domingo, 11 de enero de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

UN CIELO SIN ESTRELLAS

Charlie Hebdo es un nombre que en lo sucesivo representará para el mundo un derecho que ni la muerte coarta: El de la libertad de expresión.

Después de poco más de 24 horas de tensión en París, finalmente integrantes de las fuerzas civiles lograron abatir a los dos terroristas prófugos y a algún otro que se sumó a la violencia iniciada por estos dos miembros del Estado Islámico, poniendo en riesgo de muerte a la población civil no musulmana de Francia.

Cuando visualizamos las guerras que han surgido en el mundo a lo largo de su historia, podremos identificar que aquellas en las que un elemento religioso actúa como desencadenante, suelen ser muy cruentas. En particular para una rama de la religión musulmana morir defendiendo a Alá y a su profeta Mahoma garantiza el ingreso al paraíso.

En entrevista para Le Monde, Larbi Kechat, imán de una mezquita en las proximidades de la revista atacada, menciona que aun cuando no están de acuerdo con la forma como dicha publicación se expresa acerca de la religión musulmana, nadie tiene derecho de responder a la ofensa mediante las armas. Charlie Hebdo es un nombre que en lo sucesivo representará para el mundo un derecho que ni la muerte coarta: El de la libertad de expresión.


Después de poco más de 24 horas de tensión en París y sus alrededores, finalmente integrantes de las fuerzas civiles lograron abatir a los dos terroristas prófugos y a algún otro que se sumó a la violencia iniciada por estos miembros del Estado Islámico, poniendo en riesgo de muerte a la población civil no musulmana en Francia.


Colocado en el contexto mundial, como lo vivimos hoy en día, el hecho cruento no es tan extraño. Nos hemos venido acostumbrando a incluir la violencia en sus distintas presentaciones e intensidades en nuestro diario contacto interpersonal. Tenemos la violencia intrafamiliar que tantas veces inicia desde el noviazgo, y se sostiene de dos maneras, el agresor a través de una conducta polarizada, que va de un momento de ira ciega a uno de profundo arrepentimiento, complementado por la parte agredida, que vive con la esperanza de que su amor podrá cambiar aquella conducta en su pareja. Es una espiral de co-dependencia que no hace más que sumirlos más y más a los dos, y más delante a los hijos que surjan de aquella unión.


Arrancamos entonces con niños violentados que de alguna manera se acostumbran a la agresión, y crecen bajo el precepto de que cualquier relación interpersonal lleva implícita su carga de crueldad, algo lógico cuando en su propio hogar, donde se supone que son amados y cuidados, la violencia es algo de todos los días.


Avanzamos en edad al acoso escolar. Habrá la necesidad de integrar grupos dentro de los cuales se establece la identidad propia, y rechazar o atacar a aquellos que no pertenecen al mismo. Se cumple una profunda necesidad de filiación, ese sentido de pertenencia que hasta las especies vivas más elementales deben satisfacer para sobrevivir.


Seguimos más delante con las pandillas urbanas en las que habrá un mayor o menor grado de violencia intestina y al exterior, pues para entonces esta forma de reaccionar se ha integrado perfectamente al perfil del joven. Y claro, la pandilla sobrevive porque dentro de ella el chico en general percibe ser aceptado y apreciado tal como él es.


Esa necesidad de elementos que otorguen identidad y sentido de pertenencia en ocasiones incluye objetos por encima del propio ser, frente a los cuales postrarse y someterse. Tal es el caso de un dios, una figura que prometa que más delante hay un mundo maravilloso que poco o nada se parece al que se vive en esta tierra. Puede ser tal la necesidad de creer en ello, que el individuo será capaz de hacer cualquier cosa que lo ponga en el camino para lograr esa vida eterna. Y si inmolarse cometiendo actos de terrorismo le garantiza ese paraíso, no dudará en hacerlo.


A la fecha Francia reconoce que 1,700 jóvenes nacidos en aquel país bajo alguna denominación religiosa distinta, han entrado a formar parte del Estado Islámico y su fe musulmana por convicción, algo que inquieta a las autoridades gubernamentales. Acabo de colgar con mi hermana quien vive allá y refiere alarmada medidas de seguridad que se han implementado en las últimas horas, a raíz del atentado, medidas que para nosotros en México forman parte del paisaje urbano, a las cuales nos hemos acostumbrado: Policías en la entrada de edificios públicos, y revisión de valijas y bultos personales.


“Un ciel sans étoiles” (“Un cielo sin estrellas”), la percepción de Larbi Kechat esa primera noche tras el atentado a los periodistas, mientras él y otros fieles oraban en el interior de la mezquita de La Villette al norte de París. Expresión de un particular simbolismo para representar un cielo que se ofrece como promesa de una vida esplendorosa, por el que hay que pagar un precio de sangre.


Ninguna religión prescribe la intolerancia; ha sido la interpretación de la letra la que genera esta violencia sin sentido. La necesidad de pertenecer a algo superior al propio ser, que lo valide y recompense, es el poderoso motor que la activa hasta la muerte.





COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Sabios


La generación actual es la que ha tenido mayor acceso a la información sin límites en el tema o en el tiempo.

Con un celular puede ver el frente de una casa en Argentina, la cotización inmediata de la Bolsa de Hong Kong, la biografía de Mozart o la historia de los artefactos.

Todo está en la red, cuestión de preguntárselo.

El primer resultado es nuestro convencimiento de que lo sabemos todo porque todo está al alcance de nuestros dedos.

La información sirve, pero no necesariamente nos hace sabios. No basta con saber, también hay que entender y comprender para satisfacer la curiosidad.

Es un hito importante, pero la comprensión total de la historia y de los tiempos contemporáneos requiere capacidades de discernimiento y la sensibilidad para la interpretación.

Por eso con toda esa información en la computadora aún necesitamos los libros, las universidades y la educación de nuestra sensibilidad.

Por eso se presta a decir como paradoja que lo sabemos todo pero comprendemos muy poco.jvillega@rocketmail.com

Eduardo Galeano: Vivir sin miedo

Ser buenos ciudadanos inicia en casa.


Tomado de La Bioguía.

El arte de un pez globo. Tomado del canal de la BBC.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



Cruzar el puente entre el decir y hacer no es fácil, la voluntad se queda muchas veces unida a la palabra y no termina de convertirse en acción.

Si solo se hiciera una décima parte de lo que se dice, se haría bastante.

La mente graba las palabras, pero lo que se imprime en el alma son las acciones.

Cada día es un intento de llevar a escena el mejor libreto sobre como vivir feliz, solo espero tener los suficientes días para vencer obstáculos que lo impiden, sobre todo cuando esto dependa de cambiar mi actitud, aprender a hacer de la palabra un sentimiento y no del sentimiento solo palabras, para convertirla entonces en acción.


Cuando un amigo se va con Alberto Cortez.