IDEARIO DE UN
HUMANISTA
“El hombre es su palabra”: título
de una obra didáctica del licenciado
José Muñoz Cota, gran orador. A partir
de su expresión, me permito ampliar la referencia y decir: “El hombre es su
palabra cumplida”. Algo que solo el tiempo legitima.
Día 28 de agosto: inicio del calendario escolar. Esta vez ocurre en medio de una polémica con
relación a los libros de texto gratuito, inscritos en lo que el gobierno en
turno ha denominado “Nueva Escuela Mexicana” (NEM). Mucho se ha dicho a favor y en contra de la
colección, tanto por su estructura, como por sus contenidos y la intención
política implícita en los mismos. Lo relativo al logro de condiciones dignas de
vida para los mexicanos, según señala el instructivo para maestros de
secundaria, parte desde la Conquista interpretada como un despojo de las
condiciones en que vivieron los pueblos originales en territorio nacional,
hasta la actualidad. Repasa episodios cruentos generados por la búsqueda
de mejores condiciones de vida. Mi
parecer particular es que da mucho peso y glorifica los levantamientos
guerrilleros del siglo pasado, y en dicho contexto presenta el fallido intento de secuestro y final homicidio de Don
Eugenio Garza Sada en 1973 como un trabajo de la Liga 23 de septiembre (cito) “…al
intentar retener en Monterrey a Eugenio Garza Sada, ícono y leyenda del
empresariado mexicano, en cuya acción perdieron la vida el empresario, su
chofer y dos elementos del comando guerrillero” (fin de la cita). A base de
eufemismos se rehúye llamar a las cosas por su nombre: Fue un secuestro fallido
que perseguía evidentes objetivos económicos por parte de un grupo guerrillero. Aquellos eran tiempos de revueltas a nivel
mundial y muchos sectores estudiantiles mexicanos se hallaban identificados con
personajes disruptores como Fidel Castro y el Che Guevara.
Parte de mis estudios los cursé en la ciudad de
Monterrey. Ello me permite ver de otro
modo a Don Eugenio Garza Sada, el gran visionario, fundador del Instituto
Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, que en su momento representó
una gran innovación en lo que a enseñanza superior se refiere. A un tiempo fundador de diversas empresas
que, a cincuenta años de su muerte, siguen activas. Más allá del personaje empresarial, yo quiero
destacar la calidad humana de Don Eugenio.
En esta ocasión me remito a su Ideario, que puede revisarse en línea
dentro de la página del ITESM. Con
pequeños ajustes de edición, por exigencias del espacio periodístico, quiero
reproducir los diecisiete principios que para Don Eugenio fueron clave
fundacional del carácter de Monterrey, como un polo de desarrollo bien
integrado en la economía global, un capitalismo humanista que no ha descuidado
la bonhomía que caracteriza a los regiomontanos. Tras su elaboración, este
ideario fue colocado en las áreas de
trabajo de sus empresas para su cumplimiento.
El primero en acatarlo fue el propio Don Eugenio. Aquí no aparece
transcrito en forma textual, salvo las frases entrecomilladas. Sus principios
rezan:
1 Reconocer el mérito de los demás por la participación que
hayan tenido en una tarea, sin usurparlo.
2 Controlar el temperamento, haciendo un llamado a la
contención y a la cordialidad frente a las diferencias de opinión. “El
verdadero ejecutivo abdica el derecho a la ira”
3 Nunca hacer burla de nadie; evitar siempre el sarcasmo.
4, 5 y 6 Ser cortés
con los demás. Tolerante con las diferencias. Ser puntual.
7 Evitar la arrogancia y la autocomplacencia, resaltando el
adagio que reza: “el orgullo antecede a la caída”. Llama a evitar
descalificaciones de otros, reflejo de conflictos intrapersonales que las
disparan.
8 Evitar verdades a medias. Finalmente, todo se regresa.
9 Ante un problema, conceder a los demás libertad de
expresión y derecho de réplica. Ser pacientes al escucharlos.
10 Ser claros y concisos al hablar, y precisos en el uso del
lenguaje.
11 Evitar vituperios.
Que sea el peso de los contenidos lo que dé contundencia a la expresión.
12 Disfrutar el trabajo.
Si este no genera gozo, buscarse otro.
13 Reconocer el enorme valor del trabajador manual, como
base de la empresa.
14 Pensar en priorizar el beneficio colectivo, antes que el
propio.
15 “Análisis por encima de la inspiración o de la
intuición”.
16 Dedicación al trabajo como una misión sagrada.
17 Modestia: fijar la atención en el ser humano, trabajar
por su bien, dejando de lado cuestiones materiales vanas “…y si estas cosas significan para uno
más que la tarea bien y calladamente cumplida y los conocimientos y el
refinamiento espiritual para adquirirlos, entonces se precisa un cambio de
actitud o de trabajo.”
Capitalismo y
humanismo no están peleados. Aquí tenemos el mejor ejemplo. Es de sabios comenzar a entenderlo.