domingo, 22 de abril de 2012

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

DE CARNE Y HUESO
 “Miguel despertó contento aquella mañana; sintió cosquillas en la nariz  conforme la suave brisa  que se colaba por la ventana  venía a chocar contra su cara.  De un solo  salto se puso de pie y se plantó frente al espejo para asearse.  Se siente bien  estrenar camisa, pensó mientras se apresuraba a peinarse y  a calzarse los zapatos recién boleados.
   Un jugo de naranja, un beso de la madre y su portafolio. Acto seguido  salir corriendo para alcanzar el camión  en la esquina.  Él no sabe que en ese momento  está viviendo el último capítulo de su propia historia, aunque tenga veintitrés años y una vida por delante.  En dos horas será un desconocido en el acotamiento de la carretera Monterrey-Nuevo Laredo, que a lo único a  que tiene derecho es a una sábana blanca que le echan encima para evitar a los fotógrafos de la nota roja.”
   Las campañas políticas  se hallan a medio camino rumbo a las elecciones del próximo primero de julio; a estas alturas del partido los candidatos no están dando a conocer propuestas originales, sino  que se   empeñan en   lanzar descalificaciones  en uno y otro sentido.   A los temas torales no  se muestran muy decididos a entrarles, o bien lo hacen de manera  tibia, sin comprometerse en tiempo y forma. Como siempre ocurre, cada uno de ellos pretende hacernos creer que su palabra al aire es suficiente garantía para  componer al país como por arte de magia, en los siguientes seis años.
   Lo que sí sabemos es que México sufre, me atrevería a decir que como nunca antes. Lo más doloroso es que los presupuestos se desbordan pero los problemas siguen ahí, sin ser solucionados, o peor aún, creciendo.  Tenemos grandes partidas para la educación, pero los resultados dejan mucho qué desear, al  hallarse la calidad educativa  a merced de la voluntad de poderosas  mafias sindicales.  El rubro del combate a la inseguridad cuenta con presupuestos millonarios, pero la violencia aumenta, se extiende como agua mala que contamina todo lo que  va tocando.   El empleo, la asignatura que prometió Calderón  hacer despuntar durante su sexenio, ha caído de manera estrepitosa en lo relativo al empleo formal, en tanto el informa se ha disparado en cifras que superan el 60%.  Y la reforma fiscal se quedó en una versión “light” como para salir del paso.
   Nosotros, electores, en ratos nos sumamos a esa guerra sucia  secundando la mofa   de uno u otro candidato,  y  puesto que el voto duro no ha alcanzado los niveles de elecciones anteriores, quizás estemos en la franja de la indecisión,  divertidos en “sacarle la garra” a todos,  sin  analizar  con la seriedad que el caso amerita los antecedentes de cada uno de ellos, y el modo como  planean llevar a cabo su  programa de trabajo en caso de resultar electos.
   En algunas encuestas las cifras  indican que hasta siete de cada diez jóvenes no piensan acudir a las urnas el próximo julio; ello refleja la desilusión o el hartazgo que sienten frente a una situación, para ellos histórica,  que no  los ha favorecido.  
   Éste es el punto  que todos los adultos tenemos la obligación de atender.  Nuestros jóvenes han perdido el interés por su entorno. Desestiman el estudio, muchos dejan la escuela, otros la llevan a marchas forzadas, pero sin un auténtico interés por terminarla.  Y es lógico, cuando están viendo que un  certificado de estudio no  cumple con garantizar un lugar digno en la sociedad.
   Tenemos gran cantidad de adultos jóvenes que no estudian ni trabajan, y son carne de cañón que la delincuencia organizada no duda en aprovechar.   El ofrecimiento de  “un trabajo” que proporcione ingresos por una parte, y satisfaga el sentido de pertenencia por la otra, es bastante atractivo como para que las juventudes se involucren en una carrera de muerte.
   Todos estamos conectados, y las redes sociales nos proporcionan información en tiempo real, pero presentan como estadística fría lo que son vidas humanas que se pierden merced a la violencia rampante.  Hace falta  proponernos todos y cada uno  a  dar un enfoque más humano a los acontecimientos, lanzar el mensaje de que se trata de seres como nosotros, con una biografía personal, con familia, amistades,  aspiraciones y proyectos.   No estamos hablando de una pila de cadáveres como saldo final de un enfrentamiento, son preciosas vidas humanas que se han perdido para siempre.  Nos referimos a que en muchos hogares mexicanos esta noche llorarán padres, hermanos, parejas o hijos que sienten que el mundo se les viene encima, y más cuando aquella muerte se debe al execrable “daño colateral” de esta guerra sin sentido.
   Niños y jóvenes no son  un futuro que admita dilaciones. Son  un presente que comienza a deshacerse en nuestras manos. Son nuestra obligación impostergable.

