domingo, 30 de abril de 2023

REFLEXIÓN CON MOTIVO DEL DÍA DEL NIÑO por María del Carmen Maqueo Garza


No podemos vivir mirando hacia atrás; nuestra marcha no avanzaría.  Aun así, en ocasiones se llega el momento de echarnos un clavado en la castaña de los recuerdos para entender nuestros orígenes.

La infancia es un período cuando la vida se vive a plenitud.  Como si no hubiera otro tiempo más que el momento presente. En ello radica su esplendor.

Cómo no recordar a los viejos de la familia. A los brazos amorosos que calmaban cualquier dolor nuestro con sus apapachos.  Cómo no recordar la alegría anticipada de que llegara el sábado con los maravillosos episodios que ocurrían en ese día de la semana: El encuentro con los primos; la visita a casa de las tías, cada uno con su dosis de sorpresa y descubrimiento.

Quienes hoy somos mayores albergamos dulces memorias de esos tiempos: Los cuentos de la abuela; el paseo con la familia; la sana convivencia; el asombro que nos provocaban las cosas más simples que ahora pasamos por alto.

Transcurre el tiempo y vamos empolvando y desestimando esos dulces recuerdos que forman parte de nuestro yo más profundo.  Los momentos que afinaron nuestros sentidos para aprender a disfrutar la vida más delante, cuando las circunstancias nos obligan a mantener un rostro adusto y hasta desconfiado frente a los demás.

Durante la infancia no prevalecen los prejuicios: Miramos a los ojos de otros niños y sonreímos.  Poco o nada nos fijamos en esos elementos que más delante se convierten en motivo de diferencias sociales y discriminación.  El espíritu del pequeño está muy cerca del Creador; no ha aprendido acerca de los distingos que, posteriormente, hacemos unos de otros.

Hay instantes que nos remontan a esos dulces tiempos: La ternura de una caricia de los abuelos; la emoción de la lluvia que comienza a caer cualquier sábado por la tarde; la sensación que provoca un algodón de azúcar en nuestra boca tras el primer bocado.  Son las cosas simples que vuelven a la infancia ese tiempo mágico en el que el juego nos lleva a sentir que somos capaces de cualquier cosa.  Soñamos con qué vamos a ser "de grandes", ansiamos que el tiempo pase para lograrlo.  Una vez que somos mayores desearíamos con el alma vivir el desenfado de la infancia que ha quedado atrás.

Es tiempo de memorias y tareas.  En este Día del Niño hay permiso para rememorar; para gozar con los niños como ellos hacen.  Los restantes 364 días del año nos corresponde, en nuestro papel de adultos, trabajar porque nuestros niños de hoy, cuando tengan nuestra edad y abran la castaña de las más dulces memorias, puedan evocar nuestra presencia como algo bueno.

¡Feliz Día del Niño!

 


CARTÓN de LUY

 


Huellas en la arena: Los apuros de Homba

POESÍA DE OCTAVIO PAZ



La vida sencilla

Llamar al pan y que aparezca
sobre el mantel el pan de cada día;
darle al sudor lo suyo y darle al sueño
y al breve paraíso y al infierno
y al cuerpo y al minuto lo que piden;
reír como el mar ríe, el viento ríe,
sin que la risa suene a vidrios rotos;
beber y en la embriaguez asir la vida,
bailar el baile sin perder el paso,
tocar la mano de un desconocido
en un día de piedra y agonía
y que esa mano tenga la firmeza
que no tuvo la mano del amigo;
probar la soledad sin que el vinagre
haga torcer mi boca, ni repita
mis muecas el espejo, ni el silencio
se erice con los dientes que rechinan:
estas cuatro paredes, papel, yeso,
alfombra rala y foco amarillento
no son aún el prometido infierno;
que no me duela más aquel deseo,
helado por el miedo, llaga fría,
quemadura de labios no besados:
el agua clara nunca se detiene
y hay frutas que se caen de maduras;
saber partir el pan y repartirlo,
el pan de una verdad común a todos,
verdad de pan que a todos nos sustenta,
por cuya levadura soy un hombre,
un semejante entre mis semejantes;
pelear por la vida de los vivos,
dar la vida a los vivos, a la vida,
y enterrar a los muertos y olvidarlos
como la tierra los olvida: en frutos...
Y que a la hora de mi muerte logre
morir como los hombres y me alcance
el perdón y la vida perdurable
del polvo, de los frutos y del polvo.

Tomado de Literatura 451

¿Qué hace que las personas triunfen en la vida?: Dr. J.A. Lozano Díez

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Festejando al niño que todos llevamos dentro, incluidas aquellas mujeres que literalmente lo llevan y a su huésped, ¡que dicha!

Tengo 30 años ya -hasta escribirlo me pesó, imaginen aceptarlo cuanto más- dedicada a la atención del paciente pequeño, a ese que cuyas dimensiones corporales no corresponden a la grandeza de su espíritu, tan lleno de esperanzas, de fe, de confianza, de espontaneidad. Miradas que inspiran ternura, energía constante que nos contagia vitalidad.

Vivo día a día entre ellos a veces me confundo deliciosamente en su infantil conducta y me fugo por un rato a ese rincón infantil que permanece en mi alma y que morirá conmigo. Ser niño otra vez, imposible, sentirte niño para acariciar la fantasía, para no temer el ridículo, para ser uno mismo, sin tabúes, para encontrar en una mirada materna la seguridad, para poder sentir que se puede ser irresponsable abrigado por el amor de papá y mamá que siempre vendrán al rescate.

Risas y llantos que no se fingen, que no se esconden. Sinceridad, quizá es una de las cualidades que más admiro de la naturaleza del niño, enojado, en plena rabieta, en su desaire, en su risa , en como te corresponde a una caricia o a un saludo. o rehúsa abiertamente a hacerlo sin temor a cumplir o no con las reglas sociales.

Buen día a mis queridos niños, y a todos aquellos que podemos revivir nuestra infancia y volver a sentirnos felizmente niños.

Tema del Mago de Oz: "Over the rainbow" Interpretan Yo-Yo Ma y Kathryn Stott