domingo, 12 de mayo de 2024

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 TRES MUJERES: UNA SOLA VOZ

La literatura mexicana ha recibido una gran noticia: Cristina Rivera Garza, escritora tamaulipeca, será galardonada con el Pulitzer en la categoría “memoria o autobiografía” por su libro “El invencible verano de Liliana”.  Obra de género híbrido, entre crónica literaria y autobiografía, nace como una necesidad en la autora, después de la muerte de su hermana que finalmente se cataloga como feminicidio, pero que, durante veinte años, permaneció en un limbo.  Fue la dedicación de Cristina, quien partió de muy pequeñas evidencias que dejó su hermana: recaditos, hojas sueltas en un diario, cartas y mensajes, como  comenzó un lento pero amoroso proceso de reconstrucción de una realidad que nadie conocía a fondo.  Con la ayuda de algunos personajes del pasado de  su hermana, Cristina logra hilvanar uno a uno los retazos de historia hasta darle un cierre apropiado, tanto para la memoria de su hermanita, como para consuelo propio y de su familia. Premio  criticado en Palacio, para variar.

Casualmente esta distinción coincide con dos hechos por demás lamentables: Desde la Mañanera se ridiculiza la incansable labor de Ceci Flores, madre buscadora, tras el hallazgo de lo que pareciera un crematorio clandestino en Iztapalapa, Edomex.  Después de que el presidente López Obrador se negó en dos ocasiones a recibirla en sus oficinas, al día siguiente de que el grupo de buscadoras notifica a las autoridades  el hallazgo de restos óseos calcinados y la sospecha de un crematorio clandestino, desde su palestra el ejecutivo se mofa de ellas, ridiculizando sus hallazgos.  No toma en cuenta que, por años, este grupo de madres buscadoras viene haciendo el trabajo que, en esencia, corresponde al Estado.  Ellas lo emprenden utilizando su tiempo, sus recursos monetarios, y sacrificando su tranquilidad y la convivencia con sus familias.

La tercera voz que quiero traer a este espacio es la de María Amparo Casar, analista política y directora de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.  Ella publica su libro: “Los puntos sobre las íes”, donde hace una evaluación documentada del actual gobierno, y tres días después es expuesta desde Palacio, en voz del presidente y en el portal de la Presidencia de México, como una mujer corrupta que —según López Obrador— persigue delitos en los que ella misma incurre.  Se refiere  a una pensión por viudez que ella percibe desde hace 19 años, a raíz de la muerte de su esposo, alto funcionario de PEMEX, lo que ahora buscan hacer pasar como un cobro fraudulento. Además de la acusación hecha al vuelo, difundieron el expediente completo del caso, donde  aparece información confidencial suya y de sus hijos, que se puso, indebidamente, al alcance de quien quisiera conocerla.

Tres mujeres y una sola voz: El reclamo airado de que, si las autoridades correspondientes no están en capacidad de resolver problemas como son la desaparición, el feminicidio y la corrupción, que al menos las dejen trabajar a ellas, las que se parten el lomo en la búsqueda de respuestas.  Que no las ataquen o las ridiculicen, y mucho menos las expongan al escarnio público ni las arriesguen a sufrir  violencia personal o patrimonial.

Recién terminé, con años de diferencia, una segunda lectura del libro: “La elegancia del erizo” de Muriel Barbery, publicado en español en el 2010.  Como los tamales recalentados, hallé la relectura  mucho más sabrosa que la primera. Se trata de un ensayo que se percibe  muy autobiográfico, en el que dos voces narradoras, una mujer madura y una púber de casi trece años, hacen una revisión  de lo que significa el sentido de la vida en el tercer milenio, qué problemas enfrenta y cómo habrá de manejarse esa idea de la muerte que ronda nuestro imaginario.  La autora habla del arte en general, y de la literatura en particular, como dos formas de hallar cómo otorgar trascendencia a los actos propios, para así seguir con ganas de vivir de modo entusiasta, en el entendido de que hay un punto final, llamado muerte, el cual no está en nuestras manos determinar.  A partir de esa idea central sabemos que las tres voces traídas hoy a este espacio tienen una razón para luchar por hacer valer la verdad. Lo llevan a cabo a partir de un mundo interno tal, que les permite reinventarse tras cada situación adversa.  Llaman  a actuar desde dentro para hallar el punto de coincidencia con los demás, al margen de las diferencias de origen, estrato socioeconómico y otros factores que, a fin de cuentas, no son definitivos para establecer metas ni  lazos afectivos en la carrera por conseguir los sueños.

