domingo, 27 de diciembre de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

2016: UN NUEVO COMIENZO

2016, hoja en blanco, lienzo virgen sobre el cual bosquejar nuestros proyectos para esa parte de vida que ahora se nos presenta como una promesa.

Ocasión de revisar nuestra bitácora de viaje, alivianar la mochila y trazar un plan para los próximos 365 días, hacerlo en la confianza de que estaremos en capacidad de cumplirlo.

Si algo no ha logrado domeñar el hombre en esta vida, es precisamente el tiempo. Hoy estamos aquí, mañana, no alcanzaríamos a saberlo…

Pero que ello no nos desanime en el andar. Dentro de los misterios de la vida está justo ese, el del tiempo que no podemos hacer nuestro a voluntad.

Emprendamos planes asequibles, que vayan de acuerdo con nuestras capacidades, con los límites de nuestro mundo personal, para que puedan cumplirse.

La desazón de muchos corazones proviene de metas incumplidas, cuando estas no fueron congruentes con la propia realidad de cada cual.

En todo proyecto que tengamos en mente habrá que preguntarnos si su cumplimiento nos hace mejores personas, porque mejores personas necesita el mundo.

Que no nos intimide la palabra “compromiso”. Primero hacia la propia persona y luego hacia los demás, como pieza clave para el éxito de nuestra empresa.

Un mal de estos tiempos es el hedonismo, apostarle a aquello que nos proporciona placer muy personal sin tomar en cuenta algo más aparte de nosotros mismos.

La felicidad es un estado de satisfacción profunda que nada tiene que ver con estos chispazos de complacencia centrada en el ego.

Sea 2016 una nueva oportunidad para practicar el amor en obras, en esas pequeñas obras silentes de cada día, que siembran en el corazón los mejores sentimientos.

Amor capaz de construir puentes de amistad, y con la fuerza enorme para derruir muros de silencio. Amor que hermane y que incluya; que se aleje de la discriminación y que no pierda su propósito en afanes vanos.

Porque si de algo está sedienta la humanidad es del fresco alivio que proporciona un amor desinteresado.

Las necesidades vitales nos llevan a todos a poner por delante lo propio antes que lo ajeno, se pudiera decir que es algo instintivo. Pero, ¿qué pasa si por hoy, por un solo momento, colocamos lo propio en segundo plano y ponemos en primer lugar las necesidades de los demás?...

La extrema comodidad personal no hace nada por mejorar al mundo, por el contrario, ahí tenemos a tantos individuos enriqueciéndose de manera voraz para incrementar su comodidad personal y de su entorno inmediato. ¿Qué aportan al mundo que pueda ennoblecerlos?

Vivamos con sencillez y sentido común, en la medida de lo posible bien, sin carencias, pero sin afanes de opulencia que achican el corazón. Seamos compartidos, que finalmente nada nos habremos de llevar de este mundo.

Aprovechemos este año, que bien puede ser el último, para poner orden en nuestra vida, en nuestras relaciones, en los asuntos pendientes. No dejemos cabos sueltos, cuentas sin saldar, no posterguemos decisiones que corresponde a nosotros tomar.

Asumamos la actitud de recibir cada día como una bendición, como una oportunidad para avanzar en nuestro proyecto personal.

Trabajemos por desarrollar ese sentido solidario que tanto bien puede hacer al mundo. Para hacerlo primero habrá que abrir los ojos y dirigir nuestra mirada en derredor, para descubrir en otros las necesidades de primer orden que ellos no logran solventar.

Practicar la aportación de un poco de nosotros mismos sin cuestionar, sin escatimar, sin condicionar, como un acto de generosidad y nada más.

Que nos reciba el 2016 con la mente clara y el corazón bien dispuesto. Con la marcha presta y la mochila ligera. Con los sueños en alto y libres de todo anclaje.

Sea este año que inicia uno significativo en nuestro desarrollo como personas, que lo que hagamos dentro del mundo haga del mismo un mejor lugar.

Que nos enfoquemos hacia aquello que finalmente trasciende, desechando lo atronador y lo fútil. Aprendamos de la dulce armonía de la naturaleza el arte de convivir.

Iniciemos con metas bien definidas y el firme propósito de cumplirlas, metas que nos beneficien sin perjudicar a otros. Metas asequibles y transformadoras.

Si cada cual trabaja en su pequeña parcela personal, nuestro mundo podrá ser mejor, con la acción conjunta de todos.

Una vida con sentido, con un propósito superior a nuestra propia persona, que permita saborear la satisfacción de realizar algo más que satisfacer caprichos. Una vida de armonía y sereno contentamiento con aquello que somos y el rumbo que llevamos.

¡Feliz Año Nuevo!

HISTORIA DE NAVIDAD por José Martínez Colín


En ocasiones pensamos que nuestros problemas son los más grandes del mundo.

Algo parecido le sucedió a un muchacho llamado Francisco, hasta que le sucedió un encuentro inesperado con una señora.

Frank, así le llamaban, siempre había sido un buen estudiante y deportista. En sus estudios, era un alumno sobresaliente.

Le gustaba el básquetbol y sabía jugarlo.
En su casa le llamaban "el atleta de la temporada" y él se sentía feliz.

Se había preparado especialmente para jugar la próxima temporada.
Incluso había comprado unos tenis muy suaves y cómodos para jugar.
Tal vez por esa situación tan halagadora le produjo un gran dolor cuando al leer la lista de los seleccionados no se encontró en ella.

Lleno de esperanzas buscaba frenéticamente su nombre,
pero no estaba.
Ese día sintió como si hubiera dejado de existir, como si se hubiese vuelto invisible.

Muy triste salió de los vestidores, tratando de encontrar una explicación a su exclusión del equipo.

Caminó durante un buen rato pero nada lo consolaba.
Duró varios días de mal humor, no queriendo hablar con nadie y respondiendo mal a sus padres cuando intentaban acercársele.
Nada le agradaba.

Pero un día de mucho frío y lluvia, tomó el autobús de costumbre y se sentó cerca del chofer.

Una mujer muy adelantada en su embarazo con paso lento subió al camión y se sentó detrás del asiento del chofer.
Entonces el chofer le preguntó en voz alta:
"¿Dónde están sus zapatos, señora?
Porque afuera habrá sólo diez grados".

Francisco no se había fijado, pero efectivamente la señora iba sólo con unas calcetas medio mojadas.

La señora le contestó al chofer:
"No puedo darme el lujo de tener zapatos.
Subí al autobús sólo para calentarme los pies. Si no le importa viajaré con usted un rato".

El chofer se rascó su cabeza calva y exclamó:
"Sólo dígame cómo es que no puede permitirse unos zapatos."
La señora le dijo:
"Tengo ocho hijos. Todos tienen zapatos.
No quedó dinero para mí.
Pero está bien, el Señor cuidará de mí."

En ese momento Frank miró hacia abajo, observó sus nuevos tenis Nike de Básquetbol.
Sus pies estaban cálidos y cómodos, igual que siempre.
Y entonces miró a la mujer, sus calcetas estaban desgarradas.

Pensó que esa persona era "invisible" en otro sentido.
Era una señora marginada y olvidada por la sociedad.

Él siempre podría darse el lujo de tener zapatos.
Ella tal vez nunca.
En un momento se quitó los tenis.
Pensó que tendría que caminar tres cuadras, pero el frío nunca le había molestado.

Cuando el autobús se detuvo en la parada final Frank esperó hasta que todos se hubieran bajado. Entonces recogió sus tenis, se acercó a la mujer y se los entregó diciéndole: "Tenga señora, usted los necesita más que yo".

No esperó a que le diera las gracias, sino que bajó de prisa sin darse cuenta que caía en un charco.

No importaba, no sentía el frío.
En eso escuchó a la señora que desde la ventana del autobús le decía:
"Mira, ¡me quedan perfectos!".
A la vez, el chofer le preguntaba
"¿Cómo te llamas muchacho?".
Él respondió, "Frank".
El chofer le dijo: "Muy bien, Frank. En mis veinte años de chofer nunca he visto algo semejante".
La mujer, llorando, le decía al chofer:

"Ya ve. Le dije que el Señor cuidaría de mí"
Y volviéndose, dijo:
"Gracias Frank".

No hay de qué. No es gran cosa; además es Navidad", respondió Frank, quien se dirigió a su casa con los pies helados pero con el corazón contento y riéndose por haberse preocupado de no jugar con la selección ese año.


Tomado de: http://www.cunavidad.com/historias-navidad-una-historia-de-navidad.php

Adeste Fideles y "Only time" con Enya

Mensaje navideño del Papa Francisco


Video: Comunicación desde el corazón.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Vivir es cuestión de fe y mantenerla, alimentarla, compartirla, propagarla, ser agente de transmisión de fe y poder creer en que pase lo que pase las cosas pueden mejorar, que no todo está tan perdido como para no poderlo recuperar.

