sábado, 1 de octubre de 2011

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza. Octubre 2, 2011

MÉXICO 2025
“Infancia es destino”, obra culmen de Santiago Ramírez Sandoval (1921-1989), psicoanalista mexicano, y uno de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Mexicana (APM).   Este solo enunciado es iluminador  cuando tratamos de adivinar hasta qué punto influyen los primeros años de vida de un individuo en su devenir como adulto.   De ninguna manera  me propongo abordar un asunto tan complicado como el psicoanálisis; la inquietud que  me mueve va en otro sentido,  preocupante por cierto, y que tiene qué ver con nuestro desempeño en el día a día frente a las nuevas generaciones.
   A partir del célebre caso de “Ana O” con el que Freud en compañía de Breuer inicia el psicoanálisis como un  método de exploración emocional, comienza a bosquejarse lo que ahora es una verdad bien reconocida: Las experiencias de los primeros años de vida marcan de manera definitiva al individuo.
   Ahora bien, los adultos estamos sujetos a pulsiones de la infancia que nos llevan a reaccionar de determinada manera.  Por otra parte, quienes hemos tenido la oportunidad de vivir la experiencia del psicoanálisis poseemos  herramientas que nos permiten identificar elementos de nuestra infancia que disparan o bloquean determinadas conductas.  Todos nosotros, psicoanalizados o no, formamos parte de  un grupo que sale adelante desde el punto de vista económico, social y emocional: Participamos en la vida productiva; formamos lazos relacionales con otros, buscamos dejar huella, y  desarrollamos una sensación interna de satisfacción.
   De manera paralela  en los últimos lustros  han surgido paradigmas que se alejan totalmente  de este patrón de comportamiento, cuyas conductas dañan  a la sociedad de diversas formas.   Nos encontramos con  grupos humanos dedicados al cultivo, trasiego y venta de droga, que a la fecha han incursionado en otras actividades ilícitas, como son la extorsión, el secuestro, la trata de personas,  y el terrorismo.   Sabemos de la existencia de  bandas cuyos cuantiosos ingresos provienen de una sola actividad, el homicidio por encargo.   Adivinamos por otra parte  aquello que permite que dichos paradigmas crezcan y se perpetúen, la corrupción de las autoridades.
   Para completar el escenario tenemos instituciones que   han venido fallando en el cumplimiento de su función social, llámense iglesia, escuela, gobierno, o familia.  En nuestro país son ominosos los ejemplos de funcionarios  que reciben sueldos estratosféricos por ocupar un puesto, muy al margen de cuál sea la calidad de su desempeño.  Frente a ellos tenemos una ciudadanía que quisiera ver que se cumplan las leyes, pero se queda en eso, en el intento, frente a una plutocracia que de manera grosera acalla sus reclamos.
   El daño moral que estas realidades provocan en nosotros los adultos es considerable, pero ¿acaso hemos pensado cuál es el impacto que tendrán en nuestros niños?  ¿O de qué manera afectarán los hechos que estamos viviendo hoy, a quienes  van a ser los adultos del 2025?...   Difícilmente hemos tenido la calma para ponernos  a imaginar cómo será el perfil de esos adultos quienes hoy, siendo niños, comienzan a considerar “normal” vivir rodeados de  sujetos encapuchados y armados como parte del panorama urbano, pues los halla frente a la casa, la tienda o la plaza.  No sabemos cómo afectará su percepción de la vida  asimilar que en cualquier rato puede iniciarse un enfrentamiento armado donde están expuestos a  morir él o sus padres.
    A esos niños  escolares a quienes intempestivamente sacan de la escuela a media mañana por la amenaza de un “granadazo”, o quienes se topan durante el recreo, con cuatro cabezas humanas del otro lado de la reja escolar…. ¿Cómo les explicamos qué está sucediendo?   ¿De qué modo los tranquilizamos?   O bien, ¿cómo logramos que la costumbre no los convierta en seres insensibles ante el dolor humano?   La semana pasada fue Acapulco, ahora es Veracruz, los maestros se niegan a dar clases ante el temor de un ataque.  ¿Qué percibirán los niños  respecto de la situación, o de sus propios maestros, o de las autoridades?
   Esta orgía de muerte va a tener sus consecuencias lógicas, que se adivinan graves; ahora no alcanzamos a imaginarlas, pues vivimos una situación inédita, me atrevo a suponer que peor que la que viven los niños de países en guerra.  En aquellos casos la violencia tiene un motivo patrio, racial o religioso… aquí es la danza de la ambición desmedida para los niños del lado de las víctimas, y una cruel falacia para los niños del otro lado, quienes sólo aciertan a escuchar los ecos de los fusiles ante el mutismo absoluto de los principios.
   Si nosotros, que crecimos con  una infancia relativamente tranquila y resuelta, somos los adultos que no hallamos cómo entrarle al toro, ¿Qué irá a ser de  los adultos del 2025? ¿Cómo serán el día de  mañana esos niños que hoy se mecen al  retumbo de los “cuernos de chivo”?...

