domingo, 28 de febrero de 2021

Sabiduría intemporal de Mahatma Gandhi


 

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

ARQUETIPOS MALIGNOS

De entrada, confieso mi ignorancia supina en asuntos de telenovelas.  De niña tenía prohibido verlas; conservo escasas escenas  de los teleteatros, que vi con mi nana, alguna tarde cuando mi madre salía de casa y mi cuidadora sintonizaba “la novela de las 5”. Son recuerdos mágicos: Al fondo una mampara, delante de ella dos sillones estilo Luis XV, entre ambos una mesilla con una lámpara.  Ahí aparecían los actores, dialogaban.  Luego venía el corte comercial, los actores eran sustituidos por un personaje que anunciaba el producto patrocinador, de los cuales  recuerdo “Glostora” y “Vanart”. Por ese escaso contacto, fue que no desarrollé el gusto por ese género televisivo.  Para la presente colaboración  me documenté en línea acerca de Fátima Molina, actriz de una telenovela que recién comenzó. Ella ha sido duramente criticada por el color moreno de su piel. Va mi reflexión:

Dentro del cine de oro destaca, de Buñuel: “La ilusión viaja en tranvía”. Podría decirse que frente a las grandes películas como “Los olvidados” o “El ángel exterminador”, fue una producción modesta, pero de hecho muy representativa del vivir cotidiano de las distintas clases sociales en México.  Retrata la convivencia de personajes tan disímbolos como originales: Las beatas; los trabajadores del rastro; la bella joven que nunca falta en las cintas de época, para exaltar los valores morales.  La trama central relata aquello que los protagonistas son capaces de hacer siguiendo un impulso largamente contenido, cada vez que van o vienen en el tranvía.

Queriendo asociar las cosas en el tiempo, me permito hacer un símil con relación al uso de redes sociales.  Dentro de mis búsquedas en línea di con una fotografía de la actriz denostada.  Sin el recurso de una espectroscopía Raman, para medir niveles de melanina, me parece que no es ni más ni menos morena que el resto de nosotros, mestizos de origen.  De aquí se derivan dos reflexiones: La primera es de qué modo las redes sociales nos generan un concepto del “yo internauta perfecto”, esto es, navego, localizo temas de mi interés y rápidamente me alineo a favor o en contra de figuras públicas, causas o movimientos.  Lo hago partiendo de un supuesto: “Yo soy perfecto y siempre tengo la razón”.  Y es desde esa postura como los morenos atacan a los morenos; los feos a los feos y los gordos a los gordos.  En el universo fantástico de la red, como sucede en el tranvía de Buñuel, yo doy vuelo a mis deseos, al menos por un rato, y obtengo reconocimiento  por hacerlo.

La segunda reflexión tiene que ver con algo que ya hemos manejado en otra ocasión: Los personajes de las telenovelas son planos y perfectos: Amanecen peinados de salón, sin un cabello fuera de lugar; maquillados y planchados.  Se acercan al  físico que para nosotros representa el estándar ideal: Ricos, jóvenes, blancos, delgados y de preferencia rubios.   Eso sí, en mis casuales acercamientos a las telenovelas (cuando me toca ver algún comercial entre segmentos de los noticieros), contrasta con todo lo anterior un lenguaje vulgar, proferido tantas veces a gritos, y la proclividad de los personajes a aterrizar en la cama, como comprar un chicle.

Estos arquetipos malignos no tienen nada que ver con la vida real.  Es como si entramos a la sala de cine 3D, nos colocamos los anteojos para ver la película, y a la salida se nos olvida quitárnoslos.  Comenzaremos a ver la realidad “real” distorsionada con un enfoque cinematográfico que no corresponde.

