domingo, 26 de abril de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


LAS CAMPANAS DOBLAN
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque
me encuentro unido a toda la humanidad John Donne

Quienes el día de hoy estamos con vida, hemos ido discurriendo como agua a través del tiempo, a ratos sin poder precisar cuándo comienza o termina el día.  Los que acostumbramos a echar mano de la fantasía para inundar de magia los espacios, a ratos nos sentimos como aquellos niños que, dentro de casa, navegaban sobre chorros de luz dorada y fresca. En ese cuento, que ahora hallo profético, García Márquez  nos ha regalado un trozo de resiliencia, como un pan recién horneado, que se degustará  bocado a bocado, en la historia sin tiempo de nuestro propio encierro.  Ello nos salva de morir exhaustos en medio de un desierto que, por más que caminemos, sigue luciendo inacabable a norte, a sur, a oriente y a occidente.  Es la bendita cualidad que tienen las historias: nos permiten habitar en los espacios mágicos que cada una de ellas crea para nosotros, lectores. Por cierto, determinada historia provee para cada lector un relato distinto; incluso, para el mismo lector, en diversos momentos, ofrece  una lectura diferente.  Leer es visitar el hogar de amigos muy queridos, a los que procuramos porque nos agradan. Es conversar con ellos y a través de esos diálogos, restaurarnos.

Para muchos el encierro ha sido desesperante, o quizá hasta deprimente.  Al conocer  uno de tales casos, recordé el poema de Donne “Las campanas doblan por ti”, en cuyo título se inspiró Hemingway para bautizar  su famosa novela “Por quién doblan las campanas”, publicada en 1940. Esta obra  habla del conflicto interno que padecía España durante la Guerra Civil, algo así como un preludio a lo que unos meses después derivaría en la Segunda Guerra Mundial.

No pretendo hablar de la obra de Hemingway, sino del poema de Donne, el cual nos llama a darnos cuenta de una realidad: los seres humanos estamos unidos, independientemente de nuestra geografía.  Constituimos un mismo ser total, de modo que lo que  sucede a uno de nosotros, repercute en el resto. De momento nos remite al “efecto mariposa” descrito por Lorenz, el cual postula que, en un espacio cerrado como el universo, la vibración de un cuerpo genera ondas que  repercuten finalmente en algún otro punto del mismo universo.  Se cumpliría entonces, la última parte del poema de Donne: “…nunca preguntes por quién doblan las campanas, doblan por ti.”

Es una dolorosa realidad que, a estas alturas del partido, haya quienes no han comprendido, o no han querido comprender, la magnitud del problema sanitario que tenemos encima.  Con la variedad de contenidos que hay en la red, hacen suya una “verdad” que les acomode, y se aferran a ella para racionalizar su conducta.  Tenemos ejemplos de youtuberos que dieron positivo para COVID, que contravienen las indicaciones médicas y asisten a sitios públicos, poniendo en riesgo a los demás.  Hay quienes se aferran a la idea de que la pandemia es un mero ardid publicitario, una especie de montaje, con fines políticos o económicos.  Hay también quienes, como adolescentes, desafían toda norma y convocan a eventos sociales, poniendo en riesgo –cada uno-- a su persona y a su familia.  Y –lo digo con conocimiento de causa—personas así de irresponsables, son las que más delante, cuando acuden al hospital con el familiar enfermo, exigen atención entre exabruptos, y atribuyen al personal de salud las malas condiciones en que llega su paciente.  Así trabaja la culpa, proyectándose hacia los demás, porque dentro quema.

Todos estamos conectados con el resto de la humanidad, y lo que yo haga o deje de hacer, tiene efecto más allá de mi propia persona. Durante la semana fui testigo de cómo las necesidades específicas de un grupo de médicos residentes en determinado hospital, han venido siendo subsanadas por apoyos individuales y grupales, económicos y en especie, de personas sensibles que decidieron contribuir a la causa con generosidad y trabajo.  Un fenómeno muy común en redes, cuando se da a conocer una necesidad, es que comiencen a fluir buenos deseos, lindos emojis y los “porfis ayuuuden”, expresiones estériles que a nada conducen.  Otra cosa es definitivamente poner músculo a esos propósitos, moverse, buscar, conseguir y resolver con hechos esa necesidad.  Fue maravilloso atestiguar, desde primera fila, cómo en cuestión de 12 horas, no más, se fueron enlazando voluntades, para vencer obstáculos y llegar al objetivo.  Estoy segura de que cada uno de ellos ya se ha ganado un lugar en el cielo.

Doblan las campanas, lo hacen en todo el mundo, a lo lejos, tal vez más cerca, no dejan de doblar.  Nos llaman a reflexionar, a revisarnos, a contar nuestras bendiciones, a ser parte de ese amor vivo que venimos descubriendo.

POESÍA de María del Carmen Maqueo Garza

POEMÍNIMOS DE EMERGENCIA

 I

Por las calles vacías

Resuena el eco de mis pasos

haciendo giros en el aire, hasta perderse.