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Balazos
Nos tomó milenios aprender a no hacernos justicia por propia mano.
Delegar el monopolio de la fuerza en el Estado, en el Ejército.
No es justo que ahora nos inciten a aprender a disparar armas para defendernos.
O que nos reprochen que "no hacemos nada" por combatir a los criminales.
No vale porque no es nuestro papel ni nuestra responsabilidad.
Sigue siendo responsabilidad exclusiva del Estado cuidar nuestra vida y patrimonio.
Sí es tarea nuestra denunciar, auxiliar, sostener a la autoridad que nos defiende.
Pero que quede claro: Los balazos no son lo nuestro.
jvillega@rocketmail.com

LOS TOROS DESDE EL OTRO LADO DE LA BARRERA

Video tomado durante  un sanfermín en Navarra, España.  Particularmente durante los primeros cuatro minutos, y nuevamente al final, observen la nobleza del animal frente a su cuidador. A la vista de ello, ¿es un acto  "civilizado" torturar un animal como éste en una corrida a la que él llega confiado, y donde  se halla en total desventaja?...

"POR LAS QUE VAN DE ARENA" por María Luisa Mendoza. Tomado de Excélsior, 1o de octubre del 2011


Por las que van de arena

No quiero que se diluya mi alborozo, se vaya el golpeteo de la sangre en el corazón, clarito la oigo…

María Luisa Mendoza
¡Cuántos años esperando una buena noticia por lo menos, sin creer fuera posible! Porque uno va creciendo y con ello el optimismo se desportilla o por consiguiente va volviéndose pesado, oscuro, ya no se cree nada. Es como esperar el respeto de la derecha por la cultura, la esperanza en la mañana y el reencuentro con la misma en la tarde. La fe es el siempre consuelo, sin ambos es un penar la vida. Por eso ahora saber del fruto por pequeño la autoría del cese del sufrimiento animal es tan felicísimo. Dan ganas de bailar alrededor de la mesa de trabajo, cantar como Jacques Brel, dibujar en la cara una sonrisa de verdad. Cada vez más los animales conquistan mi andrajoso corazón, con una mirada ardientemente parlanchina basta (sus ojos de pedernal, sus ojos de chamois, sus patas acojinadas, la eterna veleta-cola, pájaros encendidos sus carreras: mis perros… Yo sé que parece una puerilidad más ésta mi salida amorosa, pero es que les debo tanto a los hijos mudos de Dios, esa compañía tibia, el ladrido apremiante, y cómo suspiran dormidos o mueven las patitas corriendo en la pradera de sus sueños. Si se quejan los calmo y el solo roce de mi mano les devuelve la serenidad y el lobo malvado se esconde tras un roble y se va en caridad del Señor.
 Así sucedió en Barcelona, donde el sol siempre está en el zenit como en un capelo y los árboles se menean dulcificando la transparencia de la ciudad de las letras, los jamones y la purificación de Las Ramblas. ¿Qué no tienes otra cosa para escribir? (sí, la cantarina novela de Elena Poniatowska Leonora, y el libro Un humanista sin Fronteras sobre el periodista Antonio Rodríguez). (¿Por qué corría tanto Elena en París, y cómo olvidar la taza de té chino servida por Antonio?). Pero no quiero se diluya mi alborozo, se vaya el golpeteo de la sangre en el corazón, clarito la oigo…porque cientos, miles de toros y de caballos van a dejar de ser objetos de algarabía de los cientos, miles de torquemadas aplaudiendo la sangre derramada de los dulces los de los toros, lomos cargando banderillas-cuchillos, abiertos por las lanzas de jinetes malditos, con el ardor de los ojos embarrados de quién sabe qué a fuer no miren bien al verdugo. Y el trapío colorado, y las carreras para ensartar a quien los martiriza, los inmola al final para arrastrarlos todavía con su regia vida ensartada en la memoria de la pradera, ya desorejados, sin cola, sin luz. El que mata ya no se paseará untado de falsos símbolos sexuales por delante y por detrás, embijados de lentejuelas y chaquiras, abalorios y pompones dorados. Malvado con chongo ¿qué no tuvo en su niñez un becerrito que lamiera su mano y lo contemplara?, Le duele al toro, le duele la panza al aire al caballito, duele en el corral aterrorizando a los otros toros que esperan el sacrificio. A mí me duele aún el llanto y el gemido del toro que una miserable vez atestigüé en la infancia. Nunca más dije. Nunca más (¡que sea!) esa pena tan grande en Barcelona. Quizá en España, quizá en México, quizá en el mundo entero. Por las que van de arena.
                *Periodista y escritora

