domingo, 11 de marzo de 2018

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


ALAS PARA VOLAR
8 de marzo, Día Internacional de la Mujer,  fecha en la que se hace presente la voluntad de media humanidad --a la cual me digno pertenecer--, para hacer valer nuestros derechos. Rememoramos las luchas emprendidas por valientes féminas en el campo laboral, universitario y electoral, entre otros, tantas veces pagando una cuota de sangre por lograrlo.  En el nuevo milenio la equidad de género es mucho más real que en los albores del siglo veinte, pero aun así  quedan asignaturas pendientes.  
     Esta fecha tuvo un significado muy especial en mi esfera íntima, al lado de una mujer que admiro por su autenticidad de plantarse frente al mundo a decir “Aquí estoy y así soy”. Se trata de mi hija Eréndira, a quien justo ese día le avisaron que había obtenido una beca de la SEP y la Embajada de Francia para una estancia académica y laboral en aquel país. En medio de su jornada de trabajo, luego de   ser notificada, se hizo un tiempo para avisarme en un mensaje, y ya  fue  hasta  que  salió de su trabajo, cuando pudimos desmenuzar la noticia de  manera sabrosa.
     De pequeña mi hija tuvo discalculia, las restas fueron su “coco”.  No pocas tardes pasamos  juntas haciendo la tarea; yo angustiada pensando en cuánto tiempo iría a superar esa condición. Ella desesperada viendo que su hermano, un año menor, era muy hábil en matemáticas. Aunque ese problema se resolvió en poco tiempo, hoy se hizo presente, a raíz de la  beca y de la fecha que conmemorábamos,  cuando recordé un episodio de aquel entonces.  Al  expresar mi inquietud respecto a la dificultad de mi hija con las matemáticas, alguien me dijo, como para  tranquilizarme: “Total, no es tan importante que salga bien en todo, al fin que es mujer, y las mujeres son para la casa”.  Si yo me hubiera conformado con aquel panorama y hubiera doblado las manos, no estaría aquí celebrando este  nuevo logro en la vida profesional de mi hija.
     En este planeta cada mujer tiene derecho a definirse para sí misma y para el mundo.  Nos pronunciamos a favor de  iguales oportunidades que los hombres en todas las esferas de la actividad humana.  Ciertamente habrá  diferencias biológicas, psicológicas y culturales entre ambos géneros, que imponen límites que resulta sensato atender.  Sin embargo no queremos ser encasilladas, que venga alguien desde fuera a decirnos qué sí y qué no podemos hacer.  Pugnamos por el derecho absoluto para  probar de qué somos capaces y hasta dónde podemos llegar, pues antes que mujeres somos individuos con todas las capacidades intelectuales para desarrollarnos en  los aspectos que deseemos abordar.
     Erróneamente el feminismo se ha interpretado en ocasiones como un actuar cual si fuéramos hombres.  Son dos asuntos muy independientes, uno es el derecho a desarrollarnos sin límites impuestos por razón de nuestro género, y otro muy distinto sería el asumir conductas varoniles que en absoluto equivalen a  desarrollar eficientemente una actividad dada.
     Dentro de este ámbito de equidad que buscamos conseguir, este pasado día 8 de marzo se emprendieron diversas manifestaciones alrededor del mundo.  Grandes grupos se expresaron a favor de la equidad de género y la no-violencia, que en nuestro país ha cobrado muchas vidas  de una forma tan absurda.  A ratos, frente a un panorama de tanta violencia, hago un examen de conciencia como mujer y madre para preguntarme si realmente estamos cumpliendo con nuestro papel en la formación de los hijos, o cuál es la razón para que tantos jóvenes opten por enfrentar las diferencias de opinión por la vía del ataque violento, y no por la del diálogo.  Aquí sí, debo reconocer a nombre de todas mis congéneres, que hemos fallado en inculcar una ética, en formar dentro de los hijos un corazón que busque comunicar, conciliar y construir, antes que violentar y destruir.  Por supuesto que estamos en nuestro derecho de exigir un trato digno por parte de los varones, tanto en la calle como en la relación de pareja, pero también estamos en la obligación de forjar ciudadanos con ética en su actuar.
     En los años setentas  estudié Medicina en Torreón, en  la única facultad que tenía la  UAdeC; en  ese tiempo la proporción de mujeres era de 1 por 4 hombres.  Hoy en día, para la misma carrera en las  tres facultades de la UAdeC, es 1 por 1.  Mucho se ha avanzado desde aquel 1887 cuando Matilde Montoya, la primera médica mexicana, tras enfrentar mucha oposición, logró titularse en la UNAM. Pero aún falta mucho por hacer.
     “Tengo alas para volar”  palabras de Frida Kahlo que llevan a Eréndira en su ruta siempre auténtica,  por  la que busca reinventarse y crecer. No me resta más que decirle, como la mamá más orgullosa del planeta: “Que  Dios te lleve, mi querida hija.  A volar  tan alto como tú lo decidas  y a ser feliz”.

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza


ESTRENO

Llega una edad nueva para los padres. Una edad para la que ningún manual de procedimientos nos prepara.

Vemos  volar a los hijos.  Emprenden el viaje al destino que cada uno de ellos –y nadie más—ha elegido.

Se instala dentro del  pecho una extraña tranquilidad. Pensamos para nuestros adentros: “Ha terminado mi labor formativa”.

A la vez  invade una íntima congoja: Nos asomamos al espejo del tiempo para descubrir  que los años han pasado, y que larga o corta, inicia desde ahora la cuenta regresiva.

Llegan a mi mente como chispazos memorias desde las más tempranas.  Ahora  recuerdo cuando percibí por primera vez una vida que se hacía presente junto a la mía para siempre.

