domingo, 4 de mayo de 2014

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

EL HONOR: ¿UNA UTOPÍA?
Hasta ahora no lo han hecho, pero el día en que mis hijos me cuestionen acerca del país que les estoy dejando, no podré salirme con evasivas y decir que fueron los malos gobernantes, o los delincuentes, o la corrupción, o la impunidad… tendré que verlos de frente, sin parpadear, y reconocer que en lo que a mí compete, fue mi tibieza ciudadana la que actuó como catalizador de esta mezcla explosiva que hoy pongo en sus manos.
   Solemos abordar los problemas del país en  discusiones del café; entre amigos de una misma afiliación partidista, o en redes sociales.   Levantamos nuestro índice de fuego para señalar, condenar y maldecir los hechos y los personajes, muchas de las veces sin mayor conocimiento de causa.  Y después de hecho esto esbozamos un gesto de satisfacción, como quien ha cumplido con la vida de manera sobrada.
   A esto es a lo que yo llamo “tibieza ciudadana”, pecado del cual me acuso en este espacio.  Es algo así como una doble negación, por una parte negamos entrarle al problema para resolverlo, y por el otro, al querer convencernos de que con señalarlo hemos cumplido, el problema crece.
   De hecho, el problema no se circunscribe a México sino que se viene desarrollando de forma global, infiltrándose como un cáncer que contamina conforme avanza. Tiene que ver con la palabra “honor”.
   Sucesos para ejemplificar esta pérdida de la honorabilidad sobran: Uno de ellos es el modo como el capitán del hundido ferry sudcoreano se apura a abandonar la nave, dejando a su suerte a cientos de pasajeros, sin posibilidades de sobrevivencia.   El primer mandatario de aquel país “se puso las pilas” y presentó la renuncia a su cargo ante la terrible tragedia naval.
   Otro caso que me parece totalmente deleznable es lo ocurrido en nuestro país el pasado día primero de mayo. Esos torvos personajes que se hacen llamar “anarquistas” hicieron acto de presencia, tanto en la ciudad de México como en Oaxaca capital, para  protagonizar destrozos y pintas en inmuebles oficiales y particulares, y en el caso de Oaxaca, para quemar una bandera nacional.
   Dudo mucho que estos individuos conozcan el verdadero sentido de la palabra “Anarquía”, o que alguna vez en su vida hayan leído al inglés Locke, o conocido los principios filosóficos de los franceses del siglo diecinueve que  dieron pie a este movimiento a favor de la propiedad privada y el libre mercado.  Sus actos sugieren el comportamiento de agitadores a sueldo que atienden a oscuros intereses de algún grupo que busca romper el orden público y generar enojo en la población.
   Lo que como ciudadana repruebo totalmente es que, habiendo una autoridad encargada de mantener el orden, se quede replegada en un rincón, como mudo testigo, mientras estas hordas de maleantes atentan, o  contra el patrimonio de todos los mexicanos, o contra la propiedad privada de los particulares afectados.
   ¿Qué elemento, aparte de la ganancia económica, mueve a estos encapuchados a actuar como lo hacen? ¿Existe acaso alguna corriente de pensamiento detrás de su vandalismo atroz? En lo personal encuentro una actitud de enojo hacia la vida, como quien se siente molesto por el bienestar de otros, pero paradójicamente, nada hace por salir de su estado de inconformidad.
   El paternalismo no es una táctica sana en ningún sistema.   Aplicar restricciones generales, para luego comenzar a otorgar concesiones particulares habla de manipulación, de chantaje, y además pone en evidencia un sistema con fallas en la planificación.  Este paternalismo doctrinario que inicia en el siglo veinte y que se prolonga hasta nuestros días conlleva, entre otras cosas, la convicción de las clases así  favorecidas, de haberse ganado un “derecho”.  Derecho a conseguir beneficios por los que otros tendrán que trabajar.   Y las masas se acostumbran a que se les dé, y condicionan su simpatía por una causa o partido al monto de la dádiva, y se tornan insatisfechos, y algunas veces tiranos.
   De tales hogares, quiero suponer, provienen estos agitadores enojados con la vida, con el gobierno, con quien trabaja… pero que, por supuesto, no están dispuestos a ponerse a “chambear” para salir adelante.
   En  días pasados, cuando preparaba la presente colaboración, me topé con un concepto de “honor” que me agradó mucho: “Honor es la actitud moral que impulsa a las personas a cumplir con sus deberes”. Con esta idea se asocian palabras como honestidad, virtud, dignidad y respeto, pero sobre todo la palabra “garantía”.

   El término “moral” en ratos nos hace ruido, pues la entendemos como una imposición proveniente del exterior para regir nuestra conducta.  Bien podríamos sustituirla por “ética”, entendiendo por ella la convicción interna de actuar acorde con la verdad y el bien común.  ¿Una utopía…? ¡No!  Más bien, derecho de nuestros hijos, y obligación nuestra. 

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Comunidad
Mónica tomó el camino inverso al que siguen por lo general los regiomontanos.
Se mudó del próspero San Pedro a una colonia de clase media en Monterrey.
Hasta que visité su nueva casa, comprendí las razones de su mudanza.
En la esquina hay una tienda de abarrotes atendida por un matrimonio.
A cinco cuadras, en colonia popular adjunta, se instala los jueves un mercadito.
Los hijos se pueden ir a pie al Tec Milenio donde estudian prepa y carrera.
Se fueron a buscar y hacer comunidad, mejor que vivir entre sueños e hipotecas.
jvillega@rocketmail.com

Diálogo entre Pablo Neruda y Gabo, hace 43 años.