Fe en una religión, en la pareja, en la familia, en la humanidad, a pesar de lo que duela la realidad, a pesar de lo que nos haya tocado sufrir, a pesar de la mentira, de la infidelidad, de la violencia, de la corrupción, de la impunidad que nos rodea, siempre encontramos algo rescatable en este mundo y es aquello que nos ha mantenido en esta vida deseando seguir viviéndola.

Fe en que todavía vienen sucesos maravillosos que nos hagan valorar nuestra estancia en este mundo. Vivir sin fe es morir poco a poco sin apenas darse cuenta de que solo se es un cuerpo inanimado que cumple con funciones básicas para sobrevivir, sin un porqué, sin saber por dónde y por quién seguir existiendo.

Mi fe en Dios, en la humanidad, en mi misma esa herramienta indispensable e irreemplazable para que la vida tenga sentido, para seguir en la lucha diaria esperando más de la vida que tan solo duros golpes.

Hallelujah y Noche de Paz: Flashmob desde Madrid

domingo, 20 de diciembre de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

NAVIDAD MÁS ALLÁ
Estamos en plenas fiestas decembrinas, ocasión para un encuentro muy especial con nuestros seres queridos.  Para ahora las luces titilantes por calles, fachadas e interiores encienden en nosotros ese espíritu propio de la temporada que a la gran mayoría nos remonta a nuestra propia infancia.  En lo personal me hace evocar figuras muy queridas que partieron demasiado pronto, aunque, pensándolo bien, ¿quién que se ame no parte demasiado pronto?...
   La navideña es una época  cuyo sentido último llegamos a extraviar, inmersos en  el bullicio de las fiestas sonoras y de gran colorido,  y luego sucede que una vez que pasa la temporada nos quedamos con una sensación de vacío que no alcanzamos a  asimilar.
   Para la fe cristiana se conmemora la llegada de Dios hecho hombre, para la mayoría de los no cristianos constituye un encuentro feliz, una celebración de amor por la familia y los amigos, y  muchas veces resulta ocasión para compartir con los que menos tienen.  En cualquiera de los casos  no es difícil dejarnos influenciar por afanes de mercadeo, y pronto nos vemos haciendo gastos más allá de nuestro presupuesto, como si el afecto se midiera de acuerdo al tamaño del regalo. De ello deriva que algunas veces terminemos sintiendo amargura porque  nuestras expectativas no fueron satisfechas, siendo que el sentido último de la celebración radica en cosas intangibles que nada tienen que ver con la suntuosidad o el despilfarro.
   ¡Qué fácil es perdernos en estas fechas,  olvidar que la Navidad se trata de celebrar la vida, la familia y la amistad, más allá de gastos y apariencias! Si en vez de   enfocar el encuentro con los seres queridos por lo que en esencia son, lo hacemos partiendo de lo material, terminaremos diciembre con un hueco en el alma y otro en el bolsillo.
   Hablando de otro asunto de temporada, cuando la tomamos como excusa para embriagarnos hasta la intoxicación, estamos exponiendo a muchos riesgos, primero a nosotros mismos, luego a los nuestros y finalmente a aquellos que tengan la mala suerte de cruzarse en nuestro camino. Es doloroso para una familia pasar las navidades en el hospital o en la morgue,  a causa de un conductor intoxicado al que nadie de los suyos pudo disuadir de tomar el volante.
   Navidad más allá del consumismo.  Compartir una tarde con un ser querido, expresar los sentimientos que nos inspira, obsequiarle  el reconocimiento que  tanto nos hemos guardado,  que dejamos de lado porque no hay tiempo para expresarlo.   Una  causa de los males de nuestro mundo es la falta de reconocimiento y sentido de pertenencia que prevalece en nuestras sociedades.  A ratos se nos olvida que aquellos problemas que ocurren en las calles tienen su núcleo de origen en el hogar, y que en la medida en que nuestras familias sean capaces de generar y expresar amor, de manera que cada individuo se conozca a sí mismo y le agrade lo que ve frente al espejo, será en la medida en que las calles se pacifiquen y las cárceles se vacíen.
   Hallemos el sentido último de la Navidad en nuestro corazón y no en nuestro bolsillo.  Llevemos a cabo una pequeña acción por  alguien que no tendría manera de correspondernos.  Por esta ocasión seamos menos quisquillosos y más generosos; menos críticos y más amables; menos vanidosos y más apoyadores.  Para los que creemos en Jesús hagamos de esos pequeños actos una forma de emular a Dios que nace por amor a los hombres.  Para los que hallan en la Navidad otro significado, sea esta práctica ocasión de sanar a un  mundo que se  encuentra profundamente herido.
   Sea tiempo de cerrar círculos; de completar asuntos pendientes; de expresar afectos; de dirimir malos entendidos; de practicar el perdón, algo que tanta falta hace, propuestos a ser, no mejor que ningún otro, sino la mejor versión que puede existir de nosotros mismos.  Atendamos la festividad con la capacidad de asombro de un niño pequeño, los sentidos puestos en todo lo que ocurre,  para  así tejer momentos que se convierten en magia y en dulce memoria.
   El hambre y el frío no son buenos compañeros.  En nosotros está mitigar  por un rato las necesidades básicas de una familia, de modo que cada uno de sus integrantes comience a creer en  el encanto de la Navidad. ¿Por qué no regalar una despensa, una cobija o un juguete a esa familia que conocemos y que sabemos pasa privaciones? Podemos estar seguros que será el regalo más apreciado de cuantos  hayamos hecho en esta temporada.
   Navidad más allá: Que no termine en la resaca del día siguiente, en el sabor amargo de la desilusión, o en la basura del salón de fiestas, sino que signifique un fragmento vivo de ese amor transformador que tanta falta hace para el mundo.

Interesante reflexión del Dr. Salvador Alvarado


Siempre que llega la temporada navideña a los padres, sobre todo a los padres con hijos jóvenes, que ya no es el caso mìo, se les presenta el dilema de què o cuàles juguetes comprar y en términos generales a los niños se les compra muchos juguetes y demasiado caros. La verdad es que el niño, sobre todo el niño pequeño, habitualmente se divierte y se entretiene con las cosas màs sencillas, como las cajas en las que vienen envueltos los juguetes caros, sofisticados y de difìcil armado. En lo que el padre o la madre arma el juguete en cuestión, el niño ya se enfadò y a lo que sigue, que es jugar con el papel envoltorio, con las cajas de cartòn, o cualquier otra cosa màs sencilla; por ejemplo, yo he visto a niños muy felices jugando mucho rato con pompas de jabòn. Y lo cierto es que los niños pasan horas y horas jugando con las cosas màs inimaginables y cotidianas.

¿JUGAR ES TIEMPO PERDIDO?
No. Para nada. Los niños juegan para aprender. Aprender es una actividad de sobrevivencia. Si el niño no juega, no aprende y si no aprende, no podrá sobrevivir. Se podría decir que el juego es una escuela, una universidad. Jugando, los niños pequeños aprenden a relacionarse con el mundo, desarrollan su imaginación, interactúan emocionalmente, imitan a otros niños, aprenden de sus padres, mueven sus músculos y articulaciones e incrementan los diversos tipos de inteligencia. El juego es el mejor entrenamiento para el desarrollo de la inteligencia, de las habilidades, de las emociones y la actividad física. Más tarde, el juego le permite al niño socializar, mejorando las relaciones con los otros niños y con su entorno. Así de importante es el juego. De tal manera los adultos, fundamentalmente los padres y sobre todo en esta temporada debemos conocer ciertas cosas acerca del juego y los juguetes. Una de ellas es que el alto costo de algunos juguetes no indica que sean más beneficiosos que otros más económicos, incluso sin nada de valor económico como podrían ser unos palos encontrados en un lote baldío.

¿JUGAR O JUGUETES?
Definitivamente la respuesta es JUGAR. Jugar con nuestros hijos es lo màs importante. En encuestas nacionales se ha encontrado que los chicos pasan muchas horas ante todo tipo de pantallas, desde el celular hasta la computadora, pero lo hacen sòlos o acompañados de otros niños de su misma edad, pero rara vez se juega con los padres o adultos que lo rodean, esto no es lo ideal. Que nosotros los adultos participemos en el juego de los niños, es lo ideal. En otras palabras, demos invertir tiempo libre, tiempo para jugar CON nuestros hijos.
Los especialistas de la Asociación española de pediatría (AEP) aconsejan menos juguetes y más juegos compartidos y nos recomiendan la recuperación de juguetes educativos como libros o cuentos, u otros que permitan compartir tiempo con ellos. Jugar con ellos a lo que sea, a correr, a caminar por el parque, a las maromas, a las escondidas, a brincar, a la pelota. A las canicas, al dominò, al ajedrez, Etc. Asì se construye el conocimiento en ambas direcciones; enseñamos a los hijos y ellos nos enseñan también. Nos retroalimentamos y asì se va engendrando el amor, a través de los cuidados y los juegos.

La pedagoga Inma Marín, miembro del Observatorio del Juego Infantil de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), asegura que bastan 15 a 20 minutos diarios de juego familiar para que los niños empiecen a conseguir todos los beneficios que éste proporciona. Sin embargo, según estudios recientes los padres no dedican ni este tiempo para jugar.