A LA MEMORIA DE DON GASPAR HENAINE (CAPULINA) por M.C. Maqueo


Gracias Capu:
Por haber hecho de mi infancia algo divertido, lleno de sorpresas.
Gracias por tu humorismo blanco que me enseñó que es el bien el que triunfa siempre.
Gracias por ese personaje tan simple que me permitía reírme de mis propios errores.
Gracias por las historias fantásticas en las que yo me  sentía participar al  lado tuyo.
Gracias por haber llenado de risas  tantas tardes para mí y mis hijos…
Porque sabrás que como yo, de niños ellos gozaron tus películas, y yo  a su lado volviendo a reír como si nunca las hubiera visto.
Tu sencillez en la pantalla fue tu sencillez como ser humano, recto y congruente hasta el último momento.
Hoy Dios te lleva a su lado amorosamente, como un hijo muy querido.
Guardaremos tu imagen para  recordar que la alegría es la mejor  fórmula para una vida feliz.
Descansa en paz, Capu.   ¡Te vamos a extrañar!

CANCIÓN POR NIÑOS CON DISCAPACIDAD AUDITIVA, desde Uruguay

El video está tomado por una mamá; me identifico con ella por  la impericia en el manejo de la cámara, sobre todo durante el primer minuto. Pero ¡vaya! ¿acaso los demás somos tan perfectos?... Se los recomiendo, ármense de un poquito de paciencia y sé que lo van a disfrutar.

VIDEO: Cultura empresarial japonesa con Carlos Kasuga

"Si no es tuyo, debe de ser de alguien"

