domingo, 28 de noviembre de 2021

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

SER CONGRUENTES

Si tuviera que definir en una sola palabra al México actual, yo diría: “surrealista”. Alguien del otro lado del mundo, que nos visitara por vez primera, llenaría sus sentidos con imágenes, colores, sonidos, sabores y expresiones de un mundo único. Si ese visitante hipotético hubiera leído alguna vez a Juan Rulfo, a Amparo Dávila o a Liliana Blum, podría, tal vez, anticiparse a lo que va a encontrar. De otra forma se verá perdido.

En México jugamos con la muerte, nos burlamos de ella, pues muy en el fondo queremos creer que no existe, o que al menos no existe para nosotros. Para diciembre ésta se enseñorea, en particular en las casas habitación improvisadas como talleres de pirotecnia, que al menor de los chispazos se convierten en incendios de muerte. También por la cantidad de accidentes de tráfico que ocurren bajo los efectos del alcohol. Nuevamente entra ese mecanismo de negación de quien conduce, después de haber tomado como cosaco, alegando que está en condiciones de manejar. Y los acompañantes, con tal de que no se arme un jaleo, le permiten hacerlo. Así han perdido la vida familias enteras.

Habrá que sugerir a las aerolíneas internacionales incluir algún cuento de nuestros grandes escritores, para que los pasajeros vayan entrando en ambiente de lo que es nuestro amado México, que en palabras de Perre Gimferrer, en un poema dedicado a Octavio Paz y su amada María José, dice respecto a nuestro país: “…Es un espejo de flamas/el ojo que ahora me ve. Con sonido de poleas, /los ejes de la noche. /Desarbolada, naufraga la oscuridad/y, a tientas, el sol conoce a la noche.”

Luego de sacado esto de mi pecho, paso al asunto que nos ocupa: La marcha con motivo de la eliminación de la violencia contra las mujeres en la ciudad de México. Avanzaron vestidas de negro, desde la cabeza hasta los pies; pocas con pancartas, muchas con palos y martillos. Fueron abriéndose paso a la brava, amenazando a las integrantes femeninas de los cuerpos de seguridad, quienes contaban solamente con los escudos protectores para su defensa, mientras hacían la valla. Los edificios a lo largo de la ruta fueron protegidos de daño de muy distintos modos. Lamentable, una de las arterias principales de la ciudad capital ve interrumpidas sus actividades por grupos de mujeres en actitud permanente de atacar a su paso.

¿Defender el derecho a no ser violentada, violentando…? Además, valiéndose de argucias legales para, a la primera mujer policía que haga algo más que defender su propia vida, acusarla de violentar los derechos de la atacante. Me hizo recordar –sin afán alguno de sobajar a nadie- un caso que se dio en Manhattan: Un hombre fue enjuiciado y sentenciado por haber matado una rata a palos. O sea, el derecho a la vida de la rata quedó por encima del derecho a la integridad del ciudadano. Así parece que estamos por acá: El que violenta tiene el apoyo para salvaguardar sus derechos humanos, en tanto la víctima tiene que actuar para demostrar que el otro le atacó y él nada más se defendió. Y contrario a las legislaciones internacionales, priva en cualquier caso la presunción de culpabilidad contra la presunción de inocencia. Es difícil manifestarse frente a estas trampas legales, porque se ejerce el peso de la autoridad encima de quien lo haga.

Vivimos en un mundo de distracciones y de juicios temerarios: A partir de una escena sacamos nuestras conclusiones y actuamos en consecuencia. Difícilmente se lleva a cabo un juicio racional de la conducta de otros, y pareciera que siempre prevalece el poder del más fuerte. Los cuerpos policíacos se han convertido en parte del panorama urbano, obligados a meter el orden sin meter las manos. De tal condición los manifestantes toman ventaja a la hora de actuar.

Entiendo los reclamos feministas. Entiendo que hemos vivido en una estructura social donde lo “normal” son los micromachismos cotidianos: Por tradición el hombre hace menos a la mujer, sea su esposa, su novia, su hija o su vecina. Veladamente, ante cualquier expresión, se filtra un: “Claro, es mujer, ¿qué otra cosa podría esperarse de ella?”. Estoy convencida de la necesidad de un cambio, y apoyo a mi hija adulta joven en sus procesos de reclamo. Pero, volviendo a las marchantes, no es congruente manifestarnos en contra de una conducta actuando de la justa manera que criticamos. No llegamos a ningún lado “normalizando” la violencia, no como un país civilizado, sino actuando como hordas de bárbaros, como ocurrió hace dos siglos en la región norte del país. Hipotéticamente, a mayores herramientas de pensamiento, nuestros actos deberían elevar su nivel de calidad. De repente pareciera que caminamos en sentido inverso.