Les paso una lista de los “10 principios del juego familiar”:

1. Jugar con los niños no significa perder el tiempo. El juego familiar crea un escenario de comprensión y comunicación que potencia el aprendizaje espontáneo del niño.

2. Fomenta la autoestima y las relaciones interfamiliares. Con el juego compartido padres e hijos interaccionan de un modo único y estos ganan en autoestima, pues el juego con sus padres les aporta una sensación de alegría, plenitud y valìa.

3. Aporta seguridad al niño. Esto facilita el intercambio de experiencias y también le aporta tranquilidad.

4.Potencia las habilidades sociales y emocionales. Las interacciones que se dan en el juego familiar potencian las relaciones sociales y le ayudan al niño a explorar, a aprender y a refinar la inteligencia emocional.

5. Aumenta el control emocional. A través del juego el niño aprende a influir y a ser influìdo por los otros y, por ende, también a regular y controlar sus emociones y a reconocer las señales afectivas y las emociones ajenas.

6. Fomenta la creatividad y el éxito escolar. El ambiente que se crea con el juego permiten al niño relacionarse de una forma creativa con el mundo, lo que fomenta su imaginación. Y se sabe que los niños imaginativos son menos agresivos y más tolerantes y tienen más éxito en las tareas escolares.

7. Promueve la popularidad y la competencia social. Los niños que muestran afectos positivos en las interacciones con sus padres son valorados como más populares frente a los que muestran emociones negativas.

8. Favorece la atención del niño. La interacción con sus progenitores en el juego aumenta la capacidad de concentración del pequeño.

9. Potencia la actividad infantil. Compartir tiempo de juego con los hijos convierte las experiencias pasivas en activas y placenteras y el niño se siente amado.

10. Promueve la felicidad infantil. De hecho, está demostrado que los padres que se implican bastante en el juego de sus hijos tienen muchas más probabilidades de criar niños sanos emocionalmente y felices.

Pueden consultar el artículo completo en: 
http://ed.el-mexicano.com.mx/impreso/Mexicali/122015/20-12-2015_MEX_06E.pdf


Plácido Domingo con Noche de Paz.

Mensaje de Navidad del Papa Francisco

"La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del Amor." Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.
El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.
Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida.
La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir.
Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad.
Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.
La estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor.
Eres también los Reyes Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien.
La música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti.
El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.
La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos.
La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras.
La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.
Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti.
Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad.
PAPA FRANCISCO

Un relajo de juguete

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Ya en vísperas de Navidad, en los preparativos de la reunión, es bueno tomarse un momento para revivir navidades pasadas. Repaso mental para recuperar de nuestra memoria todo aquello que se conserva etiquetado como "lo mejor vivido". Vale la pena detenernos un poco a pensar en lo que vivimos ese día. ¿Qué nos deja la Navidad? ¿Qué buscamos encontrar en ella?...

Es importante que una noche así tenga un significado que trascienda, sobre todo que implique un cambio, No cumplir tan solo con el requisito de participar en la fiesta, porque así "nos toca".

Hacer más que una reunión donde volquemos afecto y alegría, para regresar al otro día con los mimos resentimientos, las diferencias, las competencias, todo aquello con lo que cargamos a lo largo del año y que tan solo dejamos afuera de la puerta ese día, pero de lo cual no nos desprendemos.

Irreal sería pensar que la magia de una Navidad haga que desaparezca lo que por años se ha ido acumulando en nuestro baúl de rencores, poder resolver todos los conflictos, perdonar todas las afrentas o aceptar todos nuestros errores. Dejar a un lado las competencias por el cariño o el reconocimiento de los demás, por encontrar en cada quien lo valioso y dejar de convertir en deporte predilecto la crítica del lado obscuro de nuestros parientes y amigos.

No es labor que se pueda realizar en una sola noche, pero si es una noche en la que además de compartir la cena, intercambiar abrazos, podemos regalarnos uno al otro un perdón definitivo, profundo, una promesa de profesarnos cariño sincero, la determinación de dejar de darnos abrazos fingidos, de aceptarnos tal como somos, y reconocer lo que los demás nos han dado, sin opacarlo por las fallas o defectos que encontremos en ellos.

Navidad, buen tiempo para dejar nacer dentro de nosotros por lo menos un sentimiento, uno solo que implique un cambio a favor en nuestras relaciones humanas. Que cada navidad sea más que una noche que recordar, el nacimiento de un sentimiento sincero que trascienda más allá de esta festividad.

Aleluya de Haendel con el Coro del Tabernáculo Mormón

domingo, 13 de diciembre de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

EL SENTIDO ÚLTIMO DE LA NAVIDAD
La consigna es ser los primeros, captar la escena en tiempo real, de la forma como sucede en el justo momento.  Es actuar con sagacidad, fríos, sin dejar que el propio llanto empañe la lente de la cámara.
La información como mercancía que paga, y puede pagar bien en un mundo altamente competitivo como el noticioso.  Ser punta de lanza para que detrás de esa primera imagen vengan todas las demás tomadas desde distintos ángulos, sometidas al maleable “photoshop”, convertidas en dibujos, en animaciones, o por qué no, algún día en un libro que gane el Pulitzer.
Eso es la transmisión de las tragedias humanitarias, para que tú y yo podamos, desde la comodidad de nuestro sillón favorito, conectarnos con el mundo, llorar con el llanto de quienes sufren, y mientras saboreamos una humeante taza de café verter nuestros comentarios en los “chats”, señalar con aires de grandeza lo que se hace mal, encolerizarnos, maldecir… para luego de treinta o treinta y cinco minutos apagar el  equipo y retomar nuestra rutina, dejando atrás ese mundo virtual que se enciende o se apaga a placer.
Los ataques a la población civil en Medio Oriente, y muy en particular en Siria han proveído de imágenes terribles del modo como se vulnera a mujeres, niños y ancianos, seres humanos cuyo gran delito fue estar en el momento equivocado en el lugar equivocado.  Los rostros  mugrientos de esos niños de grandes ojos saltan a nuestra vista, nos conmovemos, ponemos un “like”, hacemos algún comentario de conmiseración y ya, hasta ahí llegó nuestra solidaridad con esa parte del mundo que está muriendo a pedazos cada día.   Viene a la memoria aquella camarógrafa húngara de nombre Petra László quien mientras tomaba video a grupos de familias que  cruzaban la frontera europea provenientes de Siria, en dos ocasiones atacó a personas de esos grupos, primero a un hombre quien cargaba un menor y fue a dar al suelo, y más delante a una jovencita a quien metió zancadilla y la hizo tropezar; fue despedida de su trabajo en la cadena húngara N1TV, ella se defendió argumentando una crisis de pánico. El video que capta ambos incidentes circuló mucho en redes sociales, en lo personal me dio la impresión de que ella reaccionó ante los refugiados como si fueran objetos que estorbaban su visibilidad, a los que tenía absoluto derecho de hacer a un lado de forma violenta.
El mundo del tercer milenio rinde culto a la imagen más allá de toda sensatez.  En contraste con aquellas fotografías antiguas de mediados del siglo diecinueve, para las que toda la familia se preparaba como para una fiesta, la tendencia actual de fotografiar  cualquier cosa que impacta nuestras retinas a ratos resulta enajenante. Detrás de esta urgencia frente a las imágenes se adivina una crisis de identidad personal, en un mundo que corre tan de prisa, que no da tiempo para reconocernos a nosotros mismos  en el espejo de lo que somos, y nos conformamos con lucir bien para el espejo de lo que aparentamos.
Sin lugar a dudas la tecnología es la gran facilitadora para incontables actividades humanas, entre ellas la comunicación.  Una vez más, de aquellas cartas escritas en finos pliegos, que demoraban más de un mes cuando debían de cruzar alguno de los mares, a los “whatsapp” actuales, hay un abismo histórico que solo quienes hemos vivido en ambas épocas podemos entender.  Para los chavos aquello de existir en un mundo en el que no había telefonía celular, equivale como a haber sobrevivido al ataque de un  felino dientes de sable en la época de las cavernas.
Buen momento el actual para reflexionar acerca de cómo actuamos y por qué lo hacemos así, y no de otro modo.  Revisar si los emprendimientos de cada día forman parte de un proyecto de vida, o si son retazos deshilvanados de un vivir por  salir del paso, nada más.  Hacernos el propósito de llevar a cabo un encuentro personal y profundo con cada uno de nuestros seres queridos, no para la foto, no para el video, sino para la vida, para compartir lo que somos, aprender unos de otros, y enriquecer nuestra marcha.
En lo personal hallo muy lamentable la coincidencia del mes de diciembre con el aumento en el índice de  accidentes viales por conducir intoxicados por alcohol, tragedias que no tienen por qué suceder, y que en otras circunstancias no se hubieran presentado, parte de ese sino cultural que sentimos no poder arrancarnos: “Para festejar hay que tomar a morir”. Eufemismo que en ocasiones se convierte en sentencia de muerte.

Felices fiestas de convivencia, de compartir lo que somos, de volver los ojos a quienes menos tienen y no podrían correspondernos, para vivir el sentido último de la Navidad.

