domingo, 11 de junio de 2023

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

AUTOESTIMA EN LA ERA  DIGITAL

El avance de la humanidad ha marcado eras, ya sea por el advenimiento de los metales o de la prensa. Me parece que la actual está dada por la tecnología digital.  Quienes tenemos más edad para visualizarlo, hallamos un cambio notable entre la comunicación de la segunda mitad del siglo pasado, contra lo que esta representa en la tercera década del siglo 21.  Han sido modificaciones drásticas, que tal vez se hallaron por mucho tiempo en la imaginación de Ray Bradbury o Isaac Asimov, sin atreverse a rebasar esa frontera entre fantasía y realidad.

Hoy en día lo digital está metido en todo: En nuestras compras de supermercado; en nuestras preferencias por uno u otro producto, en especial lo relativo a entretenimiento… En fin, nos llevaría mucho tiempo señalar en cuantos terrenos la tecnología viene definiendo lo que somos, lo que comemos y lo que procuramos.

Es una sensación generalizada que el tiempo “no nos alcanza como antes”.  Habría que ver en qué medida es responsable de ello ese extravío de nuestra atención en el ciberespacio, ya sea por el tiempo que navegamos o por el modo como sus personajes inducen en nosotros conductas de ocio.  Justo hoy, cuando esto escribo, me hallo una nota periodística singular, que dibuja en buena forma lo que comento: Taylor Swift, la cantante norteamericana tendrá una gira por Latinoamérica programada para el próximo noviembre.  La nota hace referencia a que, en Argentina, en derredor del estadio River Plate en Buenos Aires, donde hará su presentación la cantante, sus admiradores han comenzado a instalar tiendas de campaña porque, según manifiestan, “la cantante lo vale”.

Ello, después de sorprenderme, condujo mi atención a dos asuntos: El primero es acerca del uso del tiempo y del dinero.  Me pregunto de qué van a vivir esos grupos de jóvenes a lo largo de estos cinco  meses mientras acampan.  Si aquello se va a convertir en una suerte de “Woodstock” en el que los fans de la cantante vivan tomando sol y consumiendo mate durante 150 días.  Un segundo pensamiento que vino a mi mente es suponer que esos jóvenes trasladan su valía como personas a una figura del arte popular.  Solo de esta forma hallo justificado que pongan en pausa su vida personal, sus actividades cotidianas y todo aquello con lo que un ser humano construye su propia autoestima  desde el interior, y no basándose en elementos externos que un día están y el otro no, lo que determinaría unas oleadas monumentales en su psique.

La importancia que un grupo de jóvenes conceden a una figura pública admirada, me llevó a plantearme una pregunta más: ¿En qué radica el arrastre de influencers y youtuberos en la conformación mental y emocional de sus seguidores?  Esos que llegan a conformar legiones de fieles más que atentos aguardando la siguiente publicación de su dios digital.  Me confieso muy ignorante del tema, así que consulté la información disponible para legos como yo.  Me sorprende que, dentro de los personajes más influyentes en redes sociales, el promedio de educación es preparatoria.  Sí hallé un par de ellos con estudios universitarios, lo que me tranquiliza.  Quiero suponer entonces que esa verborrea interminable o esos experimentos sociales, o hasta los nefastos retos que  lanzan a sus seguidores son producto de información no documentada.  Pueden hablar treinta minutos sobre un tópico  por intuición, de forma anecdótica, o por mera diversión creativa, o quizá para medir su propio poder.

Actualmente tomo un taller de crónica con Magali Tercero, cronista mexicana de carrera, perteneciente al Sistema Nacional de Creadores, cuya obra literaria ha sido multipremiada. Un concepto que me queda de lo más claro durante las sesiones es que la crónica parte de datos duros, comprobables, documentados.  El cronista tiene licencia para insertar líneas ensayísticas que revelen u orienten su propio sentir con relación al hecho que se narra, pero no puede dar rienda suelta a la imaginación. Un escrito así caería en el terreno de la ficción, alejándose del objetivo de la crónica, que es hacer periodismo con alma, desde los hechos, metiéndose en  la piel de sus protagonistas.

