domingo, 2 de febrero de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


HUELLAS EN EL CIELO

 Tocar una vida es cambiar al mundo
Franz De Paula
Falleció Don Antonio Gutiérrez, empresario y filántropo coahuilense. Fundó su empresa en la Región Carbonífera en 1961, y se fue ampliando desde  Monclova hasta la franja fronteriza.  Siempre generoso, con la gentileza y la sencillez de un caballero.
     Leí un artículo de Franz De Paula, que invita  a vivir la vida con pasión. A emprender aquello que nos llama, con entusiasmo y entrega, para cambiar el mundo. Pareciera como si las acertadas palabras del escritor estuvieran dibujando de cuerpo entero a Don Antonio, su entrega al trabajo, su definitivo compromiso con la comunidad. “Trabajar sin parar significa volverte inagotable, sobre todo cuando los tiempos sean difíciles. Esa es la prueba de fuego real”, palabras de De Paula que  describen al empresario.
     La conjunción de estos dos elementos, la partida física de Don Antonio y el dicho del escritor, abren un vasto abanico de reflexiones, más en estos tiempos en que con tanta facilidad tendemos al desaliento.  Volteamos a mirar nuestro entorno en los diversos ámbitos, y sentimos que las cosas no van bien, o no van tan bien como deberían, de modo que nos invade una pesadumbre, que se adhiere a nuestra vida como una sombra.  Hay momentos cuando pensamos ¿y para qué intentar tal o cual cosa, si lo más seguro es que no vaya a funcionar?
     Pudiéramos decir que en la vida hay dos tipos de soñadores, aquellos que sueñan en conquistar elevados riscos, extienden las alas de la imaginación, pero no se atreven a desprender los pies de la tierra.  Por otro lado, están aquellos que se proponen una conquista más sensata, extienden las alas y se lanzan con todo hasta alcanzar la meta propuesta.  Con el tiempo a su favor, van conquistando una tras otra las salientes de la cordillera.  No se detienen a regodearse con su primer logro ni a lamentarse por algún fracaso.  Simplemente se levantan, se sacuden el polvo y vuelven a lanzarse de frente y con todo.
     Coincidí en algunos eventos con  Don Antonio, sin embargo, nunca estreché su mano o crucé palabra con él.  Y como yo, seguramente habrá un buen número de ciudadanos que experimentaron algo similar, y que –aun así-- hoy lamentan profundamente su partida.  Las almas grandes dejan huellas imborrables en el cielo.
     Algún canal televisivo anuncia con bombo y platillo el inicio de nuevas novelas con el tema del narcotráfico.  Muy a pesar de opiniones que nos quieren vender las propias televisoras y sus aplaudidores, en lo personal considero que tales contenidos favorecen el fenómeno de “normalización” de la violencia. Y éste contamina el ambiente que todos respiramos. Si al niño, desde que es bebé lo ponemos en contacto con dicho material audiovisual, crece asumiéndolo como normal, ya que es parte del imaginario familiar.  Más delante, los arquetipos que las novelas presentan influirán en la conformación de su propia identidad. ¡Vaya! Si los personajes se exhiben como prósperos y poderosos, ¿por qué no aspirar a ser como ellos? Entonces surge la violencia en todas sus formas y grados, con  las consecuencias que después lamentamos.
     Cuando hablamos de adicciones, sea del tipo que fueren, debemos tener muy en claro que el problema medular no está en la oferta de productos, sino en la compulsión interna por consumirlos.  Si el interior de una persona está bien estructurado, así se halle en un sitio donde existe oferta, la adicción no sobreviene.  Por el contrario, un adolescente que  no ha tenido las condiciones óptimas para su desarrollo podrá  iniciar con una adicción.  O sea, no es la oferta la que desencadena la adicción, pero definitivamente sí la favorece, cuando en la esfera emocional existen  condiciones que la propician.
     Algo muy parecido sucede  con la violencia.  El chico que vive con esos contenidos  metidos hasta la cocina  todos los días, y no encuentra los arquetipos ideales para el desarrollo de su personalidad, echará mano de lo que tiene cercano, que conoce y en cierta forma admira.
     En un ambiente viciado como el que vivimos los mexicanos de estos tiempos, surge un personaje de la talla de  Don Antonio Gutiérrez, quien apuesta a la creación de empleos, a la educación en todos los niveles, y finalmente a la familia.  Un líder que  dice “sí se puede”, y nos lo demuestra mediante los hechos, haciendo uso de su capacidad de crecimiento y de organización.  Un ser humano que invita a trabajar para llegar tan alto como se proponga, y cuando así se consiga, nos recuerda no olvidarnos nunca del que viene abajo.  Un ejemplo de mexicano con el amor a la patria tatuado en el alma.
     Un abrazo a Doña Herminia, su viuda, así como a sus hijos, herederos de un gran legado de amor a la vida. Descanse en paz Don Antonio, sembrador de huellas en el cielo.