COSAS NUESTRAS MUY QUERIDAS



¡Hasta luego, Don Jorge!

Cosas Nuestras se convierte a partir de ahora una cara memoria, esta columna que nació  de la pluma de un periodista ejemplar, excelente maestro, gran amigo e inmejorable ser humano.

Don Jorge se nos fue ayer, 12 de diciembre así como él vivió, de manera discreta, sin hacer  ruido, como susurrando un "con permiso" a la vida terrena  para entrar --de ello no me cabe duda alguna-- por la puerta grande a la vida eterna, al  encuentro de su amada esposa Rebeca.

Nunca tuve el privilegio de  presenciar una clase suya en aula,  pero de alguna manera, como habrá hecho con infinidad de lectores, me  aleccionó sobre cómo vivir la vida,  me  dio cátedra  cada mañana desde sus pequeños espacios periodísticos, plenos de sabiduría.

Hace ya casi seis años, cuando inicié este blog, Don Jorge no tuvo empacho alguno en permitirme incluir una columna suya cada semana, lo que me llenó de  profunda satisfacción. Ese querido  espacio  a partir de ahora, junto con su autor, cierra su ciclo de vida.

Don Jorge: Con la partida física de su esposa usted me enseñó a asumir la muerte como lo que es, una etapa más de nuestro camino espiritual, pero ¿sabe? creo que esta vez le he fallado como alumna. En cuanto me enteré ayer de su partida, me invadió la mayor de las tristezas, una especie de orfandad periodística que no sé cómo voy a llenar a partir de ahora. ¡Me va a hacer mucha falta cada domingo! Sin embargo el tiempo de Dios es perfecto, y usted parte justo cuando es el momento para hacerlo.

Gracias por haber vivido una vida siempre honorable y congruente...
Gracias por su gentileza, su calidad humana y  su entrega al periodismo...
Gracias por su sabiduría cotidiana, por todas sus enseñanzas...
Gracias por su ejemplo como ser humano, esposo, padre y amigo.

Descanse en paz, Don Jorge.  ¡En este blog lo vamos a extrañar mucho, pero mucho, mucho!

¡Hasta luego, querido maestro! ¡Gracias por haber existido en nuestro mismo espacio, en  nuestro mismo  tiempo! Dios lo tenga en su santa gloria.

p.d. Publico  la dirección de correo electrónico de Don Jorge, para que, quien así lo desee, haga llegar a su familia sus condolencias: jvillega@rocketmail.com

Jingle Bells versión cajas registradoras

Poesía de Carmen Alardín



Era todo tan leve como el punto
más liviano del sol cuando amanece.

Era todo tan suave como el higo
picoteado de pájaros con sueño.

Era luz que se quiebra en tu sonrisa
suspendiendo sus frutos en la sombra.

Era todo tan tenue que cabía
en un adiós o en una bienvenida.

Era todo tan tuyo y tan ajeno
que se fue dispersando con la vida.


Carmen Alardín (Tamaulipas, 1933 - Ciudad de México, 2014)

Las aventuras de un mono de nieve enamorado

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Quizá el tener una Navidad feliz consiste en bajar las expectativas y no cifrar toda la felicidad que no se encontró en un año en lo que resulta esa noche, para no resultar desilusionados si ese día las cosas no salen como lo deseamos, porque a decir verdad pretendemos que esa noche sea mágica como ninguna, a pesar de que la vida nos ha enseñado que muchas veces no es más que otra noche o en ocasiones es peor que la noche triste de Hernán Cortés.

No pretendo con ello decir que dejemos pasar la ocasión sin pena ni gloria, porque estas fechas siempre nos dejan huella en los corazones, para bien o para mal, así que el esfuerzo debe ser hecho para que nos deje algo imperecedero y hermoso, dentro de lo que esté a nuestro alcance para hacerlo de verdad una noche buena, donde quizá no tengamos a todos los que quisiéramos físicamente cerca, entonces tratar de unirnos por los medios que dispongamos, y si no fuera posible, desear entonces que donde quiera que estén se encuentren bien, pero si además alguno de ellos, que nunca falta, está pasando por una mala racha, pedir porque tenga una tregua y dónde y con quién refugiarse al abrigo del afecto. 

La magia de la Navidad no se reduce a una fecha ni tampoco queramos tener en una sola ocasión todo lo que anhelamos, es noche para dejar aflorar nuestros mas íntimos anhelos, para hacer patente nuestro cariño, para llenar el corazón de esperanzas y si bien la fecha es impostergable, que no lo sea la decisión de trasladar a otros tiempos, a un día cualquiera, la posibilidad de vivir con la misma intensidad y emoción el encuentro con nuestros seres queridos. 

Sin pino, sin arreglos navideños, sin regalos quizá, sin manjares especiales en la mesa, convirtamos la navidad en una época trasladable a cualquier fecha, en donde el significado de la misma nos dé siempre la sensación de que nace dentro de nosotros la fe, la esperanza, y renace el amor.


Los perros más entonados de la cuadra

domingo, 6 de diciembre de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

CAMBIO Y COMPROMISO
Miguel Parrondo es el español quien vivió quince años en estado de coma y acaba de despertar.  Con toda seguridad habrá muchos fenómenos de este tercer milenio que para  Parrondo resulten inconcebibles, él tiene una óptica del momento actual que quienes hemos transitado de forma ininterrumpida esos mismos quince años, no podríamos notar.  Uno de esos grandes cambios en la conducta social tiene que ver con la dispersión, la tecnología nos bombardea con información, misma que percibimos de manera simultánea por varios canales, pero al final del día, de toda aquella carga informática será un par de  noticias lo que nos habrá impactado y  podamos recordar.   Algo similar sucede con las relaciones interpersonales, la dispersión nos lleva a pretender estar en muchas relaciones, obvio, de manera muy superficial, como si la meta de la amistad fuera cuantitativa más que cualitativa.  Hay un texto muy simpático en redes sociales que habla de un individuo que intenta relacionarse en la vida real como hace en Facebook, anunciando a los cuatro vientos qué desayunó, cuáles serán sus actividades del día, además de dirigirse a las personas para decirles “me gusta tu camisa, me gusta tu esposa”, e ir invitando a diestra y siniestra a muchos desconocidos a ser sus amigos.  Termina diciendo que ahora tiene tres seguidores, un policía y dos empleados del psiquiátrico.

En lo personal hallo muy divertido este texto, y en una segunda lectura, nada alejado de la realidad.  Dentro de esa dispersión en las relaciones interpersonales surge un problema bastante serio que tiene que ver con  la falta de compromiso que hemos venido desarrollando los seres humanos, como si el asunto de comprometerse con algo o con alguien estuviera pasado de moda, y fuera innecesario. Pretendemos manejarnos en muchos círculos y en múltiples actividades, siempre y cuando no se nos exija comprometernos a fondo con algo.  Esa inmediatez a los contenidos que nos proporciona la tecnología digital nos ha ido moldeando para la vida diaria,  en nuestras actividades y relaciones esperamos resultados a la primera, y con poco esfuerzo de nuestra parte, pero a la hora de dar de lo nuestro, no estamos tan dispuestos a hacerlo,  principios cibernéticos que no funcionan en el mundo real.

La reunión de la  Cumbre del Cambio Climático  en París sitúa   dicho fenómeno como un asunto de vida o muerte para muchas especies animales, y lo que no nos había quedado muy claro hasta ahora que, como parte de un ecosistema que somos los humanos, conforme se deterioren o se pierdan otras especies, nuestra permanencia en el planeta será cada vez más difícil de mantener.  Escuché un interesante parangón entre la vida en el planeta y una orquesta sinfónica, en la medida en que vayan silenciándose los instrumentos uno tras otro, finalmente imperará el silencio.

Esa falta de involucramiento nos ha llevado a la molicie en  lo que corresponde a muchas de nuestras responsabilidades, desde barrer la banqueta hasta elegir presidente.  Nos manejamos con aquello de “que lo hagan otros”, o con ese fatalismo de “no tiene caso, ni para qué intentarlo”.  Esas actitudes son en gran medida las que nos han colocado donde ahora estamos.

Manifestar nuestro descontento a través de redes sociales no  genera mayores cambios, por más que subamos el tono para condenar los hechos o las personas y mandarlos con sus respectivas progenitoras a Tumboctú sin boleto de regreso.  Los grandes –y tan urgentes—cambios van a venir cuando cada uno de nosotros, sacudiéndose la nociva dispersión, analice su entorno personal, detecte qué problemas hay, y de esos problemas cuál  está en condiciones de resolver él.  No el vecino, no el alcalde, no los grupos ambientalistas, sino directamente él, con nombre y apellido, y comprometerse a fondo, frente a esa causa.

Hay muchas cuestiones que tienen qué ver con el efecto invernadero y el calentamiento global, mismas que podremos ayudar a aminorar al modificar cada uno de nosotros alguna conducta personal.  De otra suerte estaremos viviendo el ocaso de las especies vivas sobre el planeta, y en serio hay que entenderlo así.

