domingo, 9 de noviembre de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


VOLUNTAD CIUDADANA

Justo en este día se conmemoran 25 años de la caída del Muro de Berlín, que dividió Alemania en dos, desde finales de la Segunda Guerra Mundial, significando para el mundo el paradigma de la imposición del estado sobre los derechos de la población.

Cuando se erigió como muro en 1961, escuché de labios de mi madre la dolorosa historia de un país que triunfó sobre otro, y como signo de su dominio decidió levantar un muro que separó a muchas familias.

Con los años conocimos las diferencias entre las dos Alemanias, muy evidentes durante los Juegos Olímpicos, cuando la Democrática demostraba esa disciplina férrea de los socialistas, y la Federal se semejaba más al resto de los países europeos.

Finalmente, luego de 50 años de división entre las dos Alemanias, aquel muro de la ignominia llegó a su fin en 1989, pocos años después de la Perestroika, modificación del modelo económico de la hasta entonces URSS, que marcaría de ahí en adelante grandes movimientos sociopolíticos en las repúblicas independientes, hasta la actualidad.

El momento histórico que vive México en estos días, cuando a partir de Ayotzinapa se destapa una caja de Pandora que ya adivinábamos, o que “medio veíamos”, pero que a raíz de los más recientes acontecimientos evidencia que hemos alcanzado unos niveles mayúsculos de criminalidad asociada a corrupción e impunidad a todos los niveles, y que obliga a emprender cambios radicales, si no queremos que la bomba nos explote en las manos a todos los mexicanos.

Ahora, cuando pretendemos dimensionar el problema, nos horroriza ver el tamaño que ha alcanzado, además de que, siendo resultado de una variedad de factores, a lo largo de tanto tiempo, simplemente no sabemos, ni autoridades ni sociedad civil, cómo comenzar a abordarlo. Es algo así como una hidra a la que estuvimos irresponsablemente alimentando día a día, sin imaginar jamás el monstruo en que se convertiría.

Edgardo Buscaglia, a partir de su estudio del caso Colombia, nos lo viene advirtiendo desde años atrás, el problema de la violencia asociada al narcotráfico no se resuelve con militarizar al país. En tanto no abordemos el problema atacando sus cuatro puntos de sustentación, poco o nada se habrá logrado para erradicarlo de forma eficaz.

Él habla del buen funcionamiento de los sistemas judicial, policíaco y penitenciario como primer punto; los controles patrimoniales a empresas legales para prevenir lavado de dinero como segundo; el control preventivo de la corrupción como tercero, y la prevención social de la delincuencia como cuarto punto.

Y nos hace ver de manera por demás clara, que un gobierno que se hace demasiado presente, pero con un Estado ausente, no está en condiciones de emprender una lucha contra el delito.

Claro, para lograr un cambio sustancial tenemos que participar todos. Los ciudadanos estamos obligados a salir de nuestra zona de confort, para conocer cuáles son los derechos que han sido violentados en detrimento propio, para así estar en condiciones de comenzar a exigir que sean respetados. Por desgracia hemos alcanzado un punto en el que a nivel internacional nos señalan como ejemplo de atropello a las garantías individuales, tanto por parte de la delincuencia organizada, como por parte de aquellas figuras de autoridad que en teoría existen para defender nuestros derechos, pero que tantas veces hacen justo lo contrario. Y en este escenario de impunidad se suma la actuación de otros tantos delincuentes oportunistas que acaban de complicar las cosas para nosotros.

No podemos seguir permitiendo que los cargos públicos estén ocupados por individuos que, aparte de no cumplir con su función, reciben sueldos y sobresueldos de lujo. Y que además de estos ingresos, no desaprovechan la oportunidad para desviar recursos públicos a su favor.

No es posible que se enriquezcan de una manera absolutamente inexplicable, sin que el sistema tributario los llame a cuentas, como hace de manera puntual con nosotros, los contribuyentes “de a pie”.

Necesitamos exigir la extinción de dominio para individuos que se enriquecen y simplemente no tienen manera de explicar la obtención de esos dineros. Pero además necesitamos exigir transparencia y rendición de cuentas, para evitar que esos bienes confiscados se conviertan en botín de unos cuantos, en lugar de integrarse a las arcas públicas. Las nuevas reformas apuntan a que pronto sea poco menos que imposible solicitar información sobre los bienes de un servidor público.

Nos corresponde a nosotros modular la actuación de nuestras autoridades, con el fin de hacer valer los derechos de todos los mexicanos, y no que las fuerzas del orden se conviertan en nuestro mayor enemigo.



No hay más que de dos sopas: La que se acabó y esta, llamada voluntad ciudadana.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Colapso
Parecíamos haber llegado al peor punto con el caso de los normalistas masacrados, y tuvieron que exigirle al Presidente de la República que lo resolviera cuanto antes, porque estaba empantanada la investigación.
Pero luego el Presidente intervino, y en menos de una semana se llegó a la verdad del asunto, y hallaron los cuerpos y se aprehendió a los culpables.
Ahora sí que estamos mal, no funcionan las instancias legales ni los procesos de justicia.
Como en las peores dictaduras, del presidente depende hasta la salida del sol y la solución de crímenes callejeros.
No hay motivo de celebraciones sin de preocupación por el colapso de las instituciones republicanas.
Tiempo de aplicar purga de caballo a un sistema que dejó de funcionar.
jvillega@rocketmail.com

LA LUNA de Jaime Sabines



La luna se puede tomar a cucharadas

o como una cápsula cada dos horas.

