domingo, 17 de mayo de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

LA MUERTE COMO SOMBRA
Nunca el ser humano había estado tan consciente de su propia mortalidad.  En lo que va del 2020, una pequeña hélice de ARN ha cambiado para siempre los destinos de nuestra historia.  En un segundo pensamiento, habría que considerar hasta qué punto –en verdad—el individuo ha colocado en un plano consciente aquello que siempre ha estado allí, desde el momento de la concepción: La muerte como la sombra que habrá de acompañarlo hasta el último de sus días.
          Me apasiona el tema de la muerte, en el contexto de una corriente de pensamiento muy occidental, que se obceca en negar su existencia.  La nuestra es una cultura cargada de simbolismos en torno a la misma, que vuelven a México un país fascinante: Desde las deidades prehispánicas como Mictlantecuhtli, la Coyolxauhqui y la Coatlicue, pasando por leyendas como La Llorona. Incontables canciones, para ejemplo  La Valentina de Jorge Negrete, o Canción Mixteca de Aceves Mejía.  Y qué decir de la majestuosidad de la fiesta de Finados en el estado de México, en Michoacán o en Veracruz, por citar algunos.  La muerte siempre ha estado presente en los grabados  de José Guadalupe Posada; frescos como los de Diego Rivera, u obras literarias, entre las que se halla buena parte de la novela revolucionaria; Pedro Páramo de Juan Rulfo o las obras de jóvenes escritores actuales, del norte de la República.
          Así de vigente se halla la muerte entre nosotros, y con esa misma intensidad  la negamos, hasta el 2020 cuando llega una nanopartícula a desbaratar de fea manera nuestro  escenario.  La muerte ronda servicios de urgencia, unidades de Terapia Intensiva, funerarias.  Se carcajea de nuestra ingenuidad en  medio de reuniones familiares numerosas o de bailes al ritmo de la banda norteña.  No tiene empacho en lacerar familias en lo más profundo y para siempre.
          ¿Qué palabras podría yo decir para animar los contritos ánimos de todos nosotros, ante un panorama de tal naturaleza? Lo primero sería que, aunque haya sido de una forma muy abrupta, finalmente la vida se ha encargado de que encaremos un hecho tan real como implícito en nuestra propia naturaleza: Todos vamos a morir.  Imposible saber en qué momento, así que sería bueno estar preparados siempre, que no nos sorprenda el evento con un cúmulo de asignaturas pendientes que fuimos dejando, con absoluta procrastinación, para más delante.  Desde lo más sencillo hasta lo que requiere mayor organización.
          Sea pues, el principal beneficio de esta pandemia conectar nuestra esfera consciente con una realidad propia de todos los seres vivos.  Ya cada humano, de acuerdo con sus personales creencias, se afiliará a la ruta de pensamiento que más le convenza, y de este modo encauzará su vida actual hacia ese futuro que alcanza a avizorar.
          Con toda seguridad, si nos convenciéramos de que la muerte nos persigue como  nuestra propia sombra, actuaríamos de una mejor manera.  Aprovecharíamos cada momento de la vida, a sabiendas de que puede ser el último.  Propiciaríamos una mayor armonía con quienes nos rodean, en un esfuerzo por  construir un mejor mundo para todos.   No dejaríamos para un mañana incierto la reconciliación y el perdón; nadie nos asegura que ese tiempo que visualizamos como futuro, pueda alcanzarse.   Si entendiéramos que tal vez hoy sea nuestro último día, nos esforzaríamos por poner las cosas en orden; los sentimientos en orden; nuestra vida completa en orden.  Desecharíamos aquello que no está funcionando y procuraríamos alcanzar lo que sabemos que nos beneficia, así cueste trabajo lograrlo.  Valoraríamos de una vez por todas a nuestros seres queridos; reconoceríamos sus cualidades y buscaríamos la forma de resolver los conflictos que nos distancian de ellos.
          Cuando caminamos de cara al sol, nuestra sombra nos sigue fielmente  a donde vayamos; es parte de nosotros mismos. No sea pues, motivo de paralización en nuestro andar, sino cuña para el aprendizaje de una vida mejor. 
          En lo personal me organizo de manera ideal mediante la palabra escrita.  Desde la lista de pagos mensuales, hasta el supermercado, al tener frente a mis ojos las cosas, mi mente revisa y complementa lo que haya que hacer.  Así de este modo me funciona para otro tipo de tareas de mayor envergadura, entre las que podría incluir las pendientes a cumplir antes de morir.  Son numerosas y de diversa jerarquía, de manera que comienzo a colocarlas de acuerdo con su importancia y factibilidad.  Pido al cielo que me conceda la oportunidad de terminar de resolver, al menos las más urgentes, antes de partir.
           Buena ocasión nos provee la pandemia para una revisión particular de nuestra persona, de  propósitos y  pendientes.  Cual sombra irá la muerte siguiendo nuestros pasos.  Excelente acicate para empeñarnos en no aflojar la marcha.

POESÍA por María del Carmen Maqueo Garza


Poesía como bruma suspendida en la mañana que apenas se despierta.

La que llevan y traen los trinos tempraneros de las aves, para anunciar el nuevo día.

Lenguaje del amor; verbo urgente que acompasa mis penas. Es ella, espejo

del otro lado del llanto, donde danzan los espectros de mis viejos dolores.


Poesía amiga. Por ella sé que no estoy sola.

Fluye en mis venas como golpe vital que me lleva a seguir adelante

          cada día.

Por ella descubro el milagro de ser parte del cosmos. No estoy sola.

