que veremos a mamá y ella nos cuidará.
- ¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde crees tú que está ella?
- ¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos. Sin ella todo este mundo no existiría.
- ¡Pues yo no me lo creo! Nunca he visto a mamá, por lo tanto, es lógico que no exista.
- Bueno, pero a veces, cuando estamos en silencio, tú puedes oírla cantando o sentir cómo acaricia nuestro mundo. ¿Sabes?... Yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora solamente estamos preparándonos para ella...

Texto que circula en Internet, se desconoce su autor. Gracias Leidy por compartir.

Ethan Uslan interpreta "Para Elisa" de L.V.Beethoven en Ragtime

Variaciones modernas sobre la sonata para piano "Para Elisa" de L.V. Beethoven, en su natalicio.