Conceptos tan simples, que  me han abierto los ojos, llevándome  a cuestionar hasta qué punto esta ola de influencers y youtuberos están indoctrinando a sus seguidores desde su propia percepción subjetiva, presentando como realidades lo que son meras opiniones  personales.  A ratos me imagino la figura de ese seguidor ávido de algo que lo conmueva, que lo estimule, que le dé los procesos de pensamiento digeridos, para así salvarlo del enorme riesgo de emitir sus propios juicios y tal vez equivocarse.   Me pregunto si esos seguidores de Taylor Swift han sido movidos por tales apremios digitales.  Al tiempo.

CARTÓN de LUY

 


Los Folkloristas - El Comal y La Olla

POESÍA de María del Carmen Maqueo Garza



Sueña el ave con ser mar portentoso, olas y crestas 
          que chocan 
para estallar en blanca espuma.
Sueña el mar con ser cielo, nubes quietas de algodón
y algún vientecillo gentil que lo acaricia.
Sueña el viento con ser árbol, amplio follaje verde,
un tiempo flor, otro tiempo fruto, siempre sombra.
Sueña el árbol con ser niño, cantos juegos y alegría
un sinfín de risas, un mundo de abrazos.
Sueña el niño ser adulto como el padre,
para ordenar y regañar con voz severa y ronca.
          ¿Y el adulto?... 
El adulto sueña con ser ave,
volar libre, jugar con el viento a ser cometa…
La historia se renueva, tiempo a tiempo.
Soñar, imaginar, dibujar con el corazón
sobre un blanco lienzo de esperanza.
Desear que el tiempo corra y nada nos despierte.




La habilidad en relaciones humanas | Javier Valbuena | TEDxGranVía

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

 

He oído muchas veces decir que la salud es un "derecho inalienable" de todo ser humano. Suena bien. Yo sin profundizar mucho, entendía que nos debía ser posible conservar sin que lo impidiera, ni la raza, ni la posición socioeconómica, ni el credo, en fin, nada podría impedir a nadie que ante una enfermedad tuviera la posibilidad de recuperar su salud. La palabra inalienable significa "que no puede ser objeto de comercio, ni ser privado de él su titular bajo ningún concepto". Nada más alejado de la realidad que este adjetivo para calificar un derecho que pocos tienen posibilidad de ejercer.

La salud se ha convertido en un derecho inalcanzable para una gran mayoría, accesible para unos cuantos. Se ha permitido desde hace décadas que la seguridad social decaiga y sea lo menos seguro en la percepción de la gente. Definitivamente se compadece a quienes no tienen o tenemos otros recurso para asistencia médica, lo cual resulta casi imposible admitir, porque ha sido estratégicamente provocado por intereses privados, aunado a una gran corrupción donde se ha saqueado impunemente a las instituciones, de manera abierta y descarada. Los seguros médicos se han convertido en productos de primera necesidad, para los menos es un gasto que no implica mayor problema, para otros un gasto que representa gran esfuerzo, creando angustia al tan solo pensar en que llegue el momento en que no se tenga económicamente la posibilidad de seguirlo pagando.

Los hospitales privados, que en los últimos años han tenido un auge notable, en los cuales hay mayor garantía de recibir atención adecuada, tienen costos estratosféricos, inaccesibles para la mayor parte de los mexicanos, quedando como el sueño imposible que pocos podrán realizar o que por alcanzarlo se tendrá que perder gran parte o todo el patrimonio que durante  una vida se logró obtener. Se obtiene la salud física, para quedar en bancarrota y finalmente tampoco esta situación es saludable, ni es el caso para la generalidad de la población.

Inalienable le queda grande a este derecho a la salud, no es real, es un derecho al que muchos tendremos que renunciar porque no nos es posible, porque nos han puesto demasiadas trabas para alcanzarla, porque la salud se ha convertido en un botín, porque se comercia con ella, porque enriquece a unos cuantos y a una gran mayoría se le niega. Triste realidad, que se nos engañe con frases huecas que suenan bien, pero tienen olor a engaño.

¿Cuándo  llegará el día en que enfermar no implique la ya de por sí la penosa situación que enfrentemos, sino también la travesía por un sinnúmero de ineficiencias, de carencias, de mala praxis que las instituciones implican?  Espero, aunque quizá no me toque verlo, que la única diferencia entre la medicina privada y la pública no sea tan abismal. Que podamos vivir con la tranquilidad de que, llegado el momento, tengamos a nuestra disposición atención médica de calidad, sin que esto resulte en un gasto gravoso. Que no nos quite el sueño el no contar con un seguro médico. Que no sea la palabra "inalienable" tan solo un adjetivo, sino una realidad.

 

HOT DOG: Video animado