A los apasionados de la palabra escrita nos gusta hallar, o en su caso construir personajes literarios con dimensión humana.  Esto es, protagonistas que no sean perfectos como los de la televisión.  Que tal vez ronquen o tengan pies apestosos, con los que el lector es capaz de sentirse identificado, porque logran, a través de sus imperfecciones, aproximarse a quien los lee.  Asumir entonces que está bien eructar, o llorar o sentir odio, porque nosotros, desde fuera del libro, lo hacemos, como parte de la condición humana.

A esos internautas que denuestan a Fátima o desacreditan a Yalitza por su color de piel, los invito a pararse frente al espejo y con toda honestidad preguntarse qué tanto empata su aspecto físico con el ideal europeo que albergan en su mente, antes de acceder a las redes sociales.  O bien, que revisen personajes famosos de la literatura o la música, o la ciencia o la filantropía, y analicen si todos ellos han tenido un físico envidiable antes de lanzarse a cumplir sus sueños, para volverse genios inmortales. 

Los internautas andamos a ratos muy extraviados en redes sociales, en donde se acrecientan nuestros rasgos antisociales. Miramos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el propio.  ¡Cuánto potencial desperdiciado, y tanto por hacer!

POESÍA por María del Carmen Maqueo Garza

 


Pandemia:

Punto común a todos,

nos acerca, nos conecta,

nos hermana a la distancia.

Unas veces lo hace desde el pasmo,

otras desde el dolor profundo de la pérdida.

Pandemia: Es sombra feroz que devora

conciencias, abrazos, esperanzas.

Rival que desafía ciencia y cordura.

Un año después mi voz se eleva

en oración por los caídos

en vítores por los héroes

que volvieron las salas de hospital

un  santuario que consagra la vida.

Ellos no están dispuestos a cejar

en su lucha feroz contra la muerte:

Adelante, amigos,

se vislumbra la luz en el fondo del túnel.

En tanto: Dios los siga llevando de su mano

cada día.


Paul Smith: Artista que dibuja con máquina de escribir

20 mandamientos de Paul Donés, integrante de "Jarabe de palo". Escritos antes de morir.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Qué difícil es ahora elegir en quién y en qué creer. Tenemos tanta información e informadores, que discernir quién lo hace con veracidad es todo un reto.
Llevados por motivos que son más que el solo informar, se deforman los sucesos, se convierten en tendenciosas las noticias, se manipulan lo hechos, a pesar de tener las evidencias gráficas y al momento de lo que ocurre.
Una misma acción se puede ver en dos sentidos totalmente diferentes, y nuestra percepción además será distinta según nuestro criterio, nuestras experiencias. circunstancias y a veces hasta lo que deseamos sea, llevados más por sentimientos que por raciocinio.
Más difícil aún, saber quién tiene ideales nobles y quién simula tenerlos tan solo por intereses mezquinos, aparentando una solidaridad que tiene un trasfondo miserable, que se aprovecha de la vulnerabilidad de los que sufren en aras de colmar una ambición desmedida de poder.
La historia no miente, y es sabido que los líderes auténticos, aquellos cuyos ideales son la búsqueda del bienestar de la humanidad, desinteresadamente, con la noble misión de darle un respiro a este mundo que está asfixiándose por la injusticia. Dar un alivio a la miseria, generalmente no logran la consecución de su lucha, porque ajenos a los intereses de aquellos que se han adueñado del mundo, son víctimas de denostación, de maltrato, de encarcelamientos, y de campañas maquiavélicas para desvirtuar sus causas, por decir lo menos, porque hay incluso quien termina siendo asesinado, y mártir que solo llena una página más de la historia, pero no logra mayor cambio.
Este mundo tiene al enemigo en casa, y no es cuestión de nacionalidades, sino de gente que desde siempre y hasta ahora no ha entendido que nuestra verdadera función en este mundo, era compartir el mundo y no arrebatárnoslo unos a otros.
Mente clara, buena voluntad,y amor como línea conductora que nos lleve a buscar la verdad que nos libere y nos dé paz a toda la humanidad.

2008 tambores que se tocan al mismo tiempo. Olimpíadas de Beijing