Es media mañana, dormita la ciudad...

Se agazapa el silencio tras los muros

Rehén del temor real o imaginario

--Da igual.

Los infantes apagaron sus risas

Para no conturbar a los mayores

En la quietud insomne

Que hiende el aire cual saeta. 


A la distancia, ¿escucho o imagino...?

Redobles victoriosos de esperanza.

VIDEOCUENTO: El pato y la muerte

Video inspirado en el libro homónimo del escritor e ilustrador alemán Wolf Erbruch.  Herramienta de gran utilidad para explicar la muerte a los niños, algo que pudiera ser necesario en estos tiempos.
Agradezco a Mónica Brozon tan valiosa sugerencia.
El audio está en español. Desactiven los subtítulos, porque al menos en español están totalmente fuera de contexto.

ORACIÓN DE LA PAZ



Señor:
Hazme un instrumento de tu paz
Donde haya odio, ponga amor,
Donde hay ofensa, perdón
Donde hay duda, fe
Donde hay desesperanza, esperanza;
Donde hay tinieblas, luz
Donde hay tristeza, alegría.
Oh Divino Maestro,
Que no busque yo tanto, ser consolado como consolar,
Ser comprendido como comprender
Ser amado como amar
Porque dando se recibe
Perdonando se es perdonado.
Y muriendo a sí mismo
Se nace a la vida eterna.

DEP Marcos Mundstock, integrante de Les Luthiers

Una lectura, transmitida en línea, al no poder asistir --por cuestiones de salud-- a una convocatoria hecha por el Congreso Internacional de la Lengua en Argentina en el 2019.  La gran voz de Les Luthiers abandonó su plano físico el pasado miércoles 22. DEP un gran ser humano:

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Es queja ordinaria en una gran parte de nosotros, la falta de tiempo, siempre queriendo agregar horas al día, restándole horas al sueño o al descanso, porque hay tanto quehacer, que difícilmente nos alcanza el tiempo.

Y ahora, sin que lo solicitáramos, alguien viene y nos da la oportunidad de tener todo el tiempo a nuestra disposición, para invertirlo en aquello para lo cual se requería. Ahí está, tiempo libre, unos más que otros, pero definitivamente para todos hay una dotación de tiempo. Sin embargo, como es obligatorio, involuntario y no es gratuito, lo subestimamos. Ademas nos viene con la amenaza de una situación tan grave como la pandemia. Y por si fuera poco, estamos con la angustia de que nos llegue y ya tenemos esa película más que vista desde nuestro temor, sin que podamos ahora creer que no pasará de la pantalla. Pareciera tan real, que tendremos que vivirla, a sabiendas de que no hay remedio para evitarla.

Entonces, todo ese valioso tiempo, se convierte en una carga emocional abrumadora, que consumimos en escuchar noticias alarmistas, informaciones falsas o verdaderas,  pero que no consiguen sino sembrarnos desconfianza y temor, porque definitivamente son circunstancias sobre las que nada podemos incidir. Y dejamos que ese tiempo transcurra de manera penosa, sin sacarle provecho alguno.

Para nosotros, los que formamos parte del afortunado grupo "condenado" a una cuarentena en casa, que gozamos de salud, que tenemos víveres, forma de proveerlos. Para nosotros, que no tenemos que arriesgarnos por sostener las labores que son indispensables, es pecado quejarnos. Es pecado malgastar el tiempo en reproches, en negatividad, en pleitos, en provocaciones. En buscar culpables y fomentar odios, que no consiguen ser parte de la solución.

Seamos gente  empática con esas personas que si están al frente de la batalla: Con gobierno, con médicos y enfermeras, y todos los que trabajan en hospitales. Apoyemos a los recolectores de basura, a la gente que labora en los supermercados, a todos aquellos que permiten que nosotros podamos mantener el aislamiento. A través de la oración, los que orar deseen. Con actitud positiva, con apoyo a través de las redes de nuestra gente. Evitemos utilizar las redes para atacar, para hacer eco de noticias falsas. Por el contrario estemos atentos a las indicaciones de cómo conducirnos, sin sobre actuar, sin menospreciar medidas de higiene y aislamiento social.

Tenemos tiempo de valorar nuestra vida y la de los demás. Tiempo de vivir el presente como una oportunidad de acercamiento espiritual a nosotros mismos, a los demás. con la idea de que dicha actitud prevalezca más allá de la pandemia, y refuerce nuestras relaciones humanas. Con ello hagamos posible el regreso al mundo con una nueva tendencia, donde  rija el amor, la búsqueda de la armonía y el bienestar. La armonía de todos los seres vivos que poblamos este planeta, el cual nos da hoy la oportunidad de enderezar el rumbo. De recomenzar.

La ironía de nuestros tiempos: Video de Farid Dieck

Agradezco a mi querida Lulú esta sugerencia, de lo más oportuna para cuando regresemos a la vida allá afuera.