Esta misma dispersión y falta de compromiso está detrás de muchas relaciones interpersonales que nos mantienen en el limbo de las apariencias, pero al margen de  cualquier experiencia transformadora, de esas  que se viven cuando nos involucramos con algo más allá de nuestra propia persona.  En cuestiones ambientales al reforzar nuestra capacidad de compromiso estaremos en condiciones de construir un mundo mejor para todos, que garantice la vida y el óptimo funcionamiento para las especies que lo habitan, un mundo que a nosotros los humanos nos permita hallar todo lo necesario para una existencia plena, productiva y feliz.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Avance
La tecnología le da otro golpe de timón a los hogares.  El apagón analógico obliga a cambiar los televisores de caja, por uno plano o mínimo adecuarle un decodificador para recibir la señal digital.
Lo mismo sucedió cuando el radio pasó a segundo término al llegar la televisión de blanco y negro, que cedió su lugar a la de color.
No olvidemos el teléfono aquel de marcación giratoria por el de botones.  Después vino el inalámbrico y hoy el portento de los celulares con todas sus aplicaciones.
El avance tecnológico ya no suena tan sorprendente para las nuevas generaciones.  Los mayores tratamos de agarrar su paso para no quedar rebasados o anacrónicos.
Lo hemos logrado y aprovechamos sus beneficios, y lo comprobamos cuando nos cambian de lugar el control remoto del televisor o el celular. ¿Quién me lo movió?
jvillega@rocketmail.com

El mundo invisible

Gracias, Manuel por compartir.

De qué modo ve las cosas un niño, por Astrid Lindgren


Cuando tenía unos veinte años, conocí a la esposa de un viejo pastor quien me  contó que cuando ella  era joven y tuvo su primer niño ella no creía en  golpear a los niños, aunque darles un varazo con una rama tomada de un árbol era un castigo de la época.
Pero un día, cuando su niño tenía como cuatro o cinco años, hizo algo que para ella ameritaba recibir el primer varazo de su vida, por lo que  le ordenó que fuera al exterior y cortara una rama con la cual ella le daría un varazo. El niño se tardó mucho, y cuando volvió venía llorando.
Él le dijo a su mamá: “No encontré una vara, pero aquí está esta roca para que me golpees con ella.”  En ese momento la madre comprendió  cómo  tomaba el niño las cosas desde su propia percepción, esto es, si mi madre quiere herirme da igual qué utilice, igual puede utilizar una roca para hacerlo.
La madre puso a su niño en el regazo y ambos lloraron.  Ella colocó la roca en una repisa de la cocina para recordarse a sí misma: nunca violencia.  Porque si la violencia empieza en el cunero, puede uno estar  induciendo a las niños hacia la violencia.


Tomado de un discurso de aceptación de un premio por la paz ofrecido por Astrid Lindgren, autora de “Pippi Longstocking”, 1978


Traducción: M.C.Maqueo.

Warehouse silver bells

¡Comienza la música de temporada!

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



Entre las cosas que recuerdo siempre existen momentos en los que hubo más que algo material, un contacto humano sincero y desinteresado.

Puedo recordar con gusto algunos regalos, pertenencias que he tenido y disfrutado y que por supuesto agradezco a Dios por haber sido generoso en brindarme los satisfactores necesarios para vivir y mucho más que eso.

Pero lo que realmente me hace estremecer no se encuentra en ningún bien material que haya poseído, sino en un abrazo, en palabras que han calado hondo en mi corazón, en una mirada de amor, o de consuelo...

...En la convivencia con la familia y con amigos entrañables, en el logro de una anhelada meta de superación personal.

Lo que me hace vibrar de emoción es haber tomado una decisión de unir mi vida a un hombre... la llegada de mis hijos a este mundo, recordar el tiempo de niños con juegos sencillos que no requerían artefactos costosos, los paseos por el parque, domingos en la matinee con mi padre, el reconfortante sabor de un hogar donde siempre hubo una madre que por mi velara, la llegada del hermano a casa en vacaciones, mi primer día vestida con uniforme de médico, los días de fiesta con la abuela en donde se reunían tantos afectos que no cabían en el pecho, las incontables noches de estudio entre nervios y risas con mis compañeros de la facultad, amigos que conservo hasta estos días, y recientemente el haber estado en un escenario como el de Bellas Artes.

Las ocasiones que quedan filtradas a través del tiempo en mis recuerdos y que logran agitar mi corazón son incontables, pero tienen un común denominador, son emociones invaluables que no se pueden adquirir en tienda alguna, que no desgastan sino por el contrario nos proveen de fortaleza, dan crecimiento espiritual.

Definitivamente lo que realmente vale en la vida, cuesta solamente el saberlo apreciar.

"El regalo"

¿Se vale este tipo de engaños con aquellos que nos consideran su familia?...

domingo, 29 de noviembre de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

ROSTROS DESDIBUJADOS
En el curso de la semana se detuvo en esta ciudad a una estudiante de  secundaria quien durante las últimas semanas  realizó alrededor de 70 llamadas al número de emergencias local con falsos reportes, en particular de bombas en diversos sitios públicos. Con   cada reporte los cuerpos de seguridad  están obligados a cumplir un protocolo de investigación, pero al  comenzar a sospechar que fueran falsas, lograron dar con la joven delincuente quien a la fecha  se encuentra resguardada en un centro juvenil.   En redes sociales no faltó de inmediato quien abogara por ella argumentando que es un inocente juego de niños; en lo personal lo hallo como un asunto que vale la pena  enfocar desde varios ángulos para crecer todos como sociedad.
En situaciones como esta, o como los casos de   personas que ocupan un cajón para discapacitados sin necesitarlo,  y que  caen dentro de los delitos que atentan contra grupos vulnerables, he querido imaginar qué pasaría si pusiéramos  al delincuente frente a las personas que resultaron afectadas por su acción. Supongamos que un individuo que conduce intoxicado, atropella a un  jefe de familia y lo deja lisiado de por vida… ¿Qué pasaría si en vez de la clásica fuga y escasa o nula investigación  la autoridad  consigna al conductor  y lo lleva  al lecho del propio enfermo para palpar directamente la tragedia que provocó? Aun cuando hay personas insensibles a este escenario, yo me animo a suponer que en general se propiciaría un cambio de actitud en  dichos delincuentes.  Ahora bien, en el caso de la niña de secundaria, si pudiéramos ponerla frente a la familia de un enfermo que falleció  porque la  ambulancia no llegó a tiempo por andar atendiendo llamadas falsas…  Y si  aquel que  ocupa un cajón para discapacitado sin necesitarlo,   fuera puesto frente al rictus de dolor de una persona quien al no hallar el cajón libre tiene que caminar una distancia mayor de la que hubiera caminado si se respetaran los espacios… Quiero creer que al ponerle rostro y nombre a las víctimas que hasta ahora no lo han tenido, la sociedad tendería a humanizarse otra vez, algo que hemos venido perdiendo.
Hace rato fui a una tienda de autoservicio, a la salida me llamó la atención ver mucha basura en un par de carritos de mandado, incluso un par de vasos y una charolita desechable con mucha lechuga, de alguien que  comió tacos y dejó  aquellos restos para que  otra persona los tire a la basura.  Probablemente se trata de un chiquillo que ni siquiera pensó en las consecuencias de lo que hacía, esto es, darle a un empacador voluntario que no recibe pago por hacerlo, el trabajo adicional de disponer de estos restos alimentarios.  Necesitamos como sociedad comenzar a humanizar a esas víctimas anónimas que hasta ahora no han sido más que sombras, cifras, estadísticas.
Un mal de nuestros tiempos es que vivimos de manera agitada y como “zombis”, con los ojos puestos en el celular; nos aislamos en medio de la muchedumbre, y dejamos de  percibir todo aquello que se halla fuera de nuestro espacio vital.  Se ha perdido el espíritu que privaba en muchas poblaciones hasta finales del siglo pasado; de un modo u otro todos los habitantes se conocían entre ellos, lo que representaba un buen principio para la convivencia respetuosa y pacífica.  Hoy nos atropellamos unos a otros, nos agredimos, nos descalificamos, y en lo último que se nos ocurriría pensar es en los derechos de nuestros semejantes.
Hallé en redes un cartón muy interesante que publica “Planeta Consciente” respecto a la memoria colectiva.  Se intitula “La memoria colectiva siempre es de corto plazo”, y se refiere al  pequeñito Aylan Kurdi que murió ahogado en el Mar Egeo el pasado mes de septiembre,  luego de que se volcó la balsa inflable en la que viajaba en compañía de sus padres y un hermano. Lo que más nos impactó a todos en su momento fue que vimos el rostro del pequeño quien yacía boca abajo sobre la arena de la playa.  El cartón al que hago mención ilustra en nueve cuadros cómo con el paso del tiempo se va desdibujando un primer dibujo  hecho a todo color, para terminar en el penúltimo como un simple bosquejo en  tinta negra, y en el último como un cuadro en blanco. Así, de ese modo como termina el pequeño Aylan en el cartón es como tantas veces visualizamos a los demás en un mundo que promueve el egocentrismo hasta aislarnos del resto del universo de manera casi patológica, al grado de que nada parece interesarnos ni  prender nuestro entusiasmo.

