domingo, 3 de septiembre de 2023

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

POR UNA VIDA DIGNA

Un buen amigo me recomendó la lectura de un ensayo de Esteban Salomón aparecido en la revista Nexos del pasado agosto 26, bajo el título: “Especialistas de la violencia”.  Habla de tres autores fundamentales para entender  los niveles que este fenómeno ha alcanzado en México. Lo primero con lo que me topo es una verdad que, así de obvia como resulta, jamás había pasado por mi mente frente a la concepción popular de sicarios como máquinas de matar: Dentro de cada uno de ellos hay un ser humano con familia por la cual teme frente al caos generado entre grupos armados. De ninguna manera me voy al extremo maniqueo de abrazar y apapachar criminales, pero eso sí, no deja de sorprenderme que sean ellos mismos quienes solicitan lineamientos que les permitan desarrollar sus actividades ilícitas de un modo previsible, para no exponer a sus seres queridos.

El trabajo de Esteban Salomón presenta una panorámica de los últimos ochenta años en México, que va  desglosando la forma como los actuales carteles criminales tuvieron su origen y se expandieron, siempre contando con la complicidad de las autoridades, sin cuya participación no habrían sido posibles los alcances que hoy tienen.  Más allá del trasiego de drogas los grupos criminales han ido diversificándose.  Justo cuando esto preparo tiene algunas horas instalado un bloqueo de transportistas en la carretera México-Pachuca, como protesta por los cada vez más elevados cobros de cuotas de extorsión.  A ello se suma una carga importante de actividades fuera de la ley que suceden impunemente día con día, a lo largo y ancho del territorio nacional.   Y como dice el refrán popular: cómo estará la perra de brava, que ya los propios carteles solicitan una regulación entre ellos mismos para salvaguardar a sus propias familias.  Es en situaciones como esta que nos tienta la vista la idea de un feroz control de criminales, al estilo de Bukele en El Salvador.

Hablando de los maras salvatruchas, en estos días leía una crónica de Alma Guillermoprieto. Uno de sus primeros trabajos periodísticos lo desarrolló en El Salvador; treinta años después regresa a ese país y escribe para Letras Libres. Su primera impresión como visitante es cuánto ha cambiado el panorama desde que ella, siendo una periodista novel acudió a conocer el problema de primera mano y lo que era el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), guerra que a inicios de los años noventa habría acumulado un promedio de 70,000 muertes.  Guillermoprieto describe cómo, en su momento, fue obteniendo información de parte de los grupos criminales, lo que arroja datos terribles.  Dos que me impactaron son que, si los familiares de una persona secuestrada no pagaban el rescate dentro de las primeras 24 horas, era asesinada.  La ejecución solía quedar a cargo de jovencitos a quienes condicionaban para la normalización de la violencia.  Narra una escena de novela negra: Un grupo de adolescentes asesina a la víctima alrededor de cuyo cuerpo se sientan a platicar como si nada hubiera sucedido.

Más delante habla del futuro que espera a esos jóvenes sicarios: Si intentan salir de tal vida y rehabilitarse, serán muy pocas las puertas que encuentren abiertas para forjarse un porvenir.  En cambio, por el camino del crimen organizado, bien pueden aspirar a ascender dentro de la jerarquía hasta jefes de plaza, con sus respectivas canonjías.  Su promedio de vida está alrededor de los 30 años.

La descomposición social en México ha trastocado muchos códigos que hasta hace algunos años mantenían un relativo orden dentro del mundo delincuencial.  Salvo casos excepcionales, a las mujeres y a los niños no se les tocaba en esos ataques armados.  Hoy en día priva la total falta de respeto en tales situaciones, lo que explica por qué los propios sicarios demandan un orden dentro del caos asociado al crimen organizado.

La crónica de Guillermoprieto termina con la entrevista de un joven que debía cumplir una sentencia de 50 años en prisión.  A pregunta expresa de la entrevistadora, él manifiesta su estado de ánimo con las palabras “Aquí yo me siento bien. Esta es mi casa”.

Ocasión para reflexionar qué oportunidades estamos dando en México a nuestros jóvenes. Si realmente están aprendiendo un oficio que les permita incorporarse al sector productivo. Que aspiren a tener una vida tranquila, a pensar en formar una familia y ver crecer a sus hijos.  Preguntarnos si los programas que se han venido  teniendo hasta ahora realmente articulan la capacitación con la ocupación, o si se han vuelto modos de mantener bajo control determinados sectores de la población, sin el objetivo de facilitar que cada uno de ellos pueda labrarse un futuro prometedor. Uno  que le provea de la feliz convicción de que se vale soñar.

CARTÓN de LUY

 


J.S.. Bach - Suite para cello No. 1 in Fa Mayor. Cellista Elliot Sloss

REFLEXIÓN acerca del sufrimiento


 Agradezco a Ana María tan sensible sugerencia.

CHARLA de José Antonio Lozano: Vivir el ahora a plenitud

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Enfócate en tu vida, antes de querer dar luz a alguien, asegúrate de traer pila nueva, o recargada, de tener energía propia, de que puedes contigo mismo, antes de intentar llevar los problemas de los demás a cuestas.

Nadie puede dar lo que no posee, puede compartir, puede ser magnánimo incluso en hacerlo, siempre y cuando interiormente esté abastecido de lo suficiente y más.

Es común que nos dediquemos a aconsejar, a involucrarnos en problemas que si bien son ajenos, nos conmueven o nos afectan sentimentalmente, y nos volcamos en ello. Es como si con el tanque casi vacío de gasolina, le ofreciéramos a laguien llevarlo a su destino, seguro que no llegaremos ni uno ni otro.

Aunque suene egoísta, hay que ver primero por nuestra paz espiritual, antes de intentar ser agente de paz. Quien la posee ni siquiera requiere de gran esfuerzo para compartirla, se transpira, se contagia, y cuando no, por más que intentemos no haremos llegar ese mensaje, no será auténtico, porque estaremos intentando lograr en los demás, lo que no somos capaces de hacer con nosotros mismos.

Oxigenar nuestra alma, antes de intentar hacerlo con la de los demás Cada quien tiene su búsqueda, y a veces seremos para alguien un buen samaritano al que acuda, pero seamos honestos con ellos y con nosotros mismos, no es descortesía, no es falta de sensibilidad, es incapacidad que vale la pena admitir y tomarse el tiempo para ver hacia nosotros mismos, para abastecer nuestro almacén sentimental, antes de ofrecer lo que no poseemos.

Todos pasamos por tiempo de sequía, pero a medida que transcurre nuestra vida, es más fácil encontrar la forma de llegar al oasis, ese donde se renueva la fe, donde se refuerza el espíritu, donde de nuevo podemos sentir tener el combustible que nos permita no solo ser autosuficientes, sino ser fuente de energía para otros.

"Chinti". Video animado sobre contaminación

 
Destaca el hecho de que las figuras animadas están trabajadas a partir de residuos vegetales.