FRAGMENTO por María del Carmen Maqueo

El asunto de vivir consiste en  apurar hasta la última gota, mientras nuestro vaso contenga en su interior el precioso líquido llamado tiempo.
     Es abrir los ojos para comprender de qué tamaño es nuestra fortuna por estar aquí y ahora.
     Vivir equivale a sentirnos los felices ganadores de un premio que el cielo nos otorga.
     Es no perdernos en angustias vanas, no desgastar nuestra energía preocupándonos por asuntos que no está en nuestras manos resolver.
     Vivir es hacerlo con una sonrisa en el rostro, los brazos abiertos y el paso ligero.  Pero sobre todo, con un canto alegre en los labios.
     ...Vivir a fondo, dispuestos a dejar huella de nuestro paso. Agradecer de la mejor manera lo que somos, el pedazo de cielo que anida en nuestro corazón.

Facundo Cabral: "Un nuevo día"

POESÍA de Elisa Díaz Castelo

Elisa Díaz Castelo (México, 1986),  acaba de ganar el prestigiado Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, en su edición 2020.  Aquí una muestra de su poesía musical, inteligente, y por encima de todo, sensible:

Manual para sostener niños pequeños
                                                     para Aurelia

A mi amiga le da miedo cargarlos
y la entiendo: ese peso incierto entre las manos,
todo calvicie, boca y uñas diminutas.
Aparte están las tías que siempre dicen:
pero que no se le vaya la cabeza.
Luego, hay que pensar en tantas cosas,
dar soporte a la espalda, vigilar que no lloren
y no olvidar la leche que hierve en la cocina.

No sé si estamos hechas para tanto ajetreo,
no nos damos abasto con nuestra poca vida
y casi siempre es suficiente
la página en blanco, el guión
que en la pantalla pestañea su impaciencia.
Nos basta el sonido que hacen las palabras
unas contra otras como cuentas de vidrio.
No entendemos el llanto de los niños.
No podemos leer su partitura de corcheas.

Para ayudar a mi amiga a superar su fobia
le digo que piense, al acoplar su cuerpo,
en el doblez del brazo
de quien escribe inclinado a la mesa.

Aun así, tiene miedo
de esos escuincles que se retuercen
y empeñan en caerse, todo jabón
que se escapa entre manos, cosas
que se rompen de un grito
contra el suelo.

Es conveniente
afianzarlos al pecho
para que nuestro latido parco los arrulle
y, si estamos de pie, hay que mecerlos
como quien, indeciso,
no sabe hacia dónde dar el primer paso.
Y las flores en carne viva de sus bocas
es mejor no verlas.

Son movimiento hirsuto, retruécanos.
En sus encías de tiburón germinan
dos mudas de dientes, sus huesos
son maleables como plata fundida.
No hacen más que morirse
a cuentagotas, devorar los minutos
con su llanto asombrado.
Son todo comisuras, cromosomas,
y ya los lleva lejos el latido
limpio y ágil de su corazón,
diminuto reloj empedernido.

Pero habrá que cargarlos, sostener
esos sus cuerpos tibios
de pan recién horneado.
Y renegar de su ciega autonomía,
sus ganas de escaparse desde ahora.

Son tan ligeros y sin embargo pesan.
Quizá es eso de cargar la vida ajena,
tener en brazos su cuerpo de ventaja,
sin otro remedio que desistir un poco
de uno mismo, ser de la estatua
la base y la columna,
ser de otra vida un personaje secundario,
y no tener palabras para nadie
ni conocer la forma del consuelo.

La mariposa Monarca está de luto

Dolorosa muerte de un activo defensor de la naturaleza, Homero Gómez González, apasionado protector de la mariposa Monarca en Michoacán. Aquí un video con parte de su obra conservacionista. Descanse en paz.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Es difícil seguir una línea, requiere equilibrio, concentración, decisión. Esto en cuanto a nuestro comportamiento solo puede lograrse cuando hay congruencia entre nuestra palabra y nuestra acción.

¿Cuántos hay que en el mundo son capaces de hacer grandes obras maestras en las bellas artes, y sin embargo llevan una vida sentimental caótica? ¿Cuántos profesan en apariencia una religión con devoción, y en su vida no dan testimonio de lo que dicen profesar?

Candiles de la calle, obscuridad de su casa, dice el refrán, denotando una incapacidad para tener autenticidad en tus sentimientos, y ser capaces de mantener vínculos y acciones nobles, tanto fuera como dentro de tu ámbito familiar.

Leía de como Neruda, poeta destacado, fue capaz de escribir de los poemas de amor más bellos que se han conocido, y sin embargo despreció a su hija por tener hidrocefalia. ¿Cómo puede un hombre concebir el amor a otros y al mismo tiempo ser capaz de tal infamia? Ejemplos como éste, de menor o mayor gravedad, existen muchos.

El alma no tiene fronteras, no es imagen, no es parcial. Cuando tiene autenticidad en sus sentimientos, cuando de verdad está inundada por el amor, por la buena voluntad, no es manipulable, no tiene doble moral, no acepta dos conceptos distintos sobre como amar.

Me resulta increíble, como dominar al alma, para al mismo tiempo ser capaz de ir en dos sentidos por una misma ruta. ¿Quién se es realmente? La congruencia entre lo que pienso y lo que hago, el reflejo de aquello que realmente soy, sin encubrimientos que solo pretenden dar una imagen falsa. ¿Hasta dónde llega la capacidad del ser humano de mantener una doble moral y aceptarse y ser aceptado por los demás?

¿Habrá una conciencia dormida, o tan laxa que siempre nos justifique y nos impida reconocer nuestros errores, para  permitirnos llevar esta disonante forma de actuar.

Pintura líquida turca