Me pregunto cómo fue que aquellas manos pequeñas y regordetas que asían torpemente los juguetes, hoy se abren para cambiar al mundo.

Escucho como si estuvieran aquí sus primeras risas, esas sonoras carcajadas que en agotarse  brincaban al llanto, para congoja de mi corazón.

Repaso los valientes “solitos” de mis pequeños, que para mí significaban algo así como la travesía de Magallanes por el Pacífico.

Vienen los años de Jardín, el modo como cada uno de esos hijos fue definiendo su carácter, sus gustos, sus temores.

Sigue luego  la primaria con su proceso de aprendizaje y socialización; el recuerdo de las piñatas, los paseos escolares, las clases de arte o de deporte.

Los torneos de Tae-Kwon-Do, ensayos de la vida: "Si ganas el torneo ganas un trofeo; si lo pierdes, ganas experiencia."

Pronto llega a mi memoria la alharaca de la secundaria. Esa rebeldía sana que si bien entendía,  no dejaba de atemorizarme en lo más profundo. Veía asomar de cada uno de ellos el adulto que hoy es.

En esa etapa abría ojos y oídos como antenas parabólicas, y aprendía a disimular mi azoro cuando ellos o sus amigos compartían  sus confidencias.

Cruzan por mi memoria los años de preparatoria, cuando   comencé a aflojar poco a poco las riendas de la disciplina. Ejercía el control sobre ellos un poco menos cada día, a sabiendas de que pronto se hallarían por su cuenta.

Llega luego el recuerdo de  ese  tiempo cuando estuvieron lejos de casa por primera vez.  Vivía pendiente de ellos, les llamaba o los visitaba con cualquier excusa, y me prendía de la oración  mañana y noche.

A partir de entonces se va dando  un proceso de desapego que a ratos cuesta, es como arrancarse la piel. Pero  así debe ser. Su vida no nos pertenece.

Finalmente un día, sin saber ni cómo, aquellos revoloteos  en el nido se han transformado en vuelos bien dirigidos. Cada uno de los hijos despliega sus alas,  sabe a dónde va.

Bajo la sombra de su vida en esplendor, comienzo a sentirme pequeña. Sonrío. Doy gracias al cielo por haberme concedido vivir este momento.

Los miro alejarse. El reloj para su marcha por un segundo. Tengo la emoción titilando en los ojos y una sonrisa de agradecimiento en los labios.

Hoy son ellos quienes comienzan a escribir su propia historia.

Centinelas del Silencio: Documental

Esta semana, con motivo del triunfo de Guillermo del Toro en la entrega de los Óscares, descubrí un documental hecho por un mexicano,  ganador de dos estatuillas en 1972.
Las panorámicas que hoy se hacen con drones, en ese tiempo se llevaban a cabo desde helicópteros, con todo lo que ello implica. ¡Disfrútenlo!

Recordando a Gabo en su natalicio

El pasado día 6 se celebró el natalicio de Gabriel García Márquez, nuestro Gabo.  Aquí un cuento brevísimo de lo más tierno, para recordarlo.


UN NIÑO COMO YO
Un niño de unos cinco años que ha perdido a su madre entre la muchedumbre de una feria se acerca a un agente de la policía y le pregunta: “¿No ha visto usted a una señora que anda sin un niño como yo?”.

FIN

RIO Animación

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Se dice que los 15 años es la edad de las ilusiones, y para una gran mayoría de nosotros seguramente lo es. Tejemos sueños, trazamos rutas en nuestra imaginación, nos trasladamos a un futuro y lo transformamos una y mil veces, en muy pocas ocasiones podremos advertir lo que el destino nos depara, algunas solo en parte seremos capaces de hacerlo.
     Las ilusiones siguen siendo aliciente de vida, que no se queda en los quince años.
     En la medida que tengamos la posibilidad de recrear en nuestra mente una ilusión que haga latir el corazón, hacernos posibles los sueños más inalcanzables, traernos a la vida aquello que tanto anhelamos, darnos alas y hacernos sentir capaces de tocar la luna. Darnos la fuerza para tolerar el sufrimiento y fortalecer con la esperanza nuestra alma, para no permitirle desfallecer, para hacerle sentir que puede suceder lo que parece imposible, y aunque no sucediera, darle un respiro, un compás de espera, una fuga transitoria, que nos permita afrontar la realidad, cualquiera que ésta sea.
     No se debe vivir de ilusiones, pero vivir sin ellas quizá nos convierta en seres que razonan demasiado el acontecer de la vida, y no permiten que el sentimiento de vez en cuando domine. El raciocinio extremo quizá impide el desarrollo de la sensibilidad espiritual que tanto engrandece al ser humano.
     Equilibrio mente-corazón, mantener las ilusiones toda la vida, sin perdernos en ellas, sin dejarlas morir, sin esperar magia. Ilusión, no ilusionismo, un estado de esperanza que a pesar de no tener fundamento puede llegar a ser realidad.
     A veces la fantasía rebasa la realidad, la vida puede sorprenderte gratamente, mantén la ilusión de que así sea, demasiada sensatez no es sinónimo de sabiduría. Dale espacio al amor, a la esperanza, con la fe siempre como guía. Que permanentemente florezcan en nuestro corazón ilusiones que den aroma de paz y felicidad a nuestras vidas.

Concierto para Theremin y orquesta

El theremin es el precursor del sintetizador.  Patentado en 1928 por el compositor soviético Léon Theremin, se "toca" con ambas manos por encima de dos osciladores,  que definen volumen y amplitud de la onda sonora.  El sonido es increíble. Aquí una interpretación de Katica Illényi: