domingo, 8 de mayo de 2022

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 A CADA QUIEN LO SUYO

México es un país peligroso para vivir: Triste conclusión a la que llegamos después de tantos episodios de violación a la vida y a la integridad de sus habitantes. Periodistas que son acallados con plomo; jovencitas levantadas por diversos motivos; niños que no vuelven a ser vistos con vida por sus familiares… La lista es larga y la tristeza honda. Vivimos en un país de sombras largas, como diría el escritor Hans Ruesch, pero en lugar de climas inhóspitos en la tundra, se trata de poblaciones grandes y pequeñas, muchas de ellas bajo el dominio del crimen organizado, en las que, pese al incremento y diversificación de fuerzas del orden, las cosas se perciben cada día más complicadas.

Esta semana continúa la investigación sobre Debanhi; el padre de Yolanda exige que aparezca su hija, aunque ahora sabemos que tenía veinte años sin estar en contacto con ella, y la última novedad al momento de escribir la presente, es que Edward, un niño de diez años en el Estado de México, estuvo desaparecido por varias horas, lo que condicionó que familiares y vecinos afectaran las vías de comunicación para exigir a las autoridades que lo hallaran.

Entendemos que los Poderes de la Unión existen para beneficio de la ciudadanía. Cada cual con funciones precisas por cumplir. Sin embargo, ello no deslinda al resto de la población de hacer lo suyo. Si queremos resultados, nos corresponde a todos actuar en un frente común, por cuantos caminos sean posibles, para obtener óptimos resultados.

Más de un debate he tenido con mi hija, acendrada feminista, con relación a qué hay detrás del estado de cosas que vivimos. Tiene razón en afirmar que, si el Estado cumpliera con sus responsabilidades, ningún niño, ninguna mujer ni algún otro ser viviente correría el peligro que hoy corremos todos. Actividades como ir a la tienda por un refresco llegan a implicar un peligro de muerte para cualquiera. En un país ideal, esto no tendría por qué darse, y en ello, le concedo razón. Aun así, hay otros aspectos que hemos de tomar en cuenta.

Todos deseamos sitios públicos seguros. En mi caso, por la edad, querría calles y parques públicos como los que disfruté de niña en compañía de amigas y vecinas. El mayor peligro era la aparición de un perro bravo que pudiera atacarnos. Cualquier otra amenaza quedaba fuera de nuestro espectro de percepción. En lo personal lo viví muy claro, a mis hijos de niños no les permití esas mismas libertades que implicaban riesgo. Tuve que vivir vigilante, para evitar que algo malo les sucediera. Hoy en día, cuando los niños pequeños son hijos de la generación de mis hijos, sería impensable dejarlos andar en la calle por su cuenta. Tanto así han cambiado las cosas.

Ahora bien, volviendo a la raíz del problema: Los criminales no surgieron por generación espontánea. Son resultado de una serie de factores que han ido condicionando esas conductas delictivas en modo creciente, hasta alcanzar los elevados niveles que ahora se presentan. Hay una distorsión en el concepto de autoridad que nos lleva –como sociedad—a temer imponer cualquier medida disciplinaria, tanto dentro de casa como fuera de ella. Países con otra mentalidad producen resultados distintos: En la Unión Europea, viajando por tren, es posible que nunca se nos pida el boleto, pero si un niño detecta a un adulto que hace fraude y viaja sin pagar, está en todo su derecho de señalarlo ante las autoridades del tren. Aquí en México eso sería impensable. En Cuba, un niño con mal comportamiento en un sitio público puede ser reprendido por un adulto que observa su conducta. Acá se echarían encima familiares y vecinos para confrontar y linchar al adulto en cuestión.

Hemos forjado una nación muy apapachadora con quienes obran mal. Otorgamos el beneficio de la duda hasta casos extremos, aun cuando existan evidencias en audio o en video que los inculpen. Pesa más la palabra de “yo no fui” que la evidencia científica de haberlo hecho. Lo vemos desde encumbrados políticos hasta ladronzuelos urbanos. La autoridad opta por exculpar los hechos, como si fueran sacerdotes en confesión. Llegamos al punto de considerar que no tiene caso levantar una denuncia, pues no se hará nada por sancionar la falta, y en cambio nos pone como denunciantes en riesgo de un daño adicional.

Entendemos que a las instituciones se les paga de nuestros impuestos por cumplir con una función. Sin lugar a duda así es. Ello no nos exime de ejercer nuestro poder ciudadano para regular desde nuestra postura civil, los delitos que detectamos en nuestro alrededor. Generemos dentro del hogar ciudadanos alertas, precavidos y sensatos, que se cuiden unos a otros cuando salen. 

