domingo, 20 de octubre de 2019

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


¿Y SUS DERECHOS…?
Impactante. Acabé con un nudo en la garganta.  De nada sirvieron –en ese momento—tantos años de contacto con hospitales. Vi hecho pedazos el gran principio “Primum non nocere”, piedra angular de la práctica médica.  Un quirófano, una joven en posición ginecológica, un diestro cirujano.   La auxiliar localiza el latido del corazón del feto, este tiene 13 semanas de vida, su imagen aparece nítida en la pantalla. Comienza el procedimiento, la sonda que habrá de succionar todo, incursiona abruptamente en la cavidad uterina. El cirujano la dirige hacia el cuerpo del feto, quien trata de rehuir al artefacto.  Intentos infructuosos, la sonda atrapa con la fuerza de la succión sus pequeños pies, y progresivamente va engullendo al feto.  Es evidente cómo ese pequeño ser humano se esfuerza por evitar ser aspirado. En la etapa final, cuando quedan en la cavidad uterina su cabeza y un brazo, este último trata de aferrarse al espacio que hasta entonces había sido su nicho de vida.  Para terminar, se percibe un sonido seco, cuando el cráneo del feto entra por la sonda de aspiración y acaba en el contenedor, junto con el resto de las porciones fetales, en un cruento caldo.
          Es un video que impresiona a cualquiera. Agradecí al buen amigo que me lo hizo llegar; aunque por mi parte, lo reenvié a muy pocos.  Cuando las imágenes rebasan el mensaje, este se pierde. En lugar del video como tal, decidí compartir la reflexión que me dejó.
          Conocí este material justo el día cuando en la capital sinaloense se desataban los demonios, tras la captura de un narcotraficante de segunda generación.  Las imágenes y los sonidos recorrieron el mundo. Fueron tomados por civiles que –de forma temeraria—dejaron constancia de los hechos, a riesgo de su propia vida.  Unas horas después, del mismo modo como lo capturaron, lo dejaron en libertad. ¿El argumento? Evitar poner en riesgo a más personas, resguardar sus derechos.  Quede para la historia como un capítulo de una mala planeación frente a la delincuencia organizada.  Midieron fuerzas, y fue claro, al menos por esta ocasión, que el cartel detrás el detenido, demostró más poder que las fuerzas castrenses.
          Volviendo a lo nuestro: La era postmoderna enarbola, entre otras muchas causas, la lucha por los derechos civiles: Niños, mujeres, personas mayores, migrantes; discapacitados, comunidad LGBT. Osos polares, perros callejeros, ganado estresado; tortugas; vaquitas marinas; aves zanconas… Sería poco menos que imposible enumerar todas las criaturas que esta lucha contempla: Se defienden sus derechos a una vida digna, libre de amenazas ajenas a su condición natural.  Dentro de la cadena alimenticia el predador ataca al herbívoro.  Lo hace dentro de un orden básico que permite mantener el equilibrio en el ecosistema.  No nos corresponde modificarlo; ya hemos visto lamentables casos de plagas silvestres provocadas por la intervención humana.  No obstante, se aboga por que las especies cuenten con un hábitat apropiado para sus necesidades.
         Pregunto entonces: Para el niño no nacido, ¿dónde se inscriben sus derechos? ¿qué ley lo protege?   Más bien percibimos lo contrario, proliferan leyes que pugnan por el derecho de la mujer al aborto.  Los congresistas que lo logran lo celebran con vítores. Por las calles mujeres jóvenes con el torso desnudo, expresan que su cuerpo les pertenece y ellas deciden qué hacer con él.  
          En mis tiempos de adolescente, la sexualidad se aprendía de manera confusa, con una impresionante carga de culpa. Alguna vez estuve frente a una colección de embriones y fetos, y a pesar de mi naciente vocación médica, seguía sin entender cómo aquellas figuras céreas flotando en un líquido de olor intenso, podían tener relación con la vida humana.  No fue hasta la preparatoria, durante mis primeras incursiones hospitalarias, cuando vi en forma directa al producto de la concepción humana. Después de un aborto espontáneo terminaba en un recipiente, y ahora sí le hallaba forma de bebé.   Hoy en día la tecnología nos lleva a la intimidad del claustro materno, para atestiguar de qué modo vive un feto, cual si en un limbo bendito. Y de igual manera, cómo llega a ser arrancado de su mundo con dos o tres movimientos quirúrgicos, para desaparecer.
          En 1989, cuando el derrame de petróleo del Exxon Valdez en Alaska, circularon diversas imágenes.  Recuerdo la de un norteamericano con un traje protector blanco, tratando de retirar el petróleo del plumaje de un pelícano.  El hombre lloraba copiosamente, lo que me hizo pensar en la paradoja: “Lloran por pelícanos y focas, pero no por los humanos abortados”.
          Permita la tecnología de punta, una toma de conciencia. Comenzar a incluir al ser humano en formación, en la lista de esas causas que se defienden con toda la pasión.