Ser congruentes: Razonar antes de actuar, si queremos un cambio…

POESÍA EN PROSA por María del Carmen Maqueo Garza

 

REPORTE MÉDICO que comparte el colega Enrique sobre la salud de J, un amigo mutuo:

Estuve hoy por la mañana en Terapia Intensiva revisando el expediente de nuestro amigo.  Se le practicó traqueostomía ayer sin problemas. ¡Pero cómo! Si tu risa debe ser escuchada. Continúa baja su función renal, en hemodiálisis. Sus cifras de laboratorio alteradas. Despierta, nos haces mucha falta para aprender a celebrar la alegría del encuentro. Desde ayer fiebre, requiriendo manejo intensivo. Los niveles de azúcar en control permanente.  Experto en vinos de mesa, en cata y producción, te veo con tu copa de tinto en la mano. Continúa en ventilador con alto flujo. ¿Cuándo volveré a escucharte como el alma de  las reuniones? Preocupa al equipo médico que su estado continúa estacionario y grave. ¿En qué parte de la sala aséptica se fueron a ocultar tu fortaleza y tu constante entusiasmo? Hay riesgo de daño a varios órganos.  ¡Ya levántate, amigo, abandona mangueras y aparatos, y enfúndate ese buen humor tan tuyo!  Hoy se transfundirá y se hará nueva tomografía en cuanto lo permitan sus condiciones. Nos haces mucha falta. Desafortunadamente no ha habido cambios hacia la mejoría.   ¡Sal ya de ese mal sueño en el que te has metido! ¡Recoge tu alegría que dejaste encargada en el guardarropa de  Terapia, y vámonos a vivir la vida como se debe! Fin del reporte médico de hoy.

Andrea Bocelli - Return to Love (Christmas Version)

 
No hay traducción de subtítulos, pero vale la pena concentrarse en disfrutar voces, música y amor, para iniciar la temporada navideña.

EL CARTÓN DE LUY

 




Desconectarse del mundo digital

POESÍA CONFESIONAL de Anne Sexton

 


Querida Linda,

Estoy a la mitad de un vuelo a St. Louis para dar una conferencia. Estaba leyendo una historia en el New Yorker que me hizo pensar en mi madre y, sin darme cuenta, sola, en el asiento, susurré: «Yo sé, madre, yo sé» –encontré una pluma, y pensé en ti– que algún día volarás sola a alguna parte, que quizás yo ya haya muerto, y desearás hablar conmigo.

Yo quiero hablar. (Linda, quizás no estés volando, quizás estés en la mesa de tu cocina tomando té, alguna tarde cuando tengas 40. En cualquier momento) y quiero decirte:

Primero, que te amo.

Dos, que nunca me decepcionaste.

Tres, yo sé. Yo estuve ahí alguna vez. Yo también tuve 40 con una madre muerta que todavía me hace falta.

Éste es mi mensaje para la para la Linda de cuarenta. No importa lo que pase, siempre serás mi pajarito, mi Linda Gray. La vida no es fácil. Es terriblemente solitaria. Yo lo sé. Ahora tú también lo sabes –en donde estés, Linda, hablándome. Pero yo tuve una buena vida

escribí infeliz– pero viví a capa y espada. Tú también, Linda –vive al límite. Te amo, mi Linda, a los cuarenta, y amo lo que haces, lo que encuentras, lo que eres. Sé tú misma. Pertenece a aquellos que amas. Háblale a mis poemas y a tu corazón –estaré en los dos: si me necesitas. Mentí, Linda. Yo también amé a mi madre y ella me amó a mí, ella nunca me sostuvo, pero la extraño, tanto, que tuve que negar que alguna vez la amé –o ella a mí, ¡pero, qué tonta, Anne! ¡Así es!

Tomado de revistademencia.wordpress,com

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Mi acción no siempre lleva la intención que la percepción de los demás registra.
De ahí quizá surge las frustraciones, el sentirse incomprendido o incapaz de transmitir lo que auténticamente intentamos hacer llegar con nuestras acciones o a través de nuestras palabras.

¿Cuántas palabras dichas en un sentido y tomadas en otro? ¿Cómo encontrar para cada persona el código preciso que le haga llegar nuestro sentir en la medida exacta de lo que pretendemos?

Lo que los sentidos transmiten no necesariamente es para el transmisor y el receptor lo mismo. Hay circunstancias, experiencias previas, estados de ánimo, una serie de modificadores personales, que impiden llegar al fin que nos proponemos. A veces podremos enterarnos, otras nunca sabremos cómo nos interpretaron, y quedaremos perplejos, con la incertidumbre de no saber porque obtuvimos tal o cual reacción.

Inteligencia emocional suficiente para poder descifrar los mensajes y para tener la capacidad de hacerlos llegar, sin embargo receptor y emisor no siempre están en la misma sintonía. Habrá que aceptar que un gran porcentaje de nuestras acciones serán mal interpretadas, y no cargarnos de culpas por ello. La evaluación de nuestro actuar será multifactorial, a veces justa, otras no. Lo importante es tener la conciencia tranquila, es sentir que hemos sido honestos, bien intencionados; comprender que más allá de nosotros hay variables que no podemos manejar. Ser compasivos y comprensivos con los demás y con nosotros mismos.

Lo que los sentidos nos transmiten no siempre es lo que el cerebro registra, en cuestión de sentimientos cada alma tiene todavía mayor complejidad, por eso el amor a veces resulta tan complicado de descifrar.

57 años de diferencia - Un niño y un hombre hablan acerca de la vida