domingo, 25 de septiembre de 2011

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


DE LA PLUMA AL VUELO
Esta semana ha  tenido para mí un significado muy particular. Viajé a tierras laguneras para participar en un taller literario organizado por el periódico “El Siglo de Torreón”, bajo la acertada coordinación de la Maestra Adela Celorio.   Ahora que éste  ha concluido, el balance personal  es muy positivo, y me lleva a una serie de cavilaciones con relación a la palabra escrita, que  deseo compartir:
   El ser humano es grande, diríamos que es mucha pieza como para circunscribirse a un tiempo y a una geografía.   Las tendencias  actuales por su parte, pretenden hacernos girar en torno a nuestra dimensión física al generar necesidades respecto a qué vestir y qué comer, y al exaltar de manera tan desmedida la  genitalidad  y la violencia.  Todo ello en  ratos  pinta un escenario poco alentador, como si las cosas, ancladas a la tierra,  pudieran terminar en cualquier momento.  Desde este desorden derivado del consumismo,  el espíritu se eleva  por encima de la materia para  invocar el sentido de trascendencia,  que mana desde muy dentro como fuerza propulsora.
   Uno de los elementos que utilizamos para reforzar ese sentido último de trascendencia es precisamente la palabra escrita.  Escribir aquello  que nos hace únicos en la historia, provee al espíritu de un significado que lo lleva más allá de cualquier circunstancia finita.  La aventura de plasmar de manera gráfica lo  propio  inició con  las pinturas rupestres más antiguas de España y Francia, para venir a consolidarse de manera notable  al inicio de la Edad Media en  Alemania,  con el advenimiento de la imprenta.   A partir de ese momento los manuscritos gregorianos cedieron su lugar a la prensa escrita, lo que ha tenido un avance imparable en el tiempo hasta el inicio del presente siglo, cuando el desarrollo  de las tecnologías de la información y la comunicación, marca un hito en la historia de la comunicación entre dos seres humanos, particularmente a través de  las redes sociales.   Éstas cumplen una función social, pero a la vez generan fenómenos de comportamiento inéditos ante los cuales aún no hemos aprendido a reaccionar como sociedad.
   Ha venido  produciéndose una graciosa simbiosis del hombre con diversos dispositivos electrónicos, entre los cuales  destacan la computadora y  los teléfonos móviles, lo que modifica en gran medida el panorama urbano. Lo puebla de individuos notablemente aislados de su entorno, pulsando botones con la mirada prendida a una pantalla de escasos centímetros, que parece controlar su vida. Es motivo de curiosidad personal  conocer qué tanto hay en esa pantalla que los tiene absortos, y para mi sorpresa descubro que los contenidos son simples, y suelen referirse a banalidades como “hay mucha fila en el cine”, “tengo hambre”, o “hizo pipí el gato”, cuestiones cuya comunicación no habrá de aportar  nada al pensamiento del hombre, pero que en definitiva existen y proliferan, pues obedecen a una necesidad elemental del ser humano, la de sentirse conectado con otros.
   Una  función clave de las redes sociales es alertar a la población en casos de siniestro, aunque el reciente caso veracruzano en el cual  dos twitteros son sentenciados a purgar una condena acusados de terrorismo, sugiere actuar con cautela y conocimiento de causa, para no generar confusiones y malos entendidos.
   A su vez  las redes sociales cumplen con  convertirse en tribuna para expresar aquello que cara a cara no nos atrevemos a decir.    O bien, se vuelven  una suerte de comunicación desechable de nuestros estados de ánimo momentáneos, a manera de catarsis.   Quizás otra función  posible de lograr a través de la comunicación por conductos electrónicos, sea  la creación de  una identidad camaleónica o de máscara, para ser en la red alguien que no somos,  al menos por un rato.
   Pero volviendo a lo que hoy nos ocupa, escribir es dejar constancia de nuestro paso, de nuestro pulso vital, frente a un mundo que en ratos se visualiza muy amenazador.  Es procesar nuestros miedos, entender  las expectativas personales al visualizarlas desde el espejo de las propias palabras, y es además, emprender nuestros propios procesos clarificadores.   Parafraseando a la Maestra Celorio,  las vivencias constituyen la materia prima con la cual trabaja el escritor, y la herramienta en sus manos es la palabra escrita.
   Al término del taller surgen otras ideas en las que hasta ahora reparamos, escribir para compartir, para amistarnos. Constituye un acto lúdico,  de recrear la realidad para empatarla con nuestras personales expectativas.
   Comunicar, tender puentes en un mundo cada vez más amurallado.  Finalmente es reinventarnos, armar nuestras circunstancias; desplegar las alas desde el  risco de nuestra propia historia personal,  y lanzarnos en  vuelo por encima  de la larga cordillera de los convencionalismos, hasta hallar nuestra propia voz, nuestro propio horizonte.
Sueños
En las trincheras de la Primera Guerra Mundial calaban el frío, el lodo, el hambre.
Pero los soldados se entretenían en ellas imaginando banquetes y platillos deliciosos.
Así le hallaban sentido al sufrimiento, a la vida que los esperaba después del conflicto.
En eso debemos ocuparnos ahora que sufre México el agobio de la violencia.
Que no nos quiten los sueños los criminales, que no nos maten el futuro.
Se vale soñar en un país tranquilo, laborioso, donde se pueda vivir a salvo de secuestro y extorsión.
Un país donde dominen los buenos, y los malos se vayan a la clandestinidad.
Pero como aquellos soldados.  Hay que salir luego a dar la batalla para ganar ese futuro.
jvillega@rocketmail.com

MOMENTOS

¿Qué es un momento? Es un parpadeo, una brizna de agua contra el sol que forma un arco iris;  el gozo de un segundo que nos marca para siempre, que nos hace distintos. A partir de un momento la vida explota en júbilo, cambia, se eleva hasta rozar en su emoción al mismo Dios.