Cada vez que yo hago algo indebido, o cada vez que dejo de cumplir con lo que me corresponde, alguien más, con rostro y  nombre resulta perjudicado. No debemos olvidarlo.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Fascinante
Nuestra generación está viviendo una de las etapas más fascinantes en la historia del mundo.
Nunca hubo tantos inventos que impactan la vida cotidiana de cualquier ser humano.
Drogas maravillosas, celulares portentosos, tablets casi omniscientes.
Todo al alcance popular, sin necesidad de capacitarse o hacer un gran gasto.
Somos la generación del dedo deforme, achatado por el uso constante de los gadgets.
Un cambio radical en las culturas del trabajo, de la comunicación y el entretenimiento.
Con todo, el hombre sigue siendo igual de violento, prejuicioso, egoísta, pero con celular en la mano.
jvillega@rocketmail.com

Coreografía de "Alas a Malala" de Arturo Márquez

Esta semana falleció Gloria Contreras, destacada bailarina y coreógrafa mexicana. Dentro de un homenaje en su honor que se llevó a cabo en el 2014 presentaron esta coreografía de "Alas a Malala" (cuya ejecución orquestal ya había publicado  en este blog hace tiempo). Una afortunada combinación de instrumentos, voces, colores y formas.

Ser río sin peces: Poesía de Rosario Castellanos

Ser de río sin peces, esto he sido.
Y revestida voy de espuma y hielo.
Ahogado y roto llevo todo el cielo
y el árbol se me entrega malherido.

A dos orillas del dolor uncido
va mi caudal a un mar de desconsuelo.
La garza de su estero es alto vuelo
y adiós y breve sol desvanecido.

Para morir sin canto, ciego, avanza
mordido de vacío y de añoranza.
Ay, pero a veces hondo y sosegado
se detiene bajo una sombra pura.
Se detiene y recibe la hermosura
con un leve temblor maravillado.

No es cuánto tiempo tengo sino cómo lo vivo.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Encarar la vida frente a frente no es nada fácil, no cuanto estamos a merced de aquello que nos hace sufrir, una rebelión interna se hace patente en muchas ocasiones y si nos rebasa el dolor nos refugiamos en ese estado en que a uno se le perdona todo, la depresión.
Nos fugamos y caemos en una letargia que nos impide ver más allá de nuestro sufrimiento, Maniatados, marchitos, por lo mucho o a veces por algo que ni siquiera podemos saber a ciencia cierta que fue, perdemos la habilidad de percibir las gratitudes de la vida a través de nuestros sentidos, lo único que somos capaces de asimilar es el dolor, la tristeza, la amargura, como si tuviéramos un canal directo que nos lo transmite a cada instante. 

En otras ocasiones, cuando no nos sentimos facultados para manejar nuestra adversa realidad, creamos otra, y vivimos en esta alucinación permanente en donde lo que sucede es menos dañino, lo graduamos a la medida de nuestras necesidades, para sentirnos entonces sí, aptos para resolverlo, para aceptarlo sin que nos duela o por lo menos que nos provoque el dolor con el cual podemos lidiar, creamos una atmósfera donde vivir nuestra realidad no implique tanto sufrimiento.
 
Nuestra magia nos envuelve temporalmente y nos protege, sin embargo nos impide desarrollar estrategias para resolver los conflictos, tan solo los encubre, dejándonos a merced de algo o alguien que nos regrese, que nos sacuda y de nuevo nos coloque frente a frente con la verdad, habremos entonces perdido tiempo y quizá incluso seamos aún menos capaces de soportarla, el regreso, a menos que nos salve la locura, es inevitable. 

No vale la pena huír, no hay escape, lo que sí es sumamente valioso es la fe, la actitud positiva, la voluntad, la esperanza, la decisión de seguir luchando con la certeza de que siempre habrá un mejor mañana o un mañana que se puede mejorar.

Ciudad colorida

Aunque está en portugués, es muy sencillo entender lo que se dice, incluso omitirlo.

domingo, 22 de noviembre de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

POR LA PAZ 
Que el grito de la Paz se alce con fuerza por todas las partes de la Tierra. – Papa Francisco.

La que termina ha sido, sin lugar a dudas, una semana que habremos de recordar en nuestra historia personal por siempre; será referente obligado en tratados internacionales, así como en las crónicas familiares que pasan de abuelos a nietos. Hoy se conmemora el aniversario de la muerte de John F. Kennedy; quienes teníamos uso de razón en 1963 de seguro recordaremos el momento cuando se dio a conocer la noticia de aquel asesinato, que marcó la historia mundial para los siguientes treinta años, hasta el fin de la Guerra Fría. Algo similar sucedió en el 9/11 cuando nos enteramos del primer avión que impactó una de las Torres Gemelas, y poco después del segundo. Con toda seguridad cada uno de nosotros podrá evocar dónde estaba o qué hacía cuando recibió aquella noticia que puso a Nueva York en los titulares de todos los medios noticiosos del mundo.

En esta oportunidad las cosas se dieron de otra manera; las redes sociales fueron las encargadas de transmitir las primicias de lo que ocurría en aquellos espacios turísticos y de entretenimiento en la ciudad de París. Con la diferencia de horario los hechos sangrientos nos caían acá poco después del mediodía, y a partir de ese momento se iniciaron transmisiones ininterrumpidas a través de Internet que fueron dando cuenta con detalle del recuento de los daños, la identidad de los fallecidos y las investigaciones para dar con los terroristas que perpetraron los hechos. Se inició la “opinionitis” a que hace referencia Daniel Espartaco Sánchez en su más reciente colaboración en “Letras Libres”, y pronto en redes sociales todos nos volvimos expertos en desentrañar aquella maraña de detalles y proclamar nuestra propia verdad como la única, y dar vuelo a la loca fantasía de sentirnos especialistas en política internacional que, la verdad, si algo conocemos será porque hemos leído al vuelo. A la fecha siguen surgiendo opiniones en uno u otro sentido, en ocasiones inflamando los ánimos de los internautas.

Este episodio terrorista viene a injertarse en un problema de migración forzada desde lugares como Siria o Nigeria, por citar algunos. Las familias, así sea con niños pequeños huyen como sea, a donde sea… tal su desesperación por escapar de la situación que están viviendo. Ya hemos visto con tristeza el modo como en el Mar Egeo lanchas inflables se vuelcan en alta mar con las consecuentes pérdidas humanas.

Al margen de los conflictos internacionales por el poder, la tierra o el petróleo, los habitantes del planeta hemos ido albergando sentimientos que actúan como tierra fértil para las semillas del mal. Hemos permitido que el consumismo nos haga su presa, tratamos a los demás según la capacidad adquisitiva o el poder que manifiestan tener, en una sociedad que tanto valor da a las apariencias. En cualquier sitio público logra mejor y más rápido sus propósitos el que grita, el que exige o amenaza de modo violento, ante lo que todos nos replegamos y callamos. Poco o nada hacemos para favorecer que se cumplan las leyes, desde lo más complicado hasta lo más simple de cada día, nos manejamos con aquello de “qué tanto es tantito” para infringir las reglas, para el manejo discrecional, para sacar ventaja pasando por encima de los derechos de los demás… y así, poco a poco, cada uno de nosotros desde nuestra propia posición, va abonando esa tierra donde se siembran y pronto se desarrollan los grandes males. 

Geográficamente estamos muy lejanos a Siria, a Palestina, a la propia Unión Europea, pero bien podemos hacer una revisión de qué tanto nuestras propias conductas favorecen que se violen los derechos y el sistema se corrompa; hasta dónde nuestra tolerancia, esa actitud de hacer como que no vemos, está propiciando aquellos males que hoy asolan a la humanidad entera.

Cuando comenzamos a entender que esos conflictos armados involucran seres humanos con nombre y apellidos, con familia, con sueños y aspiraciones; personas que como tú y yo tienen derecho a una vida digna y satisfactoria, es cuando las cosas se enfilan hacia el cambio. París nos cimbró, no por cosmopolita, no por refinado; nos puso en estado de choque que si un país primermundista como Francia es tan vulnerable al terrorismo, qué podremos esperar nosotros. Nuestra reacción no ha sido por despreciar las tragedias propias como muchos han venido manejando en redes, es porque con cada muerto en París vimos morir nuestras esperanzas de un mundo mejor para todos.

El dios de cada cual puede ser el motivo, o puede ser el subterfugio de otro tipo de intereses en los planes de ataque. Si aspiramos a lograr paz para todos, la única religión en el mundo habrá de ser el respeto.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Inversiones
Tres inversiones le producen alergia al mexicano: Seguros, salud y educación.
Los tres tienen que ver con la planeación y con la previsión de males mayores.
Se atiene, en los tres, al ahí se va, ya Dios dirá, o al ya veremos.
Hasta que la enfermedad artera hace inevitable la visita al doctor.
Un accidente sin seguro es una catástrofe económica pero "así lo quiso Dios".
Y si nos hijos no estudian es que "el Gobierno nos negó la beca".
Elegantemente le llaman fatalismo.  En verdad les vale queso.
jvillega@rocketmail.com

Llévame a casa: Video animado

Poesía de Carlos Pellicer. "En el silencio de la casa, tú"



En el silencio de la casa, tú,
y en mi voz la presencia de tu nombre
besado entre la nube de la ausencia
manzana aérea de las soledades.