Reflexión sobre un texto de Nino Gallegos por MC Maqueo

Nino Gallegos, comerciante del primer cuadro de la recién azotada Culiacán, comparte una profunda reflexión, que me llega a través de una querida amiga: Alejandra Sada, legisladora por Nuevo León, a quien mucho admiro.  Se intitula "Conversando con Dios en Culiacán", inspirada en la obra homónima del motivador norteamericano Donald Walsch.
           El empresario culiche narra detalle a detalle los eventos de total generosidad, que emprendió la ciudadanía, frente a la tragedia que sorprendió a sus coterráneos en la vía pública.  Se borraron las fronteras entre lo tuyo y lo mío, se comportaron todos como hermanos.   El que pudo hacerlo, dio refugio a las desesperadas familias que buscaban ponerse a salvo de los balazos; aquel otro proveyó de alimento o hasta un lugar para dormir, a quien estaba lejos de casa.  En redes sociales hallé un comentario así de valioso como cierto: "Nadie fue a saquear los grandes establecimientos comerciales, que acogían en sus instalaciones a los ciudadanos".
          Lo ocurrido esta semana en la capital sinaloense, me llevó a recordar un capítulo vivido en esta frontera años atrás, cuando enfrentamos una situación similar. La ciudad quedó vuelta rehén de grupos delincuenciales que tomaron control de esta. En tales momentos de urgencia la prioridad, según lo experimentamos, es la vida y la integridad.  Todo lo demás pasa a ser secundario.   
          No queremos que algo así se repita en ningún punto de nuestro querido México.  Lo recién ocurrido puso en evidencia lo que resulta de una mala planeación, de una desarticulación entre las fuerzas del orden civil y militar. Por desgracia con pérdidas humanas y grave riesgo para las familias de los militares. Secuelas emocionales difíciles de superar para los habitantes de esa ciudad.  Amén de las pérdidas materiales en el patrimonio de civiles, algo que una buena estrategia, coordinada, habría evitado.   Sin embargo, hablando en términos médicos, es una resonancia magnética que da clara cuenta del potencial de una sociedad que, al momento en que se requiere, hace frente común a la adversidad.
          Ese es nuestro México: Grande por su patrimonio, por su historia, por el arte, desde la majestuosa trabajada en metal y piedra, hasta la que elaboran las manos del artesano de pequeñas comunidades.  Grande por su gastronomía, su música, su folclore… Por encima de todo lo ya dicho, y a pesar de cuanto busca lacerarlo, México es grande en el corazón precioso de su gente.


El mundo que no vemos:con Louis Schwartzberg

POESÍA de Eduardo Elizalde, Premio Poesía Ags 1974


Amor

La regla es ésta:
dar lo absolutamente imprescindible,
obtener lo más,
nunca bajar la guardia,
meter el jab a tiempo,
no ceder,
y no pelear en corto,
no entregarse en ninguna circunstancia
ni cambiar golpes con la ceja herida;
jamás decir “te amo”, en serio,
al contrincante.
Es el mejor camino
para ser eternamente desgraciado
y triunfador
sin riesgos aparentes.

De su libro La Zorra Enferma. Selección de Felipe Garrido.


Amar con locura: TED Talks

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


No trates de entender lo que es la vida. Difícil descifrar el entramado de esta sucesión de etapas que inicia al nacer y termina en la muerte. 

La mejor filosofía para vivir, está en no enredarse la mente, en dejarla fluir y sentirla, en palpar, oler, degustar, ver. Dejar que nuestros sentidos nos transmitan la fuerza que emana de nosotros mismos, de nuestro alrededor. Esta energía que nos mueve, que mantiene el impulso en cada amanecer, y que hay que utilizar sin desperdicio, en el mejor proyecto que puede un ser humano tener, que es ser feliz.

Nadie es feliz, si no se decide a serlo, si se pone trabas mentales, si se obsesiona con la idea de descubrir la verdad sobre la existencia. No hay una verdad única. Finalmente lo único cierto, es que venimos esta corta temporada al mundo, y hacemos de este mundo nuestra realidad, respetando la de los demás. Lo conseguimos siendo empáticos y tolerantes; defendiendo nuestras creencias; manteniendo nuestra voluntad, pero sin egoísmos. En el entendido de que nuestra mejor misión será siempre el trascender en la memoria o el corazón, de quienes coinciden en tiempo y geografía, por un lapso de tiempo o de por vida.

A veces no entiendo esta vida, pero al fin y al cabo no por no entenderla menos la aprecio, así como viene, como me ha tocado vivirla. No puedo sino sentirme afortunada, y en el infortunio he aprendido, que una y otra vez puedo resurgir de la nada. No tengo que enredarme, ni dedicar demasiado tiempo a resolver los enigmas, que sabios de todas las épocas no han logrado descifrar.
Mi esencia es más que carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Soy más allá de un cuerpo, espíritu que vibra, que me inspira y me guía. No tengo ciencia que me conforme, ni filosofía que me convenza. Solo sé que mi existencia es don divino, y que existe Dios, con la concepción que cada quien le quiera dar: Esa es la respuesta que a mi alma le da paz.

Cuando el niño era niño de Peter Handke

El flamante Premio Nobel de Literatura 2019 es un escritor que se detiene a hurgar en los hechos cotidianos para leerlos de otro modo, como combustible para impulsar las alas de su imaginación. Comparte el Premio con la escritora polaca Olga Tokarczuk