Soy una con el resto del mundo. Una con su dolor primigenio.

Una con cada prodigio que me invita a descubrir.

Ella,  poesía que he vuelto propia:

          me vuelve caminante

                    de un sendero

                              que no habrá de terminar

                                        ni con la muerte.

Gabo en tiempos de coronavirus

Un cuento de García Márquez que nos vendría muy bien recordar Agradezco a Carlos su atinada sugerencia

La casa de los abuelos de autor desconocido.


Pienso que uno de los momentos más tristes de nuestras vidas llega cuando se cierra para siempre la puerta de la casa de los abuelos. Los encuentros con todos los miembros de la familia que enaltecen su linaje cuando se juntan como si de una familia real se tratase, llevando siempre por bandera a los abuelos, los culpables de todo. Las tardes de alegría con tíos, primos, nietos, sobrinos, padres,  hermanos e incluso novios pasajeros que se enamoran del ambiente que allí se respira. Ni siquiera hace falta salir a la calle, estar en la casa de los abuelos es lo que todo el mundo necesitaría para ser feliz. Los reencuentros en navidad que cada año que llegan piensas ¿y si es la última vez?. Cuesta aceptar que esto tenga fecha límite, que algún día todo estará cubierto de polvo y las risas serán un recuerdo de tiempos mejores. El año pasa mientras esperas estos momentos y sin darnos cuenta pasamos de ser niños abriendo regalos a sentarnos todos los adultos en la misma mesa, jugando desde el postre del almuerzo hasta el aperitivo de la cena, porque cuando se está en familia el tiempo no pasa y el aperitivo es sagrado.

Las casas de los abuelos siempre están llenas de sillas, nunca se sabe si un primo traerá a la novia, a un amigo o al vecino, porque aquí todo el mundo es bienvenido. Saludas a la gente que pasa por la puerta, aunque sean desconocidos, porque la gente de la calle de tus abuelos es tu gente, es tu pueblo.
Cerrar la casa de los abuelos es decir adiós a las canciones con la abuela y a los consejos del abuelo, al dinero que te dan a escondidas de tus padres como si de una ilegalidad se tratase, a llorar de risa por cualquier tontería y a llorar por la pena de los que se fueron demasiado pronto.

Así que si tienes la oportunidad de llamar a la puerta de esa casa y que alguien te abra desde dentro debes aprovecharla cada vez que puedas, porque entrar ahí y ver a tus abuelos sentados esperando para darte un beso es la sensación más maravillosa que puedas sentir en la vida.

Si resulta que ahora les toca ser abuelos, nunca pierdas la oportunidad de abrir las puertas a tus hijos y a tus nietos y celebrar con ellos el don de la familia, porque solo en la familia es donde los hijos y los nietos encontrarán el espacio oportuno para vivir el misterio del amor a los más cercanos y a los que te rodean.

Tomado del blog Las tres y un cuarto.  Agradezco a mi querida Nina su valiosa sugerencia.

TED Talk con David Juárez Varón: Neuromarketing

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


"Yo soy yo y mis circunstancias" dijera el pensador español José Ortega Gasset en los albores del siglo XX, definitivamente el medio no se puede separar de nuestra persona.

Eso resulta cierto en las esferas biológicas, psíquicas y sociales. Situaciones como la que actualmente estamos atravesando nos debe dejar tantos aprendizajes positivos, que nos debieran llevar a mejorar nuestra vida en todos sentidos. La historia ha mostrado que sí hay cambios radicales posterior a eventos de esta índole, pero desgraciadamente no son a largo plazo, y la humanidad retoma sus prácticas inadecuadas de vida, y sigue en esta inercia hacia la autodestrucción y la del planeta.

Hemos visto cómo la enfermedad que hoy nos azota, el COVID-19 tiene muchas más repercusiones en gente obesa, diabética e hipertensa, principalmente. Si eso no nos lleva a recapacitar y modificar aquello que da origen a estas enfermedades que conviven con nosotros en forna endémica, y que ya vemos con tanta familiaridad, sin que decidamos de una vez por todas hacer algo para combatirlas, y que son resultante en gran medida de nuestros malos hábitos alimentarios.

Cierto es que no todo depende de nuestra elección, sino de la oferta alimentaria que hay en el mercado, Tristemente hemos sido víctimas de una empresa alimentaria que sin ninguna ética, nos ha invadido de alimentos carentes de valor nutricional,  alimentos chatarra, ricos en azúcares, grasas e ingredientes dañinos, y con una información nutrimental amañada que no nos da tampoco mucha oportunidad de elección,

Importante saber, que si bien podemos tener predisposición genética a estos y algunos otros padecimientos, nuestros genes pueden activarse o no. Significa que, hasta cierto punto, son disparados por nuestros hábitos o conductas. Existe el genoma y el epigenoma, que es precisamente a lo que acabo de referirme, y el ambioma siendo éste nuestro entorno social y emocional. Todos ellos en interacción para poder lograr una vida en equilibrio, una mejor expectativa de vida.

Si esta vez no aprendemos, por lo menos a modificar lo que está en nuestras manos, y buscamos cómo nutrir nuestro cuerpo, mente y espíritu saludablemente, habremos desperdiciado esta dolorosa lección de vida, y solo habrá entonces lamentables resultados y un futuro sin posibilidades para nuestras generaciones venideras, que sea más prometedor.

Karolina Protzenko y Daniele Vitale: "Vivo por ti"

Agradezco a mi buen amigo Benito este espléndido aporte