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Rescate
¿Qué va a pasar con los niños que ahora matan, asaltan y venden droga?
Nada anticipa que se vayan a rehabilitar en un futuro previsible.
Provienen de familias disfuncionales sin remedio.
Las cárceles no rehabilitan; son la universidad del crimen.
Vamos a sufrir sus fechorías por cuarenta o cincuenta años.
En la cárcel hay que alimentarlos, vestirlos, curarlos.
Ahora es el tiempo de organizar instancias de reinserción social.
Rescatarlos ahora, como si fueran hijos nuestros, no hijos de la calle.
jvillega@rocketmail.com

EOLO: Pabellón acústico activado por viento del artista Luke Jerram.

TRES POEMAS DE JORDI DOCE: Revista Malpensante, Colombia.

[ Entonces ]
Cuando el mundo se convirtió en el mundo
la luz brillaba como de costumbre
sobre un reloj indiferente,
el aire estaba lleno de comienzos
y mil veces en mil calles distintas
alguien se tropezaba en una piedra
y esa piedra le abría los ojos;
fue la ocasión que todos esperábamos
para tomar las mismas decisiones,
besar de nuevo el mismo suelo,
decir los hasta luego de anteayer;
y el rostro amado y rutinario
que fingía escuchar
o brindaba una mano distraída
volvió a apartarse antes de tiempo.
Detrás de las ventanas crecía la penumbra,
una gaviota hurgaba en la basura
y los niños jugaban casi a ciegas
ignorando los gritos de sus madres.
Era un día cualquiera bajo el cielo,
con su ruido de fondo en nuestras venas
y el hollín de la noche borrando cercanías.
Quien guardó una moneda en su bolsillo
no fue más rico a la mañana.
Nada ocurrió que pueda recordarse,
ninguno de nosotros se dio cuenta
cuando el mundo se convirtió en el mundo.
[ El visitante ]
Avanzó entre las tumbas del viejo camposanto
buscando una inscripción, un nombre familiar.
El sol brillaba ecuánime sobre cruces y lápidas
perfilando las muescas funerarias
con su buril de sombra.
Oyó voces lejanas, un coche que arrancaba,
pero evitó volverse. Mejor pisar la hierba,
caminar junto al muro tachonado de musgo
entre mosquitos perezosos
y allí, como quien cumple una vieja promesa,
arrodillarse lentamente
y limpiar con las manos la piedra de otro tiempo,
la firma irrevocable que justifica un viaje:
su propio nombre.
[ Con los ojos abiertos a la orilla del mundo ]
Fueron los tiempos de la nueva austeridad.
Lunas rotas en los escaparates
y el viento atravesando los relojes;
rostros que los espejos no apresaban
y palabras manchadas por el hambre.
Los perros iban y venían por el barrio
imitando las formas grotescas de los árboles.
En sus paseos dibujaban una selva de aromas
y al fondo de la selva un templo reluciente,
lleno de pájaros que nunca oiríamos.
Todo el mundo salía con maletas,
estábamos en tránsito sin ganas de viajar.
Lejos de la sospecha de los patios
el cielo planteaba ecuaciones incomprensibles
como el habla de los enamorados.
Muchas veces el sol brilló por su ausencia,
muchas veces lo hicimos brillar en sueños.
Cada día durante un año
llegaron cartas de lugares por explorar,
cartas en blanco para mi padre muerto.
Y el cartero, con las primeras luces,
se apoyaba en un muro desconchado
para calmar su sed
en la niebla insistente
que mordía sus pasos. 
Tomado de http://www.elmalpensante.com/ el 18/04/12

EL MEJOR TRABAJO DEL MUNDO


Un video que se expresa por sí mismo, sin necesidad de a palabras. Gracias Víctor, por compartir.

TODO UN CABALLERO: MEXICANO EN EL TITANIC

Manuel Uruchurtu, al igual que Álvaro Obregón, fueron sonorenses con quienes mi abuelo José Garza Zertuche llevó amistad personal.  Esta anécdota que da cuenta  del gesto de caballerosidad del Licenciado Uruchurtu, que le valió perder la vida,  formaba parte del ramillete de historias familiares que escuché de pequeña de labios de mi abuela Elvirita. 


El diputado Manuel Uruchurtu (1872- 1912)  fue víctima de la casualidad pues él pensaba viajar de París a Cherburgo  y  de ahí a México, y a propuesta de Guillermo Obregón  presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados, intercambió boletos y finalmente embarcó en Cherburgo en el Titanic junto a 273 pasajeros mas con el boleto No. P C 17601.
Cuando el Titanic chocó con el iceberg, fue subido al bote salvavidas número 11, privilegio ganado gracias a su estatus de Diputado en visita oficial. Entonces se apareció una dama inglesa  nombrada  Elizabeth Ramell Nye, quien imploró ser incluida en el bote salvavidas, alegando que su esposo e hijo le esperaban en Nueva York. Los oficiales se negaron a subir a alguien más al bote, ya que pondría en peligro la estabilidad de éste.
Manuel Uruchurtu se levantó, abandonó el bote salvavidas y cedió su lugar a la dama. Mas, adivinando su segura muerte, él le pidió visitar a su familia en Hermosillo para hacerles saber sobre sus últimos minutos en vida. Esta promesa fue cumplida por Elizabeth Ramell en 1924.

LUZ Y COLOR: La provincia francesa