A cada quien lo suyo. Cumplamos unos y otros, con aquello que nos corresponde

CARTÓN de LUY


 

Tanto Amor: Poema de Amado Nervo en voz de FENETÉ

POESÍA de Gabriela Mistral

 


Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan;
se hunde volando en el Cielo
y no baja hasta mi estera;
en el alero hace el nido
y mis manos no la peinan.
Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan.

Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.
Con zapatitos de oro
¿cómo juega en las praderas?
Y cuando llegue la noche
a mi lado no se acuesta…
Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.

Y menos quiero que un día
me la vayan a hacer reina.
La subirían al trono
a donde mis pies no llegan.
Cuando viniese la noche
yo no podría mecerla…
¡Yo no quiero que a mi niña
me la vayan a hacer reina!
                                      Tomado de ciudadseva.com

Mar Romera: "No quiero que mis hijas sean felices"

EXPERIMENTO SOCIALISTA por Sir Winston Churchill


En una universidad americana, un profesor de economía decía que nunca había reprobado a un solo alumno, hasta que una vez reprobó a toda la clase.
Esa clase en particular, había insistido en que el socialismo realmente funcionaba: con un gobierno asistencial intermediando en la riqueza, nadie sería pobre pero nadie sería rico, todo sería igual y justo.
Entonces, el profesor les dijo:
– «Ok, vamos a hacer un experimento socialista en esta clase. En vez de dinero, usaremos sus notas, las que obtengan de las pruebas. Todas las notas serían concedidas con base en la media de la clase y por tanto serían «justas». Todos recibirán las mismas notas, lo que en teoría, significa que nadie será reprobado, así como también nadie recibirá un 10″.
Tras la primera prueba, el profesor calculó la media y todos recibieron un «7».
Así, quien estudió con dedicación quedó indignado, pero los alumnos que no se esforzaron, quedaron muy felices con el resultado.
Tras la aplicación de la segunda prueba, los estudiantes flojos estudiaron mucho menos -ellos esperaban sacar notas buenas de cualquier forma-; y los que al inicio habían estudiado mucho, decidieron que ellos también aprovecharían el tratamiento propuesto para sus notas. Como resultado, la media de la segunda prueba fue de «4».
Por supuesto, a nadie le gustó…
Después de la tercera prueba, la media general fue de «1».
Si bien, las notas no volvieron a niveles más altos, los desacuerdos entre los estudiantes y la búsqueda de culpables, se llenaron de malas palabras, que pasaron a ser parte de la atmósfera de la sala de aquella clase. La búsqueda de «justicia» entre los estudiantes, había sido la causa principal de las quejas, mientras que el odio y el sentido de injusticia se convirtieron en parte común de ese grupo.
Al final de todo, nadie quería estudiar más para beneficiar al resto de los estudiantes del curso….
Por tanto, todos los alumnos repetirían aquella materia…
Para su gran sorpresa, el profesor explicó:
– «El experimento socialista fracasó, porque cuando la recompensa es grande, el esfuerzo por el éxito individual es grande; pero, cuando el gobierno quita todas las recompensas, tomando los logros de otros para darlos a los que no batallaron por ellas, entonces nadie más va querer hacer su mejor esfuerzo. Tan simple, como por ejemplo son Cuba, Corea del Norte y Venezuela…»
1. No se puede llevar al más pobre a la prosperidad, quitando la prosperidad del más rico.
2. Para cada uno que recibe sin haber tenido que trabajar, hay una persona trabajando sin recibir.
3. El gobierno no consigue dar nada a nadie, sin que para ello tenga que quitar algo a otra persona.
4. Al contrario de lo que predica el socialismo, es imposible multiplicar la riqueza intentando dividirla.
5. Cuando la mitad de la población entiende la idea de que no necesita trabajar, entonces la otra mitad entiende que no vale la pena trabajar para sustentar a la primera mitad, entonces llegamos al comienzo del fin de una nación.
6. Haz tu parte, lee esta información. Enseña a los ignorantes lo que realmente significa el socialismo.
A partir de esta simple explicación, ya sabemos que el socialismo ni es bueno, ni funciona. Quienes opinan lo contrario, lo hacen por ignorancia, y cambiarán su opinión, cuando el dinero de los demás se acabe.
– Sir Winston Churchill
Agradezco tan sabio aporte a mi querido Doctor Absalón

Jerusalema Reto de danza en hábito