domingo, 4 de abril de 2021

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

SE BUSCAN LÍDERES

Por tradición la parte más complicada de mis columnas periodísticas es titularlas.  Necesito un título corto, significativo y que llame la atención del potencial lector.  Para la presente recordé el tratado de Pirandello, de 1925, intitulado “Seis personajes en busca de autor”. Habla de la creación de personajes dentro de la dramaturgia, en particular del llamado “teatro del absurdo”. Aquellos que tengan el tiempo y la paciencia para acompañarme con su lectura, podrán descubrirlo.

Escuché una plática entre adultos jóvenes.  Mediante videoconferencia  un grupo de personas que rondan los 30 años, hablaban sobre oportunidades de trabajo en tiempos de pandemia.  La conversación  la sostenían mi hija y un grupo de sus contemporáneos. Yo trabajaba en lo mío, pero alguna que otra palabra brincaba “el breve espacio” (como el de Milanés) entre su equipo y el mío, penetraba por el conducto auditivo, se transportaba por vía nerviosa hasta el cerebro, si no para ser procesado, sí para ser archivado, mediante alguna de las sinapsis neuronales que ocurren por milisegundo en nuestro cerebro.  Se quedó fermentándose y combinándose con nuevas impresiones, en espera del momento para convertirse en palabra.

La plática giraba en torno al nivel de ingresos que perciben los adultos jóvenes en la actualidad.  En buena medida son proporcionales a su preparación en el área de trabajo a la que aspiran, así como a sus competencias en aspectos de desempeño, liderazgo y dominio de habilidades.  Me sorprende  el panorama global en el cual se desenvuelven estos adultos jóvenes, en comparación con el que me tocó a mí hace poco más de cuatro décadas: La forma de aprendizaje era  distinta, en el caso de la medicina muy clínica y poco tecnológica, a tal grado que un buen interrogatorio y exploración nos acercaba al diagnóstico del paciente.  La tecnología, que entonces consistía en  laboratorio y rayos X, servía para corroborar nuestra impresión diagnóstica.  No había tomografía computarizada ni resonancia magnética.  Muy apegados a la clínica francesa, fuimos enseñados a explorar al paciente con acuciosidad detectivesca; a conjeturar con base a lo hallado por nuestros sentidos, y a utilizar los exámenes de laboratorio y gabinete solamente como un ocasional complemento.

Regresando a la plática que llegaba deshilvanada  hasta mí, mencionaban que entre los jóvenes quienes hacen más dinero en estos momentos son los “influencers”, los “youtubers” y los “tiktokers”.  No me sorprendió; algo he leído en redes sociales respecto a las fortunas que llegan a amasar chicos de 18 o 20 años con publicaciones de todo tipo, desde inteligentes y documentadas hasta cuestiones de lo más cotidianas, al absurdo, como sería el caso de lo que abordaba Pirandello con su tratado, orientado hacia el teatro.

Como sucede en otros aspectos de la vida, vemos la planta en la maceta, puede gustarnos o no y nada más.  Pero ¿qué pasa si la sacamos de ese recipiente y nos asomamos a investigar qué elementos hay en la tierra en la cual ha sido sembrada?   En lo personal este auge económico de los personajes en la red refleja que tienen un gran número de seguidores.  Y si tienen un gran número de seguidores, significa que el público los procura y los aplaude.

Ahora vienen las preguntas: ¿Será que la gente los sigue porque sus mensajes  enriquecen? ¿Se identifican con ellos precisamente por ese absurdo existencial? ¿O tal vez sea una forma de rebeldía contra el sistema, que termina formando una fraternidad? Tal como ocurrió con los movimientos de protesta del siglo pasado.

La tecnología conlleva el riesgo de no pensar y dejar que sean otros quienes lo hagan por nosotros.  Hay que aclarar, no es algo tácito, sino un proceso que va ocurriendo a través del tiempo y de la normalización de patrones de conducta.  Llega un momento en que nos hallamos actuando a favor o en contra de determinados asuntos, por simple acostumbramiento.  Las redes sociales en particular nos llevan a procurar aquellas posturas ideológicas que son afines a nuestra forma de pensar.  Creamos a partir de nuestro equipo un universo de pensamiento dentro del cual todos razonamos de modo similar.  Una forma por demás evidente es lo que sucede en la política: Seguimos a los que nos agradan, y así nos vamos rodeando de líderes y opinadores afines, que nos fortalecen, luego de lo cual surge la polarización y la radicalización de posturas.

Necesitamos líderes de carne y hueso, que trabajen hombro con hombro a favor de los ideales de nuestros jóvenes.  A su vez los jóvenes  requieren de ese espacio íntimo de reflexión personal, que les permita conocerse, entender quiénes son y qué aspiran lograr, y así sentar las bases de su propio proceso de creación personal, más allá de la pantalla.

POESÍA por María del Carmen Maqueo Garza

 


Escribir poesía es crear

      con el lenguaje

una casa donde habite el espíritu.

Más allá de la métrica y la rima, es rozar

      con dedos de seda

la emoción del lector, sacarla del letargo

con los sentimientos vueltos música.

Es crear silencios como espacios

donde corran a guarecerse los temores

     que trémulos tiritan

cuando cae la tarde y el viento oscuro ulula.


Cuando un hombre se enamora

REFLEXIÓN de la escritora asturiana Ángeles Caso

 


En este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mis amores y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una persona amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o Casi todo...

Agradezco a mi querido amigo Benito esta maravillosa sugerencia.

Mario Alonso Puig: ¿Cuál es el sentido de la vida?

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Se vendió la casa de mis padres, mi casa, la casa de mi familia, nuestro hogar. Ahí donde quedaron vivencias, donde si los muros hablaran seguro se contaran historias multicolores de vidas que compartimos días aciagos, días afortunados, risas, llantos, juegos, enojos, pero siempre con aroma a un profundo amor que se nos inculcó y con el que se nos crió.

Ya la que fue nuestra casa, no es más un hogar, pero mantiene para los que la habitamos, la disfrutamos, la vivimos metro a metro, un significado que perdurará por el tiempo que la memoria y la vida nos permitan conservar.

Desprendernos de ella, es dejar atrás parte de lo que nos identificó como familia, que nos dio la oportunidad de tener un techo que cobijara, una mesa donde encontrar alimento, una cama para reposar y sobre todo el amor, la solidaridad y a unos padres que mantuvieron los lazos de hermandad entre nosotros seis, para darnos esa identidad que nos hace sentirnos orgullosos, y que ha trascendido más allá de esas paredes, que nos permitió ser individuos que saben ver más allá de sus necesidades, que sin egoísmos y a pesar de que cada uno ya ha formado su propia familia, no olvida que la palabra hermano tiene un significado que tiene permanencia, que implica responsabilidad, que nos mantiene unidos porque nuestra convivencia fue siempre basada en el respeto, en el amor.

Ser hermanos es muchos más que tan solo consanguinidad, es compartir más que los genes, un interés por el bienestar del otro, un compromiso que se cumple no por obligación, sino por amor.

Se vendió nuestra casa, pero nuestro hogar no es susceptible de cambiar de dueños, permanece en cada uno de nosotros, es pertenencia que nos acompaña, con nostalgia y agradecimiento, decimos adiós a la que fue nuestra casa, con el deseo de que sea un espacio para nuevas historias, que como la nuestra sea digna siempre de ser contada.

Gracias papás por habernos dado identidad de familia, por haber hecho de esa casa el mejor refugio para nuestras almas.

Grupo MozART - Una pequeña serenata nocturna alrededor del mundo