Hace 43 años, cuando Neruda acababa de recibir el Premio Nobel de Literatura, en su calidad de reportero Gabo lo entrevista, en una pieza única de diálogo entre ambos escritores. ¡Increíble rescate videográfico! Gracias, Maestro Alanís, por la sugerencia.

Hacer propias las necesidades ajenas por el Dr.J. C. García Fajardo

Nosotros somos responsables, en la más bella acepción del término, y podemos compartir la situación de los “condenados de la tierra” haciendo nuestras sus necesidades. Las personas de carácter no tienen tiempo para los lamentos porque se ocupan en trabajar para remediar las desgracias y las necesidades de los que sufren.
Para ello es preciso esforzarnos por ampliar nuestro conocimiento de la realidad sociopolítica y cultural de los más desfavorecidos, así como adoptar un modo de vida más austero y de comprometerse con actividades que ayuden a la sensibilización ante los problemas reales que padecen tantos seres humanos como nosotros y cuya suerte no nos es ajena.
Si el voluntariado social no se erige en esta realidad palpitante e ineludible, contribuye a que se perpetúe la injusticia estructural institucionalizando los efectos al no acometer la transformación de las causas. Pasemos el mensaje de boca en oreja acompañado de una conducta coherente con nuestra actitud vital.
Tenemos que seguir el camino de los hombres y mujeres auténticos que nos precedieron y que, hoy mismo, en tantos lugares, anónima y eficazmente, están contribuyendo a este alborear de un mundo nuevo con una sociedad nueva. Al fin y al cabo, ¿qué es la solidaridad sino la respuesta ante una desigualdad injusta?
La solidaridad que queremos construir supone cambios desde las estructuras para transformar nuestra sociedad y abrirnos camino hacia un futuro sostenible. La solidaridad se forja cuando comprometemos nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros conocimientos y nuestra voluntad de cambiar una sociedad que no nos gusta por otra más humana, más digna y más justa. No todo está perdido y, si es cierto que “la noche nace al mediodía” como sostienen los sabios chinos, no lo es menos la proposición contraria que se encuentra en la afirmación anterior “la aurora comienza a medianoche”. Dado el abismo en que ha desembocado nuestra sociedad de consumo, de crecimiento ilimitado y de progreso incontrolado, es posible que nos encontremos en ese nuevo amanecer de una nueva cultura de la solidaridad.
Del mismo modo que la caída del muro de Berlín, en 1989, sorprendió al mundo, digan ahora lo que quieran pero ahí están las hemerotecas para comprobarlo, es muy probable que esa nueva revolución se esté produciendo aunque, como en todos los acontecimientos que marcaron el cambio de edades en la historia, sólo sean perceptibles en su forma real cuando ya se hayan producido. Un espacio no se hace visible hasta que no se adquiere una cierta distancia.
El mundo digital está transformando nuestras estructuras desde lo más profundo de forma que son inimaginables las posibilidades del ser humano que, como en el ejemplo de Mac Luhan, “pisa a fondo el acelerador de una potente máquina pero con la mirada puesta en el retrovisor”. Nuestra tarea como voluntarios sociales es ayudar a recuperar nuestras verdaderas señas de identidad.


El futuro musical: Una orquesta de drones

¿Qué nos depararán los avances de la tecnología de punta...?

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

NOSTALGIA POR VIVIR


¿Por qué cuesta tanto aprender a vivir...?
Tanto esfuerzo, tanto tiempo, y apenas descubro a más de la mitad del camino la belleza de esos lapsos de silencio donde el vaivén de las palmeras me pasean a través de mi pasado haciéndome revivir lo que puedo y a veces lo que no quisiera recordar, pero que finalmente es parte de la historia, de esa historia que se escribe tan rápidamente y se condensa en minutos de sosiego.
¿Por que no supe antes que la vida iba a pasarme en un abrir y cerrar de ojos...?  ¿Por qué los cerré por tanto tiempo...? ¿Por qué mis ojos se negaron a ver lo que era tan claro...?
Es mucha vida y poco tiempo.
Es mucho tiempo que se desperdicia sin vivir.
Es vida que no se aprecia tanto hasta que nos ha pasado de largo.
Naturaleza humana reconocer el valor de las cosas, los hechos y las personas hasta que se han perdido,. Cuando ya tengo la conciencia de lo que realmente vale la pena vivir, ya he vivido inconscientemente tantas cosas...
... Y si en esa inconsciencia aún puedo decir que ha valido la pena cada instante vivido, quedo cierta de que los gozos de la vida rebasan la capacidad humana de apreciarlos y que siempre terminamos por lamentar algo no vivido tan intensamente como se debió vivir.

Creando conciencia: El último aullido del Lobo Mexicano

¿Sabías que quedan en el mundo solamente 350 ejemplares de lobo gris mexicano? Está en alto riesgo de extinción por las acciones de los ganaderos, que lo ven como amenaza. Incluso los intentos por reinsertarlo a su hábitat natural tras su rescate y cría se han topado con este problema. Hace falta que todos tengamos información al respecto.