Todo a puertas cerradas, la quietud
de esperarte es vanguardia de heroísmo,
vigilando el ejército de abrazos
y el gran plan de la dicha.

Ya no sé caminar sino hacia ti,
por el camino suave de mirarte
poner los labios junto a mis preguntas
—sencilla, eterna flor de preguntarte—
y escucharte así en mí ¡y a sangre y fuego
rechazar, luminoso, las penumbras...!

Manzana aérea de las soledades,
bocado silencioso de la ausencia,
palabra en viaje, ropa del invierno
que hará la desnudez de las praderas.

Tú en el silencio de la casa. Yo
en tus labios de ausencia, aquí tan cerca
que entre los dos la ronda de palabras
se funde en la mejor que da el poema.

Video animado: El pequeño zapatero

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Después de los atentados terroristas en Francia, México extiende sus medidas de seguridad en los aeropuertos para evitar que nuestro país sea blanco de estas agresiones.

No se ha hecho esperar la solidaridad de los mexicanos ante los tristes acontecimientos, nos duele Francia y a través de las redes sociales hemos hecho patente nuestro apoyo moral.

A ciencia cierta no sabemos o sabemos muy poco una gran mayoría el porqué se suscitan estos ataques, pero definitivamente no podemos ser jueces justos si no conocemos la raíz del problema. Nada justifica la muerte de inocentes, la ruptura abrupta y violenta de la paz, pero ¿quien arroja la primera piedra?, ¿a quién ha de llamarse víctima y quién victimario?

Ignorante como soy del fondo de este conflicto, no me es posible externar una opinión calificada al respecto, pero definitivamente veo en todo esto, un fondo tan obscuro, como el color del petróleo.

Me duele Francia, me duele Siria, como me duele Ayotzinapa, todo México me duele, porque el terrorismo está en casa y no es necesario esperar a que el extraño enemigo profane con su planta nuestro suelo, el enemigo está en casa y desde hace años profanando nuestra paz.

El buen juez por su casa empieza, hay mucho que juzgar dentro de nosotros mismos, dentro de nuestras familias, nuestra sociedad,

Solo hay que ver a nuestro alrededor y darnos cuenta que somos presos de nuestra apatía, de nuestra falta de unión.

Gobiernos van, gobiernos vienen, y solo somos testigos mudos de la corrupción, del despilfarro, de las malversaciones de nuestro erario público, que definitivamente es solo para cierto público destinado. Seguimos bajo este terror continuo de vivir a expensas de gente sin escrúpulos que es evidenciada, señalada pero que finalmente siempre huye sin rumbo fijo, igual que el destino de nuestro país.

México no necesita más soldados para evitar que ingresen al país terroristas, requiere de más educación, de menos corrupción, de honestidad y patriotismo que nos permita a gobierno y a la sociedad civil encontrarnos en una misma lucha, la lucha por la paz.

Fandango de Boccherini

domingo, 15 de noviembre de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

HISTORIA Y PALABRA
Lamentable tragedia ocurrida esta semana en la ciudad de México, muere un bebé de escasos meses de nacido quien  era llevado por su madre en una carriola y que de alguna manera, en la proximidad de una  coladera mal tapada, fue a dar hasta el fondo de la  misma, a 3 metros de profundidad, falleciendo en consecuencia.   La noticia fue cubierta de inmediato por algunos rotativos capitalinos, mismos que en su modalidad digital incluyen un foro de discusión, el cual comenzó a saturarse de opiniones de toda índole, iniciando por algún comentario que lamentaba la muerte del menor, hasta avanzar a acusaciones cada vez más graves contra la madre aseverando que si tal sucedió fue porque ella era una retrasada mental y que iba distraída con el celular, como si  quienes aquello afirmaban hubieran sido testigos presenciales de los hechos,  sin que faltara quien  haya dicho que esperaba ver colgada a esa mala madre en el Zócalo capitalino, y  que le sacaran los ovarios para que no pudiera volver a tener otro hijo…
Nadie parece haber tomado en cuenta que esa coladera estaba en tales condiciones desde hacía más de seis meses, y que justo al siguiente día de la tragedia el problema crónico se resolvió como por arte de magia, con la colocación de  una placa metálica, misma que no pudo colocarse durante más de medio año y que,  dicho sea de paso, alteró  la escena para el Ministerio Público. Tras  la muerte del bebé causada por la omisión en reparar la coladera se está tipificando como un delito, para el cual ya hay varios señalados que podrían alcanzar una sentencia de hasta ocho años de prisión, según han expresado las autoridades del Distrito Federal. Aunque claro, la alteración  de la escena  donde ocurrieron los hechos puede haberlos puesto a salvo de que se cumpla la ley,  al no integrarse el debido proceso, algo dolorosamente común en México.
En lo particular  hallo muy lamentable ese fenómeno por desgracia cada vez más frecuente en los foros de discusión, y que inicia con un simple comentario que insinúa algo de manera muy discreta, “la mamá debió haber puesto más atención”, para en seguida desatarse una andanada de acusaciones cada vez más graves, tanto contra los involucrados en el relato periodístico, como entre los mismos usuarios que,  valga señalar, suelen manejarse de forma anónima. Uno llama al otro descerebrado, y aquel le contesta que su mamá se dedica al oficio más antiguo del mundo, y ahí se eternizan en ataques verbales que a nada llevan.
Lo que los norteamericanos llaman “flamers” es algo así como los troleadores en nuestro idioma, son personajes oscuros que acceden a  la red para lanzar un comentario negativo capaz de generar emociones.  Son como el niño que arroja la piedra y esconde la mano, e internamente se regodea al ver cómo esa agresión inicial va en forma creciente abarcando más y más usuarios.  Debe de ser algo adictivo, de manera que una vez que ha logrado desquiciar a los participantes en un foro, navega hasta hallar otro tópico que le permita hacer lo mismo, y así ejercer un poder que fuera de la red seguramente no tiene.  Es más, en la vida real lo imagino (o la imagino, con eso de la equidad de género) como un personaje anodino que no parece capaz de matar ni una mosca, algo  similar a lo que sucede con muchos alcohólicos, que cuando no están bajo los efectos del alcohol son casi transparentes, y hasta inspiran compasión, pero una vez iniciados los efectos etílicos van adoptando  una personalidad muy diferente que incluso llega a ser en extremo violenta.
Volviendo al término “flamers”, los expertos hablan de que esa carga de agresividad que vuelcan en  los foros se debe, en buena medida al anonimato con el que se manejan en redes sociales, y también debido a que, no existiendo ningún elemento que permita establecer una corriente de empatía  hacia los demás, el agresor está en condiciones de actuar de forma tan despiadada como quiera, pues no hay en torno suyo nada  que lo limite a hacerlo.  Esto es, cuando se trata de un grupo social fuera de la red que luego forma un grupo virtual, el fenómeno de la agresión no alcanza los niveles que consigue cuando los participantes no se conocen en persona.

La palabra tiene una fuerza muy grande, tanto para bien como para mal. En la red la palabra puede ser herramienta que construye o arma destructora que provoca mucho daño.  Es sano recordar que detrás de esa palabra  está un individuo con una historia personal, y que  lo que ese individuo tiene  alojado en su corazón es  el motor que mueve sus manos sobre el teclado.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Apoyo
En la familia estamos sufriendo uno de los nuevos problemas de la época.  Nos faltan manos para cuidar a los enfermos.
Lo que era muy fácil en familias de doce o catorce integrantes, ahora con menos miembros y todos trabajando, se vuelve un drama cotidiano.
Aun con ayuda profesional hay días en que sencillamente faltan las manos que den de comer y puedan estgar al tanto del cuidado del enfermo.
Como en tantos problemas de familia, problemas sociales y nacionales, las soluciones están en la misma comunidad.
Las guardias de hospital las pueden cubrir los parientes lejanos que por unos días pueden acercarse a ayudar.  Las iglesias son una fuente de ayuda.
Con las comidas puede ayudar el vecino, aunque de plano tenga que llegar a un restaurante a comprar una comida ya hecha.  La idea es ayudar, acompañar en esos momentos de crisis.
jvillega@rocketmail.com

IMAGINE de John Lennon

Si todos fuéramos más hermanos y menos fundamentalistas, racistas, xenófobos, segregacionistas... Gracias, querido Ernesto por tu magnífica sugerencia.

POEMA DE UNA MUJER DE LA INDIA

No es por París que debemos orar.
Es por el mundo.
Un mundo en el cual, que Beirut se tambalee tras los bombardeos
que ocurrieron dos días antes que París, no fue cubierto por la prensa.
Un mundo en el que se deja caer una bomba en un funeral en Bagdad
 y ninguna actualización en redes sociales dice "Bagdad"
porque no murió una sola persona blanca en ese fuego.