Moments from Everynone on Vimeo.

Cuento corto por María del Carmen Maqueo Garza

FUGA DESDE HONDURAS
Con mucho cariño para la Maestra Adela Celorio, mi "Capitán Sandía".
Aún cuando comenzaba a vislumbrar el azul intenso de la primera laguna, me parecía imposible hallarme de nuevo allí, en el corazón de la selva chiapaneca, avanzando rumbo a aquel lago de nombre “Tziscao” cuya identidad es más que original. Forma parte de la frontera sur de México, y  una parte del mismo es mexicana, y la otra guatemalteca.
   “Montebello”, toda una experiencia sensorial;  azules que pasan de una a otra tonalidad entre la exuberante vegetación, presentando a la vista colores difíciles de imaginar.   La primera vez que conocí aquel hermoso parque natural fue durante mi viaje de bodas hace ya muchos años.  La terracería rojiza  sobre la cual brincoteaba el frágil vehículo de mis memorias hoy ha sido cubierta por el asfalto, uno más de los efectos de la Globalización -todo ello pasaba por mi mente en tanto nos adentrábamos por aquella vía que a ratos se oscurecía, cubierta por el denso follaje de la selva que alcanzaba a formar un techo por encima de nuestras cabezas.
   Ahora las cosas eran muy distintas, recordé divertida aquella primera ocasión cuando conocí Montebello en compañía de mi esposo.  Conseguimos hacer el viaje hacia las lagunas  a bordo de un vehículo de Salubridad que transportaba Malathion, pero aún así los mosquitos con total descaro pasaban zumbándonos muy cerca de los oídos.  La comodidad del vehículo totalmente acondicionado en el que viajábamos esta vez representaba una ventaja, pero a su vez marcaba una barrera entre la naturaleza y nuestros sentidos, impidiéndonos disfrutarla a plenitud.
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Algo se movió entre los troncos de aquellas  ceibas.  No parecía que se tratara de un moño araña que habría avanzado por los ramajes, pensamiento tras el cual me quedé en blanco, cayendo en cuenta en ese justo momento cuan poco sabía acerca de la fauna selvática de mi país.   Vinieron a mi mente cocodrilos aunque no, los cocodrilos que había visto  en estado silvestre se hallaban en las aguas pantanosas del estado de Louisiana viajando entre Batton Rouge y Nueva Orleans.  ¿Ornitorrincos?... Recordé en aquellos momentos mi libro de Biología de la preparatoria,  que mostraba una fotografía del animal con características tanto de mamífero como  de ave, de bravo comportamiento…. Hube de interrumpir mis desvaríos al momento cuando, nuevamente, aquella sombra pasó a toda velocidad entre la vegetación, a escasos metros de donde el vehículo avanzaba.  En ese instante quise llamar la atención del resto de pasajeros, pero ellos parecieron no escucharme, absortos en sus planes para la fiesta de esa noche.
   ¡Otra vez!  Concentrada mi atención en aquella huidiza sombra, esta vez todos tuvieron que interrumpir sus planes y atender mi llamado, pues solicité al conductor de la camioneta que hiciera alto total, a lo cual  no podía negarse, puesto que  era yo quien pagaba el viaje turístico.  Acto seguido le pedí que apagara el motor, tras lo cual descendí con cautela y  comencé a avanzar entre el verdor selvático; era tal mi curiosidad para ese momento, que dejé atrás las terribles fantasías del inicio del viaje,  que me llevaban a imaginar que en la selva aparecía una serpiente venenosa por cuya mordedura podría yo morir.  Ahora todos mis sentidos se hallaban concentrados en acechar aquella sombra escurridiza, misma que, luego de seguirla de cerca por diez o quince minutos  pude finalmente identificar.  ¡Sí, era él!... Con gran  cuidado alcancé a colocarme a su lado, me incliné y lo tomé en mis brazos, a lo cual no opuso mayor resistencia;  al tenerlo próximo pude constatar que se hallaba fatigado, posiblemente por  tanto correr para esconderse.  Me sorprendí al descubrir que no era tan grande como siempre lo había imaginado, pero por lo demás coincidía con la imagen que me fui formando de él, cada vez que leía aquella narración alusiva a su vida.