Me quedo feliz por Cristina Rivera Garza; inquieta por Ceci y por María Amparo, con mi abierta solidaridad a sus justas causas.  Apostando todo a que, finalmente, la verdad prevalezca.

CARTÓN DE LUY

 


Emma Kok canta "Voilà" (Eso es). Orq. André Rieu, Maastricht 2023

LAS JERARQUÍAS BIEN ESTABLECIDAS


 

Cómo descubrir tu PROPÓSITO VITAL: Conversación con Mario Alonso Puig

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Y un buen día, uno se convierte en madre. Como el día de la boda que se convierte en una ilusión, por la fantasía que envuelve vestirse como princesa, llegar con el príncipe azul, y empezar una historia que los cuentos siempre terminaban en ese momento con una frase esperanzadora: "¡Y vivieron felices!" Así la idea de la maternidad nos envuelve en una magia de ternura, de amor incondicional, de la relación más auténtica y desinteresada que como mujeres podremos tener. Con un instinto materno muy evidente, algunas otras sin él, pero que la propia maternidad va forjando, llegamos a ser madres.

El transcurso del embarazo es toda una sinfonía de amor, que nos alegra el alma, con esas interrupciones estridentes que a veces causan los síntomas inherentes a éste, pero todo es soportable y vale la pena. Nada comparable con ese momento en que por fin tenemos en nuestros brazos a ese bebé, que a veces planeado, otras que llega en forma por demás sorpresiva, pero que recibimos con tanto amor, que no nos cabe en el pecho.

Pero, porque siempre hay peros, empiezan las desveladas, las molestias que implica la lactancia, que van más allá de esa imagen poética de una madre amamantando al bebé, los cólicos, el llanto que no logramos diferenciar si es dolor o solo una exclamación para pedir alimento. Desde ahí, ya la maternidad empieza a darnos un golpe de realidad, que hemos sido testigos de que lo viven otras, pero que nosotras subestimamos, para no empañar la felicidad de esta etapa.

Y de ahí en adelante, vamos adentrándonos en la complejidad de ser madres, empiezan los sentimientos encontrados, la sensación de culpa por quejarnos de lo que tanto deseábamos vivir. Humanas somos y en el camino andamos, ni hablar, es natural, sentirnos a veces abrumadas por todo lo que nuestra vida cambia a raíz de tener la responsabilidad de la crianza de un bebé.

Golpes de realidad que nos anulan expectativas, que nos sacan de esa zona de confort, que nos llevan a poner los pies con firmeza en la tierra y bajar de esa nube de bellas ilusiones, para afrontar que ser madre es saber entretejer esas ilusiones con la objetividad que requiere el manejo de todas esas circunstancias que se nos presentan cotidianamente, con todo el amor, con la capacidad que nos sea posible, tendremos que resolver el día a día, con errores, con aciertos, pero con toda la voluntad de poner en ello nuestro mayor esfuerzo.

Hasta que un día podamos irnos y sentir que hemos cumplido nuestra misión, y sintamos esa paz interior de no serles necesarias, menos indispensables; a decir verdad esto ocurre antes de lo que nosotras mismas quisiéramos, pero a un hijo no lo dejamos ir del todo nunca, seremos madres hasta el último día de nuestras vidas.

Cortometraje "Vida", por: The One Academy