ANDREA Y LAS
ELECCIONES
Nos está tocando vivir una época difícil en la esfera
emocional. Amén de los problemas globales derivados de factores de tipo
económico, político y de amenazas ambientales, la toxicidad se ha extendido al
ámbito personal para generar grandes y graves daños emocionales.
En una de sus últimas charlas el Doctor José Antonio Lozano
Díez establece los tres campos desde los cuales nos expresamos: El público, el
privado y el íntimo. Él atribuye muchos
de los males espirituales de la actualidad a la difuminación entre esos
espacios, que nos inclinan a volver público todo lo propio, descuidando
conservar, tanto lo personal como lo íntimo con sus debidas reservas. Ello explica la narrativa que muchos
desarrollamos en redes sociales buscando volcar de forma pública hasta el último
detalle de nuestra vida.
En lo personal me llevó más allá en este sentido: A partir
del surgimiento del partido Morena en México, se ha desarrollado una gran
polarización que tal vez solo vimos a principios del siglo veinte durante el
Porfiriato. Esta corriente ha logrado
enfrentar hasta miembros de una misma familia, fracturando los lazos que
deberían de quedar a salvo de ideologías divergentes. Situación muy lamentable cuando,
precisamente, la fortaleza de la familia es tan necesaria en estos días.
Estoy terminando un libro de la escritora española Carmen
Laforet: La novela “Nada” fue escrita en 1945 y se considera su magna
obra. Se sitúa en Barcelona en el
período inmediato después de la Guerra Civil Española y su protagonista
central, Andrea llega a vivir con unos parientes cercanos a los que nunca ha
tratado. La casa, ubicada en la calle de
Aribau es una representación tangible del caos en el que España comenzaba a
recuperarse. Dentro hay polvo,
telarañas, olores más que desagradables, y un camastro nada cómodo. A partir de ahí Andrea, al fin adolescente,
comienza a tratar de armar su vida a partir de interactuar, tanto con la
familia y la doméstica, como con personajes del exterior de la casa, siempre
con el temor de ser juzgada severamente debido a su singular situación personal.
Lo maravilloso de la obra es la forma en que nos va
desvelando los dos planos en los que se mueven los personajes, desde los
centrales que acompañan con grandes altibajos a la protagonista, como los de
una elite aristocrática que comienza a reconstruirse a partir de la conclusión
de la Guerra y surgimiento del franquismo.
Hay escenas conmovedoras que nos muestran a Andrea enfrentando
situaciones que no atina cómo manejar; lo hace por intuición, pues se sabe
finalmente sola.
Estos dos planos magistralmente presentados por la escritora
me llevaron a transpolar el estado emocional de esos personajes al momento
actual, para reflexionar que cada uno de nosotros, como seres humanos, actuamos
en forma pública movidos por motivos internos que, tal vez, ni nosotros mismos
nos hayamos sentado a analizar.
Siguiendo más delante, nuestra actuación será acogida de distinta forma de
acuerdo con los motivos internos de quien la va conociendo. Entonces ya tenemos cuatro factores distintos
que juegan en las relaciones humanas en forma cotidiana. En estos tiempos de superficialidad, cuando
difícilmente se nos ocurre zambullirnos dentro de nosotros mismos para entender
las razones que nos mueven, aquello se vuelve aún más complejo.
El período electoral está por arrancar. Es lógico que quienes han utilizado la
polarización en estos años, refuercen dicho mecanismo como parte de su
campaña. Por lo anterior, este es el
mejor momento para hacer un análisis personal, revisar qué me mueve hacia
dónde, y plantearme si seguir por ese camino es lo mejor para mi persona. Más delante explorar con los seres cercanos
el ámbito privado, recuperar lo que debe de permanecer en ese espacio para
solaz y crecimiento de todos. Finalmente
ir hacia la esfera pública. Hasta hoy
vivimos en una democracia. Tenemos la
libertad de elegir y de expresar nuestras preferencias electorales; nadie nos
lo puede impedir, condicionar o coartar. Seamos claros en nuestro núcleo social para manifestar que una cosa es por quién vamos a
votar, y otra muy distinta la relación personal entre unos y otros. No se justifica en absoluto armar una
violenta rebatinga, cuando podemos exponer civilizadamente nuestras diferencias.
El libro: Maravillosa herramienta que nos sitúa en tiempo
y geografía, y finalmente frente a
nosotros mismos para descubrir de la mejor manera nuestras expectativas,
nuestras limitaciones y el actuar personal hacia el exterior. Excelente momento el actual para llevarlo de compañero de camino.