Oren por el mundo que culpa a una crisis de refugiados
 por un ataque terrorista.
Que no se detiene a diferenciar entre el atacante
 y la persona que viene huyendo de lo mismo que tú huyes.

Oren por un mundo donde la gente está cruzando
de uno a otro país desde hace meses,
con sus únicas pertenencias a la espalda,
luego de que les dijeran que no tienen a donde ir.

Oren, por supuesto por París,
pero oren más, por el mundo que no tiene plegarias,
por aquellos quienes ahora ya no tienen un hogar que defender.
Por un mundo que se cae a pedazos desde todas partes,
y no solo por las torres y los cafés
que nos resultan tan familiares.

Karuna Ezara Parikh
Tomado de su blog: http://inkimageideology.blogspot.in/
Traducción mía.

Habanera de la ópera "Carmen" de Bizet en pianola digital

Recordando a mi mamá, el piano-pianola que había en casa de mi abuela, y cuánto le gustaba esta ópera.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Siempre es bueno tener amigos que nos sepan escuchar, que estén dispuesto a darnos su tiempo, a correr en nuestro auxilio, a brindarnos su apoyo.

Acudimos a ellos y los tenemos en el primer lugar de nuestra lista cuando necesitamos de alguien que no dudamos no sabrá decir que no, y que hará lo que sea por ayudarnos. Y definitivamente una y otra vez nos confirman su lealtad, su espíritu de servicio, su amistad incondicional.

Afortunados somos de contar con gente así, y sería bueno preguntarnos si ellos gozan de la misma fortuna al tenernos a nosotros como amigos; ¿Nos hemos puesto a pensar en ellos cuando no los necesitamos? ¿En que quizá ellos también tengan carencias y ni siquiera nos hemos enterado de que no son inmunes al dolor, que al igual que nosotros son embestidos por la tristeza, por la desgracia, que también sufren y quisieran ser escuchados?

No dudamos en utilizar a esta gente como depósito de todas nuestras miserias, sin siquiera detenernos un poco a mirar sus ojos, a escuchar las inflexiones de su voz para advertir su estado de ánimo; egoístamente y sin reparar en sus necesidades los utilizamos, para eso es la amistad.

En ocasiones he sentido el remordimiento de haber empleado la amistad tan solo en mi beneficio y enterarme tardíamente de que ni había sido oportuna y menos justa al ni siquiera haber hecho la sencilla pregunta de ¿cómo estás tú?

Falta de sensibilidad, exceso de egoísmo, mal conceptuado el término amistad que tan solo se usa en sentido unidireccional y en dirección claro está, a nuestra conveniencia.

Amistad es vínculo entre dos, en el cual la solidaridad,el cariño, la lealtad y otros muchos valores deben ser recíprocos para que ambas partes pueden ver en esa unión el verdadero significado de amistad.

Amistad de mi para ti, de ti para mi, interés de ida y vuelta, saber ser amigo y no solo esperar que el otro lo sea. Reciprocidad afectiva en la amistad, nadie puede decirse amigo de aquel al que solo acude cuando tiene una necesidad y que se vuelve transparente cuando la vida nos pinta mejor.

La luna: Corto animado

¡Qué distinto es todo cuando se mira a través de los ojos de los niños!

domingo, 8 de noviembre de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

¡QUÉ VERGÜENZA!
Hace ocho días, cuando en esta franja fronteriza acababa de arrancar el sabroso horario de invierno,  mis vecinos y yo  lo hicimos con grandes sobresaltos.  Al filo de las 6.15 de la mañana se escuchó un estruendo espectacular, al que se siguió una secuencia de estruendos de menor intensidad, pero de hecho muy alarmantes. Pensé que se hubiera estrellado un artefacto al frente de la casa: Un vehículo de cuatro ruedas no podría ser, pues tendría que haber brincado como chapulín el área del estacionamiento para venir a caer en la sala…quizás  una avioneta.  Luego de asomarme y no ver nada raro, pensando que habría sido una pesadilla 3D, no acababa de recostarme cuando nuevos impactos sonoros me pusieron en pie, y en unos cuantos minutos los vecinos de dos cuadras a la redonda nos hallábamos en la calle preguntándonos qué habría sido aquello.  Pronto lo supimos, ante la disminución en la demanda doméstica de energía eléctrica, los transformadores se habían sobrecargado.
Para cuando  tal cosa concluimos, ya se había quemado un tomacorriente de mi oficina, y se fundió un televisor de la recámara.  Afortunadamente no hubo otros daños, aunque de entrada yo pensé que  las pérdidas habrían sido muy superiores.  El televisor que se quemó estuvo conmigo durante muchos años, y de hecho ya  suponía que a partir del apagón analógico tendría que cambiarlo por un aparato digital.  El incidente ocurrido me ahorró  el tener que elaborar mi duelo frente a un aparato que fue leal en sus colores y en su sonido hasta el último momento, y que vino a morir de forma heroica, fulminado por una sobrecarga de corriente.
Ahora me enfrento a otro dilema: ¿Cómo o dónde depositar al difunto televisor?  Es un problema que ya se veía venir con el anuncio del apagón digital que implicaba la entrega por parte de la  SCT de 13.8 millones de televisores digitales en todo el país. Claro, esos son los regalados, a los que hay que sumar casos como el mío, de la sustitución de un analógico por un digital por la vía de la adquisición.  Y a esto hay que sumar computadoras, impresoras, teléfonos celulares y tantos artefactos electrónicos  que desechamos periódicamente y que generan una gran cantidad de basura electrónica,  asunto que nadie parece muy preocupado por solucionar.
Lo que los norteamericanos denominan “e-waste”, o basura electrónica, solamente durante 2008 alcanzó un total de 3.16 millones de toneladas, de las cuales se recicló un 13.6%, considerando que el 70% de la misma es tóxica para la tierra.  Los números indican que por año se desechan en los Estados Unidos 300 millones de computadoras y mil millones de teléfonos celulares, cantidades que no acierto a visualizar  con los ojos de la imaginación, pero que indudablemente son muy elevadas.   Por desgracia no encontré cifras equivalentes para nuestro país, no dudo que existan, o más bien,  deberían existir, pero no las hallé, y  al menos en esta ciudad fronteriza no hay un sitio adecuado donde ir a depositar toda esta basura electrónica.  En mi caso particular debo confesar que tengo en casa dos impresoras, una CPU y un juego de teléfonos fijos, y dos o tres teléfonos celulares que conservo, pues simplemente no hay manera de deshacerse de ellos sin contaminar.  Pregunté a las autoridades municipales qué hacer, pero tampoco tuvieron una respuesta, y muy seguramente, como estoy yo, habrá mucha gente haciéndose la misma pregunta, y a lo mejor otra cantidad similar de personas arrojándolas directamente a la basura, con graves daños ambientales. Quemar electrónicos genera dioxinas (altamente cancerígenas), así como desechos de bromo, bario, cromo, mercurio, berilio y cadmio, algunos capaces de provocar daños a órganos vitales; en particular el bromo es teratógeno, esto es, productor de malformaciones congénitas.  Incluso algunos teléfonos celulares al ser incinerados liberan productos terminales del plomo, altamente tóxico para el sistema nervioso central.
Los circuitos de los teléfonos celulares contienen oro y plata, que finalmente se pierden, cuando su reciclaje podría generar importantes ganancias para el país.  En la Unión Americana por un millón de celulares se recuperan poco más de 700 libras de plata y 75 libras de oro.
No es un problema fácil, pero sí de urgente solución.  Muchos organismos transnacionales pueden asesorar a países como el nuestro para el diseño de mecanismos que permitan la disposición de esa basura electrónica, e incluso su reciclaje. Como ciudadanos habrá que informarnos  y luego exigir. Aquí un documento muy completo que me encontré al respecto:

Una vergüenza descubrir que Ghana sí recicla su basura electrónica y nosotros no… 

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Familia
En más de una docena de programas latinos y mexicanos muestran una doble podredumbre: La de quienes van a exhibir sus miserias a cambio de unos pesos o de diez minutos de fama.
Y los que pelean por el derecho a ir a entrometerse en las vidas ajenas de los peores elementos de su sociedad.
La reina de esos alardes de exhibicionismo es sin duda quien se autocalifica como Laura en América y tiene todo el rating posible en las pantallas mexicanas.
Todo debe tener un límite y la televisión merece respeto, ya que hace muchos servicios buenos a su público.
Y hay que empezar por exigir el trato cortés de quien cometa la burrada de confundir la pantalla con el muladar.
Nadie perdería cosa alguna salvo los publicistas que ya se repondrían con cualquier juego de futbol o con la promoción de productos útiles para el público.
jvillega@rocketmail.com

El Universo con música de Ryan Farish

Relájate, disfruta y maravíllate con los alrededores de la casa que habitamos:

"No te rindas" de Mario Benedetti

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo.
Aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento.

Aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos.
Desplegar las alas
e intentar de nuevo.
Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento.
Aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.

Porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.