Es buena como hipnótico y sedante

y también alivia

a los que se han intoxicado de filosofía.



Un pedazo de luna en el bolsillo

es mejor amuleto que la pata de conejo:

sirve para encontrar a quien se ama,

para ser rico sin que lo sepa nadie

y para alejar a los médicos y las clínicas.



Se puede dar de postre a los niños

cuando no se han dormido,

y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos

ayudan a bien morir.



Pon una hoja tierna de la luna

debajo de tu almohada

y mirarás lo que quieras ver.

Lleva siempre un frasquito del aire de la luna

para cuando te ahogues,

y dale la llave de la luna

a los presos y a los desencantados.

Para los condenados a muerte

y para los condenados a vida

no hay mejor estimulante que la luna

en dosis precisas y controladas.

"La cosa más hermosa", una tierna historia de amor

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Los niños de hoy, son diferentes, la niñez se ha transformado.
Ya no corren niños en la calle, ya no se oye el bullicio vespertino que mataba el silencio de los barrios, donde se compartían juegos, se convivía y al meterse el sol, casi al unísono, se escuchaba el grito de las madres que daba por terminado el juego, hora de cenar y de ir a la cama. 
Uno era tan libre, podía ir por el pan, por las tortillas caminando. Desde pequeño se nos imponían estas tareas, nadie esperaba nos pasara nada. 
Ir a la escuela a pie, sin tener forma de saber si llegábamos, o si algo nos ocurría, pateando la mochila cuando ya la espalda se cansaba, mi hermana por cierto odiaba esa costumbre mía, y solícita decidía cargar con la suya y con la mía. 
Solo cuando era mucha la tardanza encontrábamos a mi madre angustiada, fuera de ello, se vivía tranquilo, las cosas malas, violentas, pocas veces ocurrían, no se estaban esperando, no éramos presas del miedo, alguna explicación intrascendente había para nuestro retardo en la llegada. 
Nos escandalizaba un asesinato, la palabra sicario creo que nunca la escuché, había que ser asiduos a la revista " Alarma" para dar cuenta de sanguinarios hechos, revista que por supuesto en casa nunca había. 
Me quejé tantas veces de ir por las tortillas, y ahora pienso que feliz sería de saber que los niños de hoy pudieran salir a la calle, renegando, no importa, pero libres y seguros. 
Ya nadie confía en sus calles, ya nadie vive tranquilo. 
La paz que se respiraba es tóxica violencia que nos ahoga, la impunidad, la corrupción, palabras y hechos que están de moda. 
Así es, nuestros niños ya no ríen como antes, han aprendido a desconfiar, a convivir con las noticias trágicas, a tener celdas en sus propias casas y a saber que la maldad acecha libremente sin que nadie le ponga freno, ni la condene. 
Estos niños de hoy son diferentes, diferentes serán cuando a adultos lleguen.
¿Como será este México para entonces? Nosotros, obviamente, no hemos sido capaces de darles ese clima de paz que un día tuvimos... 
y eso taladra la conciencia, lastima el corazón..

Música callejera: Dixieland desde Nueva Orleans.

Importante recomendación de la página de "Planeta Consciente"

¡Cuidado con las fotos que subimos de nuestros niños!
Normas a tener en cuenta:
1. En la foto no debe aparecer nunca ninguna pista sobre los lugares que frecuenta, como su escuela o un parque.
2. Nunca fotografiarlos junto a tu coche, y mucho menos que salga la matrícula del vehículo.
3. No añadas datos a la foto que puedan identificar al menor. Por ejemplo, no pongas su nombre o apellidos al nombre del archivo de la foto.
4. Nunca, nunca, nunca publiques información sobre los horarios del niño y las actividades que realiza habitualmente.
5. Cuando publiques una foto de niños no incluyas información que haga pensar que están solos. Prohibido decir “los echo mucho de menos cuando trabajo”
6. No publicar fotos que incluyan uniformes del colegio o camisetas identificativas de sus equipos. Evita credenciales que permitan a un extraño localizarles.
7. Si haces la foto con un móvil o tableta con GPS asegúrate de que la función de localización está desactivada o que esos datos se han borrado. Si lo está se podría rastrear dónde se hizo la foto y encontrar al niño.
8. Comparte esta información con tus amigos y familiares y que entiendan la gravedad de publicar fotos de niños en internet. Pídeles que no publiquen fotos de tus hijos sin tu consentimiento.
9. Recuerda que tras publicar una foto de tu hijo en Twitter o Facebook, incluso aunque la compartas sólo con tus amigos, debes dar por hecho que desde ese instante es completamente pública. Y hagas lo que hagas es posible que jamás seas capaz de eliminar esa foto de internet.