CERRAR CICLOS
Tu
eternidad es ahora.
Luis
Cernuda
Hoy
es momento de hacer un alto en el camino, revisar lo andado y proponernos
nuevas metas para el tiempo que está por iniciar.
Momento
de mirarnos frente al espejo con total sinceridad, para señalar los logros
hasta ahora, a la vez que revisar lo que no hemos podido concluir. Ser honestos
con lo conseguido y con las cuotas pendientes.
Comprobar
si la falta de cierre obedece al ciclo natural de las cosas, o si se ha debido
a una actitud displicente de nuestra parte.
Cerrar
ciclos es cumplir un pacto con nosotros mismos, un pacto que firmamos el día
cuando iniciamos con la actividad que hoy evaluamos.
Representa
tomarnos la vida tan en serio, como para no fallarnos.
Es
haber definido con oportunidad nuestra hoja de ruta con plazos a cumplir, y
cumplirla.
Cerrar
ciclos representa retirar de esos proyectos una energía que ahora podremos
canalizar de otra forma. Es hacer un balance de lo invertido y lo obtenido.
Es
colocarnos frente a la vida y aceptar que nuestro juez más estricto es el
tiempo.
Representa
tener la honestidad de aquilatar lo proyectado frente a lo logrado, y en su
caso, reconocer que hemos quedado por debajo de las expectativas.
Es
tener la humildad de reconocer un fracaso y, pese a ello, no perder el ánimo
para intentarlo una vez más.
Es
descubrir que, frente a un fracaso, queda la enseñanza de vida. Que aun cuando
no sea nuestra la victoria del triunfo, sí lo es el aprendizaje.
Cerrar
ciclos es dejar fluir la energía sin aferrarnos en retener lo que deja de ser
nuestro en adelante.
Una
relación que no funcionó, a la cual nos corresponde dar cierre, por simple
salud mental.
Un
proyecto personal que no dio los resultados esperados, cuyo desenlace nos
invita a reintentar por otro camino.
Una
ideología que, lejos de expandir nuestra percepción, nos limita, necesitamos
evaluarla y determinar si la conservamos o la trucamos por una nueva.
Un
camino que parece no llevarnos al puerto deseado, y que bien haríamos en
desechar.
El
cierre de ciclos implica ponernos nosotros por delante de las cargas, para
medir si seguimos sosteniéndolas o aligeramos la mochila.
Es
evaluar si lo que acarreamos en realidad nos corresponde llevar a cuestas.
Es
deshacernos de lo ajeno que cargamos por un sentimiento de culpa, cuando no
deberíamos.
Es
limitar el peso de nuestra losa a aquello que sí nos corresponde ir cargando.
Cerrar
ciclos es alinearnos con el orden universal, una forma de acatar lo que ha de
ser como ha de ser, sin imponer iniciativas de disrupción.
Es
entender que el conjunto de lo creado atiende un sentido divino desde el
principio de los tiempos, y que no vinimos a este mundo a inaugurar estilos de
emprender las cosas.
Es
tener la sabia humildad de reconocernos como una pieza más en la inmensidad
cósmica y saber que, pese a ello, nuestro papel personal es único e irremplazable.
Cerrar
ciclos es tener la mansedumbre de avanzar como una criatura más, poniendo lo
mejor de nosotros mismos al andar el camino.
…Es
alegrarnos por lo recorrido y esperanzados por lo que ha de venir.
Cerrar
ciclos significa aplicar lo aprendido y soñar para más adelante, con mente y
corazón. Hacerlo sin miedo al futuro, puesta toda la voluntad en avanzar por el
camino que hoy nos hemos trazado.
¡Feliz
año nuevo 2026! Que cada proyecto abone a una humanidad más sabia y empática
para todos, poniendo cada uno lo mejor de sí mismo en cumplirlo.