   Esta vez el resto del grupo se unió a mi alegría, y claro, no era para menos… Tal grado alcanzó  el alboroto ocasionado por su hallazgo, que optamos por cancelar el resto del viaje para retornar a Comitán con la presa preciosa.  Tziscao podría esperarnos para una segunda vuelta, ahora había que regresar a la posada, e ingeniárnoslas para introducir al nuevo huésped  con todo sigilo hasta nuestra habitación.   Una idea estaba fija en mi mente para el momento cuando quedó atrás el camino vecinal y nos reincorporamos a la carretera que nos llevaría de regreso a la ciudad: ¡Lo adoptaría sin importar lo que hubiera que hacer para lograrlo!
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Los titulares periodísticos de aquella mañana no pudieron menos que arrancarme una sonrisa cargada de complicidad: “Dinosaurio monterrosiano ya no está ahí como siempre había estado. Trascendió que se escapó de su país de origen; se habla de que el día de ayer fue visto por última vez en Guatemala.  Se teme por su vida”.

VIVA MÉXICO: Imágenes y canto

"YO ESTOY APRENDIENDO" Reflexión de Teresa de Calcuta




¿Sabes Amar? Yo estoy aprendiendo.
 Aprendiendo a aceptar a las personas, aún cuando ellos me defraudan, cuando ellos escapan del ideal que yo tengo para ellos. Cuando ellos me hieren con palabras ásperas o las acciones irreflexivas. Es difícil de aceptar a las personas así como ellos son, y no como yo quiero que sean. Es difícil, muy difícil, pero estoy aprendiendo.
 Yo estoy aprendiendo a amar. Yo estoy aprendiendo a escuchar, para escuchar con los ojos y oídos, para escuchar con el alma y con todos los sentidos. Para escuchar qué dice el corazón, lo que dicen los hombros caídos, los ojos, las manos inquietas. Para escuchar el mensaje que esconden las palabras , para descubrir la angustia enmascarada, la inseguridad disfrazada y la soledad encubierta. Para penetrar la sonrisa falsa, la felicidad simulada, la adulación exagerada. Para descubrir el dolor de cada corazón.
 Poco a poco, yo estoy aprendiendo a amar. Yo estoy aprendiendo a perdonar, porque el amor perdona, limpia las heridas y borra las cicatrices que la incomprensión e insensibilidad grabaron en el corazón herido. El amor alivia la herida que dejaron los pensamientos dolorosos. No cultiva las ofensas con las piedades y autocompasión.
 El amor perdona, da olvido, extingue todo el dolor en el corazón.
 Yo, paso a paso, estoy aprendiendo a perdonar, a amar. Yo estoy aprendiendo a descubrir el valor. Yo estoy aprendiendo a descubrir el valor dentro de cada vida, de todas las vidas. El afecto y aceptación, para las experiencias duras, que he  vivido a lo largo de los años. Yo estoy aprendiendo a ver, en las personas, su alma, y las posibilidades que Dios les dió. Yo estoy aprendiendo, pero cómo es lento el aprendizaje!!
 Cómo es difícil amar, como Cristo amó!! Aunque, tropezando, vagando, yo estoy aprendiendo... Aprendiendo a poner de lado mis propios dolores, mis intereses, mi ambición, mi orgullo, cuando éstos impiden el bienestar y la felicidad de alguien!
 ¡Qué duro es amar!!! pero còmo es hermoso !!!
 No permitas que nadie venga a tí sin irse mejor y más feliz. Se la expresión viviente de la bondad de Dios; bondad en tu cara, bondad en tus ojos, bondad en tu sonrisa.
 Madre Teresa de Calcuta


VIDEO DOCUMENTAL: ¿Qué es la Fonoteca Nacional?