domingo, 16 de febrero de 2025

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo

 BÁJALE TRES RAYITAS

Estos primeros meses del año son de trámites vehiculares. En esas andanzas me tocó esperar turno en unas oficinas de control vehicular de Coahuila. Quedó frente a mí una pantalla que proyectó un par de videos muy impactantes. Son dramatizaciones que narran las consecuencias de los errores que cometemos los automovilistas al conducir, en particular los que se refieren a hacerlo bajo los efectos del alcohol, a alta velocidad, o distraídos atendiendo el teléfono móvil. Esos cortometrajes, muy bien realizados, nos ponen frente a los ojos cuadros verosímiles de accidentes que nos pueden ocurrir a cualquiera de nosotros.

Rumbo a las oficinas de Recaudación, en un semáforo, observé que el flujo de vehículos en sentido contrario era ágil, a excepción de la última unidad, un sedán blanco conducido por una chica que venía revisando su celular. Prácticamente se había ido frenando hasta detenerse, ignorando por completo que debía avanzar, o que pronto cambiaría la luz y podría estar cruzando cuando el semáforo estuviera ya en rojo. Como era la última de la fila, y no había tras de ella quien la alertara con el claxon, terminó prácticamente detenida a media calle con toda su atención centrada en la pantalla. A ese grado nos llega a absorber la tecnología.

Se considera que los tiempos actuales tienden a las multitareas. Los sistemas informáticos están diseñados para efectuar dos o más actividades en forma simultánea, o pasar de una a otra tarea de modo inmediato. Erróneamente pensamos que nosotros podemos hacer lo mismo, y que los jóvenes están tan entrenados en el manejo de la tecnología, que son capaces de convertirse en multitareas, esto es, atender dos o tres tareas cognitivas de manera simultánea. La neurociencia ha demostrado que esto es una falacia y que no es posible rendir al 100% cuando repartimos nuestra atención en más de una actividad a la vez. Por veloces que los chicos sean escribiendo mensajes en el celular, no es humanamente posible hacerlo al tiempo de venir conduciendo. Finalmente, algo saldrá mal. Además de que el organismo resiente esa carga de estrés de muchas maneras, una de ellas es liberando cortisol, con sus múltiples efectos deletéreos para la salud.

A la salida de las oficinas en donde llevé a cabo mi trámite, me abordó una simpática estudiante del CBTIS 34 con una encuesta respecto a normas básicas de seguridad vial. Con preguntas como que si sé identificar el uso correcto del carril izquierdo, que si considero seguro conducir alcoholizado o utilizando el teléfono móvil. Sentí que es una herramienta de investigación a la que podría sacarse mucho más provecho si se incluye en ella la edad de los encuestados, y si es primera vez que sacan su licencia o subsecuente. Porque, hay que decirlo, no ha habido en México una verdadera regulación en cuanto a capacitación para aspirantes a conductor, que contribuya a disminuir la gran cantidad de accidentes viales. Ese video con dramatizaciones que presentan en la oficina de asuntos viales debería extenderse a otros ámbitos, digamos en intermedios de cines, proyecciones en pantallas fijas urbanas, o mediante redes sociales, para hacer conciencia de que el riesgo existe y es real, y que nadie, por experto que se considere tras el volante, está a salvo si no sigue los principios elementales de seguridad al conducir.

“Bájale tres rayitas” es el lema que acompaña al video, algo que debería de estar presente en nuestra mente siempre que vamos a manejar. Bájale tres rayitas al ego que te lleva a suponer que nada puede pasarte. Bájale tres rayitas a la velocidad con que te desplazas o a la imprudencia de utilizar el teléfono móvil mientras conduces. Muchas vidas han sido afectadas para siempre o se han perdido por actitudes imprudentes de parte de los conductores. En el caso del alcohol, la persona intoxicada no está en condiciones de medir por sí misma la torpeza de sus reacciones, así que no detectará el riesgo al conducir. Además, surge una distorsión en la percepción entre tiempo y distancia, lo que le lleva a calcular en forma errónea los objetos que encuentre en su camino. Conducir de este modo es irracional, y peor aun cuando se llevan pasajeros. Doloroso pensar que, en muchos casos, estos pasajeros son los propios hijos menores de edad.

En un mundo colmado de estímulos, se requieren mensajes fuertes para captar nuestra atención de modo de hacernos reaccionar. Las dramatizaciones a que me he referido lo logran, definitivamente. Nos ubican por un momento en el escenario real de un accidente automovilístico en el que hay muertos y heridos, y se vislumbran las terribles consecuencias de conducir en forma inadecuada. Ojalá se difundan a todos los niveles, como una urgente llamada de atención.

CARTÓN de LUY

 


"Dame tu paciencia para recordar" con Los Clásicos

Reflexión aristotélica

 


Charla con jóvenes: Los tres tipos de amistad

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


¿Qué mantiene los lazos de amistad cuando la distancia se interpone? Quizá la memoria de aquellos momentos compartidos con ese alguien que figuró en nuestras vidas y dejó huella, huella que a pesar del tiempo aún sigue fresca, haciendo sentir que ni el paso de éste, ni la distancia la han podido borrar.

Personas que llegan en diferentes etapas de nuestra vida y van formando parte de nuestra historia, gente que estuvo en aquellas travesuras de infancia, en las aventuras de juventud, en las decisiones de nuestra adultez, en los sucesos afortunados, en las desgracias.

¿Quién deja huella de afecto en nuestra vida? Pasa tanta gente en los diferentes capítulos de nuestra existencia y a través del tiempo se van diluyendo los recuerdos quedando tan solo aquellos que nos deleitaron con el aroma a verdadera camaradería, en nuestra lista de amigos.

No es cuestión de la cantidad de tiempo que se convive con un amigo lo que le da la longevidad al sentimiento de amistad, es quizá la espontaneidad, la sinceridad, la franqueza y desinterés que unió a dos o mas personas la que lleva a que perdure ese afecto y se reavive ante la evocación tan solo de su nombre, de una canción, de una foto, de cualquier motivo que nos traslade a ese lugar y a esa época donde un día coincidimos.

Los lazos de amistad...esa suave atadura que une a dos o mas almas a través de la geografía y del paso del tiempo, diferentes latitudes, misma sintonía. ¡amigos de hoy, ayer y siempre!

Tres historias de empatía